Capítulo 17: "para poder avanzar, hay asuntos que arreglar"
El sábado por la mañana, tras terminar la preparación de la sustentación de su tesis, se dedicó a preparar las clases finales antes de las vacaciones de invierno, planificó los trabajos y las tareas. Preparó su cena y chateó brevemente con Manuel y Daniel.
Por la tarde fue a montar caballo, esa actividad, le gustaba, le despejaba la mente y le hacía sentirse cerca de su hermano, estuvo allí hasta que se hizo tarde, pensó en él, lo recordó, lo imaginó y lloró, seguro su período estaba cerca, andaba muy sensible últimamente.
Pensó en Luk, e inevitablemente pensó en Carlos, pensó en que sería de su vida, se preguntó por primera vez en años ¿Cómo estaba?, se imaginó su sonrisa y su melancolía se hizo más profunda. Apuró al caballo y cabalgó a velocidad, hasta cuando el frío no la dejó más. Correr en el caballo era una forma de desintoxicarse de todo, era una forma de poner todo en orden, de atar sus demonios con cadenas más fuertes y de mirar con optimismo el futuro.
Y lo logró, lo hizo. Siempre lo hacía.
Llamó a su hermana y pregunto si podía cenar en su casa, Alexa aceptó y le aviso a Heinrich, así que ahí estaban los 4 (Alexa, Heinrich, Susy y Carolina), cenando un gran plato de pasta a la bechamel. Carolina cargaba a Susy mientras la alimentaba.
—Así que, ¿tienes un chico Caro? —Preguntó su cuñado.
—Sí, algo así.
—Lo tiene mi amor y además es un gran chico. —interrumpió su hermana.
—Alexa. —advirtió ella
—¿Qué? Es cierto, LUKAS es un gran chico
—pero si ni lo conoces.
—Lo conozco, siempre he visto sus entrevistas, además me gusta es lindo. —y afirmo en español para que su esposo no entendiera. —Esta VIOLABLE.
—Alexa, no seas pervertida. —afirmó ella en español.
Heinrich las miraba interrogante, no entendía una palabra de la que decían su mujer y su cuñada.
—Disculpen, me perdí.-dijo confundido. — ¿Tu chico se llama Lukas, como Lukas Schütz?
Su mujer asistió frenética y el rostro de Carolina se sonrojo profundamente y entonces lo entendió, no se llamaba como Lukas, era el mismo Lukas Schütz, por eso Alexa había dicho lo de las entrevistas, ¡pero si su esposa era fan del futbolista!
—¿Sale con Lukas Schütz? —Preguntó a su mujer
Ella asintió histérica y Carolina la miró mal.
—Pues no lo quiero nunca en esta casa. —afirmó rotundo.
Ambas mujeres se miraron. — ¡¿Qué?! ¿Por qué no?
Él no respondió, ya consideraba a Lukas una amenaza a Kilómetros de distancia, pues su mujer lo amaba, como para ahora tener que ver como Alexa se derretía por el jugador, tan pronto como lo conociera. No. No señor, ningún niño bonito le quitaría a su mujer.
Susy, balbuceaba 'papá', por lo que él aprovechó para robársela a la tía y llevársela con él.
Las hermanas Peitz se quedaron hablando hasta muy tarde en la noche y finalmente a las 11:00 P.M. Carolina volvió a su casa.
***
El invierno en Marsella era suave, nada comparado con el frío rompe hueso de la capital Alemana. Sonrió contemplando el mar. Era de noche y no podía dormir. Los primero entrenamientos lo habían dejado cansado y no haber escuchado la voz de Carolina en todo el día se sumaba a su insomnio, miró la hora 11:00 P.M. ¿estaría durmiendo? Lanzó un suspiro al cielo francés y con su teléfono tomó una foto.
—Me gusta el mar porque si lo ves, pareciera que a veces llega hasta el cielo. Pero más que el mar o el cielo, me gustas Tú. Linda noche, amor.
