
Capítulo 1: Welcome to the Future
Las sirenas empezaban a causar bullicio por toda la base mientras una luz roja alumbraba cada rincón de la misma. Los láser se disparaban desde las cámaras de vigilancias quemando así las paredes de metal al no impactar contra su objetivo.
–¿Sonic, me escuchas?– escuchó a través del comunicador en su oreja.
–Fuerte y claro Tails– respondió el erizo que evadía con agilidad los láser del pasillo.
–Perfecto, ya localice a Amy, se encuentra en el centro de la base– le indicó –Debes de apresurarte Sonic, antes de Eggman le haga algo.
–Si me dieran un centavo por cada vez que sus imprudencias la meten en problemas, sería millonario– espetó el erizo en frustración.
–Lo hizo para recuperar la Esmeralda Caos– defendió Tails –Además, gracias al rastreador que tiene nos dirigió justo a su base.
–¡Aún así es muy peligroso!– debatió para destruir las cámaras que intentaban dispararle –¡Esto no es un juego!– se quejó.
–Bien, bien, lo discutiremos una vez la traigas de regreso.
–De acuerdo, pero por esto me deberá por los menos diez Chilli Dogs– habló Sonic divertido.
–Estoy seguro que no objetará– dijo con una sonrisa el zorrito –Ahora, debes de tener cuidado con... ¿Eh?– calló de pronto.
–¿Uh?– exclamó Sonic para detenerse en una bifurcación –¿Qué sucede Tails?– inquirió sin obtener respuesta –¿A dónde debo dirigirme ahora?– preguntó viendo a ambas dirección –¿Tails?
–¡Detecto algo que se dirige a ti a gran velocidad!– respondió al fin –¡Sal de ahí!
Sonic escuchó ruidos por el pasillo a su mano izquierda volteando a ver a aquello que deseaba desafiarlo. Se colocó en posición de pelea con su mirada fija en el corredor, en espera del artefacto que Eggman ahora había armado para detenerlo hasta que distinguió un rostro familiar a la distancia.
–¿Shadow?– se dijo a sí mismo para abandonar su posición defensiva –Pero qué...
–¡A un lado Faker!– vociferó el erizo negro para saltar sobre su cabeza sin inmutarse por su presencia y seguir de largo.
–¡E-Espera!– gritó Sonic, quien fue ignorado por la última forma de vida.
–¿Qué pasa Sonic?– preguntó el zorrito.
–¡Es Shadow!– respondió el erizo azul para seguirle.
–¿Shadow? ¿Qué hace él aquí?
–No lo sé, pero pienso averiguarlo.
Sonic corrió tan rápido como pudo, evadiendo los pequeños robots de color rojo que se atravesaban de tanto en tanto en su vía, siguiendo el camino de pedazos de chatarra que Shadow le había dejado. Siguió así hasta que lo divisó en la distancia, mientras intentaba abrir una puerta con empeño.
–Amy se encuentra a 10 metros de ti Sonic– indicó Tails.
–Entendido.
Sonic llegó hasta su rival para ver una puerta de metal con un grosor considerable, la cual no sería fácil de abrir, al menos no sin ayuda.
–No sé que haces aquí– habló Sonic acercándose al erizo negro –Pero parece que tenemos el mismo objetivo.
–Lo dudo– respondió sin detener su ataque en la abollada entrada. –Tú vienes por esa fastidiosa eriza rosa, yo vengo por algo más grande e importante que eso.
–Hmph, ¿Y qué podría ser?– preguntó Sonic con el ceño fruncido.
Shadow detuvo su ataque para ver de reojo al erizo azul con una mirada fría e intimidante –Para salvar tu patético mundo– respondió secamente y ver de nuevo a la puerta –¡Y recuperar mi Esmeralda Caos!– gritó con euforia y chocar su cuerpo con toda su fuerza y así lograr que está cediera ante los golpes para hacerla caer.
Una nube de polvo se levantó, dejando entrar la claridad tras de ellos. No se podía distinguir nada por la penetrante oscuridad, mientras un silencio ensordecedor llamaba al mal presagio.
–¡Sonic!– escucharon un grito agudo desde adentro.
–¡Amy!– dijo Sonic alarmado para entrar sin esperar más tiempo.
–¡No, esper...
Sus palabras no fueron escuchadas por el urgido erizo azul, quien entró apresuradamente, provocando que todas las luces se encendiera a la vez. Shadow pudo distinguir a la eriza rosa encerrada en una jaula que yacía suspendida en el aire sobre un pozo con una sustancia verdosa.
