
Capítulo 4: Inside your Sight
Corro tan rápido como me es posible. La lluvia golpea mi rostro con fuerza lastimándome con sus pesadas gotas de agua; me es difícil ver más allá de mis pies, pues una intensa neblina me abraza en su seno. Entreabro mis ojos para ver el correr de un pie delante del otro, percatándome del calzado que llevo puesto, de nuevo mis antiguas botas rojas, había olvidado lo mucho que me gustaban.
Volteo lentamente mi cabeza para ver a mi persecutor, y me atemoriza. No puedo pensar en nada más, sólo sentir el miedo que me recorre y me obliga ir más rápido, más rápido... debo de alejarme de él.
Siento un dolor agobiante en mi pecho y las lágrimas se acumulan sin control en mis ojos para que éstas se mezclen con las gotas de lluvias que cubren mi rostro; algo en mi interior me dice que si él me alcanza una pesadilla se desatara a mi alrededor.
–¡Alguien ayúdeme!– grito con desesperación a la bruma, para que el silencio me responda con la ausencia de otros. No puedo más, ya no puedo seguir yo sola...
Caigo pesadamente al concreto bajo mis pies mientras la lluvia me baña con su indiferencia ante el dolor que nace desde mi interior. Cálidas gotas caen de mis mejillas mezclándose con las de la lluvia, sintiendo una soledad que no se ira, dándole lugar a la desesperanza que ahora habita en mi corazón.
–Ya no puedo más...– susurro a mi misma, dándome por vencida.
–No estás sola– una voz me habla a la distancia. Levanto mi cabeza con lentitud para ver una silueta acercándose a mi. –¡Estoy aquí, contigo!– me indica con veracidad. Las gotas de lluvia mojan sus púas para verme con intensidad y así sonreír aliviada.
Me levanto del suelo con las pocas fuerza que aún me quedan para correr a sus brazos cual niña pequeña, mi héroe ha regresado por mí una vez más a salvarme.
–¡Shadow!– exclamó con emoción.
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Amy despertó de golpe interrumpiendo su placido sueño para notar que aún seguía en lo que alguna vez fue la sala de su casa. Su respiración acelerada le hizo sentir que había salido de un mal sueño para despertar a una pesadilla. Se sentó sobre sus rodillas ahuyentando al sueño, era obvio que ya no podría seguir durmiendo. Fijó su vista a la ventana que yacía bloqueada con tablones percatándose que estaba a punto de amanecer.
–Es un nuevo día...– musitó para sí.
Escuchó un suave suspiro, para así fijar su vista al otro lado de la sala de estar, y ahí, durmiendo plácidamente con aquella expresión serena y rasgos fuertes y prominentes, estaba él – "¡Estoy aquí, contigo!"– su sueño se hizo presente; haciéndola sonrojar apenada. Toda su vida le había parecido un erizo muy mayor para ella, más aún de lo que Sonic lo era, pero ahora no se lo parecía, después de todo ahora sólo se llevaban un año y no seis.
–"¿Por qué soñé con él?"– pensó Amy con cierta preocupación. Los sueños de Amy siempre habían sido invadidos por Sonic, nunca por Shadow.
Sin lugar a duda el parecido entre ambos era increíble, pero la sensación de estar acompañando a Sonic indirectamente se había empezado a desvanecer; ya no lo miraba como el erizo parecido a su antiguo héroe, ni tampoco como el villano que los había abandonado, ahora sólo lo miraba como lo que era... como Shadow.
Amy observó a los lados disimuladamente y en silencio se acercó a él a gatas para ser lo más silenciosa posible hasta llegar al otro lado de la habitación donde él yacía. Shadow parecía seguir durmiendo sin notar que ella había despertado. Fijó su mirada en el erizo negro, memorizando cada rasgo de su apacible rostro; realmente se miraba muy diferente cuando dormía... casi lindo. Amy sonrió disimuladamente pensando nuevamente por qué siempre los había confundido, si al final de cuenta eran bastante diferentes.
–Realmente te le parecías mucho– susurró Amy con una pequeña sonrisa disimulada –Pero...
