Capítulo 8: "Los niños de siempre"
El lunes por la mañana Carolina se levantó de buen ánimo, fue al gimnasio e hizo los ejercicios matutinos. Volvió a su apartamento con tiempo de sobra y se preparó un desayuno decente. Opto por un pantalón clásico (bota recta) gris, con un camisa de holán Azul oscuro, unos zapatos de tacón alto negros y un abrigo café completaban el atuendo. De algún modo ser profesores denotaba esa responsabilidad, el tener que estar siempre bien presentados debía ser por extensión parte de la evaluación integral de los buenos maestros.
Pero sobre todo, porque los chicos siempre se daban cuenta de todo, siempre estaban a la expectativa de si tenía un botón dañado, la falda descocida, un roto en el abrigo e incluso se fijaban si la ropa que usabas combinaba o no lo hacía; así que a fin de evitar molestias adoptó un estilo serio y profesional, que le impedía a los jóvenes criticar.
Por primera vez en meses iba con tiempo para su trabajo, se montó en el ascensor mientras revisaba su cartera blanca en busca de su teléfono celular, que sonaba avisándole de un nuevo mensaje en WhatsApp, por andar en eso no se fijó que en el piso 6 el ascensor se detuvo y un elegantemente vestido (traje gris con camisa blanca y corbata morada eléctrico) Manuel, entró sonriente.
—Buenos días, Caro. —saludó emotivo, le gustaba recortar el nombre de las chicas, siempre le había gustado y el de Carolina no sería la excepción.
—Buenos días, Manu. —eso lo dejo sin aliento, ella también lo había hecho.
—¿Qué se te perdió en ese enorme bolso?
—El celular, siempre se me pierde en el interior del bolso. —¡que novedad pensó él! Era normal que a las mujeres se les perdieran los celulares dentro de los enormes bolsos con los que cargaban siempre, no entendía ¿Cuál era el afán de andar con esos bolsos gigantes, como si fueran de viaje todo el tiempo? ¿Qué tanto pueden llevar allí?
—¿Hiciste tu trabajo siempre?—preguntó él mientras ella seguía buscando.
—Sí, me tomó todo el sábado y parte del domingo, ¿hiciste tus planos?
Él sonrió. —Los termine esta mañana.
—¡Wow, que estupendo es tu sentido de la responsabilidad!- él le guiñó el ojo en respuesta y justo en ese momento llegaron al parqueadero, él caminó hasta su amado BMW, no sin antes pedirle su número de teléfono, para que cuadraran la cena que le debía, por haberla salvado el viernes cuando ella moría de hambre.
Ella estaba tan entretenida buscando el teléfono que asintió a lo que él dijo y hasta le dio su número de celular sin ni siquiera notarlo. Él se despidió efusivamente de ella y se marchó del edificio, ella por su parte se montó a su Audi Q7 y siguió buscando su bendito celular -¡y ni que fuera pequeño el celular, si era un bendito S10, eso parecía una calculadora!- y finalmente dio con él, lo desbloqueó antes de mirar el mensaje:
"Buenos días bella dama, espero que pase un estupendo Lunes. No pelee mucho con esos incontenidos muchachos y no se salte las comidas. Espero verte pronto, nena, me muero por ir a cenar contigo".
Se encontró sorprendida por el lindo gesto del jugador, ¡le había mandado un mensaje de buenos días! Eso le dibujó una sonrisa que no se le quito en todo el día.
Quizás esa fue la razón por la que el día paso tan rápido, cuando se dio cuenta ya estaba conduciendo de vuelta a su apartamento y como siempre se quedó atascada en el tráfico. ¡Maldito fuera el tráfico de esa ciudad!, en momentos así le provocaba contar con un auto volador o con algún tanque de esos que pasan por encima de los autos, un tanque M1 Abrams estaría de lujos.
