Capítulo 21:"Caro, me gustas, me gustas mucho: Las palabras de un Borracho"
2-1 (y gol de Lukas por supuesto) así había quedado el partido final, el partido que les dio el título a los alemanes, todos estaban pletóricos, fruto de ese sentimiento de felicidad Lukas besó con mucha pasión a la mujer de sus sueños, frente a las cámaras de todo el mundo.
Tras las respectivas declaraciones y el momento eufórico en el que recibieron su premio, llegó el momento de celebrar en equipo, el entrenador había rentado un restaurante cerca de la playa de Marsella y en ese lugar casi mágico Daniel fue testigo de cómo su mejor amigo y su novia se profesaban amor desmedido, habían bailado, se habían besado, pero sobre todo no se habían separado en ningún momento.
Lukas estaba feliz. Daniel no.
Carolina contemplaba a su novio charlando con su mejor amigo, quien había pasado toda la velada con una cara de puño, no entendía que le pasaba a Daniel, eran campeones y ahora estaban en vacaciones, ¿Qué iba mal?
Su celular volvió a vibrar, desde que Lukas y ella se habían tomado una foto besándose y él la había posteado en Instagram, las notificaciones no paraban de llegar, por eso ella ignoró la bendita vibración y lo que es más apagó el celular.
Pero no eran notificaciones de Instagram y ella no lo supo.
Daniel le dijo a Lukas que solo estaba fatigado y que eso era todo, Lukas no le creía pero prefería no presionar, conocía a su amigo y sabía que no había peor forma de cerrarlo que presionarlo a hablar, lo dejó estar y optó por contarle las dos cosas que angustiaban su mente: 1- el posible traspaso al equipo español y 2- la sorpresa para Carolina.
—Si no te quieres ir Luk, pues no te vayas, si ves que este no es momento entonces no lo hagas, lo que tiene que ser, será, así que no presiones—afirmó Daniel, sobre el traspaso al equipo Español. —Caro aceptara, ella estará feliz y extasiada con semejante detalle.
Eso lo tranquilizó – a Lukas- le dio el ánimo que necesitaba para contarle a su novia sobre su sorpresa, conversó con Daniel durante 10 minutos más, hasta que este alegó tener sueño y estar cansado y se marchó al hotel.
—Linda. —la abrazó por la espalda mientras le besaba la mejilla. — acompáñame a la playa, quiero decirte algo. —la haló y se la llevó con él.
Dejando a trás la frenética locura da la celebración caminaron tomados de la mano y en un cómodo silencio hasta la playa.
—El último mes ha sido el mejor mes de mi vida. —comenzó Luk— No tenía planeado conocerte, pero aquí estas, cambiando mi vida y haciéndome un hombre muy feliz, una mejor persona, un gran ser humano, para mi te mereces lo mejor y espero que el regalo que tengo para darte no te parezca demasiado.
—Luk.-dijo ella. — Yo...
—Déjame terminar Caro. —buscó en su chaqueta y allí encontró lo que buscaba. — toma, por favor no rechaces mi obsequio.
Ella observo el papel que le acaba de tender, era un plan de viaje una "ruta literaria por Europa", Lukas Schütz le acaba de regalar un viaje para el siguiente mes y quince días por toda Europa, donde la llevaría recorrer todos los lugares que cambiaron la historia literaria del mundo.
—Lukas, ¿Por qué hiciste esto?
—Porque quiero hacerte feliz, no, no, necesito hacerte feliz para ser yo feliz, y Caro, nena, mi amor, tú te mereces todo lo que yo pueda darte y esto es poco comparado con lo que quiero darte.
Su corazón latió mucho más rápido entonces, con cada palabra, con cada acción Lukas no hacía más que robarle más y más el corazón, aunque su propósito inicial era no entregarle por completo su corazón al jugador, eso era justo lo que estaba pasando, solo le quedaba pedirle a Dios que él no fuera rompérselo.
Y Lukas no tenía la intención de hacerlo. En realidad, nunca la tuvo.
—Está bien Lukas, nos iremos a recorrer la "ruta literaria por Europa".
***
Daniel no podía dormir bien, estaba cansado y todas las emociones de los últimos días le pasaban factura. Se acomodó de mil maneras en la enorme cama de la habitación y ni aun así pudo dormir.
