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Capítulo 15: "Aunque no tenga fuerzas de seguir"

Daniel estaba sentado en la terraza de su casa. Era domingo y su hermano Gustav estaba durmiendo plácidamente en una de las muchas habitaciones de invitados –a veces los Domingos Gustav, se venía a dormir con su hermano, porque su apartamento en la ciudad se lo prestaba a sus amigos para una de sus típicas rumbas-, entre tanto tomaba un café cargado y hablaba por celular con Luk, quien ese día había madrugado a hacer ejercicios y a contarle mientras tanto, las novedades con carolina.

Entonces, juro por Dios que quise besarla pero no lo hice porque no quiero apresurar las cosas, no quiero forzarla.dijo Luk, al otro lado. ¿hice lo correcto?

Una vocecita en su interior le pidió que mintiera y que dijera que si, que sí había hecho bien. Pero sus conciencia no se lo permitió Luk era su amigo y los amigos van siempre de frente con la verdad.

Suspiró y se amputó un pedacito de corazón.No Luk, no estuvo bien.miró el frío cielo de Berlín.¿Cómo vas a saber que tan compatibles son si no la besas?, ella también quería que tú la besaras, tú mismo lo has dicho, así que no veo una razón para no hacerlo.

—¡Mierda, hombre! Yo no sé, es que me gusta tanto que no quiero embarrarla.dijo seguro.

Pues no la embarres, Mira Luk, nunca en mis 23 años de conocerte te había visto actuar así, así que solo te pidó que por Dios santo, te comportes y seas un poco racional. Medites bien lo que estás haciendo y lo que harás.

Luk suspiró al otro lado y la conversación siguió por otra media hora más. Era domingo y ellos estaban en sus días de descanso (al ganar el partido, tenían el fin de semana libre y retomarían los entrenamientos para la final el lunes). Cuando se hicieron las 7:00 A.M. ambos colgaron y quedaron en almorzar junto con David y Paulo en la casa de este último, donde harían un asado.

Él se estiro cuando se levantó de su silla y miró desde la terraza el despertar de un domingo berlinés, estaban en pleno invierno era normal el frio intenso que hacía por esos días. Fue él mismo por otro café porque la señora Clara, la que se encargaba de la casa, descansaba los domingos.

Cuando volvió, el celular estaba vibrando de nuevo, no miró quien llamaba y solo respondió.

¿Qué más olvidaste contarme, Luk?preguntó mientras le daba un sorbo a su café.

Pero la voz que contesto al otro lado, no era ni por accidente la de Lukas Schutz.

¿Disculpa?preguntó Carolina con la voz ronca.

¡Mierda! Reviso su identificador de llamada, ¿cómo porque no lo miró antes?

Buenos días Caro, es que pensé que era Luk, acabamos de hablar y pensé que olvidaba algo.

Ella se sorbió la nariz Dani, Gretel acaba de fallecer.dijo la chica de su amigo a media voz.

Él sintió en su voz el dolor y él ya había sentido ese dolor.

Lo siento tanto caro, ¿Dónde están? ¿le aviso a Luk?preguntó aturdido.

No, no es necesario yo ya le avise, estoy en la clínica arreglando los asuntos legales. dijo ella triste.Lamento cancelar nuestra salida.

No te preocupes por eso Linda, ¿vas a permanecer mucho tiempo allá o vas a la funeraria?

Ella asintió del otro lado del teléfono, pero recordó que él no la veía por lo que finalmente contesto un ahogado-sí, estaré acá un rato más.

En unos 10 minutos estoy en la clínica.afirmó Daniel y procedió a cambiarse e irse.

Por primera vez había estarían en un mismo sitio los 3: Luk, Caro y Dani. Lo único malo era que Luk no sabía que su chica y su mejor amigo, ahora también eran amigos.

***

Cuando recibió la llamada de Carolina, estaba por entrar a la ducha. Ella se escuchaba desconsolada y muy abatida, se duchó express y se vistió de duelo (pantalón clásico negro, camisa manga larga negra y zapatos de vestir negros), dejo su amado Ferrari hybrid rojo y por ese día condujo su Lamborghini aventador negro. Ese día era frio, frio y oscuro como la muerte.

Condujo con velocidad, por las calles semidesérticas de Berlín en un domingo a las 7:10 A.M., cuando se detuvo en un semáforo le mandó un texto a Luk y uno a los chicos para cancelar el asado.

Cuando llegó a la clínica, subió de prisa y cuando llegó a la recepción se encontró con una destrozada Carolina, que firmaba y llenaba los papeles de salida de la clínica.

Nena.corrió a su lado y cuando ella lo vio se arrojó a sus brazos.Oh nena, lo siento tanto.

Ella no dijo nada, no hacía falta. Solo se abrazó fuertemente a él y en sus brazos cedió a las lágrimas. A veces la vida era muy injusta, personas buenas morían a diario, mientras personas muy malas continuaban viviendo para causar más males.

