10 años... espero a su padre en ese viejo y oscuro sótano por 10 años, contando desde al 1 al 100 día y noche sin parar y claro... la madera se acabó pudriendo ante tanto tiempo, rompiendo la puerta y haciéndolo salir con una gran sonrisa... creía que su padre había venido por él, pero... al solo salir de ese agujero, se encontró con un cadáver que ya eran huesos junto con su hogar... desaparecido, pero, la madera no parece hacerse podrido, parece... haber sido quemada

— ¿Por qué... tienes las ropas de papá?

Le preguntó a esa masa de ropas y huesos que ya no tienen nada que ofrecerle siquiera a los gusanos

— ¿Eres papá? ¿Lo eres?

No le contesta, cosa que le molesta, sin embargo, solo pudo tomar aquella manta, el último objeto que tuvo la calidez que su padre le ofrecía en las frías noches, solo para romperla por la mitad y de ese modo, recoger aquellos huesos que no están completos, parece que los coyotes que había escuchado en algunas ocasiones lo usaban como cena. Una vez que cubrió todos esos huesos con la sábana, antes blanca al estar más que sucia, lo tomó entre sus brazos, recordaba que su padre... deseaba estar junto a su madre una vez falleciera

Cumplió el último anhelo de ese hombre que tanto le amó al enterrarlo en la misma tumba que su madre; ellos ahora están felices juntos

Luego de ello, y que lo único que a su vida le daba valor acabó...
¿Qué era de él ahora? ¿Qué es lo que le queda?

Nada, absolutamente nada...

Solo vaga por los pueblos comiendo entre la basura las ratas que logra cazar junto al pequeño trozo de manta que le quedó, jamás se va a deshacer de ella, por más que hayan pasado otros 10 años. Este es el momento en donde cualquier persona y en especial un niño ya hubiese muerto por tanto, pero claro, es una bestia, un ser impuro, algo podrido... no es merecedor de la muerte por más veces que intento alcanzar a sus padre adoptivos, jamás lo logró

La muerte no quiere a los seres como él, y la última de las formas de acabar con su miserable existencia... jamás la va a permitir; todo menos eso

¿Dónde estaba ahora? No lo sabe y no le importa sinceramente, debe ser otra de las ciudades, una de las pocas que han sido industrializadas hasta cierto punto. Entre la basura de un callejón se encontraba sentado, solo mirando hacia el suelo, escondido, abrazado a la manta mientras... escucha risas, hay niños riendo

— ¡Date prisa hermano! ¡O llegaremos tarde!

— ¡E-Espera, Nezuko! ¡No corras o te puedes caer!

Gritos y más gritos, este lugar es muy ruidoso. Sin embargo, mientras él solo ignoraba olímpicamente el mundo que le rodeaba, una persona, un niño entre la multitud no pudo ignorarlo a él, ya fuese por curiosidad, pena o porque está a simple vista al no estar siquiera oculto en tal callejón; sea cual sea la razón, ese de cabellos rubios con mechones rojizos no pudo ignorar a ese indigente

Aunque no se acercó a él, se le hace tarde para ir a la escuela ya que su padre le entretuvo un poco durante la mañana

Caía la tarde en aquella ciudad: 4:50 pm, los niños salían de la academia listos para irse a sus hogares con tranquilidad, entre ellos, aquel chico con interesante cabellos rubio sonreía en grande al despedirse de sus nuevos amigos para así regresar a casa, sosteniendo sus libros de forma fuerte al ir corriendo. Nuevamente pasó por el sendero que toma al ir a casa, más al ver que se le haría muy noche, decidió tomar el mismo atajo que encontró esta mañana

Así lo hizo, y aunque pasaba uno de los barrios bajos del lugar, él no siente miedo, jamás se rendiría aunque algún bandido le intentará robar, siempre se defendería, pero... al correr y mirar sus alrededores alerta, otra vez, miró a ese chico en aquel callejón oscuro, solo estando ahí, sentado, en silencio. Decir que es la primera vez que lo ve sería mentir, y no porque le vió esta mañana, sino que le a visto en ese mismo callejón desde hace dos o tres semanas más o menos, desde que empezó a asistir a la escuela

No entiende si esta vivo o no, si alguien le alimenta o no, pero, verle ahí solo sin dudas que le hace sentirse muy mal por él, hay muchos otros que la vida les a sido arruinada por la pobreza o por esos seres infernales que la iglesia está empeñada a destruir, aunque... no estaba seguro si podía acercarse a él como si nada, pero, al demonio el pensar, se acercó sin delicadeza, muy propio de él

— ¡Hola!

Aquel de cabellos rosáceos se sobresalto ante el fuerte grito que se escucho a centímetros de él, a lo que por inercia levantó la mirada, dándose cuenta que había un niño extraño enfrente de él, uno con una sonrisa sumamente grande
¿Qué? ¿Le divierte su miseria acaso?

Ese mismo niño, se sentó en el suelo enfrente de él a lo que no dijo nada, solo esperaría a que se aburra de molestarlo y que por ende se largue; no tiene intenciones de prestarle atención

— Te ví esta mañana, no se si tú me viste a mí, pero, realmente quise hablar contigo aunque no me quedaba tiempo porque tuve que ir a la escuela, casi me ponen faltan por el retraso, pero no fue mi culpa, siempre me levanto temprano y...

— “Como habla...”

Aunque estaban echando a perder sus intentos por ignorar a ese de cabellos extraños no le hablaba, solo miraba al suelo. No entiende que de divertido tiene molestar a alguien como él, pero, mientras no le afecte ó llegue a lastimarlo de forma física, no va a reaccionar

— ...por eso siempre que llegó a casa tengo que preparar peces para la cena, pero realmente me gusta más la batata asada, aunque todas las comidas son deliciosas

Terminaba de contar su relato, entre muchos relatos intercalados, aunque, noto que ese chico peli rosa no le estaba prestando atención, o... podría ser que...

— ¡Oh! ¡Lo siento! ¡Olvide presentarme antes empezar a hablarte! Ignora todo lo que dije por favor, empezaré de nuevo

— “¿Es qué no piensa irse nunca?...”

— Me llamo Kyojuro, Rengoku Kyojuro ¿Cuál es tu nombre?

Nuevamente, sus ojos dorados miraron hacia adelante, encontrándose esa sonrisa extraña que este le había estado dado desde que llegó. Nuevamente no lo contestó, en su cabeza una única pregunta estaba pasando sin parar

«¿Por qué no se va?»

Abrió la boca, iba a contestarle... más el campanario de la catedral principal sonó, dando a entender que eran las 5:10 pm ya, hora de que todos terminarán sus labores y se encerraran en sus hogares hasta la mañana siguiente

— ¡Oh, no! ¡¿Es tan tarde ya?! ¡Debo volver a casa ahora mismo!

Dijo aquel niño con preocupación, si su padre le encuentra fuera de casa lo va a asesinar. Se levantó del suelo rápidamente, tomando sus libros también listo para correr a toda prisa a su hogar. Sin embargo, se volvió a voltear, mirando con una radiante sonrisa a ese de cabellos exóticos como los suyos sino es que un poco más

— Lo siento, sigamos hablando mañana en la tarde ¿Si? ¡Vendré a verte después de clases! ¡Adiós!

Diciendo aquello, se marchó, dejando al confundido niño mirando hacia donde esté se había ido corriendo... el peli rosa... estaba estupefacto, ese niño volvería a ver-...

«Cuenta hasta 100... volveré por ti»

No... no lo hará, todos los que dicen eso... jamás vuelven
No se dejaría engañar de nuevo por esas palabras vacías