Debería estar feliz, acababan de coronarse campeones de la UEFA CHAMPIONS LIGUE, ellos eran unos héroes para su fanaticada, su papá siempre deseo que su hijo se ganara ese título y ahí estaba él obteniéndolo, entonces ¿Por qué no podía relajarse y disfrutar de ese tan merecido triunfo? ¿Qué le impedía ser feliz con todo lo que había logrado?
Él ya conocía la respuesta, solo que no estaba dispuesto a aceptarla.
Su teléfono sonó, su hermano Gustav llamaba a felicitarlo, estaba realmente contento con el triunfo de su hermano, ahora las cosas pintaban ir realmente bien, hablaron por un rato y dispusieron de una vez lo que harían con el dinero de bonificación que recibirían por haber ganado el torneo, el premio general era de 37,4 millones de Euros y a cada jugador le habían asignado la maravillosa suma de 1,3 millones como recompensa por su trabajo, adicional a la prima de fin de año y del sueldo que recibirían. Había decidido comprar una casa en Marsella y Gustav había estado de acuerdo, quedo en viajar al día siguiente para ayudarlo a escoger una que fuera del agrado de ambos, además cuadraron lo que harían estas vacaciones, pues esta vez estaban solo los dos, Luk el tercero de los mosqueteros, ahora tenía planes con su chica.
Hablar con su hermano disuadió un poco sus confusos pensamientos, pero aun así no podía dormir y era realmente tarde para no hacerlo, optó por hacer lo que siempre hacia cuando necesitaba dormir: Se mató en el gimnasio a ejercicios para que cuando terminara su cuerpo le exigiera descansar y entonces su mente entrara en estado automático y lo obligara a dormir.
Y dio resultado, sobre las 3 a.m. el cuerpo cansado de Daniel, terminó sumiéndose en un sueño profundo, en donde unos ojos azules y un cabello castaño lo empujaban vez tras vez a un enorme vacío.
Nada más lejos de la realidad, aunque Daniel no lo sabía en ese entonces.
***
Al día siguiente Lukas y Carolina se despedían de Daniel, habían de volver a Berlín a preparar el equipaje para su pronto viaje de 40 días por Europa.
Daniel los vio partir felices y sonrientes, mientras su corazón estaba amargado y fracturado, era frustrante, no podía ser feliz por ellos, pero tampoco podía estar triste por ellos. Ya no sabía ni que era lo correcto sentir.
Gustav llegó cerca de las 10 de la mañana y tras almorzar juntos, dedicaron las horas de la tarde a elegir el apartamento que comprarían en aquella joya de Francia.
—¿te gusta este apartamento? —preguntó Gustv a un distraído Daniel.
—Da igual, compremos el que a ti te guste.
—Entonces este será.
En modo zombie, Daniel firmó todos los documentos.
—Vamos a tomarnos unas copas esta noche. —afirmó Daniel.
—¡Perfecto!
En realidad, él ya no tomaba, pero había momentos como ese, que era justo todo lo que necesitaba.
***
Cuando Carolina llegó a su departamento, una sensación de hogar la invadió, no era como si la hubiese pasado mal, en aquel paraíso francés, era solo que siempre se extraña el hogar propio, se necesita volver a él, incluso cuando todas las cosas van bien.
Se despojó de su ropa y se dio un baño pausado y exfoliante. Pensó en Lukas, últimamente no pensaba en nadie más, era increíble lo que estaba viviendo con el jugador, no se lo creía y todo el tiempo tenía la extraña sensación de que todo acabaría mal y es que eso es lo que nos pasa a los humanos, estamos tan acostumbrados a que todo salga mal, que cuando algo sale bien, nos asustamos, nos ponemos paranoicos e histéricos y ¿quién puede culparnos? Estamos entrenados para las tormentas, para las crisis, para los problemas, así que cuando todo va bien, pensamos que la calma no será más que un simple antecesor de un furioso y devastador huracán.
Se puso unos sencillos pantalones de chándal, junto a un sencillo suéter blanco tipo esqueleto y comenzó la titánica labor de armar una maleta decente para los 40 días que pasaría fuera de casa, Lukas le había dicho que no era necesario que se llevara mucha ropa, de todos modos si algo faltaba, él estaría más que feliz de comprárselo.
40 días fuera de casa, eso era mucho...repaso la agenda:
1°destino: Portugal->Lisboa (3 días en ese lugar)
2°destino: España-> Madrid (4 días en ese lugar)
3°destino: Italia-> Milán (4 días en ese lugar)
4°destino: Grecia-> Atenas (5 días en ese lugar)
5°destino: Holanda-> Ámsterdam (4 días en ese lugar)
6°destino: Suecia-> Estocolmo (2 días en ese lugar)
7°destino: Irlanda-> Dublín (2 días en ese lugar)
8°destino: Escocia-> Edimburgo (2 días en ese lugar)
9°destino: Inglaterra-> Londres (6 días en ese lugar)
10°destino: Rusia-> San Petersburgo (2 días en ese lugar)
11°destino: Francia-> París (6 días en ese lugar)
40 días, 11 destinos, muchos nervios, estaba feliz, pero muy nerviosa a la vez, Lukas era un gran chico y estaba feliz por compartir uno de sus sueños con él, pero sin embargo no podía dejar de sentirse perturbada, por lo que ese viaje representaría, ella no era tonta, sabía que Lukas era hombre y que estarían los 2 solos en 11 distintos países, por lo que supuso que en algún momento, las cosas se pondrían mmm, ¿calientes? y a decir verdad ella no sabía si estaba preparada para eso o no.
***
Manuel traía en su mano el bolso que días a tras le había comprado a Carolina, estaba contento porque sabía que había vuelto, seguía amándola y su corazón doliendo igual, pero ahora, justo en esos momentos lo único que quería era abrazar a su amiga y quedarse en la vida de la joven como un amigo, como un hermano por el resto de su vida, había aceptado su destino y estaba dispuesto a hacer felizmente su labor, solo por cumplir con su misión, solo por mantenerla en su vida.
Michell (la trabajadora social, con la que había salido) resulto ser una mujer excepcional, una chica singular, relajada y muy pacifica, con un don para las personas, que lo sorprendió y deslumbró a partes iguales, iba a volver a salir con ella, no era Carolina, era Michell y era mejor así.
Cuando carolina le abrió la puerta se le lanzó a los brazos a Manuel, quien tuvo que hacer un gran esfuerzo para no dejarla caer de la impresión, la chica hablaba por teléfono y tras un emotivo abrazo, lo invitó a pasar, mientras terminaba la llamada.
—Manue. —dijo apenas colgó. — ¿Cómo estas amigo?, pero que ingrato eres ni siquiera me has llamado.
—Pero que dices linda, te llame ayer, pero no me contestaste, supongo que la euforia por la celebración con tu novio no te lo permitió.
Ella se sintió algo incomoda, aun le daba pena admitir que era la chica del gran Lukas.
—Estoy enamorada de Lukas. — dijo mientras se desplomaba en el sillón al lado de su amigo, cerró los ojos y le contó todo absolutamente todo lo que paso en Marsella, desde la propuesta hasta el viaje. Manuel la escuchó atento, no la interrumpió, solo asentía o dejaba caer palabras, para que ella supiera que él la estaba escuchando.
—Así que aunque estoy enamorada, también estoy muerta de miedo y, ...no lo sé, todo esto es demasiado bueno, demasiado bello, para ser verdad.
Algunas veces en la vida, nos toca comernos nuestro corazón y sonreírle a quien amamos y alentarlos que se han felices mientras aman, pero no a nosotros, no, a otros que no somos y nunca seremos nosotros.
—Lukas es un buen tipo. — se oyó decir. — él parece que de verdad te quiere, lo estuve investigando y la prensa dice que nunca se había portado como hasta ahora, se ha calmado, está jugando mejor, está más tranquilo, comparte más con los compañeros, esta menos mal criado y se está enamorando muy fuerte de ti. No sé si ya te ama, pero sé que él te quiere mucho Carolina y no veo razón para que por culpa del pasado, elijas votar la maravillosa oportunidad que te da el presente de hacer las cosas bien y de querer a Lukas, tú lo quieres y él te quiere ¿Cuál es el problema? —suspiró.- —el pasado es mal amigo, ya nos arruinó lo suficiente antes y no merece ni la más mínimas de nuestra compasión en el presente o se apoderará de nuestro futuro, Caro, no por miedo a que todo salga mal, lo vas a dejar pasar, quizás y solo quizás, Lukas sea el hombre de tu vida y tú por tus experiencias pasadas lo dejes ir y entonces la vida te lo hará lamentar cada uno de tus días hasta tu fin y si no quieres eso, más te vale actuar mi querida amiga.
