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Capítulo 6: " El primer mensaje de la madre de sus hijos"

Y como si de una broma se tratara el tiempo paso volando. Carolina se la pasó todo el sábado y parte del domingo por la mañana terminando la monografía que tenía que entregar, pero finalmente a las 3: 45 p.m. estaba lista y corregida, solo necesitaba repasarlo, para hacer una estupenda sustentación.

Se estiró en la silla del comedor donde estaba trabajando y miró su celular 3:47 p.m. Estaba cansada, no había dormido nada, le dolía el trasero por permanecer sentada tantas horas. Quería dormir, pero no podía y ella lo sabía, aun le quedaba preparar la sustentación, pero sobretodo y más importante: aún tenía trabajos sobre "los peligros de la idealización del amor" que calificar y no eran ni uno ni dos eran como unos 30 de unas 20 páginas cada uno. Amaba su trabajo, pero en veces como esta le provocaba renunciar a todo ese estrés y dedicarse a cualquier otra cosa.

Sí, en efecto ya estaba cansada, siempre pensaba eso cuando estaba cansada. Necesitaba oxigenar su cerebro, así que se levantó de la silla donde estaba sentada y salió afuera a recibir un poco de esa brisa fría que anunciaba que el invierno estaba cerca.

Estuvo allí un rato, mirando el cielo y sintiendo la brisa, observando en silencio el andar apresurado de las personas al pasar, algunos más apurados que otros, pero hubo uno en particular que la llamó la atención y no porque lo conociera, no precisamente, era su camiseta lo que le causó curisidad, ella había visto –y hecho.- fuerzas por esa camisa, que la conocería desde unos 1000 kilómetros en la distancia. Era la camisa de su equipo. La camisa del equipo de Lukas. Y entonces lo recordó, como por arte de magia recordó que a las 4:00 p.m. él tendría el partido, había estado tan ocupada haciendo su trabajo que incluso se olvidó del partido.

Pero aún estaba a tiempo, miró su celular y eran ya las 3:50 p.m., ya él debería estar alistándose para saltar al terreno de juego, pero que importaba, que lo leyera después, tomó su celular y rápidamente texteó: "Muchos éxitos en el partido, espero que ganes y todo el país con ustedes; enséñale una lección al portugués, yo sé que lo harás muy bien. Carolina". Rápidamente presionó enviar, tenía la sensación de que si no lo hacía de ese modo, quizás se arrepentiría.

Dejó el teléfono sobre el sofá mientras iba por un vaso de agua, tras haber encendido la televisión en el canal donde pasarían el partido; fue a la cocina sacó un vaso, se sirvió agua y volvió a la sala y vio que algunos de los jugadores ya salían del camerino rumbo a sus respectivos puestos en la antesala del estadio. Su celular al lado vibro. Y un escalofrió –pero del bueno.- corrió por todo su cuerpo, podía ser él.

Cogió el teléfono y vio un nuevo mensaje: "¿Carolina? ¡¡Wow!! Creo que hoy sin duda ganaremos el partido, LA MADRE DE MIS HIJO Y MI AMADA ESPOSA ME ESCRIBIÓ, estoy anonadado, aunque hubiese preferido una llamada, ya sabes oír tu voz me hubiera hecho muchísimo más feliz. Gracias por tus buenos deseos AMOR, el gol que haga hoy te lo dedico a ti. Me tengo que ir, espero veas el partido por la T.V...Luego te llamo" junto a eso anexo un selfie de él ya cambiado con el uniforme del equipo, sus manos en señal de victoria y una gran sonrisa en el rostro, de esas que encantan pero que tú sabes que más temprano que tarde te traerán problemas.

Ella no pudo evitar sonreír con su mensaje y esa sonrisa solo se ensanchó cuando el jugador apareció en pantalla justo en la antesala del estadio a pocos minutos de comenzar con los actos protocolarios, no lo podía negar había algo en él –que como a cualquier otra mujer.- le encantaba y le parecía atractivo, pero tenía miedo de que todo fuera una ilusión, una simple fantasía, por eso no quería apresurarse con él, no sacaría conclusiones apresuradas y sobretodo no se fijaría en él.- no, realmente.- él era perfectamente bello, físicamente hablando pero de que sería problemático para su vida, lo sería.

