—Luk, si vamos a construir una relación duradera más te vale que conozcas esto. —suspiró frustrada, no quería decirle, pero sabía que era lo correcto, era necesario cerrar esa etapa, para entonces avanzar.

—¿,e explicaras porque te negabas tus sentimientos por mí? —porque sí, él no era tonto, sabía que había una historia que la atormentaba y le impedía seguir y allí mientras apoyando su cabeza en las piernas de Carolina, a las 9:15 P.m. frente al mar y teniendo como testigo a las estrellas de los cielos, ella se la contaría y él estaba ansioso por escucharla.

—Sí, supongo que eso lo explicará. —nací en Múnich, pero estaba muy pequeña cuando mis padres volvieron a Suramérica, mamá es de allá mientras papá era Alemán, eso te explica porque hablo español y alemán. Tenía unos 3 años cuando lo conocí, cuando conocí a Carlos y el habría de tener unos 6 quizás, siempre fue varios cursos por encima que yo, pero no importaba porque me agrada, era amigo de mi hermana y de mi hermano, tenía carisma y era el único capaz de comerse mis pudines de tierra, con una sonrisa en los labios. Cuando comenzamos a crecer, me gustaba pasar el rato con él y a él le encantaba dibujarme, en la escuela me protegía de los niños abusones y me sacaba una sonrisa cada vez que podía, crecí con él, vivía a la vuelta de mi casa, así que literalmente crecimos juntos. Todo cambió cuando mi padre y mi hermano pequeño Philip fallecieron en un accidente de autos, como te conté. —tomó aire, lo necesitaba. —Para aquel entonces me sentía indefensa, desprotegida, perdida, sola, sin rumbo, olvidada, era un mar de contradicciones y entonces él estuvo allí, de alguna u otra manera logró sacarme a flote y regalarme una razón para seguir luchando, lo quería, lo quería muchísimo, para mi cumpleaños N° 15 me pidió oficialmente que fuera su novia y acepté porque estaba absolutamente enamora de él. A él le encantaba pasar tiempo conmigo y con sus amigos pintores. —sonrió con melancolía. —en cierta parte le debó a él mi amor al arte, supongo que por él aprendí todo lo que se de arte; pero a los 2 meses de estar saliendo le llegó una carta de una de las mejores academias de arte de Suramérica y sin pensárselo dos veces, me propusó irme con él, ese año yo terminaba el colegio así que pensé que en Argentina podríamos construir nuestra historia, yo lo amaba, lo amaba tanto que pretendía cambiar mi futuro por él, lo amaba muchísimo, le entregue mi virginidad, peleé con mi madre cuando me ordenó regresar a Alemania, pero nada me importaba porque todo marchaba bien con él, el día que me gradué y que por cierto era el mismo día que nos iríamos para Argentina, lo encontré revolcándose en su cama con Rosalie, su "mejor amiga".—sonrió sarcástica— Tan típico, Lo odie, lo odie tanto que dolió, pero él se explicó, me dejó una carta donde me dijo que mi madre lo había obligado a dejarme, me pidió en su tonta carta que lo esperara que algún día el volvería por mí y me llevaría lejos, me pidió perdón y juró que me amaba más que a nada y sin embargo, se fue a Argentina, sin mí. Al final del día yo también estaba en un avión, pero con Rumbo a Berlín, odie a mi madre todos estos años por lo que me hizo, pero ahora lo comprendo bien.

—¿Qué comprendes?

—Comprendo que mi madre nunca lo obligo, él tenía opciones, pero no las escogió porque era un cobarde, quizás nuestro amor era demasiado, demasiado grande, demasiado complicado, demasiado confuso y arriesgado y doloroso, tanto como yo le podía dar, más del que me convenía. Por eso se rompió, no se agotó, no se acabó, no se murió, solo se rompió, se vino abajo como una torre de naipes demasiado alta, nuestros caminos no debieron coincidir nunca y por eso se separaron, ahora lo entiendo, ahora que ya el dolor y la rabia se han disipado comprendó que no estábamos hechos el uno para el otro, pero porque ahora lo sepa no quiere decir que lo perdone o que lo perdonó. No, no puedo, él fue mucho para mí, pero yo nada para él, no tengo fuerzas para perdonarlo.

Luk intentaba asimilar la información.- ¿Aun lo quieres?

Ella no lo dudo, quizás un par de semanas a tras lo hubiese dudado, pero ahora no, después de la conversación con su madre, las dudas, arrepentimientos e inseguridades se habían esfumado y su respuesta fue contundente.

—No, no lo quiero. —dijo seria. —Y nunca más lo hare, él fue mi pasado pero tú eres mi presente y mi futuro, nadie puede cambiar eso.

No estaba tranquilo, para nada, estaba inquieto y hasta celoso tenía fuertes deseos de buscar al tal Carlos y meterle una golpiza por lo que le había hecho a su novia, lo odio y lo odiaría por siempre, lo odio por haberla engañado, por haberla roto y por no valorarla, lo odio porque no sabía que la vida a veces puede cambiarnos de lugar.

***

Era tarde y aun Luk no llegaba. Le mandó un mensaje, temía a que el entrenador pase con su ronda habitual. Luk no respondía.

Miro la hora, ¡Dios, dijo que no se iba a demorar!, ¿Por qué siempre acababa arrastrado a los planes de Lukas?

Estaba inquieto, se pasea por la habitación, es tanto su ir y venir que un hueco se abrirá en la habitación. ¿Qué estará pasando? ¿Carolina habría aceptado? ¿y si no? Suspiró ¿Por qué le hacía ilusión que Carolina rechaza a su amigo? Era un pésimo amigo, ¿Cómo podía desearle eso?

Cerró los ojos y se asomó al balcón de su habitación, el cielo estaba estrellado y el mar en calma. Lo iba a llamar de nuevo, cuando un toque en su puerta lo alerto.

—Daniel ¿ya estas durmiendo? — gritó el coach al otro lado.

¡MIERDA! ¿Y ahora? Sabía que si no abría la puerta era probable que el usara la tarjeta maestra y confirmara si estaba o no allí y era probable que hiciera eso en todas las habitación y terminara por pillar a Luk ¿y ahora que hacía?

Corrió al baño y prendió la ducha, eso le haría ganar algo de tiempo, luego corrió y abrió la puerta.

—Buenas Noches Coach—saludó nervioso.

—¿Qué estabas haciendo? —preguntó el coach

—Hablando por celular, lamento haber tardado en abrir.

—¿Quién está en tu ducha?

—Lukas.

El coach suspiró frustrado, siempre era lo mismo con Lukas, siempre se estaba quejando de que tenía la peor ducha, la peor habitación, el peor balcón y siempre terminaba colándose en las diferentes habitaciones para comprobarlo incluso había incursionado en la de él, afirmando que su jabón de baño tenía mejor olor que él que le asignaban a él. No lo entendía Lukas era una gran jugador y un estupendo muchacho, pero seguía comportándose como un niño.

—¿Por qué fue ahora?

—Porque mi shampoo le deja el pelo más suave y brillante que el que dejaron en su baño. —mintió, pues sabía que era algo que diría Luk.

—¡Dios!, ¿Qué voy a hacer con Lukas? Fui yo el que le dio la mejor habitación, la mejor ducha y lo mejor, para que no esté como un niño quejándose, pero notó que no funciono.

—NO, no lo hizo.

—Bueno cuando salga dile que quiero verlo, que vaya a mi habitación inmediatamente.

—No creo que eso sea posible.

—¿Por qué no?

—Porque dijo que tenía hambre y que iba por comida cuando saliera de la ducha.

Ricardo, el Coach suspiro resignado. —Vale dile que después de que consiga su comida y termine con su ducha, pase a verme unos minutos que hay algo de lo que quiero hablarle.

—Le diré.

—Voy a confirmar que los demás están en su habitación, descansa Daniel.

—Buenas noches, Coach.

Y finalmente se marchó de la habitación, se había salvado por muy poco, ahora necesitaba que Luk llegara en tiempo record, Se mojara el cabello –para que diera la impresión de que acababa de salir de la ducha y con algo de comida, para darle validez a su historia.

A falta de tiempo le manda un mensaje, cortó pero contundente:

Si no estás aquí en menos de media hora el coach te dejara sin descendencia.

No pasa ni un minuto cuando la respuesta le llega:

En camino. Salvare mis hijos ahora que ya tienen madre.

Lo aceptó, oficialmente Carolina y Lukas eran pareja. Eso era algo bueno, pero su corazón no lo veía así.

***

Eran las 11 de la noche, cuando por fin su vuelo aterrizó en Berlín, odiaba estar tantos días lejos de su casa, le gusta la comodidad y el confort que le ofrece su hogar, pero lo que más le gustaba era estar cerca de Carolina, la extraño, se la paso todo el fin de semana extrañándola, pero como sabe ella tiene dueño y la competencia no es fácil. No quiere competir, si ella es feliz, él aprenderá a serlo también.

Por eso aceptó la cena con Michell, la mujer con la que voló de regreso a Berlín, era una bonita morena con ojos chocolate, que es trabajadora social. Le agrada, pero no le gusta, no como Carolina.

Cuando por fin llegó a su edificio, marcó el piso 8, estaba cansado, pero eso daba igual, solo quería darle un abrazo y decirle que la extraño muchísimo, ah sí y también darle el regalo que le compró, es un bolso Carolina Herrera de color azul celeste, grande –como los que ella usa- pero con asas cortas, cuando lo vio pensó en ella, es una prenda elegante pero sencilla, bonita y encantadora a la vez, totalmente Carolina.

Cuando llegó a su puerta se arregló un poco, estaba cansado, pero no es como si deseara que ella lo viera vuelto un ocho, compuso su cabello, estiró su chaqueta y acomodó su regalo, ahora sí, podía tocar.

1, 2, 3,4 toques y Carolina no le abrió ¿estará dormida? Era probable, mejor la dejaría descansar, ya mañana la vería.

Lo que él desconocía era que no la vera al día siguiente, ni el día después de ese, ni por lo que quedaba de la semana.

***

—Estoy aquí y traje esto. —dijo Luk a Daniel tan pronto como entró a la habitación.

—El coach quiere hablar contigo, mójate el cabello y sácate esa chaqueta, tienes como máximo 10 minutos para verlo.

—Sí, mamá.

—Lukas—adviertió Daniel serio.

—Lo siento, pero es que mi humor es bastante bueno ahora mismo, mi novia y yo pasamos una gran velada.

Sí, decir esas palabras en voz alta le hacía comprender que no era un sueño, que Carolina realmente era su novia, que lo había aceptado, que ahora tenía la libertad de amarla sin miedo, que ahora podía besarla cuando quisiera y cuidar de ella según le pareciera. ¡Dios! La amaba, la amaba tanto.

—Así que aceptó. —afirmó Daniel.

—Sí, lo hizo —dijo con una enorme sonrisa en los labios y entro al baño a mojarse el cabello.

Ya lo sabía, pero que se lo confirmaran le dolía. De algún modo Carolina le importaba y lo hacía más que una amiga, por eso esperaba que Lukas la cuidara mientras la tuviera.

—Pues felicitaciones viejo. — le dijo Daniel a Luk.-Luego me cuentas, ahora apúrate y ve a hablar con el coach.

Caminó por los pasillos del hotel, hasta llegar a la habitación del coach, llevaba en su mano una bolsa de papas fritas y una Coca-Cola, toco dos veces la puerta del coach, hasta que él le abrió.

—Lukas. —dijo el coach.

—Coach. —saludó Luk.

El coach negó con la cabeza mientras le permitía a Luk ingresar a su habitación, pero cuando pasó por su lado se robó una de sus papas fritas.

—¿Para qué quería verme coach?

—Veras Luk, esta noche recibí una llamada. —Luk se puso considerablemente nervioso ¿y si alguien le decía que su NOVIA estaba en la ciudad con él, cuando se supone que ellas deberían llegar al día siguiente?, agitó la cabeza y le dio un sorbo a su gaseosa. —Era uno de los negociadores del equipo Español, me dijo que como la temporada esta que acaba, les gustaría ficharte. —afirmó el entrenador.

