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4. Líneas prohibidas.



CAPÍTULO CUATRO.


La risa de Soonya resonaba a mi lado, una mezcla de burla y preocupación que solo ella podía conjugar. Entre carcajadas, me dijo:

—¡Te juro, Lena! La vida te trata como si hubieras matado a Jesucristo.

Rodé los ojos, aunque no pude evitar sonreír levemente. En algún punto de la noche, había perdido la cuenta de cuántos tragos llevaba, y para ser sincera, ya me daba igual. Todo me daba igual. Sentía que estaba atrapada en un bucle de emociones que no lograba descifrar del todo. Cada trago quemaba un poco menos, pero el peso en mi pecho seguía ahí, inamovible.

¿Por qué me sentía tan frustrada? ¿Por qué esta situación me hacía hervir por dentro?

La respuesta era tan simple como dolorosa: me gustaba ese idiota. Me gustaba mucho, y eso me enojaba más de lo que quería admitir. Era como si estuviera luchando constantemente conmigo misma, tratando de enterrar esos sentimientos y fingir que no me importaba, cuando en realidad me carcomían por dentro. Verlo allí, a lo lejos, sonriendo con sus amigos, pero mirándome de vez en cuando, me hacía sentir impotente, como si estuviera atrapada en una película en la que no tenía control sobre nada.

No había peor ciego que el que no quiere ver. Y yo, por más que me forzara a ignorarlo, no podía negar lo evidente. Estaba enganchada con alguien que probablemente nunca podría ser para mí. Y eso me dolía de una manera que ni el alcohol lograba apaciguar.

Todo era una mierda.

Suspiré y me llevé el vaso a los labios nuevamente. Quizá, después de otro trago, todo dolería un poco menos.

—Te estás pasando un poco con el alcohol, eh.

—Pues deja de burlarte, idiota. Yo... por dentro... estoy llorando...

—¿Qué? Nunca te he visto llorar, no creo que lo hagas por un hombre, ¿verdad? Hay mil peces en el mar, eres bella, increíble y podrás encontrar a alguien que te quiera dar el mundo.

—¿Cómo hiciste para olvidar al imbécil de Jimin?

—Bueno... — bajó la mirada, avergonzada. — no lo he olvidado, pero lo intento. Entiendo que es difícil, pero el mismo consejo que te di, me lo repito de manera diaria. ¿Crees que estaría bien al estar con él? Ha jugado conmigo, me ha ilusionado, no puedo estar con un hombre que no me ama y que jamás lo hará. Es triste, pero... no hay más que hacer...

Mientras ella hablaba, pude notar una lágrima resbalando por su mejilla, pero con esa fortaleza que siempre ha tenido, la borró rápidamente con una sonrisa fingida. Me dolía verla así. Más que nadie, yo sabía cuánto lo quería. Soonya no se rendía fácilmente, pero cada vez que ese idiota volvía a aparecer en su vida intentando conquistarla, lograba arrastrarla de nuevo a ese ciclo tóxico de ilusiones y desilusiones.

Él nunca la querría. Simplemente le gustaba el sentimiento de tener a las mujeres a sus pies.

—Podrás encontrar a alguien que te quiera dar el mundo y mucho más. — repetí sus palabras. Había algo en la sinceridad de su sonrisa que me dio un poco de esperanza. Por más que evitáramos esos momentos sentimentales, el alcohol había logrado que bajáramos las defensas.

Pero, como era típico de Soonya, no tardó en volver a su lado más burlón y despreocupado.

—Oh, Spiderman no deja de mirar para acá. ¿Y si le gustas? —dijo con picardía, señalando a Jungkook con un leve movimiento de su cabeza.

—Quizás no puede olvidar ese día. Normal. Me sucede lo mismo —respondí con una sonrisa sarcástica, aunque en el fondo, la tensión entre nosotros era un peso constante en mi pecho.

—Cuánta tensión sexual hay entre ustedes. Si fuera tu hermana, me retiro de la vida.

Suspiré, intentando sacudirme las imágenes que me vinieron a la cabeza. Necesitaba un respiro, así que me levanté con dificultad, tambaleándome ligeramente por los tragos que llevaba encima. Solté una risa al sentir cómo todo a mi alrededor giraba, pero hice mi mejor esfuerzo por caminar hacia el baño como si todo estuviera bajo control.

Una vez en el baño, me apoyé en el lavabo, mirando mi reflejo en el espejo. Mis mejillas estaban enrojecidas por el alcohol, y mis ojos, aunque brillantes, dejaban entrever la confusión que sentía. Cerré los ojos, intentando centrarme y no dejarme arrastrar por ese vértigo que amenazaba con derribarme. Estaba luchando por mantenerme en pie, tanto física como emocionalmente.

Pero de repente, el sonido de unos pasos detrás de mí me hizo abrir los ojos de golpe. Mi corazón dio un vuelco al ver a Jungkook justo al lado, su figura reflejada en el espejo. Estaba demasiado cerca, y por un momento, todo lo demás se desvaneció. Lo miré de reojo, notando su expresión seria, casi preocupada.

—¿Te estás escapando de mí? —preguntó en un tono bajo, pero cargado de esa familiar mezcla de interés y tensión.

No pude evitar una risa nerviosa. Estaba atrapada entre la incomodidad y el deseo. La cercanía, el ambiente cargado y los tragos en mi sistema hacían que fuera difícil pensar con claridad.

—¿Yo? ¿Escapándome? —me giré lentamente para enfrentar su mirada—. No tienes tanta suerte.

Él soltó una risa suave, pero no hizo ningún movimiento para alejarse. La tensión en el aire era palpable, y no sabía si era por el alcohol o simplemente por la acumulación de todas esas emociones reprimidas, pero sentía como si todo estuviera a punto de estallar.

—¿Qué haces en el baño de mujeres? —le solté con de incredulidad, cruzándome de brazos. Era evidente que también había estado bebiendo; su mirada estaba vidriosa y sus palabras parecían tambalearse al igual que su postura.

Jungkook pasó una mano por su cabello, despeinándolo aún más. Parecía que estaba buscando las palabras correctas, pero solo salió un suspiro frustrado.

—Esto está siendo una tortura, Lena. Yo… me siento tan mal… —dijo con la voz quebrada, evitando mi mirada.

—¿Por qué? —pregunté, aunque el nudo en mi estómago ya anticipaba su respuesta.

—Porque sabía que era una pésima idea ponerme de novio —admitió, soltando una risa amarga—. Les hice caso a mis amigos de entrar a una aplicación de citas porque, desde que estuve contigo, no pude estar con nadie más, y para ellos eso era patético —Su risa se volvió más áspera, casi dolorosa—. Todo hubiera sido más fácil si no te hubiera vuelto a ver en mi vida. Pero lo hiciste… lo hiciste y no sé qué hacer ahora.

Me quedé en silencio un momento, tragando el nudo que se había formado en mi garganta. Había una parte de mí que quería consolarlo, pero sabía que lo mejor era mantenerme firme, aunque doliera.

—No hagas nada —respondí con simpleza, sin dejarme llevar por la emoción—. Solo fue algo pasajero y efímero.

Jungkook me miró con incredulidad, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.

—¿Realmente fue así para ti? —preguntó, dando un paso hacia mí, como si estuviera buscando una respuesta que contradijera mis palabras.

Sentí su mirada clavada en mí, esperando una respuesta que no podía darle sin desenterrar todo lo que intentaba ocultar. Guardé silencio, bajé la mirada al suelo y asentí, aunque por dentro cada fibra de mi ser gritaba lo contrario.

—Quizás lo sientes así porque fue una experiencia buena para ti en el ámbito sexual —respondí, con mi tono sarcástico intentando ocultar el dolor detrás de mis palabras.

Su respuesta fue instantánea, casi un reflejo, pero con un toque de ironía.

—Inolvidable.

Estábamos en un limbo, atrapados entre lo que pasó y lo que podría haber sido, sin saber cómo avanzar ni retroceder.

Jungkook no tenía intención de alejarse, y yo tampoco. La tensión en el aire era tan palpable que parecía cortar la respiración. Podía sentir su aliento cálido rozando mi rostro, pero me negaba a mirarlo a los ojos. Sabía que si lo hacía, me perdería sin retorno. El deseo, el arrepentimiento y la confusión se mezclaban en esa pequeña distancia que nos separaba.

—Si hago lo que tengo en mente, dirías que soy la peor persona del mundo —susurró con un tono cargado de lucha interna—. Y no quiero que pienses así de mí. No tú.

Sus palabras resonaron en mi cabeza, pero aún así, mi cuerpo reaccionó antes de que pudiera racionalizar lo que estaba pasando. Levanté la mirada, enfrentándolo directamente, sabiendo que estábamos a punto de cruzar una línea peligrosa.

—Entonces no lo hagas —respondí, pero mi voz no tenía convicción. Al contrario, era un susurro quebradizo que se perdió en la atracción que nos mantenía pegados.

Nuestros ojos se conectaron en una mirada intensa, como si el tiempo se hubiera detenido. Cada segundo se alargaba, llenando el espacio de todo lo que no habíamos dicho. En ese instante, no existía nada ni nadie más. Solo estábamos nosotros, luchando entre lo que sabíamos que estaba mal y lo que desesperadamente deseábamos.

Fue un movimiento simultáneo, casi instintivo. Ambos nos inclinamos al mismo tiempo, y nuestros labios se encontraron en un beso feroz. Todo el autocontrol se desmoronó en un segundo. Jungkook me tomó de la cintura con fuerza, atrayéndome hacia él como si temiera que pudiera escaparme. Yo envolví mis brazos alrededor de su cuello, profundizando el beso, saboreando cada segundo como si fuera lo único que importara.

El mundo a nuestro alrededor se desvaneció. No había más ruido, ni problemas. Solo estábamos nosotros, consumidos por la necesidad, la urgencia de sentirnos uno al otro, aunque solo fuera por un instante.

Las manos de Jungkook recorrían mi cuerpo con una desesperación casi palpable, como si temiera que me desvaneciera en cualquier instante. Sus caricias eran firmes pero cuidadosas, tocándome como si intentara memorizar cada parte de mí. De repente, con una agilidad que me tomó por sorpresa, me alzó con facilidad y me dejó sentada en el mueble, sin romper el beso en ningún momento. Ni yo quería hacerlo, la necesidad de sentirlo cerca era abrumadora.

El beso se tornaba cada vez más intenso, más urgente. Sentía cómo su lengua rozaba mi labio inferior, pidiendo acceso, y lo concedí sin dudar. En cuanto nuestras lenguas se encontraron, se inició una batalla feroz, cada una buscando dominar a la otra. Sus manos se aferraban a mi cintura con fuerza, acercándome más a él, como si el contacto no fuera suficiente.

Mis dedos se enredaban en su cabello, jalando suavemente mientras nuestras bocas se devoraban sin descanso. Era un beso hambriento, cargado de todo lo que habíamos reprimido, de toda la tensión acumulada. Mis piernas se apretaron a su alrededor, acercándolo aún más, y sentí el calor de su cuerpo mezclarse con el mío. El mundo se desvaneció a nuestro alrededor; no existía más que ese momento, ese deseo ardiendo entre nosotros.

Lentamente me separé de él, aunque cada fibra de mi ser me gritaba que no lo hiciera. Mi respiración era errática, igual que la suya. Podía ver sus labios ligeramente hinchados y su cabello desordenado, y no quería ni imaginar cómo me veía yo en ese momento.

—Esto no está bien… — murmuré, sintiendo el peso de la realidad aplastarme de golpe. Él abrió los ojos y retrocedió solo lo suficiente para darnos un poco de espacio.

—Lo siento, lo siento mucho… perdóname, Lena...

—Olvídalo… — dije, bajando del lavabo con movimientos torpes. Mientras intentaba alisar mi vestido y acomodar mi cabello, notaba su mirada fija en mí. — No volverá a suceder.

—¿Por qué haces esto?

—¿Hacer qué?

—Pretender que nada pasó. ¿Cómo puedes actuar como si esto fuera insignificante?

—¡Tienes novia! — exclamé, sintiendo cómo las lágrimas se acumulaban en mis ojos, aunque me esforzaba en contenerlas. — Y tu novia es mi jodida hermana. ¿Qué se supone que debo hacer, eh? La cagué… la cagué en todo esto.

—Lena…

—Solo olvídalo, Jungkook. — No podía seguir mirándolo. Di un paso atrás, sin esperar una respuesta, sin querer escuchar nada más. Estaba aterrada de lo que habíamos hecho, de lo que significaba, y sabía que cualquier palabra suya solo empeoraría las cosas.

Mi corazón latía con una mezcla de culpa y desesperación, y aunque mis pasos me llevaban fuera de aquel baño, mi mente seguía atrapada en ese beso, en el fuego y en el dolor que se desató en cuestión de segundos. Me había prometido a mí misma no volver a cruzar esa línea, no arruinarlo. Pero, ¿cómo se puede seguir adelante cuando todo dentro de ti grita por regresar a esos labios que ahora parecían estar prohibidos para siempre?

Tragué el nudo en mi garganta. No podía permitir que las lágrimas cayeran. No aquí. No ahora.

No sé si lo que acaba de ocurrir será el comienzo de algo nuevo o el principio del fin. Pero de lo que sí estoy segura es que, después de esta noche, ya no hay vuelta atrás.



Chiquis, sé que a muchas no les gusta la trama porque no lo encuentran moralmente correcto. Pero debo recalcar que es ficción 🥹.

Díganme ustedes, ¿qué creen que pasa por la mente de jungkook y que puede pasar en
el futuro?

Si alguna le atina, le doy 1 dolar EH KSKSKSKS no, pero me gustaría leerlas 🫂.


Las quiero muchísimo, gracias por el apoyo siempre 🫂♥️.

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