7. Ruptura y redención.
CAPÍTULO SIETE
Intenté como pude alejarme de ellos, pero el llamado de Hansul me hizo detenerme. La frustración me invadió al ver cómo se acercaban. Minhao notó mi inquietud y, con una sonrisa cordial, se detuvo a mi lado.
—Creo que te llaman, Lena.
Suspiré con resignación y me di vuelta, intentando mantener una expresión neutral. Hansul, con una sonrisa forzada, y Jungkook, con una expresión que mostraba su molestia evidente, se acercaban. El rostro de Jungkook estaba cargado de emociones que no podía disimular, y eso me hizo sentir incómoda.
Y es que todo era incomodidad, creo que Minhao era el único que no notaba nada extraño.
—¿Qué haces acá, Han? —le pregunté, tratando de sonar más calmada de lo que me sentía.
—Lo mismo me pregunto —murmuró Jungkook con un tono cargado de molestia.
Hansul, intentando mantener la compostura, respondió con una sonrisa tensa. —Mencionaste la feria y quería dar una vuelta junto a Jungkook. Fue casualidad encontrarte. —Se volvió hacia Minhao, quien le extendió una mano. —Te veías muy feliz en los brazos de él. Soy Park Hansul, hermana de Lena. Un gusto.
—Kang Minhao. El gusto es mío —respondió él, estrechando su mano con cortesía.
Jungkook, claramente perturbado, frotó su rostro con frustración. La tensión era palpable y me di cuenta de que estaba en el centro de una tormenta emocional terrible.
—Los dejaremos solos, están disfrutando y... —intentó decir Jeon, pero fue interrumpido por Hansul.
—¿Les molesta que nos unamos a ustedes?
Sentí un nudo en el estómago. Sabía que la situación era mala, pero no quería causar más conflictos. Sin embargo, Minhao, ajeno al malestar palpable en el aire, respondió con una sonrisa relajada.
—No, no hay problema.
Intenté mantener la calma mientras nos dirigíamos a continuar la noche, aunque sabía que nada sería igual.
Absolutamente nada.
Me arruinaron todo.
La presencia de Jungkook a mi lado era abrumadora, y su mirada constante no ayudaba en absoluto. Me encontraba deseando desesperadamente que el tiempo pasara más rápido o que algo, cualquier cosa, ocurriera para liberarme de esta situación tan espantosa.
—¡Oh, hay una montaña rusa! Quiero subir, amor —dijo Hansul con entusiasmo, moviendo el brazo de Jungkook con evidente emoción.
—A mí me encanta igual. ¿Quieres subir, Lena? —preguntó Minhao, con una sonrisa amable.
—No, hao. No me gusta la montaña rusa —respondí, tratando de sonar calmada.
—A mí tampoco me gusta —replicó Jungkook, cruzando los brazos con un tono apático.
—Eres un aburrido —bufó ella, frunciendo el ceño.
—¿Subamos juntos? —propuso Minhao, intentando mantener el buen ambiente. Hansul miró a Jungkook y luego a mí, dudando un momento antes de asentir.
—Está bien.
—Volvemos enseguida —dijo Minhao antes de que se fueran. Los vi alejarse y noté cómo Hansul miraba en nuestra dirección en varias ocasiones antes de desaparecer entre la multitud.
Una vez solos, la tensión entre Jungkook y yo era asfixiante. Como lo era cada vez que estábamos a solas.
—Lo siento por esto, Lena... —dijo él luego de unos minutos de silencio, con su voz cargada de culpa.
Cerré mis ojos con resignación. No estaba dispuesta a enfrentar más drama ni a ser parte de las complicaciones que giraban en torno a nosotros.
—No sé qué ocurre con Hansul. No quiero drama, ya no quiero eso.
—Yo tampoco —respondió Jungkook con firmeza. —Por eso iba a terminar con ella. No puedo seguir alargando algo que no tiene futuro...
Lo observé con detenimiento. Se veía cansado, tenía ojeras y se notaba que estaba con estrés. Me sorprendió su respuesta, aunque lo intuía, me sorprendió.
—Ella sabe que terminarás con ella.
—Lo sé. Me di cuenta ahora cuando me dijo que habláramos. —miró a su alrededor, visiblemente incómodo. —Pero ella quiso venir acá y no me dejó hablarle en ningún momento. Es como si estuviera buscando desesperadamente a alguien y ese alguien eras tú.
—Ella sospecha..
—¿Sospecha que me gustas?
Guardé silencio sintiendo como mi estómago comenzó a hacer cosas extrañas y mi corazón a golpetear fuerte mi pecho, como si quisiera salir de aquí.
—¿De qué hablas?
—Por favor, Lena. Desde que volví a verte nada ha sido igual. Deseé volver a encontrarte, anehalaba volver a estar junto a ti y todo ha sido una tortura para mí. — confesó sin mirarme, escuchando como su voz tambaleaba levemente. — te juro que nunca quise que pasara esto, nunca quise involucrarte en algo así. Es tu familia y entiendo que te alejaras porque es lo mejor que podías hacer. Solo que...
—Jungkook, por favor, basta. No puedes llegar y decirme todas esas cosas. — respondí tragando con dificultad. — aún eres novio de Hansul. Ten respeto por ella.
—Lo siento...
Se veía como un cachorro arrepentido, siendo regañado. La situación ha sido difícil tanto para mí como para él. Ha perdido parte de su esencia por querer hacer las cosas correctas, pero es igual a lo que le dije a Hansul. Aferrarse a algo que no era para ti era totalmente inútil.
No se venía como el Jungkook seguro de si mismo de un comienzo. Se le notaba que estaba pasando por un mal momento por todo esto.
—Deja de disculparte. Nadie quería que esto sucediera. Yo también creí que jamás volvería a verte.
—¿Me buscaste?
—No tenía ningún dato de ti — reí —. Solo iba con la esperanza de verte en la calle en algún momento. Si te veía, no dudaría en hablarte.
—El destino es una mierda — bufó mirando el cielo. —. Sí, nos volvió a juntar, pero ahora eres un destino prohibido.
—¿Destino prohibido? ¿A que te refieres?
—Eres algo que solo puedo observar de lejos, admirar, ver... pero no tocar.
Su comparación me dejó sin palabras. La intensidad de sus sentimientos era evidente, y aunque trataba de mantenerme firme, sentí cómo mi corazón se encogía ante sus palabras.
—Es como el fruto prohibido —continuó, dejando escapar un suspiro lleno de amargura—. Algo que el destino ha puesto en mi camino para tentarme, pero que no puedo permitirme alcanzar. Y ahora, el destino nos volvió a juntar, pero no puedo volver a cruzar esa línea... y eso me está matando.
—Jungkook...
—Verte con alguien más... —su voz se quebró un poco, y noté cómo apretaba los puños con fuerza—. No puedo soportarlo, Lena. Pero sé que no tengo derecho a decir nada, porque soy yo quien está de novio. Fui yo quien decidió seguir adelante... y ahora, todo lo que puedo hacer es observarte desde lejos y desear que las cosas fueran diferentes...
Quería decir algo, cualquier cosa que pudiera aliviar su dolor, pero las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta. Sentía las apabullantes ganas de abrazarlo y tenerlo junto a mí, así que solo levanté mi mano con nervios y con suavidad toqué su mejilla. Jungkook cerró los ojos de inmediato, como si el simple contacto de mi piel contra la suya fuera todo lo que necesitaba en ese momento. Y de pronto, el mundo a nuestro alrededor se desvaneció. Solo estábamos nosotros dos, como si nada más importara.
Sabía que era malo, que dejarme llevar por este impulso solo traería más problemas. Pero en ese instante, no me importaba. Era como si tenerlo tan cerca, tocándolo, me llenara de una felicidad que hacía mucho tiempo no experimentaba.
Era malo, porque cuando escuché la voz de Hansul detrás de mí, el hechizo se rompió de golpe. Me alejé de inmediato, sintiendo el frío vacío en el lugar donde antes estaba mi mano. Jungkook también se apartó unos centímetros, su expresión se endureció y su cuerpo se puso en alerta.
—¿Qué está pasando aquí? —La voz de Hansul estaba cargada de irritación, y cuando me giré para enfrentarla, vi su rostro rojo de furia, sus ojos ardiendo con una rabia contenida—. ¿Al fin me dirán qué es lo que sucede entre ustedes?
Era obvio que ella sospechaba de algo, con todas las cosas que me dijo anteriormente. Minhao, que hasta ese momento había permanecido en silencio, abrió los ojos con sorpresa. Su mirada se clavó en mí, como si estuviera esperando una explicación, algo que le ayudara a entender la escena que acababa de presenciar.
Jungkook intentó romper el hielo, su voz temblorosa mientras buscaba una excusa.
—No me sentía bien y ella solo...
—¿Ella solo qué? —Hansul lo interrumpió, su voz subiendo de tono con cada palabra—. ¿Te acarició el rostro para que te sintieras excelente? ¿Cómo te sientes ahora, eh? ¿Te sientes mejor, idiota?
Era un desastre. Un desastre que habíamos provocado y que ahora estaba a punto de explotar.
Ya no podía soportarlo más. Todo este caos me había agotado hasta el punto de la desesperación. Siempre había mantenido las cosas dentro, tragándome mis sentimientos, pero ya estaba harta. He vivido sola toda mi vida y no tenía nada que perder.
—¿Quieres saber qué pasa, Hansul? —pregunté con un tono cansado, como si todo mi cuerpo cargara con el peso de los últimos meses. Ella puso una mano en su cintura, preparada para escuchar, desafiante. No había vuelta atrás—. Conocí a Jungkook hace cinco meses en una fiesta, tal como te había dicho... y estuvimos juntos —confesé, sintiendo cómo las palabras me quemaban la garganta. Jungkook me miró con sorpresa, como si no esperabas que dijera todo aquí, pero lo más impactante fue la reacción de las dos personas que estaban frente a mí.
—Fue algo de una noche, algo que no debería haber tenido importancia, pero la tuvo. Lamentablemente, la tuvo. Tenía la esperanza de volver a cruzarme con él y, después de tanto, lo hice... pero no de la manera que deseaba...
—¿Tú estás loca, Lena? ¡Me viste llorar por él y ahora me confiesas que tuviste sexo... con él! —Hansul me lanzó esas palabras como puñales, su rostro enrojecido por la rabia.
—¡Fue mucho antes de que lo conocieras! —exclamé, intentando que me escuchara, que comprendiera que no lo había hecho a propósito.
—¡Me da igual! Siempre has sido igual, una infeliz que va por la vida fijándose en los novios de otras personas. ¿O ya olvidaste cómo eras antes? —La amargura en su voz era palpable, pero sus palabras se estaban pasando de la raya.
—No olvido que cometí errores en mi vida, Hansul. Como también tú has cometido los tuyos. Solo quería estar en paz, ¿sí? Me vine a Seúl buscando tranquilidad y tú vienes, me presentas a tu novio, te quedas en mi apartamento, irrumpes mi calma... ¡Yo no quería que esto sucediera!
Hansul se acercó peligrosamente, con una mirada que me hizo pensar que estaba a punto de golpearme. Jungkook se metió en medio, intentando calmar la situación, pero ella estaba descontrolada. Minhao, preocupado, se acercó y con suavidad tomó mi brazo, alejándome un poco.
—No quieres armar un escándalo en un lugar público... —pidió Jungkook en un susurro, sujetando los brazos de Hansul con firmeza.
—¡Armo el escándalo que quiero! ¡Maldito infeliz! ¡Idiota! —Hansul comenzó a golpear el pecho de Jungkook con rabia, y él solo la dejó, tratando de calmarla sin resistirse. La gente a nuestro alrededor comenzaba a mirar, pero en ese momento nada más importaba.
Todo había explotado, y lo que quedaba era solo el caos de una verdad que nunca debió haberse revelado así. Pero no podía soportarlo más. De la manera que fuera, ella iba a tener la misma reacción.
Hansul se apartó bruscamente de Jungkook, dando unos pasos lentos y calculados en mi dirección. Sentía cómo sus ojos se clavaban en mí, llenos de una furia que no había visto antes. Se detuvo a unos centímetros de distancia, su mirada llena de odio, antes de levantar su mano y estrellarla contra mi mejilla con una fuerza que resonó en todo el lugar. El sonido de la bofetada parecía eco en el silencio que se formó alrededor, mientras la gente se quedaba mirando, impactada.
Apreté los dientes con rabia, sin poder creer que me hubiera golpeado por esto. Todo en mí gritaba por devolverle el golpe, pero sabía que si lo hacía, todo esto escalaría a un nivel de violencia que no quería. No podía permitirme perder el control, no de esa manera.