Suspiro, contó hasta 10. Esa semana era una semana tranquila, en la escuela, solo estaban entregando los resultados de los exámenes y dando temas nuevos y no tenía nada que calificar. En la Universidad esa semana sería de resultados así que no tenía nada que estudiar. Lo único que la preocupa era la sustentación de la monografía pero había estado estudiando para eso.
Su celular vibró en su sitio, un nuevo mensaje.
"¿estás en tu casa ya?"-preguntaba Lukas. Se la habían pasado así todo el día. Chateando, ella normalmente no usaba su celular más allá de lo necesario pero, en estos días lo estaba usando con fines recreativos.
"NO, no lo estoy; estoy en un atasco de tráfico L." le respondió ella. A los cuantos segundos él contesto y estuvieron chateando hasta que la llamada de Alexa los interrumpió.
—¿Cómo está mi hermana favorita? —Carolina rodo los ojos, ante el saludo de su hermana.
—¡¡PFf!! Ni que tuvieras más.
—Incluso si tuviera otra hermana, tú serías mi favorita. —respondió Alexa muy convencida. — Pero no te llame para eso, ¿Qué harás mañana por la noche?
—¿Dormir? Digo como hace cualquier ser humano normal. — respondió con inocencia y sarcasmo a la vez. Alexa en serio odiaba el sarcasmo y por eso Carolina lo usaba con frecuencia le encantaba hacer rabiar a su hermana.
—Deja el sarcasmo, Caro, ya sabes que lo odio. —suspiró y Caro sonrió. —En fin, esperaba que mañana pasáramos algún tiempo de chicas, está en cartelera esta nueva película del niño lindo de Tom Cruise, pensé en que la podemos ir ver y darle gusto a nuestros ojos con esa belleza y luego podemos ir por una deliciosa hamburguesa en Mc'donals, mientras charlamos un rato. ¿Qué te parece?
Carolina lo pensó, le gustaba Tom Cruise, como a cualquier otra mujer, él era lindo y ya está. No era su fan, no como lo era de Chris Hemsworth –prefería los rubios- pero eso no venía al caso. El martes no era el mejor de los días para ir a cine, pero que más daba, tenía rato que no iba al cine, esa sería una semana suave y podía aprovechar, salía de sustentar su monografía y podían ir perfectamente, ella extrañaba a su hermana y le gustaba hablar con ella cada vez que pudiera, eran mejores amigas y eso no cambiaría en años. Ella necesitaba contarle lo del jugador y ver que pensaba
—Me parece perfecto, pero ¿con quién vas a dejar a Susy?
Alexa sonrió del otro lado de la línea. —Susy, también tiene un papá y será el quien cuide de ella.
Cuadraron los horarios de la ida a cine y decidieron encontrarse allá, entre tanto el atasco pasó y Carolina llegó muerta de cansancio y con sueño acumulado, se duchó, tomó su vaso de leche, lavo sus dientes y a dormir. El celular vibró y vibró, pero ella ya estaba muy cómoda en los brazos de Morfeo.
***
Lukas la había estado llamando y ella no le contestaba. Primero pensó que algo muy malo había pasado, pero luego recordó que ella le había comentado que tenía mucho sueño acumulado por no haber dormido el sábado, y se tranquilizó porque sabía que ella estaba bien.
Pero estaba aburrido. Había sido un buen día. Los entrenamientos habían estado geniales, las charlas con el coach y la lectura de la agenda para los próximos partidos, ya estaban lista.
Por la tarde, había tenido que cumplir con una sección fotográfica para la marca de ropa Hugo Boss. También había asistido a una entrevista de un diario local donde había hablado del gol que los tenía en semifinales y de su declaración al concluir el partido, no faltaron las preguntas por su dedicación del triunfo a una chica e inevitablemente, habló de la terminación de su relación con su novia de 2 años Roxana, y sin poner en evidencia a Carolina había dicho que estaba conociendo a una chica que le gustaba mucho. Aunque Carolina sabía que él había estado haciendo todo eso, él quería contarle en persona sus declaraciones, para que no la tomaran por sorpresa y luego se fuera a armar un problema.
Pero ella estaba dormida. Miro el celular era las 8: 30 p.m., era muy temprano. Se tomó un selfie con su cara de aburrido y la posteó en su twitter: "Porque ella no me pone atención", los comentarios no se hicieron esperar. Él le envió al WhatsApp la foto para que la viera luego.
Y decidió llamar a Daniel.
— Maschwitz Tengo hambre, ven a verme con una bolsa de comida china y juguemos a la X-Box. — fue lo que dijo tan pronto como Daniel le contestó.
—Hola, buenas noches para ti también Lukas Schütz...mmm déjame revisar mi agenda, No, no puedo ir a verte con comida china ahora. —murmuro de mal genio al otro lado del teléfono.
—¿Por qué no? —preguntó Lukas, como si fuese un niño pequeño, incluso hizo un puchero. — Si yo tengo hambre.
—¡Joder! Tú siempre tienes hambre. Ahora no puedo estoy con Gustav. —dijo Daniel.
Gustav era el hermano menor de Daniel, solo por 4 años. Era un chico alto de ojos azules como su hermano y con el cabello castaño oscuro, era estudiante de Publicidad y diseño gráfico y a ciencia cierta era lo único que le quedaba a Daniel de familia. Para Lukas, Gustav también era su hermano pequeño- aunque él realmente no tuviera uno- se había criado con los Maschwitz y era testigo en primera plana de todo lo que habían tenido que atravesar en su vida.
—Pues tráelo Daniel, apuesto que al pequeño Gust, no le molestara venir a comer comida china y a jugar X-BOX.- se escuchó la risa de Gust y de Daniel al otro lado. — No sean tan Saukerls y vengan rápido con mi comida china, miren que me muero de hambre.
—Tú.siempre.te.estas.muriendo.de.hambre, Lukas. —afirmó el menor de los Maschwitz.
—Eso es cierto.-confirmó Lukas. — pero hoy tengo muchísima más hambre así que dense prisa y traigan esa comida. —pucheros de nuevo— no olviden traer rollos primavera.
—Vamos por la comida y luego llegamos a tu casa. — afirmó Daniel sonriendo.
Una media hora después Daniel y Gustav entraban por la puerta de la casa-mansión de Lukas, quien no los dejó entrar del todo bien cuando ya les estaba quitando de las manos las bolsas con la comida. Corrió a la cocina busco unos platos sirvió la comida y los llamó a cenar.
—Buena noche. — saludó Lucas cuando ya estaban sentados comiendo en el sofá.
Los hermanos Maschwitz soltaron una estruendosa carcajada, si no conocieran a Lukas pensarían que el pobre era un muerto de hambre que prefería comida, antes de si quiera saludar.
—Buen partido el de ayer. —comentó el más pequeño.
—Gracias viejo, estuvo duro, pero se logró. — afirmó Lukas.
—Lo mejor fue la celebración, tu nos vieras hermanito, nos vengamos de Paulo por lo que le hizo a Luk, cuando estábamos en Italia.
—¿Qué le hicieron? —Cuestionó Gust.
—Primero le dimos de comer una salchicha extra picante y cuando comenzó hacer efecto le dimos un gran vaso de Cerveza rancia y para concluir la noche lo tiramos a la piscina a las 2 de la noche, a que aguantara frío a esas horas.
Todos estaban muertos de la risa, no podían contener las risas recordando la cara del Brasilero.
—Lo mejor fue su reacción. —añadió Lukas entre risas. — se confundió de palabras cuando nos iba a insultar y como estaba gritando todos en la fiesta loe escucharon, hizo un papelón de lo más de divertido.
Una nueva ola de carcajada inundó el ambiente, era normal que Paulo confundiera ciertas palabras al hablar Alemán, después de todo su lengua natal y el alemán eran idiomas absolutamente distintos.