Levantó su mano lentamente acercándola a su rostro deteniéndose a centímetros de éste, cerciorándose de que no despertara, no quería verse como una extraña acosadora, sin embargo, su suave respiración le indicaba que aún seguía en el mundo de los sueños, armándola de valor. Amy acercó su cuerpo un poco más al de él y con la yema de su dedo tocar sutilmente su rostro y al acto, observarlo con detenimiento esperando a que despertara abruptamente y la hiciera a un lado, pero no pasó.
La eriza suspiró aliviada, y prosiguió; sintió la cálida sensación de su piel a través de su guante para toparse con aquel hematoma que ella le había causado antes en su pelea. Su mejilla aún tenía ese pequeño hematoma de color verdoso gracias a su gran habilidad de sanación; para ese entonces ya parecía más como una pequeña mancha en su rostro. Pasó suavemente la yema de su dedo sobre éste, dándose cuenta que él era como cualquier otra criatura, un ser vulnerable... sonriendo ante ese pensamiento, él la mataría si la escuchara decir eso.
–Me pregunto...– sonrió Amy pícaramente por lo que ahora planeaba hacer.
Alejó su mano del rostro del erizo negro para hacer algo que siempre le había dado curiosidad. Amy tomó el guante blanco de su mano izquierda para así removerlo de la misma con sutileza, y ver dirigir su mirada nuevamente al erizo negro, quien yacía durmiendo. Acercó su mano desnuda lentamente al pecho blanco de Shadow deteniéndose unos segundos para voltearlo a ver, aún temerosa de que despertara y la descubriera, pero no había reacción por parte de él, y así tocar suavemente el pelaje blanco sobre el pecho del erizo sintiendo el pelaje sedoso deslizarse suavemente entre sus dedos.
–Tan suave...– musitó ruborizándose. Siempre se había preguntado de cómo se sentiría aquel pelaje varonil, aunque nunca imaginó que algún día podría hacerlo.
Amy acortó aún más la distancia entre ambos, sintiendo sus mejillas bañarse de un color carmín intenso, y a pesar de que su mente le decía que debía de alejarse y regresar a su lugar, no pudo hacerlo. Amy observó de nuevo aquella expresión apacible para admirar cada facción de su rostro, mordiendo su labio inferior para así acercar su rostro al de él, sólo para apreciarlo mejor.
–Realmente siempre fue muy bien parecido– se dijo a sí misma con inocencia acercándose un poco más al rostro del erizo negro y colocar una mano sobre la mejilla Shadow, acercando su rostro lentamente con su mirada fija en sólo un punto exacto, aquellos tersos y suaves labios. –Siempre...– musitó casi hipnotizada, hasta que sintió como una mano tomaba su muñeca suavemente para que de pronto unos ojos color carmín la vieran con intensidad, deteniéndose en el acto.
–¿Puedo saber qué estás haciendo?– preguntó Shadow con una dura mirada.
–¡¿EH?!– exclamó Amy sonrojándose intensamente retrocediendo violentamente para caer de espaldas y como pudo, tomar distancia de él.
Su rostro se sonrojó intensamente mientras él mantenía aquella mirada inexpresiva ante la situación, se había dejado llevar por el momento... tal vez demasiado. Shadow seguía recostado sobre la pared con sus brazos apoyados sobre su abdomen, tal cual había dormido durante la noche.
–¡¿Des-Desde cuando estás despierto?!– preguntó Amy avergonzada, rogando a Chaos que acabara de despertar.
–Desde que te levantaste alterada– respondió sereno –Y dime– retomó –¿Exactamente qué intentabas hacer Rose?
–¡¿Por qué no dijiste algo?!– obvió la eriza su pregunta para ponerse en pie a prisa.
–Curiosidad– respondió indiferente alzando los hombros –¿Y bien?– retomó el tema.
–Yo... Yo...– balbuceó Amy dándole la espalda, sin poderlo encarar por más tiempo –"¿Qué estaba haciendo?"– pensó de repente, sin ella tener una respuesta ante su interrogatorio. Amy lo observó de reojo, para ver aquellos ojos carmín que la miraban fijamente en espera de una respuesta –Pues, es que... pensé que aún estaba soñando– mintió sintiendo sus mejillas arder –Y-Y quería ver... es decir, emmm...
–¿Si yo era real?– adivinó el erizo.
–Sí...– asintió –Muchas veces soñé que tú...
–¿Soñabas conmigo?– interrumpió Shadow con cierta sorpresa.
–¡Es decir!– se volteó rápidamente avergonzada nuevamente. –¡No, claro que no!– mintió nuevamente. Shadow sonrió divertido para ponerse en pie por igual. –¡No es lo que tu crees!– se defendió molesta.
–¿Qué crees que creo?– inquirió el erizo negro para estirar sus músculos de forma desinteresada.
–¡Q-Que yo quería...– calló de golpe sin poder completar la oración, era demasiado humillante tan sólo pensarlo.
–Que querías besarme porque tuviste un vago recuerdo del Faker– completó Shadow.
–¿Eh?– inquirió Amy calmando su torbellino de emociones –¿Hablas de Sonic?– preguntó para cerciorarse.
–Era por eso que actuaste así, ¿no es así?
–¡Claro!– respondió rápidamente –Es sólo que... yo... pues...
–Entiendo– asintió el erizo para caminar hacia las ventanas que yacían con tablones sobre éstas e intentar vislumbrar con el poco espacio entre esto –Pero si lo vuelves a intentar... – silenció para voltearla a ver intensamente, provocando que un escalofrío recorriera su espalda cual rayo –Digamos que podrías llevarte con una sorpresa de mal gusto– sonrió divertido.
–¿Sorpresa?– repitió Amy sin comprender.
–Digamos que yo soy del tipo de los que muerde– respondió Shadow con una pícara sonrisa.
El sonrojo regresó para pintar sus mejillas con intensidad ante la imagen que se había formado en su cabeza, y por la expresión del erizo negro, que de alguna manera se había visto seductora.
–¡P-Por supuesto que no pasara!– respondió con nerviosismo, sintiendo su corazón acelerarse golpeando su pecho, para así colocar amabas manos sobre éste, sin entender el por qué.
–Creo que ya podemos irnos– dijo Shadow de pronto, captando su atención –Es de día, ahora dices que es más seguro ¿no?
–"¡La misión!"– pensó alarmada –Eh ...Sí– asintió Amy –Saldremos por la puerta trasera, y seguiremos hasta llegar al lado norte de la ciudad.
–Perfecto.
–Entonces andando– ordenó la eriza para regresar a aquella actitud fría que la había caracterizado desde que había llegado.
Shadow observó que Amy había regresado a aquella dura y fría personalidad, a pesar de que le parecía intrigante, sin duda verla actuar por una fracción de segundo como la torpe e inocente eriza que había conocido fue cautivante; por ese único motivo es que la había permitido llegar tan lejos; siempre había sentido curiosidad de la atención que le proporcionaba a Sonic, queriendo probar un poco de esa misma atención, aunque fuese sólo porque ella viera a Sonic en él. Debía de decir que le había agradado.
La observó caminar a aprisa a la parte trasera de la casa, extrañando por el súbito apuro, cuando notó algo en el suelo –"La foto"– pensó al ver el pedazo de papel en el suelo, la imagen por la cual habían discutido la noche anterior. La tomó para así lograr alcanzarla en la puerta que daba al jardín trasero de la casa, y verla quitar los tablones con fuerza uno a uno, liberando la salida.
–Una vez afuera deberemos ser muy rápidos– indicó Amy para abrir la puerta e inspeccionar los alrededores –o no habrá mañana para ninguno de los dos.
–Entendido– asintió el erizo negro –Por cierto, toma.
–¿Qué?– cuestionó la eriza para voltearlo a ver, y notar en su mano la fotografía de ella y de Sonic. –Oh... "La deje atrás" –pensó al verla.
–¿No la quieres?– cuestionó Shadow al notar que ella no se la quitara al acto.
–¡Este!... Sí, claro– asintió –Gracias– dijo Amy para tomar la fotografía delicadamente de la mano de él, sin poder evitar rozar sus dedos con el cálido tacto del los de él, provocando que la soltara en el acto al sentir su roce. –¡L-Lo lamento!– se disculpó nerviosa para agacharse a prisa a recoger el papel desgastado.
–¿Está todo bien?– preguntó el erizo negro, confundido por el obvio nerviosismo.
–Hmph– exclamó molesta por la pregunta –Concéntrate en una sola cosa– ordenó –En derrotar a Mephiles, yo no soy importante.
–Como quieras– respondió indiferente para dejarla atrás y dar los primeros pasos fuera –Entonces andando.
Amy suspiró con pesadez, colocando una mano sobre su pecho; había pasado algo extraño desde que se había levantado esa mañana, desde que había tenido ese sueño. Observó de nuevo la imagen de Sonic y ella, en donde él esbozaba aquella sonrisa forzada mientras ella lo abrazaba con fuerza, provocando que el enojo la invadiera. Bufó molesta para dirigir su mirada al erizo azul de la imagen; ella siempre se había preocupado por él, siempre había estado a su lado y él sólo buscaba la forma de irse de su lado. Estrujó levemente la fotografía para mantener su vista fija en el erizo azul quien intentaba desesperadamente escapar de ella.
–¿Puedes caminar o necesito entrar por ti?– escuchó a Shadow hablarle a sus espaldas, haciéndola reaccionar.
–¡¿Eh?!– exclamó Amy para voltearlo a ver, un poco sorprendida. –No, no, yo...
–Oye... ¿Segura que estás bien?– interrumpió Shadow para verla con una expresión de preocupación, acercándose lentamente a ella.
–¿Por qué lo preguntas?
–Estás llorando– señaló el erizo negro con un dejo de preocupación en su voz.
–¿Llorando?– repitió Amy para llevar una mano a su rostro y sentir sus mejillas mojadas. Frunció el ceño molesta y con brusquedad secó aquellas lágrimas traicioneras con su antebrazo –¡No es nada, vámonos!– exclamó con enojo para caminar a prisa lejos de aquella casa.
Shadow la vio caminar a paso acelerado para adentrarse al bosque de árboles muertos suspirando con pesadez y así seguirla, intrigado por la extraña conducta de la eriza rosa desde esa mañana. La siguió en silencio, sin volver a preguntar nada respecto a su condición, aunque por su marcha apresurada podía deducir que no era la optima; sin embargo, prefirió no involucrarse.
Durante las siguientes horas de marcha ella no se atrevió a encararlo y muy rara vez la eriza rosa le hablaba, a menos que fuera para darle indicaciones; y por alguna razón esa actitud lo hacía sentir inquieto, él sabía que había algo mal. Se acercó un poco más a ella para lograr ver a sus ojos por primera vez desde que habían salido de su casa, y en ese exacto momento, pudo distinguir como la tristeza había hecho su hogar en estos; una tristeza oculta tras una mascara de seriedad para encontrar una escapatoria en una ira ardiente como el fuego mismo.
–Este...– rompió Shadow el silencio sin saber exactamente qué decir o cómo empezar una conversación –¿Pasó algo?– preguntó sin darle vueltas al asunto –Es decir, allá atrás, en tu casa...– especificó febril.
–Una guerra– espetó Amy evasiva.
–Me refiero hoy en la mañana– corrigió –Antes de irnos.
–¿Qué fue lo que te dije?– inquirió la eriza, deteniéndose de golpe.
–¿Eh?– exclamó el erizo negro parando por igual.
–Concéntrate en derrotar a Mephiles– le recordó para verlo de reojo –Yo no soy importante– citó, para caminar nuevamente.
Sin saber qué más decir, guardó silenció para seguirle con su mirada sobre ella. Caminaron así sin decirse nada durante más tiempo del que le gustaría; aunque quería respetar su decisión de no hablar con él, algo le decía que eso no era lo correcto, ¿por qué sentía que no debía dejarlo sólo así?
–¡¿Qué?!– explotó la eriza rosa de pronto para voltearlo a verlo iracunda –¡¿Por qué me miras así?!– preguntó irritada –¡Siento tu mirada desde hace más de media hora sobre mí!
Shadow la vio con asombro para detener su mirada en los ojos color esmeralda de ella, esmeraldas llenos de desesperanza una mirada que él conocía bastante bien ¿Acaso siempre los había tenido así? No, la Amy de su tiempo tenía inocencia y luz en su mirada, esta Amy tenía desolación y resentimiento en la suya.
–¡Dime!– exigió Amy desafiante.
–¿Por qué estabas llorando?– se ánimo a preguntar al fin, una pregunta que desde hace algún tiempo rondaba su cabeza.
Su pregunta pareció tomarla por sorpresa, pues su ceño fruncido desapareció y sus ojos se abrieron por completo, anonadada por lo que acaba de oír. Amy río burlesca para verlo con una mirada despectiva, acción que tomó desprevenido al erizo negro para verla con confusión.
–¿Es que acaso la última forma de vida se preocupa por la insignificante Amy Rose?– preguntó en forma de burla y un dejo de dolor en su voz –¡Ja!– exclamó con una sonrisa forzada –No me hagas reír– espetó para darle la espalda haciendo que sus púas largas se ondearan en el aire –¡Si por ti hubiese sido hubiera muerto hace 5 años en el laboratorio de Eggman!– le recordó –¿O es qué acaso ya lo olvidaste?– masculló sintiendo como un nudo empezaba a formarse en su garganta –Cuando intentaste quitar las esmeraldas caos, tu lo dijiste: "Ella no me interesa"– reclamó –¿Ahora resulta que sí te importo?– Shadow la vio con sorpresa, desviando la mirad un tanto avergonzando por sus palabras previas, sin respuesta. –Eso imagine– musitó Amy dejando ver una aquella mirada de desolación –No te sientas mal– dijo para continuar –A nadie le importo ya– confesó sintiendo una punzada de dolor en su pecho.
No era la primera vez que al ver su dolor alguien prefería dejarla en silencio o obviarlo; incluso sus amigos al verla encerrarse en su habitación durante días nunca habían ido por ella, sólo esperaron que a todo pasara... como si la muerte de Sonic fuese algo que algún día ella podría obviar; pero la guerra la hizo seguir adelante, era comer o ser comido. Ella ya no era esa ridícula niña que creía en los cuentos de hada, ella conocía el mundo real y era un mundo cruel que si no te cuidabas te quitaba hasta el último aliento.
–¡Camina!– ordenó Amy para iniciar su marcha cuando de pronto sintió como alguien la abrazaba por la espalda con fuerza, borrando aquella expresión molesta de su rostro.
Amy vio de reojo a Shadow, quien tenía una expresión molesta en su rostro, una expresión conocida y a la vez diferente. Observó los brazos de él rodearla por el abdomen en un cálido abrazo; era la primera vez que alguien la abrazaba de esa forma... o que la abrazaba sin que ella lo propiciara.
–"Con que así se siente..."– pensó al recordar los cientos de abrazos que ella le había dado a Sonic de esa forma; debía admitir que era más cálido de lo que alguna vez imagine.
–Sé que te duele...– murmuró el erizo negro de pronto, para que el abrazo se intensificara.
Ambos permanecieron en silencio, escuchando únicamente el sonido que hacía el viento al mover las ramas secas a sus alrededores. Amy lo volteó a ver sin entender qué era lo que pasaba, ¿por qué de repente parecía que le importaba? Frunció el ceño, molesta por el acto de lastima.
–No necesito de tu lastima– comandó Amy sintiendo como el llanto quería hacerse presente –¡Sueltamente!– ordenó mientras lágrimas empezaban a asomarse.
–¡No!– se negó –Veo tu dolor... veo tu sufrimiento– susurró Shadow con suavidad –Un dolor enmascarado con indiferencia...
–¡Tú no sabes nada!– vociferó Amy para forcejar con él, sin poderse librar de su abrazo. –¡Nadie lo entiende!
–¡Entonces hazme entender!– ordenó para tomarla con cierta brusquedad, obligándola a verlo –Dime ¿Qué fue lo que él te hizo?
Amy borró su expresión de molestia para verlo desconcertada ¿por qué le preguntaba sobre lo que él le había hecho? Le desvió la mirada en un intento de poder ocultar aquel dolor que brotaba con cada pregunta.
–Nada– respondió apagada.
–¡¿Qué fue lo que hizo?!– insistió alzando la voz.
–¡NADA!– vociferó sintiendo como sus lágrimas conseguían su libertad y así empezar a brotar sin control –¡Nada! ¡Sonic jamás hizo nada, jamás se dio cuenta de nada!– reveló para quebrarse en llanto –¡Jamás supo que yo lo amaba con locura!– confesó lloriqueando.
Shadow la escuchó sollozar para soltarla al fin para que ella se dejara caer de rodillas al suelo cubriendo su rostro intentando ocultarle su dolor. Se hincó a su nivel, observándola en silencio, mientras la tristeza se hacía presente al fin; sin saber qué hacer ahora ¿sería apropiado sólo acompañarla en silencio o debería de decirle algo?
–Me dejó sola...– dijo la eriza rosa entre sollozos
–Estoy seguro que él no planeó nada de esto– habló al fin.
–No lo culpo a él– detuvo su llanto de pronto para así, con resentimiento, dirigir su mirada hacia él –Te culpo a ti.
–¿Eh?– soltó Shadow viéndola con asombro.
–¡Si no hubieras estado tan obsesionado con las estúpidas esmeraldas nada de esto hubiera pasado!– acusó.
–¡Yo no imagine que..
–¡Eres cruel, y despiadado, y arrogante!– gritó para así tirarle pequeñas piedras que encontraba a su alrededor.
–¡Su misión era salvarte no la mía!– se defendió para intentar esquivar las cosas que ella le lanzaba.
–¡No te soporto!– exclamó Amy empezando a derramar lágrimas nuevamente.
–¡Hey, espera, detente!– ordenó mientras intentaba escudarse de la basura que ella le lanzaba para lastimarlo.
–¡Erizo patético que sólo...
–¡Basta!– ordenó para abalanzarse sobre ella y sujetarla por sus muñecas evitando que siguiera arrojándole piedras y piñas de los pinabetes muertos que los rodeaban.
–¡Suéltame infeliz!– forcejeó molesta con fuerza. –¡Eres un cretino!– acusó mientras se sacudía con brusquedad en un intento de zafarse de su agarre.
–¡E-Espera si sigues así vamos a...
Amy cayó de espaldas junto a él en un intento de soltarse, sin éxito. Shadow cayó sobre ella aún sujetando sus muñecas para así levantarse tanto como pudo sin dejarle ir, no quería que siguiera agrediéndolo. Los ojos de Amy empezaron aguarse nuevamente, desviándole la mirada para evitarle de verla llorar.
–Se que fue mi culpa...– soltó Amy al fin sintiendo el llanto venir –Y lo lamento...
Shadow suavizó su mirada, para ver como las lágrimas bañaban su rostro y sin pensarlo realmente, soltó sus muñecas para así limpiar suavemente con su pulgar el rastro de las lágrimas que habían mojado su rostro.
–No vuelvas a decir eso, jamás– regañó Shadow dulcemente –Si has de culpar a alguien, culpa a Eggman o a mí... pero no a él.
Lagrimas siguieron brotando para que sollozos escaparan de su ser cual pequeños gemidos de tristeza y sin poder evitar sujetar su mano llorando desconsolada, obligándola a permanecer sobre ella, sonrojándose por dicha posición.
–Lo odio por no saber– dijo Amy reconociendo sus sentimientos no correspondidos –Y por salvarme... por siempre querer ser el héroe...– habló con una mirada perdida.
–Él te consideraba más importante que su vida misma– habló el erizo negro en un intento de consolarla. –No manches su memoria de esta forma.
–¿Eh?– exclamó Amy para verlo con asombro.
–Desde su muerte te has marchitado– habló Shadow con un dejo de tristeza en su voz –Es la peor formar de honrar su sacrificio. Debes de dejarlo ir y continuar tu vida sin él...
Amy se sonrojó por la dulzura sus palabras y así percatarse de la cercanía de ambos y que su mano se aferraba a la de él con fuerza. Sintió su cuerpo sobre el suyo, desviándole la mirada furtivamente, nunca había estado así con él antes... con nadie realmente.
–¿Cómo...– murmuró la eriza rosa para encararlo al fin con una mirada fija sobre sus ojos escarlatas, y así ver una mirada hechizante; ruborizándose ante la imagen frente a él, tomando conciencia de la posición comprometedora entre ambos. –¿Cómo puedo hacer para dejarlo ir?– completó al fin.
–...Sólo conozco una forma– habló embelesado para así acercarse lentamente a ella.
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Una interesante escena se posaba frente a sus ojos, parecía que al final la última forma de vida había logrado alcanzarlo en esa línea de tiempo, y ahora parecía tener un extraño afecto por la eriza rosa, eriza que le había dado tantos dolores de cabeza en el pasado.
–Interesante–dijo Mephiles –Esto se pone cada vez más interesante...
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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