¡No se lo podía creer, él siempre había deseado jugar en ese club! La vida le estaba sonriendo, de algún modo parecía premiarlo por algo y eso lo emocionaba.

—¿Y usted que le dijo? —preguntó extasiado.

—Pues nada, no le dije nada. —Ricardo se sentó en la cama. —Luk es tu decisión, es tu vida, son tus sueños. Eras un niño cuando llegaste a este club, pero de eso ya han pasado 6 años, no puedo retenerte aquí para siempre, ni aunque lo quisiera.

6 años, hacia 6 años. Otro hecho increíble, de pequeño nunca se imaginó convertirse en jugador, pero ahora ahí estaba, jugando con uno de los mejores clubes de Europa y disputando una final de la UEFA champions ligue, era de no creer. Sonrió, las cosas finalmente comenzaba a caer en su sitio después de todo.

—¿Qué más le dijo coach?

—No fue muy específico, solo dijo que al equipo español está interesado y que si era posible le gustaría ficharte para la siguiente temporada. —hizo una pausa y miro a Luk, como un padre mira a su hijo—¿te quieres ir?

¿Qué si quiere irse? ¿Está de broma? Pero si él siempre soñó con jugar en ese equipo, desde que inició en el fútbol y finalmente está pasando, pero piensa en Carolina y su felicidad se borra. Ellos apenas están empezando, apuesta a que ella no querrá irse detrás de él, ella no es de esas mujeres. Él lo sabe. ¡Dios! ¿Y ahora? A veces la vida no nos da dos veces esas oportunidades. Pero tampoco la vida te presenta dos veces a una CAROLINA, no se puede tener todo lo que se quiere cuando se quiere, porque sería utópico, que irónico es el destino. Un suspiro al aire. Cerró los ojos, bajo la cabeza, no tiene que decidir ahora, aún puede tomarse su tiempo, no hay una propuesta formal, no es necesario que decida ahora ¿o sí?

—No lo sé coach. —contestó al fin. —tengo que pensarlo.

—Pues piénsalo muy bien, hay veces que la vida nos da una sola oportunidad y nunca más nos la repetirá.

Como si él no lo supiera, como si él no fuera consiente de esa realidad.

Tras cruzar un par de palabras más con el coach y de aceptar la reunión decisiva con su representante y el delegado del equipo español, Salió de la habitación, de repente tenía frío, mucho frío.

Sería una noche eterna.

***

—Así que ahora sí, oficialmente soy la novia de Lukas Schütz— dijo Carolina a su hermana.

—¡Dios mío! Es tan increíble, eres muy afortunada, muy muy afortunada.

Ella sonrío mientras contempla desde el balcón de su habitación, el cielo estrellado de Marsella.

—Sí, lo soy.

—Me imagino lo adorable que es cuando luce nervioso.

—Se ve increíble, sonríe con temor y tiene una mirada extraña en el rostro, como si acabara de fallar en un penal de final de campeonato. —dijo Carolina, mientras lo recordaba., suspiro.

—Tranquila Caro, todo saldrá bien, si él es el indicado no habrá muchos problemas.

Ella asintió y la conversación continúo hasta media noche, momento en el cual ambas hermanas decidieron despedirse, a ambas le esperaban largos días.

***

Cuando abrió los ojos, la brisa cálida de la mañana del marte en Marsella, lo hizo sentirse extraño, en Alemania ese clima solo era propio en verano, en esta temporada del año el invierno se cernía con fuerza sobre la capital y hacía un frío que congelaba hasta los pensamientos.

Se sentía melancólico, deprimido, cansado, aburrido y decepcionado. Quería pensar que nada tenía que ver con la castaña de ojos azules que frecuentemente visitaba sus sueños y su reciente relación con Lukas, su amigo de toda la vida. Cerró los ojos, se revolvió en la cama, en la almohada gritó frustrado y luego se regañó a sí mismo. ¿Qué rayos pasaba con él?

Hacía mucho tiempo que no se sentía así, no, al menos por una mujer, era increíble que después de tanto tiempo, terminará gustándole la novia de su amigo, porque joder ¡Sí! Le gustaba, ya no se lo pensaba negar más, el frecuente chatear y hablar por celular, le había activado algo en su interior y eso lo molestaba como nada.

Era una mujer indiscutiblemente bella, pero era ajena, estaba prohibida en letras grandes y fluorescentes: "novia de Luk, no mirar", no quería que una mujer hiciera que su amistad peligrara, ellos nunca se habían fijado en una misma chica, nunca lo habían hecho porque básicamente tenían gustos distintos y esta vez, que por primera vez había pasado, él se haría al lado, sí, podía hacer eso. Él lo haría por su amigo.

De un brinco se levantó de la cama y decidió que no podía seguir con esa actitud, estaban a solo un día de disputar la final y si algo había aprendido en todos los años que llevaba jugando al fútbol, es que tu estado anímico se verá reflejado en su forma de jugar durante el partido, y él no deseaba perder esa final.

Se cambió de prisa y bajo a desayunar, aún era muy temprano, así que no había desayuno preparado y sus compañeros dormían cómodamente en sus respectivas habitaciones, por eso decidió salir a hacer un poco de turismo por la aun dormida Marsella, iba a trotar mientras conocía un poco la ciudad.

Con frecuencia la gente piensa que por viajar a tantos y a tantos lugares del mundo, mientras disputan partidos, los jugadores de fútbol son algo así como unos viajeros expertos y conocedores de los países que visitaban. Pero nada puede estar más lejos de la verdad. Ellos si conocen muchos países, pero nunca tienen tiempo para hacer turismo o conocer realmente el país que visitan, su estancia en el país extranjero se limita a salir de la concentración al lugar de prácticas y viceversa, ellos van a disputar partidos, no de paseo, así que no conocen realmente nada.

Por eso cuando tiene tiempo y puede volarse de la concentración, aprovecha para mirar algo de la ciudad en la que se encuentran.

Conoció un poco de la gran Marsella, le gustaba ese lugar, de hecho pensó que en un futuro adquiriría una casa allí, porque si algo tenía de bueno jugar al fútbol, era los salarios extraordinarios que les pagaban, él era un hombre soltero, solo velaba por su hermano pequeño y entre los dos no se gastaban ni la mitad de su sueldo anual, que asciende a la generosa cantidad de € 12.250.666,00 EUR. Gracias a este gratificante sueldo, el atacante del equipo Alemán ha sido capaz de comprar cerca de 13 bienes raíces alrededor del mundo, cuenta con una casa en distintas ciudades alemanas, un apartamento en Nueva York - Midtown West (Manhattan), uno en Londres, uno en Madrid, uno en Holanda, uno en Barcelona, uno Japón y su más reciente adquisición uno en parís. Los 13 bienes raíces son algo así como su seguro de vida, cuando ya no pueda jugar más al fútbol o las circunstancias cambien, Daniel no tendrá por qué preocuparse, pues tiene bienes de sobras para sobrevivir, hablaría con Loreley, su asesora de bienes raíces y le dirá que desea comprar un apartamento en Marsella.

Mientras corre llega al famoso monumento del "aux morts de l'armée d'Orient et aux héros des terres lointaines" ese es sin duda un lugar especial, allí la historia de una civilización que se arrepiente por lo ocurrido, erigió frente al mar un monumento que les impide borrar de sus memorias los atroces actos que refleja la obra y evitar en el grado de lo posible, volverlos a cometer.

Se estiró y miro desde allí el mar, los primeros rayos de luces del sol se divisan en el horizonte y las olas parecen más calmadas y consientes, y en ese mismo lugar donde un par de horas atrás Lukas y Carolina dieron inicio a su relación, Daniel Mauschwitz, astro del equipo Alemán, juró en silencio que la olvidaría y que su gusto por Carolina se quedaría encerrado en ese lugar.

Pero a veces la vida nos tiene preparada otras opciones y nuestras intenciones, tienen que cambiar.