–¡No te preocupes Amy!– habló Sonic para correr hacia ella, pero al poner un pie cerca de la eriza un choque eléctrico recorrió cada fibra de su ser haciéndolo retroceder violentamente.
Shadow vio al erizo azul chocar con la pared opuesta, rodando los ojos en señal de exasperación. Una trampa obvia a su punto de vista. Entró con cuidado, para ver a las siete esmeraldas caos reunidas alrededor de la trampa de la eriza, esbozando una sonrisa.
–Bingo– dijo para así y deslizarse con gracia hacia éstas.
Debido a sus deslizadores, la electricidad que corría en el piso de metal no era un problema para él. Se acercó a su esmeralda y así con brusquedad quitarla de las base donde yacía provocando que varias chispas saltaran al ésta salir de la base; parecía estar conectada con alguna fuente eléctrica.
La eriza exclamó un grito de terror captando su atención y ver su jaula descender un par de centímetros hacia el pozo de ácido debajo de ella.
–Parece que si te llevas mis esmeraldas será todo para la pobre noviecita de Sonic– escuchó por los altoparlantes de la habitación –Pueden rescatar a Amy, pero si lo hacen mi maquina se activara y con la ayuda de las esmeraldas ¡me encargaré de tener el cañón más poderoso jamás creado!– río con maldad –O bien, detenerme si decirle adiós a la pobre Amy Rose.
Shadow bufó molesto para ver de manera fría a la eriza, quien tenía una mirada de suplica en sus ojos
–Ella no me interesa- espetó para ir hacia la esmeralda de color blanco y arrancarla con fuerza de la base.
–¡No!– rogó Sonic al verla caer un poco más.
Sonic corrió de nuevo hacia ella para sentir de nuevo la electricidad recorrer su cuerpo provocando bajones y subidas de energía en toda la base, pero está vez logró quedarse sobre sus pies.
–¡Sonic!– gritó la eriza con lágrimas en sus ojos al verlo acercarse con dificultad hacia ella, mientras la electricidad rodeaba su cuerpo.
Las esmeraldas empezaron a titilar erráticamente, parecían reaccionar al voltaje que el erizo azul generaba a cada paso de la eriza rosa. Shadow vio de reojo al erizo azul, frunciendo el ceño por sus acciones sin sentido, regresando a su labor, sin embargo, la esmeralda blanca empezó a electrificarse obligándolo a soltarla al sentir la quemadura atravesar su guante. Si Sonic seguía avanzando las esmeraldas recibirían un mayor voltaje, sobrecarcándolas.
–¡Detente Faker!– ordenó Shadow para ver la esmeralda verde en su mano empezar a reaccionar junto a las demás, iluminándose con intensidad.
–¡A-Amy!– llamó Sonic con esfuerzo para caminar tan rápido como podía hacia ella, mientras su cuerpo humeante recibía los cientos de voltios a cada paso que daba.
–¡Sonic, no...
Amy acalló al ser cegada por la luz irradiada por las esmeraldas, las cuales habían reaccionado de manera errática para que una onda de luz recorriera toda la base desde su centro hasta varios miles de kilómetros alumbrando el oscuro panorama de Green Hill, quedando todo en un silencio sepulcral.
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Shadow abrió sus ojos con pesadez, desorientado. Con esfuerzo logró focalizar correctamente su mirada para ver una recámara familiar. Se sentó con algo de dificultad y ver que se encontraba en la recámara en donde estaban las Esmeraldas Caos. Shadow se levantó con esfuerzo mientras una sensación de nausea y mareo lo abrumó obligándose a permanecer sentado. Todo le daba vueltas y aún no podía ponerse en pie correctamente. Sentía que lo habían metido en una licuadora durante horas, como algún tipo de tortura extraña.
–¿Pero qué paso?– se preguntó aún aturdido. Recordaba al erizo azul corriendo hacia la fastidiosa eriza rosa y su esmeralda se había iluminado cegándolo por completo. ¿Se habría desmayado?
Se reincorporó con dificultad para distinguir bien lo que había frente a sus ojos. Esa era sin duda la misma habitación donde había estado antes de perder el conocimiento, pero todo se miraba antiguo y desgastado. Las paredes de metal estaba corroídas por el oxido del tiempo, y una espesa capa de polvo yacía en todo el piso cubriéndolo como una manta. Parecía como si nadie hubiera estado ahí durante años.
Shadow se puso en pie para ver que aún tenía aquella esmeralda en su mano ¿Qué había pasado después de la luz cegadora? Inspeccionó el lugar con la mirada y no había más que polvo y basura por doquier.
–¿Hice un Chaos Blast?– se preguntó a sí mismo, pero todo se miraba olvidado, no destruido.
Salió de la recámara y reconoció el pasillo por donde había venido, y así buscó su camino hacia fuera de la base investigando los alrededores con la mirada; todo tenía la misma apariencia que el interior de aquella habitación.
Sintió la luz del sol con gran intensidad, provocándole un jaqueca, pero no fue hasta que distinguió los exteriores que realmente empezó a sentir una verdadera migraña. Una ciudad de acero forjado con nubes negras sobre ésta que dejaban ver al sol de tanto en tanto, parecía estar en un área industrial, no en Green Hill .
–Esto... ¿dónde estoy?- se preguntó para ver en los exteriores nada más que naturaleza muerta. –¿Qué sucedió?– se preguntó desconcertado.
No tenía idea de qué pasaba, pero sabía quien podía tener respuesta, el mejor amigo del erizo azul, Miles "Tails" Prower. Shadow corrió a toda prisa por la el bosque de árboles muertos y marchitos, ocasionándole escalofríos, sentía que estaba en un tipo de cementerio o campo de batalla abandonado.
Shadow se dirigió hacia el taller que sabía que tenía cerca de la costa, donde Sonic lo había invitado muchas veces antes en un desesperado intento para que fuese parte de ellos, cosa que jamás sucedió. Así siguió un sendero de tierra y rocas para por fin divisar aquel taller, que al igual que todo lo demás, se miraba descuidado y abandonado. ¿Ese sería el mismo lugar?
Paró enfrente de la estructura que apenas si denotaba la pintura por el oxido en las paredes. Caminó con cautela para acercarse hacia la puerta y tocar suavemente; no sabía por qué tocaba, pues se le hacía más que obvio que nadie le abriría. No hubo respuesta. Shadow suspiró frustrado sin saber qué hacer o a dónde dirigirse, algo de todo eso le daba mala espina. Sin más que hacer ahí, dio media vuelta para regresar al laboratorio en busca de pistas cuando sintió un golpe justo sobre su espalda haciéndolo caer al suelo con brusquedad.
–¡Te tengo!– escuchó decir para sentir como alguien lo tomaba del brazo derecho pegándolo a su espalda y obligándolo a yacer de boca en el suelo.
Shadow frunció el ceño furioso, y con toda su fuerza levantarse junto con su atacante que yacía sobre él, para caer sobre él cambiando las posiciones, logrando liberarse de su agarre. Se volteó con rapidez con el puño levantado con la intensión de desfigurar a aquel se había osado en golpearlo hasta que vio un rostro familiar, y a la vez desconocido.
–¿Eh?... – exclamó al distinguir a la fastidiosa eriza rosa, quien frunció el ceño, propiciándole un certero golpe con su puño en su rostro haciéndolo caer a un lado.
Shadow colocó la palma de su mano sobre su mejilla lastimada. No sabía que ella fuera tan fuerte, pero realmente no parecía ella. La observó nuevamente con detenimiento y ver a la eriza rosa vistiendo unos botines café, un short del mismo color y una blusa verde musgos que dejaban ver su abdomen con un escote revelador, a lo cual él no recordaba que estuviera tan desarrollada, siempre se le hizo como una niña, y ahora parecía más una mujer.
Amy lo vio con desdén para ponerse en pie en un brinco y de su mano sacar una pequeña vara del tamaño de un bolígrafo, la cual, con un movimiento audaz hizo crecer casi tan larga como el alto de su cuerpo. Sus púas largas hasta la cintura se ondearon en el viento cual bandera de guerra para verlo con intensidad.
–¡Esto es todo Mephiles!– exclamó la eriza para tomar la vara de metal con ambas manos y atacar con ira al erizo negro, quien la evadió rápidamente.
–¡¿De qué diablos estás hablando Rose?!– inquirió el erizo negro para ponerse en pie por igual.
–¿Eh?– exclamó la eriza para detener su ataque en seco.
–¡¿Tú eres Amy Rose?!– preguntó Shadow confundido.
Amy, quien tenía aquella vara aún sobre su cabeza con la intensión de lastimarlo, pareció calmarse al escuchar su nombre. Su mirada se suavizó para observarlo con detenimiento, como si jamás en su vida lo hubiera visto. Bajó lentamente sus brazos asintiendo con sutileza la cabeza.
–Sí...– murmuró en forma de respuesta.
–¡¿Es esto una mala broma del Faker de tu novio?!– vociferó molesto.
–...¿Shadow?– cuestionó ella para guardar su arma –¿Eres realmente tú?
