여덟
Jin sintió como las manos de Namjoon apretaron su miembro con fuerza, sollozo en voz baja y desvió la mirada hacia otro lugar de su habitación.
— Daddy no... —sollozo avergonzado— Namjoon para...
Pero el moreno no se detuvo, lo colocó sobre sus piernas y lo echó de forma que su blanquecino culo quedara elevado y al descubierto.
— Has sido una princesita muy mala, Jinnie— dijo el moreno con una voz demasiado ronca— Cuenta para daddy, princesa
— Nam — sollozo pataleando mientras intentaba liberarse—
Un fuerte ardor nació en su trasero, sintió la mano del mayor impactar en su cuerpo y no pudo evitar jadear adolorido, no le gustaba todo eso, Jin solo quería irse a casa y abrazar a Hobi hasta dormirse en su destartalada cama.
— Cuenta princesa—
— U-uno— sollozo pataleando suavemente — Daddy, por favor...
Nuevamente una mano impactó en su cuerpo, Jin sollozo en voz alta e intentó liberarse nuevamente mientras lloraba a lágrima suelta.
— Dos— grito sollozando— Daddy detente
Pero no se detuvo hasta después de quince palmadas que dejaron todo su fino trasero marcado y adolorido.
Lo tumbó en la cama y rápidamente le arrancó la falda, Jin se cubrió el rostro y con sus manos intentó cubrir su miembro.
— Princesita mala, hoy vas a ser mía
Jin gimio e intentó huir pero sus piernas le fallaron y cayó en la cama dejando a la vista su precioso y rosado anito.
Namjoon besó sus labios haciéndolos sangrar y se acomodó entre sus piernas dispuesto a profanarle.
— Vas a aprender a respetar a papi, bebé travieso—
Un llanto lastimero se escapó de los labios de Jin, cerró los ojos y entre lágrimas gritó:
— ¡Soy virgen! — Namjoon se detuvo petrificado a segundos de introducirle su miembro— ¡Soy Kim! ¡Soy el hijo del primer ministro Jeon!
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