Le envió el mensaje, junto con la foto. No entendía que le pasaba con Carolina, nunca antes le había pasado, pero ahora que le pasaba entendía eso de estar enamorado, porque si, se había enamorado de esa mujer de ojos azules, que lo miraba desafiante y segura. Se moría de ganas por pedirle que fuera su novia, ya todo estaba listo y estaba un poco asustado, le preocupaba qué pensaría ella cuando viera todos los hilos que movió para poder llevarla con él, esperaba que no se molestase, pero es que ella cambiaba sus expectativas y le había dado un giro a su vida, sin si quiera intentarlo.
Su celular vibró en su mano, un nuevo mensaje.
—Me gusta gustarle señor Schütz. Pero creo que el mar me gusta más. Deberías estar durmiendo, no se llega a la final por jugar mal. Ve a dormir o el chico que me gusta se pondrá feo.
Y una foto acompañaba el texto, él sonrió. Carolina era una gran chica, obedientemente se dirigió a su cama con la seguridad de que ella estaría feliz por ver el mar en Marsella, ella misma lo había dicho después de todo.
***
El domingo por la mañana Carolina fue a la iglesia, le gustaba ir a la iglesia. Siempre ha tenido muy en cuenta a Dios, sabe que él es lo más importante en nuestra vida y lo acepta como tal. Lo sabe bien, lamentablemente mucho de sus compatriotas no lo supieron o quizás solo lo ignoraron cuándo deshumanizadamente mataron a millones y millones de personas, en la Alemania Nazi.
El espeso manto de la culpa y de la sangre que azotaba al país nunca se iría, no del todo. Muchos pensarán que ellos están esperando hacer lo que hicieron en Auschwitz, una vez más. Pero no es así. Los alemanes no pueden cambiar su pasado, no puede reinventar una nueva historia, pero pueden construir una nueva y eso es lo que están intentando. Ahora muchos son cristianos, como ella. Muchos han aprendido que no hay raza superiores, que todos somos iguales, aunque lamentablemente para que ellos pudieran entenderlo, tuvieron que sacrificarse muchas vidas.
En la iglesia cristiana a la que iba, la conferencia trataba sobre hacer las paces. El conferenciante hablaba de las razones por las que debemos hacer las paces con los demás...
Las personas tienen desacuerdos por distintas razones, y algunas pueden ser complicadas. Además, no todo el mundo está dispuesto a hacer las paces. Por eso, la Biblia da este consejo realista: "Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres" (Romanos 12:18).Proverbios 26:20 dice: "Donde no hay leña, se apaga el fuego, y donde no hay calumniador, la contienda se aquieta."
Hacer las paces, ella tenía que hacerlas con varias personas y al escuchar esas palabras pensó que Dios se las mandaba a ella, así que cuando salió de la iglesia le marcó a su madre.
—Carolina. —contestó su madre imperturbable.
—Madre.
—¿A que debo el honor?
Ella tomó aire, acaba de aprender que es necesario hacer las paces, si no lo aplicaba de nada servía.
—¿Podemos almorzar juntas hoy?
—¿Almorzar?
—Sí madre, es eso que suelen hacer los humanos para alimentarse.
—No te hagas la chistosa. —respondió seria. —Pues ven a la casa, Lucy ya preparo el almuerzo, solo anexaremos otro plato.
—Llegó en breve.
Y colgó. Bueno al menos sería algo interesante, condujó por alrededor de una hora y soporto 30 minutos de atasco, pero a las 12:30 P.M., estaba sentada en el comedor de terraza de su madre, mientras esperaba a que ella hiciera su aparición.
—Carolina. —saludó Bárbara.
—Buenas tardes madre.
—Es bueno que estés aquí. —dijo seria. —Lucy por favor sírvanos el almuerzo.
Fue un almuerzo tenso, no hubo mucha conversación, Su madre solo preguntaba y ella respondía. Cuando el postre llegó ella pensó que era momento de comenzar a poner las cosas en orden, suspiro y recordó las palabras que escuchó en la iglesia.
—Sabes madre, no recuerdo la última vez que te dije que te quería, supongo que hace ya tanto tiempo que apenas y puedo recordarlo.
