Decir que estaba anonadada, era poco. Estaba más que estupefacta ¿Cómo había podido hacer eso? ¡Dios, lo dijo en vivo para medio mundo!, deseo que la tierra se abriera y se la tragará, se estaba muriendo de la pena.

Pero de repente su subconsciente le recordó, que el jugador no dio nombre alguno, y que por ende nadie en el país sabe que es ella, esa pequeña aclaración de su –eficiente- cerebro, le devolvió la paz que había perdido.

Paz que volvió a perder en cuanto vio en la pantalla de su celular el nombre de la persona que la llamaba: "Mi amado esposo, el padre de mis hijos".

Pensó en no contestarle, no sabía que estaba pasando por la mente del jugador ¿Qué pretendía? ¿En serio se había fijado en ella? ¡Pero si apenas y la conocía!...dejó que el celular sonará al menos 3 veces, la voz de Colplay cantando Magic, llenaba el silencio de su apartamento y el espacio de su mente. Cuando sonó por 4 vez, decidió que mejor lo contestaba e intentaba aclarar las cosas con el futbolista de una vez y por toda.

— ¿Hola? — preguntó tímida.

—Oye hasta que por fin me contestas.- respondió él desde el otro lado, podría jurar sin verlo que él estaba sonriendo. — ¿estabas durmiendo?

Ella suspiro. — No, no está durmiendo Lukas.

— Me gusta como dices mi nombre. —él sonrío desde el otro lado de la línea. — se siente seguro en tus labios.

—¿Qué es lo que estas intentado? ¿De qué se trata todo esto? ¿Es acaso una broma? Porque de ser así, lo siento pero tengo una vida enredada y no tengo tiempo que perder en las pesadas bromas del "gran" jugador de fútbol.

—¿No te estoy entendiendo, cariño? —preguntó él en serio confundido.

—¿De qué iba eso en la entrevista?

—¿Cuándo te dediqué el gol y el triunfo?-ella solo suspiro — te dije que lo haría.

—Tú no dedicas tus goles ni tus triunfos a nadie LUKAS, ¡Por Dios! ¿Qué intentas?

—Conocerte, eso intento.-suspiró. —verás Carolina me llamas la atención, en serio que lo haces, me gustas, me atraes. Y sí, yo no suelo dedicar mis goles, pero me nació hacerlo, hay algo en ti que me encanta y por algún milagro despistado creo que te conocí y creo que en serio, en serio, puedes ser la futura madre de mis hijos, la mujer de mi vida.

Ella guardo silencio, intentaba asimilar las palabras del jugador. Tras unos 3 o así minutos de silencio, él volvió a hablar.

—¿Estás ahí?

—¿Y si te digo que tengo novio? — fue lo que contestó ella.

Él se quedó en shock, ¿Cómo nunca se había planteado esa posibilidad? Ella era una mujer joven y muy bella, obvio tenía que tener un hombre en su vida, pero entonces descubrió que ella no lo afirmó, era una suposición y suspiro aliviado.

—No, no lo tienes

—¿Cómo puedes estar tan seguro Lukas, apenas y me conoces?

—Porque creo que no eres del tipo de chicas que deja que otros hombre coqueteen con ellas, cuando tiene pareja. Creo que si tuvieras un novio nunca me hubieras dicho lo de la cena cuando nos veamos por tercera vez o nunca me hubiera mandado el mensaje o no hubieras contestado a mi llamada.

Tras esas palabras ella soltó una carcajada, una carcajada real.

—Eres muy preceptivo. — dijo entre risas. — creo que eso fue lo que hizo que ganarán hoy, ¡felicitaciones, por cierto!

—¿Estamos bien? —pregunto él por el repentino cambio de ánimo de la chica.

—Estamos bien. —afirmo ella.

—Pues eso es genial, ¿te gusto el partido? —pregunto él más relajado. —

—Sí, creo que fue en un partido muy difícil pero con un resultado favorable. —ella sonrió— ¿estas celebrando?

-Sí, estoy en la casa de los Heldmann, estamos todos los del equipo es una celebración privada.-un poco apenado, añadió. —¿quieres venir, si quieres puedo pasar por ti?

—Lo siento, mañana tengo que trabajar temprano y bueno aun no te veo por tercera vez, así que aún no puedo salir contigo.

—Me verás, ten por seguro que nos volveremos a encontrar y por hoy te la dejaré pasar solo porque mañana tienes que trabajar. —el suspiró y ella se rió. —¿Y qué tal tu día hoy?

Y fue así, como se enfrascaron en una conversación, relajada, animada, pero sobre todo cómoda –para los dos- sobre el día de cada uno. Hablaron como si fueran amigos de toda la vida, como si juntos tuvieran una historia increíblemente larga y encantadora, hablaron como hablan dos amantes de años y años de compartir su vida en común, se rieron de los comentarios que hacía Lukas y tontearon sobre varios temas, de a poquito, esa noche ambos tumbaron juntos la primera gran barrera de su potencial relación. Esa noche comenzó su historia.

Hablaron de tantas cosas distintas y por tanto tiempo que ninguno de los dos había caído en la cuenta de que llevaban aproximadamente 1 Hora y 45 minutos hablando. Se sentían cómodos, se sentía correcto lo que estaban haciendo y ese pensamiento asustó a Carolina, ella ya se había sentido así antes, segura, confiada y cómoda con alguien, pero entonces las cosas no terminaron bien. Ese recuerdo la perturbó e hizo que diera por terminada la llamada con el futbolista, quien deseándole buenas noches, colgó.

***

Daniel estaba feliz, habían logrado su pase a las semifinales y las oportunidades de levantar la copa, era cada vez más alta. Sus compañeros estaban emocionados, su coach no podía de la dicha y a nivel general todos estaban eufóricos por la victoria.

En parte por eso y en otra parte por el buen ambiente de los suramericanos del equipo, en especial de su amigo Paulo dos santos, un volante brasilero, que había llegado al equipo para las fechas en las que el propio Daniel lo había hecho (hacia cerca de 4 años atrás), para aquel entonces Daniel era diferente de lo que era hoy, o quizás no, quizás en aquel entonces solo era él realmente. Paulo era un joven talentoso y altamente extrovertido, le encantaba hacer bromas y tomar del pelo a todos sus compañeros del equipo, era divertido pasar tiempo con él. Pero las cosas se ponían buenas cuando se juntaba los 4: Paulo, Daniel, Lukas y David (el arquero de origen español, que tenía un estupendo sentido de humor), entonces los cuatro parecían más unos niños en un parque de juegos que hombres de 24 años; su bueno humor siempre salía a flote durante los festejos por los triunfos, pero ya dentro de la cancha, la máscara de seriedad que los envolvía hacían que todos –que nos los conociera- jurara que eran unos amargados, pero eso, no era ni de cerca verdad.

Esa noche, a las 11 y 10 de la noche, la celebración por el triunfo en el partido estaba en su punto cúspide, entre Daniel y David llevaban cargados a Paulo y lo iban a arrojar a la piscina de los Heldmann, con todo y ropa. Todos los observaban muertos de la risa y es que como siempre el trio maravilla había vuelto a hacer de las suyas. El brasilero había manchado la camisa del alemán con una salsa picante con la que comían las salchichas, a su vez el alemán le había vertido el vaso de cerveza al brasilero y en medio de un intento por calmarlos el español se llevó la peor parte. Así que ahora estaban allí Daniel llevando los dos brazos de Paulo, mientras que David llevaba sus dos piernas, contaron hasta 3 y lo arrojaron en un maravilloso chapuzón.

Las novias de ellos ya estaban tan acostumbrados a verlos actuar como niños de jardín de infantes, así que ni se inmutaron en su animada conversación cuando los vieron lanzar a Paulo a la piscina y luego lanzarse ellos. Era algo normal.

Luego de un rato de estar tonteando en la piscina salieron muertos de frío y con hambre, dispuestos a acabarse todo lo que encontraran a su alrededor, fue cuando iban a atacar la cocina cuando Daniel notó, que falta el "siempre tengo hambre" de Lukas, no lo había visto desde inicio la celebración y no había estado presente en uno de sus típicos "festejos", era raro no verlos juntos en ese tipo de numeritos, pues ellos eran bien conocidos en el equipo como los 4 fantásticos del desorden y extrañamente solo eran 3 en ese momento. Tras una breve ducha y de cambiarse de ropa –usando ropa de su amigo y compañero de equipo Torsten- salió con la firme intención de encontrase con el goleador.

Divagó por toda la casa, hasta que lo encontró en el piso de arriba donde estaba la piscina con techo cubierto y vista panorámica, el salvador del equipo de ese día estaba parado allí, mirando el horizonte con una sonrisa relajada en su rostro, se veía como si el entorno fuera diseñado para el con perfección.

—¿Qué haces aquí, Schütz? Te acabas de perder de toda la acción de los cuatro o mejor dicho los 3 fantásticos, entre David y yo tiramos a la piscina a Paulo, mojamos a muchos de los presentes, fue asombroso.

—Lo siento, hubiera sido genial estar allí, pero estaba hablando con Caro.

¿Caro? ¿Desde cuándo Lukas Schütz, llamaba a esa chica solo Caro?

—¿Ah sí? —dijo escéptico Daniel.

—Pues sí, y estaba bastante cabreada a decir verdad. —suspiró divertido, ahora si le causaba gracia la reacción de la chica, pero al comienzo casi lo matan los nervios. — más que cabreada, lo que estaba era confundida.

—¿Por qué?

—Ella cree que estoy jugando con ella, piensa que la estoy tomando como un chiste y me preguntó qué, que quería de ella o que, que esperaba.

Y eso dejo a Daniel sin habla, pero lo disimuló bastante bien pues finalmente murmuró un:

—¿Y que le dijiste?

—La verdad. —dijo él sencillamente. Esas dos sencillas palabras solo hicieron que en Daniel creciera uno de esos inexplicables sentimientos de pesar y rabia, eso que a veces sentimos sin saber muy bien el porqué.

Hizo a un lado esos sentimientos, Daniel miro a Lukas y desde allí en silencio le pidió a Dios por él, por el equipo y por la chica que le robaba el sueño a su amigo.

—Venga chico enamorado, vamos a hacerle una cuantas maldades al Paulo ese, aun no tomas venganza por lo que te hizo cuando estábamos en Italia, así que vamos por él. —afirmó, con un mejor ánimo.

—Es verdad.-sonrió de buen gusto Lukas. —¿Qué le haremos?

Ahí iban otra vez los amigos inseparables, los colegas imperturbables y los hermanos de 2 diferentes madres. Juntos como habían pasado sus 24 años de vida. Juntos frente al dolor, frente al triunfo, frente a la vida, frente a todo.

***

Por su parte Carolina durmió tranquila esa noche. Y Lukas era culpable de eso.