–¿De qué demonios estás hablando?– preguntó molesto –¡¿Quién más sería?!
–Pero...– calló abruptamente al distinguir algo a la distancia –¡No hay tiempo!– exclamó para tomar su muñeca a prisa y obligarlo a seguirla.
–Pero qué...
La eriza puso su dedo índice en su boca obligándolo a callar. –Sígueme– comandó. Lo llevó casi a rastras a la parte trasera del laboratorio para descubrir una entrada secreta ocultaba bajo un matorral. –Entra– ordenó la eriza para señalar el túnel a sus pies, a lo cual el erizo hizo caso omiso. No entendía qué pasaba y no pensaba moverse a ningún lado sin respuestas primero. –¡Ahora!– regañó para obligarlo con un certero empujón, haciéndolo caer al agujero, y detrás de él ella seguirle.
Shadow cayó sobre algo suave y blando, un colchón que parecía tener la función de recibir a quienes entraban. Se sentó aún adolorido por su pequeña pelea, y ahí sentando distinguió una base subterránea, le recordaban mucho a las bases de Eggman en donde antes había pasado tanto tiempo.
Shadow escuchó un ruido sobre su cabeza para levantar la mirada y ver caer a la eriza rosa del cielo aterrizando sobre él, quien no tuvo oportunidad de moverse de su sitio. Sintió el pesado cuerpo de Amy aplastarlo sobre aquel colchón debajo de ambos, para quedar cara a cara. Observó de manera desaprobatoria a la eriza, quien empezó a levantarse con lentitud hasta que fijó su vista en él, deteniéndose. Amy se sentó sobre su regazo, haciéndolo incomodar, para que aquella mirada curiosa lo observara con deleite.
–¡Q-Quítate!– exigió Shadow avergonzado por la posición comprometedora, sin embargo, ella no parecía reaccionar a sus palabras.
–...Te pareces tanto a él– musitó ella con una mirada llena de tristeza. Amy levantó su mano con timidez para acercarla a su rostro, pero el agarré brusco del erizo negro la hizo detenerse.
–Dije...– espetó molesto para apretar con fuerza su muñeca empezando a lastimarla de gravedad –Quítate– ordenó con una voz amenazadora.
Amy se dejó caer a un lado adolorida logrando así que él la soltara. Shadow se puso de pie tomando con rapidez distancia de ella. Sentía que estaba en otra dimensión, no entendía nada de lo que pasaba.
–Amy volvis...– escuchó a alguien decir a sus espaldas. Shadow se volteó para ver a una coneja parada a la distancia, se le hacia vagamente familiar –¡Alto ahí!– ordenó Cream para sacar una pistola de aquel overol que llevaba puesto. –¡Intruso!– alertó.
Ni bien el grito de alarma se anunció escuchó pasos por todo los alrededores y ver salir del pasillo a las espaldas de la coneja a Rouge, el guardián de la Master Emerald y a quien estaba buscando con desesperación, Tails.
–¡Amy!– llamó Tails para correr hacia la eriza quien aún seguía sentada sobre al colchón sin moverse. –¡¿Estás bien?!
–¡¿Qué hace esté clon aquí?!– preguntó Rouge para caminar hacia él.
–¿Clon?– repitió Shadow, ofendido.
–¡¿Por qué trajiste a este clon?!– cuestionó Rouge sin prestar atención al erizo negro, para dirigir su mirada a Amy, quien mantenía su mirada en penumbra.
–Él no es un clon...– murmuró Amy silenciosamente, provocando una expresión de sorpresa en los presentes, acallando el alboroto –Él es Shadow– anunció con una mirada fría.
Todos la vieron incrédulos, y sin decir nada más tomar rumbo fuera de la habitación concurrida, perdiéndose en el pasillo.
–Amy– susurró Cream al verla marchar, y quien sin dudar, guardó su arma para seguir sus pasos –¡Amy, espera!– llamó para desaparecer de la vista de todos.
Rouge bufó molesta para captar de nuevo la atención de todos y así dirigir su mirada al erizo negro y decirle: –Si tú eres el verdadero Shadow, dime, ¿Cuál es mi tesoro más valioso?– preguntó con desconfianza la murciélago.
Shadow rodó sus ojos en señal de molestia y así dirigir su mirada al equidna a sus espaldas. –Él– señaló cual hecho obvio, haciendo que Knuckles se sonrojara con intensidad.
–Eres tú...– soltó Rouge con asombro, pues nadie más que él podría dar la respuesta correcta –¡¿En serio eres tú?!– exclamó con felicidad para abalanzarse sobre él y abrazarlo con fuerza.
–¡Suéltame de una buena vez!– ordenó empujándola con brusquedad. –¡¿Qué les pasa a todos ustedes?!– cuestionó Shadow irritado.
Rouge, Knuckles y Tails se vieron unos con otros, hablándose a través de miradas silenciosas. Una ambiente tenso se empezó a formar según el silencio de los presentes se mantenía, sin poder dar una respuesta concreta a la pregunta que el erizo les hacía.
Rouge le dio una mirada intensa, provocando que tragara pesado; él la conocía, esa mirada fría era la que Rouge poseía cuando estaba molesta realmente. Ella se acercó a él para quedar frente a frente, sin saber qué esperar, pero sintiéndose más ansioso que antes. Rouge levantó su mano y con fuerza propiciarle una bofetada, la cual resonó con el eco de la cueva subterránea, provocando que Knuckles y Tails desviaran la mirada.
–¡¿Por qué maldita sea...
–¡Desapareciste!– interrumpió Rouge sus palabras. Aquella expresión serena que había tenido hasta entonces pronto se desvaneció, trayendo consigo lágrimas que empezaron a brotar de sus ojos –¡Nos abandonaste!– reclamó.
–¿De qué hablas?– inquirió Shadow, confundido por sus acusaciones.
–¡Cinco años sin saber de ti!– vociferó la murciélago –¡Perdimos la guerra gracias a ti!– culpó.
–¿Cinco años?– repitió el erizo negro –¿De qué rayos hablas?– cuestionó frunciendo el ceño –¡Estás completamente demente!– se quejó –¡A penas hace un par de horas estaba con el molesto erizo azul en una base de Eggman intentando salvar Mobius!– les explicó –¡Te vi hace menos de dos días!– le recordó. Todos le vieron como si hablara de alguna locura, haciéndolo sentir incómodo nuevamente. –¡¿Dónde está ese maldito Faker?!– preguntó irritado –¡Él les dirá que...
–Sonic murió hace cinco años Shadow– interrumpió Tails estoico.
Shadow borró su expresión de molestia para que una de anonadada tomara su lugar, observando a todos los presentes, quienes entristecieron su mirada.
–... ¿Qué?– soltó al fin sin poder creer lo que sus oídos escuchaban. Eso no podía ser cierto, lo acaba de ver hace tan sólo un par de horas, dos como máximo. –Pero yo estaba con él hace un momento cuando...
–Sonic murió al salvar a Amy hace cinco años atrás, cuando Eggman recolectó las esmeraldas caos– explicó Rouge entristeciendo su mirada –Tu desapareciste luego de ese día... hasta hoy.
Shadow colocó una mano sobre su cabeza incrédulo a lo que escuchaba. ¿Sonic en serio había muerto? ¿Estaba realmente 5 años en el futuro? ¿Cómo era todo eso posible? Y entonces recordó.
–La esmeralda– se dijo a sí mismo para sacar aquella esmeralda color verde.
–¡Tiene una esmeralda caos!– exclamó Knuckles con emoción.
–¿Cómo es posible que tengas una esmeralda?– preguntó Tails acercarse a él y observar la gema, incrédulo.
–Creo que...– silenció por un momento para fijar sus ojos carmín en el brillo de la gema –Hice un Chaos Control espacio-tiempo– murmuró intentando darle una explicación a toda esa situación.
–¿Chaos Control espacio- tiempo?– repitió Rouge sin lograr entender a qué se refería –¿A qué te refieres?
–Un Chaos Control que puede hacerte viajar por el tiempo y el espacio– simplificó Tails pensativo.
–Pero eso no es posible, incluso las Esmeraldas Caos tienen un límite– se involucró Knuckles –¿Cómo es posible qué Shadow hiciera algo como eso?
–Eggman– dijo el erizo negro cual revelación –Él les hizo algo a las esmeraldas, estaban unidas en una base electrificada– recordó Shadow –Sonic activó una trampa eléctrica e hizo una elevación en el voltaje que rodeaba las esmeraldas– explicó –Luego hubo una intensa luz blanca y desperté de nuevo en el laboratorio.
–Eso quiere decir que la razón por la cual desapareciste fue porque...– silenció Tails observando al erizo negro con asombro.
–Viajaste cinco años en el futuro– completó Rouge –Un futuro sin Sonic y con Eggman al mando.
Dos seres que nunca tuvieron nada en común, amarrarán su destino en busca de un interés personal y egoísta que los conducirá directo a un vórtice a la autodestrucción. Capítulo 2: Interés.
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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