Después de lo que pareció un siglo y no obstante no lo suficiente, ella se separó de él, estaba mejor. No bien, pero si mejor.

Cuando ella se calmó las puertas del ascensor se abrieron y un impecablemente vestido Daniel, entro a grandes zancadas, iba de duelo como Luk, pero en su rostro se sumaba la preocupación de no ver a Caro, cosa que cambió tan pronto como la vi. Corrió a su encuentro y la estrechó en un abrazo, sin notar que a su lado y consternado estaba Luk.

Caro, por Dios como lo siento ¿cómo estás?

La joven respondió a media voz.Sobrellevándolo.

El jugador la volvió a abrazar. Eso es justo lo que necesitas cuando sientes un dolor como el de la muerte, que alguien te abrace y te diga que saldrás de esta. Cerró los ojos y aspiró el olor del pelo de Carolina, ella iba a estar bien, él lo sabía.

Luk carraspeo incomodo, estaba confundido ¿ellos se conocían?, por un momento Daniel parecía el novio sobreprotector de Carolina, de no conocerlo mejor, Luk juraría que esa chica le gustaba.

Daniel.saludó Lukas.

El aludido alzo la cabeza y por primera vez desde que entró reparó en su amigo.

Ya estoy aquídijo a modo de saludo.

Noto.dijo Luk.

Las cosas se volvieron un poco tensas ¿Cómo proceder? Carolina iba a hablar, pero la voz de la enfermera pidiéndole que se diera prisa en terminar, la entretuvo. Ellos la observaron en silencio mientras ella terminaba con el papeleo, justo cuando termino el ascensor se volvió a abrir y esta vez un destrozada, vuelto nada, Manuel, entró por la puerta.

Carolina se olvidó de que le debía una explicación a Luk, se olvidó de Daniel, y solo pensó en Manuel. Corrió hasta donde él, quien volvía de su casa vestido de duelo y lo abrazó, lo abrazó intentando transitarle unas fuerzas que no sentía, pero así somos las mujeres capaz de transmitir fuerzas y energías aun cuando no las sentimos.

Luk y Daniel se miraban anonadados, hacia tan solo unos breves minutos ellos eran los que consolaban a una desgarrada Carolina, pero ahora ella lucía fuerte y confortable, mientras abraza con todas sus fuerzas a Manuel que lloraba en su regazo. Luk se acercó a su chica y se paró justo detrás de donde ella estaba sentada abrazando a su amigo. Daniel hizo gesto de acercarse pero Luk le hizo un gesto con la cabeza que no tardo en asimilar.

Quería que terminara con todo el papeleo que exigía la clínica.

Ella está mejor ahora.escuchó Luk, que le murmuraba vez tras vez Carolina a Manuel.

Media hora después, Luk llevaba a Carolina a su apartamento para que pudiera ducharse y cambiarse antes de ir al cementerio. Sí, al cementerio. Manuel había decidido que todos los que debían estar, ya estaban allí y él no deseaba mucha prensa por el sepelio. Lo único que deseaba era darle la despedida que deseaba a la mujer, que por mucho, fue su madre. Eso era todo. La lógica de las funerarias y el esperar uno o dos días para el sepelio, no la entendía, ya estaba muerta no era como si por posponer el sepelio ella fuera a resucitar. Pensó que lo mejor era despedirla mientras el dolor aún estaba en proceso de asimilación, era probable que así le doliera menos.

Era mentira. No pasaba así, no realmente. Pero nadie lo juzgó, los tres acompañantes de Manuel lo entendían, todos tres comprendían su dolor.

Luk condujo con cuidado hasta el apartamento de Carolina, no había tenido oportunidad de hablar con ella sobre Daniel, pero era prudente, sabía que ese no era el mejor momento para pedir las explicaciones correspondientes.

Cuando llegaron al apartamento Carolina subió junto a Luk hasta su apartamento en completo silencio, él la espero en la sala de estar mientras ella entraba a su habitación y se alistaba para el sepelio. Su cerebro estaba jugándole una broma, pero vio que cuando Daniel abrazo a SU chica, a Carolina, algo en él había brillado y eso no les gusto, se removió incómodo en el sillón donde estaba y comenzó a pensar de donde se podían conocer su mejor amigo y su chica, si él la hubiese visto antes obviamente la recordaría. No quería pensar cosas malas, pero a veces cuando se está en silencio la mente comienza a traer a colación detalles que en un momento parecieron insignificantes.

Daniel sabía que ella era docente, mucho antes de que él se lo contara ¿Cómo los supo?, no quería pensar mal, por eso se puso de pie y busco en la cocina de Carolina y le preparo un té cargado. Unos 15 minutos después recibió un mensaje de Daniel -quien se había ido con Manuel ha terminar los preparativos para el sepelio – informándole donde la enterraría.

Okay; cuando Caro este lista saldremos para allá. Me debes una explicación.Testeó de vuelta

Al cabo de los pocos segundos recibió la respuesta:

Las cosas son más sencillas de lo que parecen. Ya nos veremos y las daré en persona.

Unos 10 minutos después Carolina apareció en la cocina vestida con un sencillo vestido negro con medias negras y zapatos de tacón alto, su cabello suelto y unos lentes oscuros, que reposaban sobre su cabello, no estaba maquillada y los aretes que llevaban eran tan pequeños que tuvo que comprobar dos veces que eran reales.

Ven nena, tomate esto.. La instó.

Ella asintió y se sentó en una de las sillas que están en la cocina, se tomó en silencio su té y cuando terminó, le pidió que la esperara. Cuando volvió traía en la cabeza la diadema que él le había regalado. Estaba triste sí, pero era inmensamente feliz porque ella la llevara.

Se montaron al auto de nuevo y él se dispusó a conducir hasta el cementerio. Era muy poco lo que él le había dicho, pero sus palabras eran sinceras.

Conocía a Daniel el día que fui a cine.dijo Carolina.Mi hermana nunca llegó y yo ya había pagado las entradas, el cine estaba lleno y él no había hecho reservas, no quería perder el dinero así que se la vendí.ella lo miro.Yo no sabía que él, era Daniel, estaba en modo incognito como tú en el zoo, así que no lo sabía.

¿Te sentaste en una sala cine con un desconocido?preguntó incrédulo, ella se estaba poniendo en peligro, era un extraño.

No estaba sola, es una sala de cine muy grande, era imposible que me hiciera algo.afirmo sonriendo.cuando la función acabó accidentalmente descubrí que él, era él y bueno terminamos cenando en un McDonald cercano y hablando un poco, al final me agradó y pues tiempo después se pusó en contacto conmigo, de vez en cuando hablamos, eso es todo.

El gimió incrédulo. ¿se puso en contacto contigo? ¿Le diste tu número de teléfono la primera vez que lo viste y a mí no?

Bueno es que con el cené, estuvimos hablando en el cine y mientras comíamos, comencé a conocerlo allí mismo, y cuando tú me pediste mi número yo solo te conocía por famoso, nunca habíamos tratado así que no podía darte mi número.un suspiro salió de ella, necesitaba fuerza para lo que iba a decir.Además a él lo veo como a un amigo y con un amigo las cosas son fáciles...a Ti no. Tú eres más que un amigo, desde el principio.

Él cerró sus ojos, sintió que latió un cuarto más rápido tras escucharla a ella diciéndoles eso.

Supongo que es una buena cosa entonces.dijo sonriente.que mi chica me viera como un chico desde el principio.

Ella sonrió y no dijo nada, en ese momento sobraban las palabras. Un suspiro salió de su boca, estaban bien, él y ella estaban bien. Todo volvería a la normalidad pronto.

Siguieron hablando de cuan corta es la vida y de lo difíciles que son las cosas a veces y tras unos 45 minutos estaban de pie frente al Dorotheenstädtischer Friedhof, el que abría sus frías y siniestras puertas para darle la bienvenida ellos y a un nuevo - otro de los múltiples- habitantes: Gretel Meyer. Los cementerios que de por si tienen ese aire de melancolía, desconcierto, frustración y dolor, mucho dolor, hizo que una tristeza incomparable se instalará en el cuerpo de los 10 presentes, si solo eran 10. No se necesitaba a más personas para despedir a alguien. Hacía frio, el invierno azotaba a Berlín y tras unas palabras del sacerdote le llegó el turno a Manuel.

¿Qué puedo decir que no le haya dicho en vida? Supongo que nada, se lo dije todo mientras vivía porque siempre temí a este momento.tomó aire y prosiguió.Mami no importa donde estés o donde este yo, una amiga me dijo que seguirás inmortal mientras permanezcas en mi memoria, en mis recuerdos y juro por Dios, que estas tatuada allí con tinta imborrable. Espero que te sientas mejor ahora, te amo mucho...Yo. no pudo continuar se deshizo en lágrimas.

Lukas lo recordó, lo más jodido de que alguien a quien quieres muera, es que un pedazo de tu ser muere también y ahí mientras lo sepultan, también están sepultando a ese pedazo de ti y Sí que duele, duele muchísimo. Pero cuando todo ha acabado y tienes que volver a la rutina, es ahí cuando se siente el vacío de estar sin la persona. A veces solo asumes que volverá, o a veces una imagen inconsciente se cuela en tu mente, te imaginas el cementerio, frio, oscuro, solo y allí en un ataúd, donde a duras penas cabe esa persona, esta él o ella, recibiendo frío y calor, oscuridad y luz y por alguna extraña razón –aun cuando sabes que no está sufriendo- te lo imaginas sufriendo. La muerte es jodida, más jodida que cualquier otra cosa. Y en la vida hay muchas cosas jodidas.

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