Ella lo sabía, y entonces tembló, no de emoción, sino de miedo...no quería volver a estar rota, no, nunca más.

***

El mensaje de Carolina lo había tomado por sorpresa, habían pasado casi dos días desde que él le había dado su número y si ella no lo había llamado antes, por eso pensó que ya nunca lo haría. Pero justo cuando faltaban 10 minutos para saltar al terreno de juego su celular vibró con un nuevo mensaje, solo le bastó ver el "CAROLINA" para ponerse nervioso y sonreír como un tonto.

¡Ella le había escrito, deseándole éxito! Eso era de no creer.

— ¡Schütz! ¿Qué diablos haces con ese celular? ¿Cuántas veces se los voy a decir olvídense de sus teléfonos cuando estén a punto de jugar? —lo reprendió molesto el coach, mirando a su amigo afirmó. — y tú, Daniel, muévete que ya va a comenzar el partido.

—Voy Coach. — contestó apurado, tecleó rápidamente el mensaje de vuelta y tras tomarse una foto se lo envió. ¡Sí! Ahora tenía su número. Puso su celular junto a sus cosas, Se acomodó la camiseta y salió a la antesala del estadio, el partido estaba por comenzar.

Los inicios de los partidos no le gustaban, tenía siempre la sensación extraña de que estaba soñando y que más tarde que temprano tendría que despertar del sueño. Siempre estaba nervioso antes de comenzar los partidos, mientras esperaba en la antesala siempre estaba tenso y lo último que quería era que las cámaras lo enfocarán, pero no ese día. Ese día estaba feliz, dichoso, deseaba que las cámaras lo enfocaran porque estaba convencido que Carolina lo estaría mirando fiel desde algún lugar de su casa. Su cambio de actitud y de postura se hizo notables ante todos, solo que nadie – a excepción del mismo Lukas y Daniel, sabían que ese cambio tenía nombre y apellido.-

Cerró los ojos, conto hasta 10 y salió de la antesala, al terreno de juego. Allí estaban reunidos unos 70.000 almas –de las 77.000, que podía contener el estadio.- y los ojos del mundo se dividían entre el portugués y el alemán, una guerra de titanes, una batalla a muerte, quien gane seguía en la lucha, quien pierda se va.

Pero él tenía una promesa que cumplir y ningún portugués talentoso le haría incumplirla; tras cumplir los actos protocolarios, se ubicó en la posición que le había designado el coach -dentro del planteamiento que se había trazado para enfrentar el partido-, normalmente era un puntero, pero adaptándose a la formación, en este partido iba a jugar como un centro delantero o Volante de creación y él estaba dispuesto a dejarlo todo en la cancha.

El partido comenzó y todos los jugadores parecían muy concentrados desde el arquero –Kunze- hasta el mismísimo Coach, el señor Ricardo Dietrich.

El partido comenzó muy bien para el equipo local pues a los 12 minutos del primer tiempo una falta en el borde externo del área, hizo que casi un cabezazo de Daniel anotara el primer gol. Pero luego las cosas se complicaron, el equipo del portugués no se las estaba poniendo nada fácil y de no haber sido por Marius Kunze – el arquero- el partido quien sabe cuánto iría. Tras el descanso del medio tiempo, el coach regaño fuertemente a los jugadores, les cambió las instrucciones y realizó su primer cambio. El ambiente en el camerino del equipo era bastante tenso, generalmente no era así. Aunque si bien es cierto que en su mayoría los jugadores eran de nacionalidad alemán y por ende eran bastante serios, lo cierto es que también contaban con unos refuerzos latinoamericanos muy emotivos, risueños, desparpajados y tomadores de pelo; pero ese día en especial nadie tenía ánimo para las bromas, todos sabían que si ganaban ese partido estarían en la semifinal de la liga y era algo que todos deseaban con todo su corazón.

Tras unas palabras finales de ánimo y aliento –tras el regaño.- el entrenador Polaco-Alemán Ricardo Dietrich, los mandó al campo de juego con las energías recargadas. 45 + 1 minuto (de los 2 minutos de adición) después de haber iniciado el segundo tiempo, el marcador seguía 0 a 0, la gente en las tribunas se comenzaba a preocupar y el cansancio comenzaba a hacerse notar en los jugadores. Después de 5 tarjetas amarillas (2 para el equipo del portugués y 3 para ellos), tenían ante sí una oportunidad magnífica: un tiro libre -por la falta cometida al centrocampista Torsten- ellos habían estado trabajando en sus entrenamientos en una posible situación como la que estaban viviendo, no era necesario hablarlo mucho, solo se apegarían al plan. ¿Pero quién le pegaba al balón? Mientras en la barrera se ubican jugadores de ambos equipos, Lukas, Rolf Köning (el defensa central) Y Daniel (un Volante mixto), el tiro al arco era para un surdo y los tres presentes en la pequeña charla, le pegaban bien a la pelota de surda. Así que tras una corta deliberación y recordar la estrategia a usar, los tres hombres se ubicaron frente al balón.

Cuando el árbitro del compromiso dio con su pito la señal para efectuar el cobro, el Defensa central (Rolf) pasó sobre la pelota, en un amague pre-ensayado, lo mismo hizo Daniel (el Volante) y finalmente fue Lukas quien levanto el esférico y como si ellos hubiesen escrito esa jugada el balón que llevaba una curva perfecta sobre el poste lateral derecho del arco, al atravesar la barrera sin golpear a ninguno de los jugadores, fue sacado en un rebote por el arquero, quedando en poder del Defensa central y capitán de campo Rolf Köning, quien la bajo con su pecho y en un pase magistral se la devolvió a Daniel, quien a su vez se la devolvió a Lukas, quien le metió un zurdazo con todas sus fuerzas – tal como lo habían ensayado, en sus entrenamientos.- y el balón terminó entrando –por fin- en el arco del equipo rival; y tan solo 45 segundos después el partido finalizó, dejándole a los locales el pase para las semifinales de la UEFA Champions Ligue. Entre la felicidad y la euforia por haber pasado a semifinales de los locales, casi pasa inadvertida las lágrimas de dolor del equipo del portugués, quien intercambio su camisa con el autor del único tanto del partido.

Pero así era la vida, a veces se gana a veces se pierde. Hoy ellos dan un paso hacia adelante y el equipo del portugués uno hacia detrás, pero nadie sabe qué pasaría mañana más tarde.

Cuando en la rueda de presa, se le preguntó a Lukas Schütz ¿Cómo veía él, el paso a semifinales del equipo? Afirmó:

—Lo veo como el triunfo del trabajo en equipo, hemos pasado muchas cosas juntos para llegar donde estamos y estoy realmente muy feliz por haber logrado el pase a la semifinal, agradecido con Dios, con la Vida, con mis compañeros y con esa chica que desde su casa me dijo Antes de comenzar el partido que podíamos hacerlo, a ella que confió en nosotros, que me dijo en su mensaje que podíamos darle alegría al pueblo. Cielo, esto es para ti.

En medio de la euforia propia del momento, entre el desorden formada por los suramericanos y la efusividad de todo el equipo en general todos parecieron olvidar la pequeña declaración del jugador. Pero Daniel no lo hizo, no se le pasó por alto que su amigo del alma, había dedicado su gol a Carolina y de algún modo aquello lo emocionó, sí, lo emocionó, Lukas nunca le había dedicado un gol a nadie lo que quiere decir que en efecto le gustaba mucho esa chica.

Y en medio de la gran celebración por el triunfo en la casa de los Heldmann, el descubrimiento de que a Lukas Schütz realmente le gustaba Carolina, también le dejo un sabor extraño en la boca.

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