Ya era de mañana, el campanario sonaba sin parar y aquel cuyos cabellos portaban ese particular tono rosáceo, portaba sangre en sus manos y boca, que era limpiada por su lengua como si fuese un gato dándose un baño. Hace poco había desayunado una rata que se encontró en el contenedor de basura que tenía al lado, asqueroso cuanto menos sería ver a alguien comiendo un animal vivo lleno de suciedad y posiblemente con más de alguna enfermedad, pero esto a él no le importa, a sobrevivido así durante años. Es considerado una plaga como las ratas y esta tan sucio como una ¿Qué le importa si es mal visto?

Al quedar limpio en lo que cabía la palabra, solo se dedicó a mirar hacia la pared contraria de aquel callejón, pues ¿Qué otra cosa puede hacer? ¿Pensar en ese niño que le habló ayer? Ni de broma; no recuerda que tanto éste estuvo diciendo en un principio y no le importa tampoco, además su estúpida sonrisa le molesta mucho, y sin conocerlo... ya lo odia por mentiroso

«Volveré mañana»

Eso ya lo escucho antes, no podrán engañarlo esta vez

Se quedó en su lugar, solo escuchando el bullicio que se empezaba a formar al estarse abriendo las tiendas del mercado y los niños que salían de sus hogares en dirección a la escuela. Un día como cualquier otro

Jugaba con su cena, vaya que el día pasa muy rápido cuando no haces nada más que ver tus pies hasta que te aburres y miras la pared, para así repetir el ciclo infinitamente hasta que oscurezca y debas irte a dormir

— Pareces más fuerte que el anterior... ¿Jugamos un poco? ¿Quieres que te deje escapar y luego de atrapó?

Le decía a ese ratoncito que tenía colgando de la cola, este era mucho más pequeño que el que tuvo de almuerzo, pero le iba a servir para distraerse un rato antes de comerlo

— ¡¡¡Hola!!!

— ¡¡Ahhh!!

Gritó del susto, soltando al pequeño animal que recién había cazado pues tal grito lo dejó helado, ese alarido le había movido el cerebro y no debía de decirse que el ratón que atrapó salió corriendo ni bien fue liberado de las manos del oji miel. Su mirada se dirigió hacia el lado derecho, moviéndose un poco para no lastimarse el cuello, su ceño estaba claramente fruncido, pero rápidamente este gesto murió, no podía creer lo que veía. Ese niño, aquel que había llegado el día anterior; ahí estaba, fue él quien lo dejó sordo

— Ups, perdón, no fue mi intención asustarte, pero te salude y no contestaste, creí que tenía hablar más alto

Se disculpo el joven de buenas vestimentas. Llevaba unos 7 minutos al lado de su nuevo amigo a la vez que lo saludaba, pero este no le prestaba atención por estar hablando a ese ratón que supone es como su mascota, ya que escucho que iban a jugar, aún así, al tener la atención ajena sonrió en grande como siempre

— Ya que no me estas ignorando, te dije: Hola, regrese

— ...¿De... verdad lo hiciste?... Volviste...

— ¡I-Increíble! ¡Tu voz! ¡Me hablaste! ¡No puedo creerlo!

— ¡N-No te hagas idiota..! Te pregunte algo...

— ¿Eh? ¿Era eso una pregunta seria? Creo que está más que claro que lo hice ¿O crees que soy un mago para estar en mi casa y también contigo?

— Pero volviste... ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste...?

— Eh... porque te lo prometí ayer ¿No? Dije que volvería, y eso hice, no te mentí ¿Sabes?

El de cabellos rosas... bajo la mirada unos momentos, solo pensando una cosa, el porqué ese chico regresó. No sería la primera vez que le mienten de tal forma, no iba a hacer nada si este no cumplía su palabra pues sería mejor que ahora, no sabía que decirle. Por su parte aquel cuyos cabellos eran de fuego solo podía ver más extrañado a ese niño, ayer con suerte le presto atención, si es que lo hizo o si solo lo dejó hablando solo, pero de cualquier forma sentía que este era injusto con él, solo quiere ser su amigo y lo aleja sin parar

— ¿Ya me dirás tu nombre?

— ¿Hummm...? ¿M-Mi... nombre?

— Si, yo te dije el mió ayer, es tu turno de presentarte

Lo dudaba mucho, no cree que debería decírselo a un sujeto como él, pero... no le mintió, cumplió su palabra y el debería responder de la misma forma

— H-Hakuji...

— ¿Hummm...? ¿Maruchi?

— D-Dije Hakuji... me llamo Hakuji

— Hakuji... ¡Es un gusto~! ¡Soy Rengoku Kyojuro!

— “Otra vez grita demasiado”

Aunque se queje mentalmente por ese tono alto, no le culpa, su tono es muy y lleva tiempo sin hablarle a otro ser humano, tal vez por eso suena tan fuerte. Sus ojos sólo podían apreciar la sonrisa despampanante de ese joven, la vida debe tratarlo muy bien... sino nadie sonreía de ese modo

— ¡Oh! Mira la hora, tengo que irme ya, pero, volveré mañana ¿Si?

— ¿V-Volver mañana? ¿O-Otra vez?

— ¡Si~! Mañana y pasado, y pasado, y el próximo pasado. Ahora somos amigos~ así que vendré a verte antes de irme a casa, bueno, nos vemos, Hakuji~

Él se levantó y con esa sonrisa inmensa se volvió a despedir de él, quien no podía creer que este realmente pensaba volver otra vez a verlo. Una sonrisa escapó de sus labios, primera vez en 10 años que sonreía nuevamente

— “Es muy raro y ruidoso... debe estar loco”

Tal y como prometió, regresó, día tras día y tarde tras tarde regresaba a verlo. Mayormente era ese raro chico quien hablaba muy animado de su familia y de lo que aprendía en la escuela y él solo se encargaba de escuchar, sigue sin ser un gran conversador, pero supone que eso estaba bien para el contrario, quien no lo fuerza a hablar sino no lo deseaba

— Y entonces cuando Senjuro nació, mamá se fue

— ¿Se... fue?

— ¿Hummm...? ¿No sabes lo que significa? Bueno... poniéndolo simple... falleció, ella no se recuperó luego de dar a luz...

Abrió sus ojos en grande, no sabía que ese joven escandaloso... había perdido a su madre como él

— ¿Cuándo...? ¿Hace cuánto fue eso?

— Hace un año. Padre es quien nos cuida, pero pasa mucho tiempo trabajando así que nos quedamos la mayor parte del tiempo solos durante la noche. Si sigo las reglas, padre dice que podré mantener a Senjuro a salvo

— ¿Qué reglas?

— Pues las reglas de la iglesia claramente. Cerrar bien las puertas y ventanas, echar agua bendita en las escaleras y los jardines, poner cruces y lo más importante, taparse bien los oídos. Parece que has vivido un poco lejos de la realidad ¿No es así, Hakuji?

— N-No es verdad. Solo... que esas cosas de la iglesia no me importan... son solo un montón de viejos sin vidas que se la pasan rezando en un feo edificio

— Oye, mi padre es uno de esos viejos sin vidas, y yo me quiero convertir en uno para rezar en un feo edificio

Se tenso, parece que se le pasó la lengua esta vez. Iba a disculparse no deseando faltarle el respeto a Kyojuro, pero, al escucharlo reír de forma sonora hizo que la disculpa le quedara en la garganta

— Descuida, descuida~ no me moleste ni nada parecido, solo que fue muy divertido verte afligido. Es difícil verte con otras expresiones que no sean las de un amargado

Decía entre risas, Hakuji es un chico muy divertido sobre todo cuando se avergüenza y sonroja como si algo tan cotidiano como una broma fuese el fin del mundo para él justo como ahora. Llevan reuniéndose unos días, una semana y poco más, pero eso a sido más que suficiente para que por fin tenga el valor de hacer algo que a estado pensando desde hace bastante

— Hakuji ¿Quieres ir a mi casa~?