Terminaron de cenar y comenzaron a jugar X-BOX, como en los viejos tiempos, entre bromas, burlas, risas y mojadas con los vasos de agua. Los tres hombres de la sala se sintieron como los chicos de 14 y de 10 años (Gustav), que no tenían más preocupaciones que ser las personas normales de hacia muchísimos años atrás, lejos estaba lo de ser estrellas del fútbol y de la publicidad en el caso de Gustv.
Jugaron Call of Duty hasta las 11: 30 p.m. y tontearon como solían hacer en los viejos tiempos, eran adultos (o eso decían sus identificaciones) pero ellos seguían siendo los mismos niños de siempre, solo que ahora con dinero y más años.
***
El martes pasó tan rápido que cuando se dio cuenta ya estaba en su casa, seleccionando algo práctico que usar para ir al cine con su hermana. Había salido más temprano de la sustentación de la monografía por lo que podía tomarse su tiempo para elegir algo cómodo y calientito que ponerse (las brisas de invierno amenazaban con su inminente llegada).
Su celular volvió a vibra, era Lukas.
¡Dios! ¿Qué iba a hacer con Lukas? Había visto la entrevista que dio para el diario local y no paraba de sonreír como una tonta, la noche anterior cuando se había quedado dormida, él la había llamado varias veces y hasta él había mandado varias fotos al WhatsApp y un selfie que posteó en su Twitter. Él en serio parecía muy interesado en conocerla y eso la hacía feliz, ¡si hasta había dicho que había terminado con Rossana!
Habían estado chateando en el día y él le había dicho que iba a cocinar, así que en el WhatsApp que le envió le preguntaba "¿En le elaboración de la sopa alemana, primero hecho el caldo de carne y luego las verduras o el proceso es al revés?", ella sonrió, él le había dicho que amaba la comida pero que no cocinaba nada bien. Pero ese día estaba en la cocina pues cenaría con su madre Anna y pretendía prepararle la comida él mismo.
Ella buscó en Google una página donde explicaran la receta rápida y fácil y le envió el link cuando la encontró.
El respondió al instante feliz y agradecido y le dijo que le mandaría una foto cuando todo estuviera listo. Ella le envió un okay y se comenzó a vestir.
Eligio unos vaqueros ajustados azules medio, con una blusa tipo esqueleto café clara y los combinó con unas botas altas del mismo tono, una chaqueta roja y accesorios iguales, se puso una bufanda roja y se maquillo muy poco.
Vestida así sí que parecía la joven de 21 años que era, pero ella se sentía rara vestida así, ya había perdido la práctica.
Buscó una cartera pequeño donde solo metió las llaves, el celular y su billetera con dinero. Cerró su apartamento y condujó en su auto hasta el centro comercial donde se encontraría con su hermana para ver la película. Se ajustó el abrigo ante de bajarse en el centro comercial y camino de prisa, porque estaba haciendo frío.
***
Daniel quería ir a cine. Tenía muchísimo tiempo que no iba y en serio que quería ver la nueva película de Tom Cruise. Pero había un problema: No tenía con quien ir, su hermano estaba con sus amigos creando un proyecto que tenían que presentaren la universidad, Lukas cenaría con su madre, David y Paulo estarían con sus novias.
Sus opciones eran limitadas. Así que no le quedaba de otra que recurrir a su agenda. Busco y busco hasta que dio con el número, marcó y tras 3 timbrazos contestaron al otro lado:
—Qué bueno es oírte de nuevo guapo.
—Vamos a cine. —Señaló sin saludar.
—Lo siento tengo planes.
Si, y ahí se iba su posible acompañante.
Pero él ya lo había decidido, así que, aunque fuera solo, él iría. Se duchó, se puso unos vaqueros azul oscuro, un suéter blanco y una chaqueta con capucha y por encima una cazadora de cuero negra, unas botas negras y sin pensarlo mucho condujo hasta el centro comercial potsdamer platz arkaden (era el que siempre tenía las mejores películas y en el que era menos posible que alguien lo reconociera, pues todos estaban pendiente de sus asuntos).
Se ajustó su chaqueta cuando estacionó su auto y caminó de prisa, intentando huir del frio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro