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5. Cruces del destino.

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CAPÍTULO CINCO.



Después de lo sucedido, salí del club de inmediato con Soonya pisándome los talones. No dijo una palabra, solo se quedó a mi lado en silencio mientras el taxi nos llevaba de regreso. Su mirada reflejaba preocupación, pero no se atrevió a preguntar si algo había sucedido.

Y para mí, era mucho mejor.

Cuando llegamos a mi apartamento, Soonya se inclinó hacia mí con una expresión que mostraba su inquietud.

—¿Estarás bien? —preguntó con voz suave.

—Sí, lo estaré. No te preocupes por mí —respondí, tratando de sonar convincente.

—No me digas qué hacer —replicó, rodando los ojos, pero con una sonrisa débil.

Le hice una señal con la mano y bajé del taxi, viendo cómo se alejaba en la noche. La culpa y la frustración se apoderaban de mí. Había prometido no cometer más errores, pero ahí estaba, haciéndolos una vez más por ser una estúpida impulsiva.

Subí las escaleras lentamente, cada paso resonando en el silencio de la noche. Entré sigilosamente al apartamento, intentando no hacer ruido, pero fue inútil. Hansul estaba despierta, con el brillo de su celular iluminando su rostro. En cuanto me vio, se levantó de inmediato, su mirada llena de preocupación.

—¿Dónde estabas?

Su pregunta me hizo detenerme en seco. Evité mirarla directamente, incapaz de sostenerle la mirada.

—Salí con Soonya, ¿por?

—P-porque es tarde y... no sé... —dijo, su voz temblorosa.

Algo en su tono me hizo levantar la vista. Hansul estaba al borde de las lágrimas.

—¿Qué sucede? —pregunté, intentando mantener la calma.

—¿Estabas en el mismo club que Jungkook?

Sentí como el aire abandonaba mis pulmones y mi estómago se apretaba de inmediato. La pregunta me tomó por sorpresa, y tuve que aclarar mi garganta antes de responder, tratando de mantener la mayor parte de la verdad.

—Lo vi junto a sus amigos...

Hansul pareció desplomarse un poco ante mi respuesta, sus ojos llenos de confusión y dolor.

—Es un idiota. Lo he estado llamando y mandando mensajes, no me responde absolutamente nada y...

No podía soportarlo más. Sentía que si escuchaba un segundo más el nombre de Jungkook, perdería el control.

—Hansul, esos son problemas de ustedes. Por favor, no me metas en tus asuntos.

Mis palabras salieron más duras de lo que había planeado, pero no podía evitarlo. Necesitaba distancia, necesitaba tiempo para procesar todo lo que había pasado. Sin esperar respuesta, me dirigí a mi habitación, dejando a Hansul sola en la sala, su expresión reflejando la devastación que intentaba ocultar.

Podía ser sincera. Podía abrir la boca y dejar que salieran las palabras que ardían en mi pecho. Podía confesarle a Hansul todo: que mucho antes de que ella conociera a Jungkook, antes de que se creara cualquier vínculo entre ellos, yo ya había pasado una noche con él. Una noche inolvidable que se había quedado grabada en mi mente, incapaz de ser borrada, incluso cuando intenté enterrarla. Podía decirle que nunca dejé de pensar en él, ni un solo día, y que ahora, al volver a toparme con él, me había dado cuenta de lo que realmente sentía. Me gustaba Jungkook, siempre me había gustado.

Pero, ¿cómo podría hacerle eso a Hansul?

¿Cómo podría mirarla a los ojos y confesar algo tan cruel sabiendo que estaba enamorada de él?

Sabía cuánto le importaba Jungkook, cómo hablaba de él con esa chispa en los ojos, como si fuera lo mejor que le había pasado. Romperle esa ilusión sería imperdonable, un golpe bajo del que no sé si podría recuperarse. Y en el fondo, no quería ser la culpable de su ruptura, aunque eso era imposible, porque había cruzado la línea y me había besado con él.

Así que, en lugar de decirle la verdad, me tragué todo lo que sentía, bajé la mirada y me encerré en mi propia tormenta. Hansul jamás podría entender lo que realmente estaba ocurriendo dentro de mí, porque nunca se lo diría.

—Sé que son nuestros problemas, pero no tengo a nadie con quien hablar de esto, eres mi hermana...

—Deberías calmarte y esperar a mañana para hablar con tranquilidad como dos personas adultas. Te di un consejo que no tomaste en absoluto, no puedes estar encima de él siempre.

—Me hierve la sangre de que esté rodeado de chicas, que cualquier zorra se le pueda acercar y pasarse de lista. — murmuró con rabia, cruzando sus brazos.

—Mira, Jungkook tendrá que visitarte en otro lugar. No quiero que venga aquí, tengo suficiente con mis problemas.

—¿Qué mierda te pasa, Lena? ¿Quieres contarme algo que no sepa?

—Simplemente te estoy diciendo que no quiero problemas de ustedes y si no estás de acuerdo, puedes buscar otro lugar, ¿estamos?

Mis palabras no tenían filtro, salían sin pensar, directas y duras. Era como si me estuviera poniendo un chaleco antibalas, incapaz de dejar que nada me afectara, una barrera impenetrable antes de que las cosas pudieran salir peor. Si mantenía la distancia emocional, si endurecía mi corazón, nada podría lastimarme… o eso intentaba convencerme.

—Está bien.

No quería volver a ver a Jungkook.

No podía permitirme caer en la tentación de sus ojos, de su sonrisa, todo de él. Era mejor cortar todo de raíz, eliminar cualquier posibilidad de volver a cruzarnos. Si él no venía al departamento, no había chance de verlo en otro lugar, y eso era lo mejor que podía hacer.

Sabía que evitarlo era mi única opción para mantenerme entera, para evitar que la culpa y el deseo me consumieran. Estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario, incluso si eso significaba aislarme, alejarme de todo y todos. No podía permitirme fallar otra vez, no después de lo que había sucedido.

Así que me armé con esa determinación fría y cortante, decidida a no volver a mirarlo, a no darle la oportunidad de hacerme caer nuevamente.

Mi plan iba perfectamente. Hansul salía casi todo el día dejándome sola en la tranquilidad de mi apartamento. La paz que eso me daba era inigualable. Sin embargo, me estaba pasando de la raya. Ni siquiera había ido a clases, algo que pronto se convertiría en un problema si no lo solucionaba. Pero podía aguantar un poco hasta que ella se fuera y así finalmente todo acabaría.

Soonya vino a visitarme al no verme en la universidad, no tuve más opción que contarle todo lo que había sucedido, con lujo de detalles. Para mi sorpresa, se quedó maravillada, como si estuviera viendo un drama de televisión que le entretenía más de lo que debería.

—Pero tú lo viste primero y tú lo viste desnudo primero —dijo con un brillo divertido en los ojos.

—Eso no sirve de nada —respondí con un suspiro, sintiendo el peso de la situación. —Él ahora tiene novia, y su novia es mi hermana. Fin de la historia. No me meteré ahí. Si terminan, no quiero ser la culpable.

—Pero es inútil. Creo que quedó demostrado que Jungkook sí siente cosas por ti.

—¿De qué hablas?

—Me dijiste que no pudo estar con nadie más desde que estuvo contigo. Si escucho eso de un chico, es que está colado por mí. Imagina marcarlo tanto como para que seas inolvidable, Lena.

Sus palabras resonaron en mi cabeza. ¿Podía ser cierto? ¿Era posible que Jungkook sintiera algo por mí? El simple pensamiento me mareaba, pero intenté mantenerme firme. No podía permitir que mis emociones nublaran mi juicio.

—Comprende que no debo permitirme pensar en él de esa manera, no ahora. No cuando todo está tan enredado.

Soonya me miró como si supiera que estaba tratando de convencerme de algo que ni yo misma creía del todo. Sabía que tenía razón en parte, pero la situación era mucho más complicada que un simple “te vi primero”. Había sentimientos involucrados, personas que podrían salir lastimadas, y no quería ser yo la que desencadenara todo ese caos.

—No quiero ser la que lo arruine todo —dije finalmente, cruzando los brazos en un intento de protegerme de mis propios pensamientos.

—Y no lo harás —respondió con firmeza—, pero tampoco puedes seguir huyendo de lo que sientes.

Sus palabras me dejaron en silencio. Huir era precisamente lo que había estado haciendo, pero ¿cuánto tiempo podría seguir así antes de que todo explotara en mi cara?

Mi celular vibró de repente, sacándome de la conversación con Soonya. Miré la pantalla y vi una notificación que decía: «Kang Minhao quiere enviarte un mensaje». Abrí los ojos con sorpresa y, sin decir una palabra, le mostré la pantalla a Soonya.

—El chico con el cual bailé mucho esa noche me habló —dije, todavía procesando la sorpresa.

—Respóndele —me animó, sin pensarlo dos veces.

No necesitaba más convencimiento. Le hice caso y, después de aceptar la solicitud, me metí en su perfil para curiosear un poco. Solo tenía diez publicaciones, pero en todas se veía increíblemente guapo. Cada foto mostraba un poco más de su vida, aunque lo que más me llamó la atención fue su sonrisa sincera en cada una de ellas.

Abrí el mensaje que me había enviado, y mis ojos recorrieron las palabras que parecían escritas con un cuidado inesperado para alguien que apenas me conocía.

«Sé que es muy repentino todo, pero te encontré una chica magnífica. ¿Te gustaría ir a comer algo? Si me dices que sí, prometo que será un día divertido para ti.»

Sonreí sin darme cuenta. Había algo en su mensaje que me hizo sentir bien, como un soplo de aire fresco después de tanto drama y complicaciones. Miré a Soonya, que me observaba con una mezcla de curiosidad y emoción.

—¿Y bien? —preguntó, con una sonrisa maliciosa dibujada en el rostro—. ¿Qué le vas a decir?

Tomé aire, sintiendo una pequeña chispa de entusiasmo crecer en mi interior. Tal vez, solo tal vez, salir con Minhao podría ser exactamente lo que necesitaba para distraerme de todo lo que estaba pasando.

—Creo que le voy a decir que sí —respondí, sin poder evitar que mi sonrisa se ensanchara aún más.

Soonya levantó las manos en un gesto de triunfo, como si hubiera ganado una pequeña batalla por mí.

—¡Eso es! —exclamó—. Es justamente lo que necesitas, ¿qué sacas con quedarte encerrada en tu apartamento?

Con esas palabras resonando en mi cabeza, comencé a escribir mi respuesta, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, algo bueno podría estar a punto de suceder.

Finalmente, acordamos que sería una cena, así que decidí prepararme. Antes de nada, tuve que echar a Soonya de mi apartamento.

—Lo entiendo, pero me ofende, Lena, me ofende mucho —dijo ella con tono dramático mientras caminaba hacia la salida.

No pude evitar reírme ante su exageración. Tan pronto como cerré la puerta detrás de ella, comencé la tarea de buscar el atuendo perfecto y meterme a bañar. Quería algo bonito y elegante, pero sin ser demasiado formal. El negro siempre me pareció una apuesta segura, ya que combina con todo, pero cuando vi un vestido rojo entre la multitud de prendas, lo tomé de inmediato. Algo en él me llamó la atención. Este era el indicado.

Me maquillé de manera sutil, lo justo para resaltar mis facciones sin parecer recargada. Luego sequé mi cabello y le hice unas ondas suaves. Me observé en el espejo, satisfecha con el resultado, y finalmente me eché un poco de mi perfume favorito. Estaba lista.

Mientras bajaba las escaleras, sentí un leve nerviosismo que intenté ahogar con un suspiro profundo. ¿Era realmente una buena idea? Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos. No era momento de dudar.

Al salir a la calle, el viento fresco golpeó mi rostro, calmando mis nervios por un instante. Minhao pasaría por mí en unos minutos, así que me entretuve revisando mi celular mientras esperaba.

—¿Dónde vas tan guapa? —La voz me tomó por sorpresa.

Abrí los ojos, apretando el móvil entre mis manos mientras levantaba la cabeza lentamente. Allí estaban Hansul y Jungkook, justo a su lado. No podía creerlo. El único día que me dignaba a salir de mi apartamento, y tenía que encontrarme con él justo ahora.

—Saldré —respondí, intentando mantener la compostura. Él ya no estaba subiendo al apartamento y al parecer la dejaba fuera.

—¿Con Soonya? —preguntó Hansul, claramente curiosa.

Abrí la boca para responder, pero las palabras no salían. Jungkook me miraba fijamente, y noté algo diferente en su mirada, como si estuviera aliviado de verme. Antes de que pudiera decir algo más, un auto se detuvo junto a nosotros. Me sobresalté al ver que era Minhao quien se bajaba del vehículo. Creí que vendría a pie.

Con una elegancia inesperada, tomó mi mano y depositó un suave beso en ella.

—Te ves hermosa, Lena —dijo, con una sonrisa que destilaba seguridad.

Su gesto me sorprendió, pero no me molestó. De hecho, fue todo un caballero.

—¿Tendrás una cita? —chilló Hansul emocionada, volviendo su mirada hacia Jungkook—. Se ven increíbles, ¿No crees que hacen una linda pareja?

Jungkook no respondió de inmediato. Apretó los labios y, después de unos segundos que parecieron eternos, asintió con pesar.

—Sí. Se ven muy bien juntos —dijo finalmente, con una expresión difícil de leer.

Sentí un nudo en el estómago. No sabía si era por lo que dijo o por cómo lo dijo, pero en ese momento me obligué a centrarme en Minhao. Era él quien estaba aquí por mí, y eso era lo único que debía importarme esta noche.

Nada más.

Me faltan solo dos capítulos para escribir el final, por eso decidí publicar una mini maratón, pero necesito de su apoyo para subir capítulo 🫂.

Y de verdad graacias por el apoyo que está recibiendo esta historia ❤️.

Recuerden que es una historia corta 🫂❤️.

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