—¿Qué haces, eh? —Jungkook intervino de inmediato, sujetando con fuerza la mano de Hansul, su voz llena de enojo—. ¿Por qué la golpeas?
—Era obvio que la defenderías... —respondió Hansul con amargura, sus palabras goteando veneno mientras se soltaba del agarre.
Minhao se acercó, girando mi rostro con suavidad para ver el lugar donde había impactado la bofetada. Su expresión estaba llena de preocupación, sus ojos buscando los míos.
—¿Estás bien? —me preguntó, su voz tan suave que casi me rompió por completo.
Y ahí, en ese momento, es cuando sentí que las lágrimas querían desbordarse. No era solo el dolor físico en mi mejilla, sino el peso de la vergüenza que se apoderaba de mí. Todo esto había salido tan mal, tan lejos de lo que podría haber imaginado. Sabía que había cometido un error al no contarle a Hansul antes, pero tampoco era algo que pudiera haber evitado del todo. No podía volver atrás y cambiar lo que había pasado y tampoco quería hacerlo.
Pero ahora, en este preciso instante, me sentía completamente avergonzada. Por lo que había hecho, por lo que había guardado, y por todo lo que se había desatado frente a tantas miradas desconocidas.
Jungkook dio un paso hacia mí, su expresión era una mezcla de preocupación y remordimiento, pero cuando vi a Hansul alejándose rápidamente de la multitud que se había formado, supe que debía detenerlo. No podía permitir que esto se prolongara más.
—Ve con ella —dije, mi voz cansada y rota por todo lo que acababa de pasar. Él se detuvo, mirándome con una confusión que se reflejaba en sus ojos.
—Lena... —comenzó a decir, como si no pudiera aceptar lo que le estaba pidiendo.
—Ve a hablar con ella —repetí, más firme esta vez.
Jungkook vaciló, su mirada oscilando entre Minhao y yo. Sus labios se fruncieron en una línea delgada, y finalmente, después de lo que pareció una eternidad, soltó un suspiro profundo y corrió tras Hansul. Lo vi desaparecer entre la gente, dejando un vacío en su lugar, y por un momento, me quedé ahí, inmóvil, sintiendo como todo el peso de la situación caía sobre mis hombros.
—¿Vamos a casa? —La voz suave de Minhao me sacó de mis pensamientos. Cuando lo miré, su rostro mantenía esa expresión amable que parecía tan constante en él. Pero entonces, las lágrimas que había estado conteniendo comenzaron a deslizarse por mis mejillas, por más que intenté evitarlo. — No, no llores... —susurró, acercándose para limpiar mis lágrimas con cuidado.
—L-lo siento, lo siento por todo... —logré decir, aunque las palabras salieron entrecortadas, llenas de culpa y agotamiento.
—No te preocupes. Uno no manda al corazón —dijo suavemente, mientras pasaba su mano con ternura por mi rostro, secando las lágrimas que no dejaban de caer—. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Sentí que esas palabras llegaron justo donde las necesitaba. Cerré los ojos un momento, permitiéndome encontrar un poco de calma en ellas, antes de pasar el dorso de mi mano por mi cara y asentir, más tranquila.
Tomé su brazo, el mismo que me ofrecía con tanta paciencia, y comenzamos a caminar lentamente, sin decir una palabra más. Ignoramos las miradas que seguían apuntándonos desde todas las direcciones, como si el mundo no pudiera apartar los ojos de nuestro pequeño drama.
Ya estaba. Ahora podía volver a estar tranquila, aunque fuera por un momento. Por primera vez en días, sentí que podía volver a estar en paz.
Sin un peso encima.
Anoche iba a esperar pacientemente a que se llegara a la meta propuesta... pero me dormí 😂.
¡LO SIENTO!
Gracias por leer y por el apoyo, recalcar nuevamente que es una historia corta, así que podemos odiar en conjunto a Hansul.
¿Qué opinan ahora de ella?
También, feliz cumpleaños al amor de todas mis vidas 😭😭😭.
Lo extraño de una manera chicas, pero ya queda poco, UN EMBARAZO 🤰🏻 PRÁCTICAMENTE kakaksk nueve meses y salen mis niños♥️.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS, JUNGKOOK! 🫂♥️.
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