Unas palabras muy parecidas le había dicho su hermana Alexandra, con quien hablaba por teléfono cuando Manuel llegó, ella le dijo que no tuviera miedo, que dejara que las cosas pasaran, que le diera tiempo al tiempo y todo estaría bien.
No se imaginaba cuan trascendente iba a hacer ese consejo, aun muchos años después.
Esa noche hablaron por horas, Manuel le dio su regalo y le contó sobre Michell, en el fondo de su corazón quería que ella tuviera celos, que se sintiera celosa por perderlo, pero se olvidó de que es imposible desear lo que nunca se ha tenido.
Cuando se hicieron las 9:30 Manuel se despidió de la que sería –por siempre y por mucho- la mujer de sus sueños, pero que ahora estaba condenado a querer como a una hermana, sabía que al día siguiente a las 9:30 saldría de vacaciones con Lukas y aunque le dolía el corazón, de algún modo era feliz porque ella era feliz.
Por su parte Carolina terminó de cuadrar los últimos atuendos para su equipaje y mientras lo hacía recibió la llamada de Daniel, el rubio aún estaba en Marsella...cuando llamó a Carolina, estaba un poco –MUCHO- tomado, había estado tomando en compañía de su hermano hacia más o menos 1 hora y media, luego que había acabado de hablar con Lukas, su lengua estaba un poco enredada a la hora de hablar y ella lo notó.
—Mi amiga Caroli...Carolina, ¿Cómo estas, ya estas lista para irte de Luna de Miel?-preguntó medio atontado.
—Pues no es nuestra luna de miel, pero si estoy lista para irme ya.
—Claro que no es nuestra luna de miel tonta, tú no eres mi chica, eres la chica de Lukas, tú ni siquiera eres de mi gusto.
—Wow, vaya gracias Dani hace maravillas en mi ego que me digas eso, es bueno saberlo.-respondió divertida.
—No, tonta...Yo Y-o te estoy diciendo que TÚ no puedes ser de mi gusto porque eres de mi mejor amigo.
—Dani, estas muy tomado, mejor ve a descansar y hablamos mañana ¿sí?
—Hasta me mandas a dormir porque te aburro, dime algo carolina ¿Qué pasaría si yo te dijera que te vi las tres veces que pide el destino, antes que Lukas?
—Diría que estás loco, yo nunca te vi hasta ese día en el cine.
—Pues yo te vi, te vi por primera vez en el bus ibas calificando pruebas en un atasco de tráfico, te vi en el restaurante y te vi, te vi—se despegó del teléfono para vomitar un minuto.- te vi en el cine, ¿no tengo ventaja sobre mi amigo?
—Jajajaja supongo que sí, amigo mío. —sonrió ella, toda esa conversación le parecía de lo mas de bizarra, pensó que todo cuanto Daniel decía era fruto del alcohol que corría por sus venas.
—Caro, Me gustas, Me Gustas mucho...—se apartó el auricular y volvió a vomitar a lo lejos oyó al hermano que le decía, que mejor se fueran ya antes que la prensa lo captara en ese estado y lo oyó quejarse: "espera estoy hablando con la novia de Luk" — Caro me voy a soñar contigo, ten un buen viaje y shhh no le digas a Lukas.
Solo eran las palabras de un borracho.
Ella sonrió él estaba tan borracho que no sabía ni lo que decía, cerró los ojos y lo dejó pasar, ya mañana tendría un día pesado por delante, olvido por completo la parte del "me gustas Caro", su cerebro lo tomó como una broma y así lo habría de procesar en ese primer momento.
Su novio la llamó al rato y ella le contó entretenida lo que Daniel le había dicho, ambos se rieron del Daniel ebrio, sin saber que mañana la vida les mostraría que no era cuestión de risitas lo que él joven alemán había dicho.
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