Capítulo 22: "Que comience la aventura"
A las 6: 30 a.m., Lukas Schütz apareció en la puerta de entrada del apartamento de su novia, vistiendo unos sencillo vaquero gastados, un suéter gris, un abrigo de lana negro combinado con unas vans café y un gorro de lana negro, usaba unos lentes de sol que ocultaban sus hermosos ojos azules y una sonrisa gigantesca que iluminaba todo el edificio.
Ella sintió que quizás desencajaba un poco con sus pantalones de piel negros, su camisa denim, sus zapatillas rosa flúor, su bolso blanco y sus lentes oscuros, pero cuando el mismo Luk le dio un beso que la dejó sin aliento, ella se olvidó de sus complejos.
—Buenos días nena. —saludó tras besarla. — ¿lista para la aventura?
—Estoy extasiadamente nerviosa.
—Pues llegó el momento de partir.
Ella asintió y arrastró su maleta tras ella.
—Dios espero no olvidar nada. — afirmó mientras esperaban su llamado para abordar en el aeropuerto.
—Tranquila si te olvidaste de algo o necesitas algo lo compraremos.
Mientras esperaban el vuelo hablaron de muchas cosas, se conocieran un poco más, ese día Carolina descubrió que a Lukas le encantaban las papas fritas con kétchup, que le encantaba los años nuevos, que era fanático del sol y de las estrellas en general, que su película favorita era "la caída del halcón negro", pero que amaba la serie Star Wars, que su color favorito era el blanco y que por las noches cuando tenía insomnio solía escuchar música hasta quedarse dormido, él era un gran fan de la música en general, aunque los Rammstein, eran por mucho su banda alemana favorita, no podía negar que realmente le gustaba la música de OneRepublic, David Guetta, the killer, Eminen y un poco de 30 seconds to mars, the migthnight, le gustaba la música en español aunque era bien poco lo que entendía, desde Maná hasta Marc Anthony.
También descubrió que a Luk le apasionaba el tenis y que cuando podía jugar unos partiditos lo hacía, o en lo posible asistía a los torneos, descubrió que era un fan de la moda, siempre estaba pendiente de las tendencias, amaba el juego Halo –la saga completa- y amaba las películas de terror, no le gustaba el chocolate blanco y realmente ODIABA sentir dolor, era casi una fobia para Luk, todo lo que tuviera que ver con el dolor, lo aterraba.
En esa conversación Luk le contó lo que le pasó a su papá, murió cuando él tenía 15 años, Cáncer de hígado, se lo detectaron un 11 de septiembre y un 14 de octubre, solo 1 mes y 3 días después ya lo estaban sepultando, fue doloroso, tortuoso vivir toda aquella experiencia, sobre todo porque su padre siempre pareció ser un hombre sano, ni siquiera lo pudo ver disputando el juego de debut con un equipo en primera división y eso le dolía hasta el sol de hoy, habían pasado más de 5 años, pero él siempre lo recordaba, comprendió en ese momento, porque Luk entendió a la perfección lo que paso con Manuel, ninguna historia nos toca tanto como aquella que se parece a la nuestra, y sus historias habían resultado parecidas.
—Pasajero del vuelo 0741 con destino a Lisboa abordar por el hangar # 4, pasajeros del vuelo 0741 con destino a Lisboa, por favor abordar por el hangar #4.
—Bueno nena aquí vamos, ¿lista para esta aventura? —la tomó de la mano mientras caminaba a abordar.
—Sí. —suspiró ella— creo que sí.
Él sonrió y caminaron de la mano, como habrían de hacer por muchos años más, juntos a una nueva aventura.
***
Gustav y Daniel estaban listo ubicados en los asientos del avión que los llevaría directo a su lugar de vacaciones para este año: Dubái.
—Enano ¿no echas de menos a nuestros padres? — preguntó Daniel mientras tomaba un sorbo a su champan.
—Todos los días.-susurró el menor. — a veces me pregunto cómo sería nuestra vida si ellos vivieran, que tan distinto fuéramos tu y yo y nuestra vida y nuestros sueños, echo de menos a papá y sus interminables cantaletas para que jugará al fútbol y a mamá con sus deliciosos bollos suizos. Sencillamente los echo de menos a ellos.
Daniel asintió y guardó silencio, en esos días estaba melancólico, necesitaba los brazos de una madre para llorar como un niño pequeño y contarle la confusión que era su mente, pero no estaba, no la tenía a su lado y lo más parecido que tenía a una madre era justamente la suegra de la chica que le robaba el sueño, menudo enredo. No tenía ni con quien hablar del tema.
—Ey enano ¿Qué tal esta tu corazón? ¿Ya tenemos a una chica por ahí?
—Algo así.
—¿Cómo así?
—Se llama Marta, es latina, es una mujer muy hermosa y llena de vida, parece un sol, ilumina todo por donde va. — suspiró el menor de los dos. —pero yo, yo soy tan insípido, no soy como los hombres con los que ella habitúa a estar, no soy divertido y mi sentido del humor parece atrofiado.
—Oye hermano, no te des tan duro...
—Es la verdad, ella es como una tormenta, un huracán, arrasa con todo a su alrededor, le da vida a lo que no lo tiene y yo, yo solo soy una llovizna inofensiva que no moja a nadie.
—Seguro que ella no piensa lo mismo.
—No lo sé, ella es una mujer bastante confusa, a veces parece quererme y luego va por la vida abrazando a toda la facultad, ¡NO LA ENTIENDO!
—El amor apesta...—se quejó Daniel.
—¡EH! Momentico, ¿tú también tienes a alguien? ¿Quién es? ¿La conozco? ¿Cómo se llama?
Carolina, respondió su cerebro automáticamente. Él lo ignoró.
—Gustav en una situación hipotética, si de repente sientes que te encontraste con lo que siempre has estado buscando, si de repente sientes que tienes frente a ti a todo lo que quieres y necesitaste siempre, pero esa persona ya pertenece a otra persona, si alguien te ganó de mano, y esta con ella ¿Qué harías? Mejor aún ¿Qué harías si tu amigo esta con la chica que te gusta?
El pequeño, lo miró compungido, una idea fugaz cruzo su mente, Daniel no era de muchos amigos, pensó en Luk y su nueva novia Carolina una chica muy bella, él la había llamado cuando estaban en Marsella y aunque no oyó lo que decían, sí que vio la expresión de su hermano. No podía ser verdad, a su hermano no podía gustarle la novia de su amigo, de ser así ahí se todo iba a terminar mal, muy mal, ya lo veía venir. Cerró los ojos guardó silencio y le rogó a Dios que no fuera como él pensaba que era. Y finalmente contestó.
—Nunca se va en contra de los amigos Dani, nunca. Las chicas van y vienen, a veces con más frecuencia de la que deberían, pero los amigos no. Un amigo es un hermano, una extensión de lo que somos, si pierdes un amigo por una chica, estarías perdiendo un órgano por automutilación y querido hermano, no creo que nadie se tan estúpido como para hacer eso. — sentenció convencido.
Daniel asintió y Gustav guardo silencio. Su hermano había dado justo en el clavo, Lukas era su amigo de toda la vida, no se pierde a un amigo, por una pareja, NUNCA. Cerró los ojos e intentó exorcizar los fantasmas de Carolina que invadían su mente. Se resolvió a pasar unas estupendas vacaciones en Dubái y no permitiría que ella le robara eso.
Lo que él no sabía es que a veces las puzles del rompecabezas no encajan bien, porque no se armó correctamente y para que eventualmente todo cuadre, será necesario REACOMODARLAS.
***
Manuel estaba almorzando con Michell, ella era una mujer fabulosa y aunque sabía que nunca podría reemplazar a Carolina, también sabía que era la mujer con la que cualquiera sentaría cabeza, cualquiera, como él, por ejemplo y él iba a hacerlo, eventualmente lo haría.
Pensó en Carolina mientras conducía del restaurante a la casa de Michell, si había logrado superar la muerte de su tía – mamá, lograría superar a Carolina Peitz sin duda alguna, tenía una nueva resolución, él no iba a pasar la página, no, él iba a arrancarla del libro y archivarla en su recuerdos. Sí, sí señor, eso haría.
***
Carolina y Luk, llegaron a Lisboa al medio día y cuando llegaron las maravillosas puertas del hotel Tivoli en Lisboa les dio la bienvenida, era un hotel bellísimo, 5 estrellas por supuesto, se acercaron a la recepción y una joven bilingüe los atendió.
—Buenos tardes, tengo una reservación en este hotel a nombre de Lukas Schütz.
—Por supuesto señor Schütz lo estábamos esperando. — la joven recibió la tarjeta que Luk le tendía y cuando se la devolvió también le dio la tarjeta de la suite. — suite presidencial.
—Muchas gracias- concluyó en inglés. Ignorando el gesto atontado de la chica.
—¿Vamos nena.- —La tomó de la mano y entraron al ascensor, ella estaba nerviosa y Lukas lo notaba, no sabía que le inquietaba tanto, pero se hacía una idea.
Cuando estuvieron frente a la puerta de la habitación, Luk metió la tarjeta en la cerradura y tras un suave "click", esta se abrió, era una habitación enorme, estaba compuesta por una habitación principal y una secundaria, un cuarto vestidor, 2 cuartos de baños completos, una sala comedor y una cocina americana, la habitación principal, contaba con la célebre king size bed, con pantalla LCD de 42"", mientras la amplia sala comedor, estaba amueblada con piezas de la fundación Ricardo Espírito Santo y cuadros de la pintora modernista Milly Possoz, Con detalles que mezclaban el estilo clásico y el contemporáneo, también disponía de una televisión de Smart TV en la sala, con sistema de Dolby Surround Sound y tres espejos con pantalla LCD en el cuarto de baño. El espacioso cuarto vestidor se encontraba totalmente iluminado con luz natural. El cuarto de baño estaba equipado con una T-Bath con hidromasaje y también T-Shower, pero sin duda lo mejor de aquella suite era el balcón, un balcón grande y espacioso con su propia piscina, con vista a la ciudad y por supuesto al mar, Era una habitación maravillosa, no en vano era la suite presidencial.
Ella estaba un poco anonadada, no es como si ella fuera pobre o como si no estuviera acostumbrada al lujo, porque lo estaba, su familia era una familia acaudalada y ellos se podían permitir ciertos lujos, pero la habitación, el temor y el amor, ¿amor?... que sentía por Luk, la sobrepasaban un poco.
Ella estaba de pie frente a la enorme cama de la habitación principal, miraba la enorme king size bed con sus pulcras sábanas blancas y doseles y toldos blancos y un pensamiento extraño cruzó su mente, se vio tendida allí con Luk, sudorosa, saciada y feliz, pero lejos de alarmarse, lo disfrutó.
Luk la abrazo por la espalda y le susurró. — No tengas malos y sucios pensamientos, pequeña, que yo no te traje en este viaje porque quiera acostarme contigo – aunque realmente si quiero tener sexo contigo, tendría que estar loco para no desearlo, pero no es para eso para lo que estamos aquí, relájate y disfruta, estamos de vacaciones preciosa. — dicho esto la beso apasionadamente, le robó el aliento y con ese beso tan pasional, tan carnal, sintió que sus palabras iban un poco en contra de sus acciones, pero ella era su novia y él la Amab...sí, joder, la Amaba y ¿Qué?
Ella sonrió cuando se separó de él, estaba sonrojada, eso era lo que hacía Lukas, siempre la volvía un manojo de nervios que ni siquiera sabía cómo reaccionar.
—Voy a ducharme. —dijo en un susurro.
Él sonrió y puso un gesto pícaro. — ¿te acompaño, yo puedo bañarte muy bien?
—¡Luk!
—Es broma preciosa, ya te dije que te relajes y disfrutes, no vamos a forzar nada, no vamos a hacer nada, las cosas con la madre de mis hijos sencillamente pasaran mágica y naturalmente, sin presionar. —sonrió feliz como un niño bueno, feliz y dichoso, porque la mujer que amaba estaba con él, se sentía en paz, estaba completo.
Ella entró a bañar en el baño de la habitación adicional de la suite y él se duchó en el baño principal de la suite, un baño, realmente enorme. No podía negar que deseaba a Carolina, él seguía siendo un hombre y sangre caliente corría por sus venas, pero sinceramente no había organizado ese plan con el objetivo de tener sexo con ella, él lo había hecho porque quería verla feliz y sabía que sin lugar a dudas ese viaje la haría feliz. Si las cosas se daban, y mañana o más tarde ellos terminaban teniendo sexo, pues él sería feliz, afortunado y dichoso, pero, sino era así, pues de igual forma sería feliz, porque la amaba y estaría pasando con ella un 40 días y eso lo hacía feliz.
Luk se vistió con unas sencillas bermudas blanca, una camisa azul aguamarina, sus lentes de sol Ray Ban y sus sencillos zapatos de playa, se secó un poco el cabello ya estaba listo, moría de hambre, llamó al restaurante del hotel "el emo" e hizo reservas, justamente cuando terminó Carolina tocó su puerta y él se levantó con prontitud a abrirle, y se sorprendió gratamente al verla, la joven traía el cabello suelto, un short corto –demasiado para su gusto- verde menta, combinado con una blusón ancho coral de gasa, con unas sandalias planas, un gran pulso coral y unos pequeños pulsos verde menta y unos aretes del mismo tono, usaba unos lentes de sol y una cartera pequeña.
Sin gota de maquillaje, eso le gustaba de su chica, que no usaba maquillaje, le gustaba estar al natural y a diferencia de Rossana o de cualquier chica con la que salía antes, ella era así, muy natural.
—¡Wow! Preciosa, estas PRECIOSA. —le dijo mientras la besaba y la tomaba de la mano.
—Gracias, tú también te ves muy bien, vamos por comida cielo, que me muero de hambre. — dijo con un puchero.
—Sus deseos son ordenes, mi lady.
Cuando llegaron al "Emo", ambos decidieron probar la comida portuguesa: Bacalao à bràs, acompañado de un rico vino blanco, durante el almuerzo conversaron de todo, ella le contó sobre su hermana y él no paraba de reír con lo que ella le decía, fue justo uno de esos momentos perfectos, esos momentos que mientras los vives sabes que son perfectos y por eso mismo irrepetibles y mientras los vives te gustaría congelarlos en la memoria para que así los pudieras vivir una y mil veces cuando acaben.
Comieron, rieron, sonrieron y a las 3:00 p.m. la ruta literaria comenzó, una guía turística llamada Dolores, se presentó ante ellos y los llevó a recorrer Lisboa:
—Lisboa es una ciudad con mucha historia literaria. En sus empinadas y estrechas calles retumban los pasos de grandes poetas. El principal escritor que ha pasado por sus calles es Fernando Pessoa, uno de los mayores escritores en lengua portuguesa que en sus poemas y novelas retrataba a Lisboa la mayoría de las veces. Pero también contamos con Luís de Camões, considerado el mejor poeta portugués, pero tenemos en nuestra colección al ganador del nobel José Saramago quien creo la maravillosa obra ensayo sobre la ceguera Y justo esa es nuestra ruta del día de hoy, señor y señora Schütz.
—No, no...-carolina intentó explicar que no estaban casados.
—Mi esposa y yo estaremos encantado. —contestó feliz Luk, interrumpiendo a Carolina. —Tranquila amor, más temprano que tarde será realidad. —afirmó seguro mientras la tomaba de la mano.
Quizás por eso el corazón de ella latió un poco más rápido.
***
—Te lo dije Dubái es una pasada. —le decía Gustav a Daniel mientras contemplaban encantados el rascacielos más grande que ellos hubieran visto.
—Esta noche nos vamos de rumba, quiero perder la cabeza.
—Vale hermanito, pero tú pagas...tu eres la estrella del fútbol.
—Como si fuera de otro modo.
Daniel iba a cumplir su objetivo aunque para lograrlo tuviera que acabar con todo el alcohol de Dubái.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro