>> V O T E N - V O T E N - V O T E N<<

Una melodía baja y pegajosa me martilleaba en los oídos, mi cabeza asintiendo al ritmo. Me instalaron en uno de los talleres de los Laboratorios S.T.A.R., un cuarto libre que Cisco no usaba muy a menudo. Era un espacio tranquilo donde podía estudiar en paz mientras seguía estando cerca si algo sucedía y necesitaba arreglarme, incluso si el solo pensamiento calmaba mis pensamientos y hacía que mi estómago se revolviera de ansiedad.

El resalte amarillo estaba suelto en la punta de mis dedos mientras leía palabras de mi pesado libro de texto. Un filete de luz me sacudió de mi mente, mis ojos se dirigieron hacia la puerta donde estaba la nueva versión de Harrison Wells, H.R. Él era extrañamente diferente del hombre que nos importaba y usaba un sombrero de copa negro que Cisco había comentado varias veces en la corta semana que había pasado.

"Margo, un misterio envuelto en sí misma." H.R. sonrió, acercándose al desordenado escritorio en el que estaba sentada. Había quitado de en medio varios aparatos de Cisco para hacer espacio para mis libros y mi portátil.

Me saqué un auricular de la oreja, dándole una rápida sonrisa. "Tienen a John Green en la Tierra 19 también, ¿eh?"

H.R. asintió un poco, echando un vistazo a la habitación mientras balanceaba sus baquetas de tambor, aunque no lo había visto tocar o ni siquiera había mencionado que tocaba desde que atravesó ese portal azul.

Cisco estaba empezando a sospechar de él, naturalmente. Habíamos sido heridos por hombres con esa cara demasiadas veces y no lo culpé. Aunque no me parecía tan intimidante H.R., era muy raro y eso me hacía sonreír.

"Sí, por supuesto". Señaló mi pila de libros: "B.A. mencionó que estabas estudiando de nuevo, convirtiéndote en maestra. Es una profesión digna".

"Me gusta ayudar a los demás." Me encogí de hombros, dejando que mi resaltador descansara en mi cuaderno.

Me dio esa sonrisa familiar, un pequeño brillo en sus ojos. Abrió un pequeño cuaderno, anotando algo y le envié un ceño fruncido. Cisco había encontrado al Harrison Wells más capaz para unirse a nuestro equipo de temporalidad, lo que significaba que este hombre era tan conocedor como Harry, así que no cuestioné lo que estaba escribiendo.

De repente, antes de que pudiera volver a mirarme, una alerta zumbaba a través de los laboratorios y me deslizó de mi taburete y se dirigió hacia la corteza, H.R. justo en mis talones.

"¿Qué está pasando?" Pregunté, deteniéndome cerca de Cisco que estaba encaramado a su computadora, mirando una pantalla donde un enorme y feo monstruo me agarraba la vista. Ya había una sensación de malestar que se elevaba en la boca del estómago. "Dime que eso no es..."

Ni siquiera pude terminar mi pregunta, Cisco asintiendo furiosamente. "Un monstruo".

Recursos Humanos sonreía a mi lado: "¡Un monstruo en Ciudad Central!"

Cisco le envió una mirada, arrancándole el pelo de los ojos. Caitlin no estaba, lo que significaba que sólo él y Recursos Humanos se ocupaban del trabajo de escritorio, ya que todos los demás estaban ocupados con sus propios trabajos de día.

Yo ya sabía lo que Cisco me iba a decir y me dirigí con furia hacia mi propia vitrina, mirando mi traje blanco en el que no me había metido en mucho tiempo. "Contacta con Barry, no voy a asumir un asunto de Godzilla por mi cuenta." Llamé rápidamente, antes de ponerme la máscara y prepararme.

***

La carretera estaba bloqueada con coches, la gente corriendo aterrorizada en la dirección opuesta. El suelo temblaba a cada paso que daba el monstruo gigante, su rugido ya resonaba en mis oídos. Había un pánico en mi pecho pero me abrí paso entre la multitud, mirando al monstruo que flotaba a unas pocas cuadras de distancia.

Una luz brillante inundó mi vista cuando Barry se detuvo a mi lado, ya vestido y listo para la lucha. "¿Alguna idea?" Pregunté, escuchando a Cisco y a Recursos Humanos discutir a través de nuestras comunicaciones.

Barry sacudió la cabeza: "Nunca antes habíamos lidiado con un monstruo de verdad".

"Hagamos Empire, chicos." Cisco estaba diciendo en nuestros oídos.

Otro rugido crujió en el aire como un trueno, otra avalancha de ciudadanos corriendo a nuestro lado con gritos que caían de sus labios. Un hombre me empujó contra el hombro, empujando mi cuerpo hacia atrás y casi quise gritarle para ver a dónde iba, porque claramente, sólo estábamos aquí para ayudar. De ahí el maldito traje blanco y la máscara a juego. "Sí, el Imperio del Sol". H.R. añadió.

Cisco estaba murmurando palabras que no pude escuchar, pero sin duda ya estaba corrigiendo nuestro nuevo Harrison Wells. Barry me envió una mirada, inclinando su cabeza a un lado. "¿Listo?"

Sentí como si la pregunta fuera más profunda de lo que él pretendía, pero me encontré asintiendo con la cabeza, mis manos se arrastraron hacia arriba en forma de puños mientras Barry me agarraba del brazo y en un parpadeo estábamos de pie bajo el monstruo, la barriga de la bestia justo encima de nuestras cabezas. El rugido de los gritos era más fuerte ahora y mis ojos exploraron el área y vieron a una mujer golpeando la ventana de su auto.

El monstruo se dirigía hacia ella, sin intención de detenerse. Barry ya se alejaba corriendo y yo me dirigí hacia el coche. Las lágrimas corrían por sus mejillas, sus golpes sin sentido con la puerta del coche encajada hacia adentro cuando otro coche la había chocado. Giré la cabeza hacia atrás, viendo como el monstruo se acercaba. Ya estaba tirando de la manija de metal, tratando de alejar el pesado coche, pero no sirvió de nada. "Aléjese de la ventana". Se lo dije a la señora y por suerte me escuchó.

Me agaché, cogí un trozo de metal roto de otro coche y lo estrellé contra el cristal, con fragmentos volando por todas partes. Intenté quitar el polvo de los cristales antes de acercarme y ayudar a la señora, pero de repente ella gritó de dolor y mis ojos encontraron la sangre salpicando sus vaqueros.

Otro rugido atravesó el aire, el suelo tembló de nuevo. No pude encontrar a Barry, probablemente no sea más que una mancha de color. El miedo se apoderó de mi pecho, sabiendo que esta señora no podía moverse, no si su pierna estaba gravemente dañada o tal vez rota, pero si no se movía, sería aplastada bajo el pie. "Mantén la calma, tengo una idea." Se lo dije a la mujer y ella asintió entumecida.

Me adelanté unos metros, mis dientes se hundieron en mi labio inferior. El monstruo seguía dirigiéndose en esta dirección, derribando cables eléctricos y aplastando coches como si fueran juguetes. Me incliné hacia abajo, mis manos enguantadas tocando el duro suelo. "Margo, ¿qué estás haciendo? Esa cosa te va a aplastar." La voz de pánico de Cisco me zumbaba en el oído.

Aparté sus palabras, dejando que mis ojos se cerraran. Sólo había activado mi campo de fuerza unas pocas veces en el pasado y nada tan grande antes. Pero con los gritos en la distancia, me atrajo el poder que corría por mi cuerpo.

Mis ojos se abrieron de golpe cuando mi poder se encendió, un círculo perfecto de energía blanca saliendo de mí. El ruido bajó, todo se calmó cuando el monstruo fue arrojado hacia atrás, junto con todo lo demás a mí alrededor.

Los coches, los trozos de metal rotos e incluso el Relámpago, que se había detenido a pocos metros de mí. Un dolor rugió a través de mi pecho mientras aspiraba un aliento, cayendo a mis rodillas mientras mi cuerpo se doblaba.

"La generación del campo de fuerza", decía Cisco en mi oído. "¿Por qué no pensé en eso?"

H.R también gritaba: "¡No sabía que podías hacer eso!"

Me levanté del camino sucio, me dolía el cuerpo y la cabeza un poco ligera. Vi a Barry ponerse de pie, un poco inestable. Ya me estaba alejando, corriendo hacia el coche que había sido empujado unos metros atrás. La mujer seguía sentada dentro, sosteniendo su pierna y llorando. "Gracias", se las arregló para salir a través de los sollozos.

Cuando me di la vuelta, el monstruo se había ido, casi como si no hubiera estado allí. Barry se acercó a mí, dándole una oportunidad a mi cuerpo. "¿Estás bien? Sé que eso requiere mucha energía de ti".

"Creo que necesito una siesta", asentí, balanceándome ligeramente sobre mis pies mientras su brazo se enroscaba alrededor de mi cintura, sosteniéndome en posición vertical. "Entonces podemos ir a por el malo. Bueno, cosa, monstruo. Oh, como sea que lo llamemos."

***

Caitlin estaba de vuelta en la ciudad cuando Barry terminó la misión, el monstruo en realidad resultó ser un chico que quería vengarse de sus matones creando miedo en los demás y había creado una especie de holograma, por lo que podía desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Barry también se las había arreglado para salvar a Julian y detenerlo antes de matar al chico. Me había visto obligado a quedarme al margen, mi pequeño truco con el campo de fuerza me quitaba un poco más de lo que habíamos supuesto. Harry tenía razón, según parecía. Mis poderes necesitaban el consentimiento de la práctica o se volverían más difíciles de controlar.

"Parece que todo está bien", decía Caitlin, sacando un poco de sangre de mi brazo. "Sólo quiero hacer unas cuantas pruebas más para asegurarme de que tus poderes no están drenando más energía de lo normal. Pero creo que para la semana que viene, estarás como nueva". Sostuvo la jeringa con mi sangre, dándome una pequeña sonrisa.

Asentí con la cabeza y me bajé la manga. "Lástima que no tenga esa cosa de curación rápida, ¿eh?"

Barry estaba sentado a mi lado, un poco preocupado por mi salud. "Me viene bien, sí."

"Ya que no hay ningún monstruo malvado todavía corriendo por la ciudad, ¿Quieres ir a Big Belly Burger y ver un reality show de porquería conmigo toda la noche?" Le pregunté, inclinándome y enhebrando mis dedos con los suyos. Quería asegurarle de alguna manera que yo estaba perfectamente bien, fue sólo un pequeño contratiempo con mis poderes, había sucedido varias veces con sus propios poderes cuando se accedió a un volumen masivo en un momento de tiempo. No había nada de qué preocuparse.

Barry Allen bajó la cabeza, dándome esa sonrisa tan familiar. "Creo que podemos hacerlo".

***

¡Tercer capitulo del día!

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