Barbará, su madre, la miro imperturbable. —¿A qué viene esto?
—Hoy estaba en la iglesia y hablaron de la importancia de hacer las paces. —cerró los ojos. — eres mi madre, por Dios me diste la vida, pero no entiendo como fuiste capaz de hacerme eso, y yo creo que hasta que no me lo diga no podremos seguir adelante, no podremos hacer las paces y nada estará bien.
Barbará contemplaba el horizonte, Carolina pensó que no le constaría nada, se disponía a decir algo más cuando, ella habló.
—Una madre siempre busca lo mejor para sus hijos. Siempre queremos lo mejor, porque son nuestro tesoro. No diré que estuvo moralmente bien, porque no fue así pero no puedo decir que me arrepiento porque mentiría. —la miro a los ojos—Todo lo que hice fue por tu bien, aun cuando no lo notas, aun cuando no eres capaz de percibir algo tan simple como lo que tienes frente a tus ojos.
—Sinceramente, no, no lo veo ¿puedes iluminarme por favor?
—Él no era para ti, de haber sido para ti, hubiese declinado mi proposición. Carolina Dios nos doto de libre albedrío cada uno elige lo que quiere hacer y pues el eligió fallarte, yo no lo obligue.
—¿Pero si le diste la idea?
—Una idea no, fue una proposición. Mi esposo había muerto, mi hijo también solo me quedabas tú y Alexa ¿Cómo pretendías que te dejara quedar allá con él? ¿Cómo pretendías que aceptara perderte a ti también?
—Y yo ¿y mis sentimientos que, mamá? —gritó Carolina.
—Hija, yo no lo forcé a nada, yo nunca le puse un revolver en la cabeza y lo amenace con matarlo para que lo hiciera, no, yo nunca hice eso. —suspiró. —se trata de tomar decisiones, él escogió olvidarte y asegurar para sí un buen futuro, quizás entonces los sentimientos que él decía tener por ti no eran ni tan ciertos ni tan grandes.
Carolina suspiró frustrada, su madre tenía razón en cierta parte.
Barbará prosiguió. —Nena, tu eres maestra de literatura has leído libros, sabes que cuando los amores son grandes y reales, nada los logra romper. ¿Recuerda el amor en los tiempos del cólera?
—Por supuesto mamá.
—Florentino Ariza estuvo dispuesto a esperar por Fermina Daza 53 años, él la amaba y nada en la vida le quitaría su amor por esa mujer, en una ocasión cuando el padre de ella Placido Domínguez lo amenazó con matarlo si no retrocedía, él le dijo que adelante, que lo matará, que no había mayor gloria que morir por amor. Lo hizo porque de verdad la amaba. Lo que hubo entre Carlos y tú quizás no fue amor hija, a veces confundimos el cariño, el agradecimiento y hasta la seguridad con el amor y ese es un error fatal. Amor es amor y nada debe confundirse con él.
Guardó silencio. Su madre había dado en el clavo, supuso que tenía absolutamente toda la razón, quizás él amor de Carlos así ella, no era amor, no del verdadero y por eso se rompió. Pero su corazón sabía bien que ella sí lo había amado, lo supo cuando estuvo dispuesta a dejarlo todo por él, lo supo cuando lo miró a los ojos y pensó que estaría bien tirarse de un precipicio siempre y cuando él fuera a su lado. Lo amo. Lo amo con todo su ser y su corazón resultó terriblemente roto.
—Tienes razón mamá, él no me amo lo suficiente y supongo que ya va siendo hora que exorcicemos ese fantasma de él que nos separa.
Barbará se levantó de su silla e hizo algo que tenía tiempo sin hacer, la abrazó, le dio un abrazo fuerte y sereno, le dio a ella en ese abrazó, lo que habían perdido en casi 5 años de su constante pelear.
Cuando Carolina volvió a su casa, se sentía bien, sentía que había perdido peso y que por fin había hechos las cosas correctamente, era momento de que todo comenzara a caer en su lugar.
***
Daniel estaba agotado, habían estado entrenando duramente desde la buena mañana, el técnico no les había dado oportunidad de pasear por Marsella y todo lo que habían hecho desde que su llegada era entrenar. Habían hecho entrenamiento en el gimnasio, en la cancha y en los típicos partidos de ensayo.
Eran las 3: 30 p.m. cuando el coach, al fin los dejó libre. Corrió a su habitación y se duchó. Cuando salió Lukas se paseaba cual león enjaulado por la habitación mientras hablaba por el celular.
—Okay, si muchas gracias. —dijo Luk. —No se preocupe, ella estará muy bien y yo mismo iré en persona a agradéceselo tan pronto como pueda. —asintió a algo y al final colgó.
—¿Qué fue ahora?
—Arreglé todo para tener a Carolina aquí, para mañana. —soltó con una gran sonrisa.
—¿Qué? —espabiló un par de veces—¿Cómo hiciste para hacer eso?
—Moví un par de hilos, pero estoy preocupado por como reaccionara ella.
¡Dios! Esto era increíble, Lukas Schütz nunca se comportaba así, no le gustaba "mover hilos", porque sabía que siempre se quedaba en deuda con quien te hizo el favor y a veces lo que pedían a cambio, no era algo irrelevante o fácil de hacer.
Eso solo significaba a que a Lukas Schütz le gustaba muchísimo esa mujer, era algo que él ya sabía pero no podía evitar sentir un sin sabor cada vez que lo corroboraba. Después de la discusión que habían tenido (porque Luk no sabía que Daniel y Carolina se conocían) él –Daniel- casi se sentía culpable por los sentimientos contradictorios que le causaba Carolina, hablaba con ella a diario, ella era como el oxígeno que respiraba infaltable en su día a día, la estaba conociendo y le gustaba muchísimo hablar y pasar rato con ella, pero se sentía confuso a su alrededor.
Calmó sus nervios, tomó aire y lo votó muy lentamente.
—Creo que estará feliz de ver el mar después de tanto tiempo. —afirmó.
—Eso espero, anoche hablábamos y me dijo que le gustaba el mar, así que mañana cuando este aquí espero que este feliz y me quiera un poco más.
—¿Eres consciente que no puedes verla mientras estemos en la concentración?
Luk dibujo una sonrisa como la del Gato de Alicia en el país de las maravillas.
—Para eso tengo frente a mí a mejor a migo, a mi hermano, para que me cubra mientras yo la veo una vez por día. Y una sola noche, para hacer lo que quiero hacer.
—¿Te quieres acostar con ella ya? —preguntó entre consternado y cabreado.
—Sí, obvio me quiero acostar con ella ¿Quién no querría? —dijo Luk—pero no es para eso para lo que la quiero ver en la noche.
—¿Entonces?
—Quiero pedirle formalmente que sea mi chica, mi novia.
Un escalofrió recorrió su espina dorsal y le llegó en fracciones de segundo hasta su cerebro, cuando escuchó las palabras de Luk, un dolor feliz, una felicidad dolorosa invadió su ser. Lukas la quería y ella a él, todo iba a estar bien, ellos estarían bien.
Él por su parte no estaría tan bien.
***
A las 6 de la tarde mientras preparaba su cena, Carolina hablaba con Daniel, ellos solo conversaban de todo y de nada en concreto, hablaron de los entrenamientos del partido, del invierno, del mar, cortaron la llamada cuando Carolina recibió una llamada de su jefa.
—Carolina la llamo para informarle que los papeles de su semana de vacaciones me han llegado con tiempo, todo está diligenciado y aprobado espero que disfrute de sus vacaciones, nos vemos el año próximo.
¡Mierda que fue eso! —¿Gracias?
—No, gracias a usted por haber contratado a otra docente para que la cubra en su ausencia, es muy considerado de su parte.
—Ehhh...—Ella no entendía nada de lo que le decía ¿vacaciones? ¿Aprobadas?, pero si ella no había solicitado eso.
—Que pase un buen día. —dijo su jefa y colgó.
¡¿Y AHORA QUE ESTABA PASANDO?!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro