Capítulo 10: "De lo que se trata una relación"
La semana pasó volando. La conversación con Daniel le seguía dando vueltas en la cabeza, era asombroso que una relación de tanta lealtad y respeto se diera entre dos hombres, Había seguido chateando con Lukas y una vez al día (por la noche) él la llamaba y hablaban un rato, se mostraba entusiasta y divertido la mayor parte del tiempo y nunca paraba de insistirle porque salieran a cenar.
Ella lo pensó, Lukas en serio le gustaba, era un chico lindo y por lo que podía notar era bastante completo: alegre, inteligente, audaz y divertido. Quizás por andar chateando con él la semana avanzó más rápido, quizás y solo quizás.
Pronto fue viernes por la tarde y tenía una cita en el salón de belleza del centro, porque quería cortarse el cabello, había quedado en ir acompañar a Manuel a una cena "familiar", esa misma noche en compensación por la cena que le debía.
Con Manuel las cosas también iban bien, ella se lo encontró el miércoles en su salida al gimnasio y él se dirigía al mismo lugar, pero en vez de ir allá ese día habían decidido salir a trotar. Manuel le gustaba, como amigo claro está. Había descubierto en estos días que era un hombre muy confiable y divertido. Le gustaba pasar tiempo con él y se alegraba de encontrárselo en la mañana en ascensor y así poder charlar un poco de sus respectivos días. Él por su parte la acompañaba a su apartamento y volví a bajar. Quizás el sentirse tan cómoda con él la motivo a ayudarlo con su cena, por eso esa tarde está allí.
Miro su teléfono y tenía un nuevo chat: "Hola Carolina, cuando quieras volver a cine y no tengas con quien ir, avísame que yo feliz volvería a ir. Daniel". Ella le había dado su número y él nunca le había escrito hasta ahora, ella le respondió el mensaje con rapidez y practicidad y la conversación cobro vida. Y allí mientras esperaba que lavaran su cabello en la peluquería chateaba con Daniel y con Lukas, ella estaba buscando la manera de decirle a Lukas lo de su cena con Manuel y la familia.
La muchacha le lavó el cabello y la condujo a la parte de la peluquería donde se lo iban a cepillar y planchar, se ubicó en una silla al lado de una señora mayor de cabello rubio y ojos azules, se veía muy bien a pesar de estar mayor. Ella hablaba por teléfono y no la notó cuando se sentó en la silla contigua. Las muchachas del cepillado llegaron y comenzaron a trabajar en la señora y en ella a la vez. Las chicas del manicure esperaban que ella dejara de chatear para proceder, así que le dijo a sus 3 chicos (Lukas, Daniel y Manuel) que hablarían luego, que se ocuparía un rato.
Cerca de una hora después las chicas terminaban con el planchado y ella había iniciado una entusiasta conversación con la señora de cabello rubio sobre la cobardía de los hombres.
—Así que querida. —dijo la señora. — nunca has visto a mi hijo, él no soporta ni el más leve de los dolores, es un consentido sin remedio.
—Por eso le digo Doña Anna, que son débiles, recuerdo que mi papá siempre agonizaba cuando le dolía la cabeza, no quería que nadie hablara en unos 200 mts a su alrededor y se quejaba como si fuera su final. —dijo carolina.
Ambas mujeres sonrieron tras eso, pero Anna agregó. — ¿te los imaginas soportando unos cólicos menstruales o el dolor de un parto?
—No, no darían. —afirmó aun riendo Carolina. Las chicas en la sala que también sonreían dejaron de hacerlo de pronto y un silencio seguido de suspiros inundo la sala.
Ahí estaba él, Lukas, caminaba con su mano izquierda en el bolsillo de su pantalón café y tenía su celular en su mano derecha. Sus ojos fijos en el teléfono mientras escribía un mensaje. Ella lo observó detalladamente: su camisa azul oscura de manga larga y su pantalón café, le quedaban de infarto, su sonrisa mientras escribía y su postura tan descomplicada, en serio lo hacían lucir más atractivo, su 1,90 c.m, se paseaba con confianza por el lugar como si él fuera el dueño de este, sus ojos azules no estaban a la vista pues estaban fijos en su móvil. Él no había alzado la vista desde que le habían dicho dónde estaba la persona que buscaba. Justo cuando llegó a donde Anna, se detuvo cuando ella le habló, mientras enviaba el mensaje, su celular vibro en su mano, Lukas le había enviado un texto, era a ella a quien le escribía con esa sonrisa. Sintió que su corazón latió 2 veces más rápido cuando descubrió este hecho.
—Hijo—le llamó la atención Anna, mientras el besaba sus mejillas y le daba un fuerte abrazo. ¿hijo? ¡Dios Bendito! Anna era su madre, ahora si notaba el parecido en sus expresiones, en sus ojos y en cabello. Ellos eran iguales, hermosos los dos.
—Tengo hambre mami. —dijo Lukas en un puchero.-Dame de comer. —dijo como un niño pequeño.
Ella que observaba esa escena no pudo evitar sonreír, él era una ternura.
—Ves lo que te dije Carolina, mi hijo es un consentido. —le habló a ella y por primera vez desde que llegó, notó que ella estaba allí, la sonrisa que se extendió por su rostro era fuera de serie.
—¡Carolina!-saludo Lukas feliz, mientras la envolvía en un abrazo y le daba un beso en la mejilla. — estoy encantado de volver a verte.
—¿La conoces? —preguntó Anna confundida.
—Sí mami, Carolina será la futura madre de mis hijos.-dijo convencido.
La aludida jadeo consternada, Anna lo miro estupefacta y la sala entera gimió ante el comentario.
—¿Cómo así Luk? — Preguntó su madre. —¿estas saliendo con mi hijo, Carolina?
—NO. —dijo Carolina.
Mientras Lukas decía a la vez un. —SÍ.
—Defínanse en serio porque no entiendo nada. —dijo Anna altamente sorprendida
—No Doña Anna, su hijo y yo no salimos, recientemente lo conocí y pues estamos conociéndonos, yo no sabía que usted era la mamá de Lukas.
Ella sonrió feliz, Carolina no era una chica como con las que habituaba a salir Lukas, ella era una chica inteligente y con una profesión respetable, le gustaba como nuera, sí, por supuesto que sí.
—Pero ella mami será la madre de tus nietos, ya lo veras, de hecho ahora me debe una cena, 3 veces es destino ¿recuerdas? —afirmó Lukas mientras le guiñaba el ojo a Carolina. —Estoy feliz de encontrarme con mis mujeres favoritas. —sentenció el jugador. — vamos las llevare a comer.
Carolina lo miró y negó. —Hablemos un minuto.
Anna se despido de Carolina y de las chicas que la atendieron, no sin antes decirle a Carolina que esperaba volver a verla pronto. Tras esto salió rumbo al auto de su hijo donde lo esperaría mientras él hablaba con su chica.
Carolina Y Lukas salieron de la sala de belleza y una vez a fuera el habló.
—¿Te parece si tenemos nuestra primera cita el próximo Viernes?
Ella lo miro extrañada, se suponía que él estaba impaciente por tener la cita, pero ahora le proponía tenerla en 8 días ¿Qué tanta lógica tenía eso?
—Está bien, que sea en ocho días. —dijo un poco confundida.
—Me encantaría tener esa cita mañana, pero tengo una semana ocupada, te lo mande al WhatsApp.
Ella asintió y tomo aire, le iba a soltar la bomba de la cena con Manuel y no sabía cómo se lo tomaría Lukas. Aunque ellos no eran Nada –aun- estaba trabajando en algo, él lo sabía y ella también, es normal que quizás se molestara algo.
—Luk, yo esta noche cenare con Manue. —dijo casualmente. — ¿lo recuerdas, mi vecino del que te hable?
El rostro de Lukas se contorsiono en una mueca extrañísima, y luego su expresión quedo en blanco.
—¿Tendrás una, una...C-Cita con él? —preguntó entre confundido y cabreado.
—No, no es una cita, es una cena, es una cena en pago por el favor del chocolate que te comenté, lo acompañaré a su cena con su familia, como su amiga y listo.
Él asintió poco convencido, ¿pero que podía hacer? No es como si pudiera impedirlo.
***
Cuando Lukas llegó a su carro tras despedirse de carolina y afinar los detalles de su cita, no tenía el mejor de los ánimos y su madre lo notó.
—¿Qué te paso Lukas Schütz? —pregunto ella.
Él tomo aire y lo votó de un solo. —Me gusta, en serio me gusta Caro mami. —dijo como el niño pequeño que era por momentos.
—Lo sé, lo note por como la mirabas, tesoro. —dijo ella sonriente. — Creo que también le gustas, se sonrojo en cuanto te vio, así que ¿Cuál es el problema?
—Ella tendrá una "cena" con su vecino y su familia, ella dijo que no era una cita, pero hasta estaba en el salón arreglándose, ¿Qué se supone que piense?
Ella sonrió, no recordaba haber visto a Lukas así nunca antes.
—Pues creerle hijo, si ella dijo que no era una cita, pues no lo es. —le dijo mientras le pasaba la mano por el cabello rubio de su hijo. — Ella me dijo que era un favor en compensación por que él la había alimentado y que su presencia en la cena no era más que por formalismo hacia su familia, todos irían acompañados, pues era una fecha importante para ellos y él no podía ser la excepción. Puedes estarte tranquilo a ella no le hacía ilusión ir.
Tras las palabras de su madre, Lukas sonrió más animado. Encendió su auto y condujó a un restaurante de comida tradicional. Tenía hambre.
***
1, 2, 3, 4 brazadas...Daniel estaba aprovechando el clima de ese día para nadar un poco, después del fútbol, la natación le apasionaba muchísimo. Solía practicarla una hora al día en la piscina cubierta de su mansión. Mientras lo hacía escuchaba música, en esos momentos la voz de Eminem ft Riahnna - Love The Way You Lie, inundaba toda la instancia. Ese era un gran tema:
"Just gonna stand there and watch me burn
Well that's alright because I like the way it hurts
Just gonna stand there and hear me cry
Well that's alright because I love the way you lie
I love the way you lie, I love the way you lie..."
Amaba la música, era algo que también le apasionaba, eso era una de las cosas que había aprendido de Lukas, era él quien no podía vivir sin música y con él tiempo el mismo había aprendido ese mismo patrón.
Sonrió cuando recordó lo que le había dicho a Carolina, todo era cierto, nada era mentira, pero su petición final seguía causándole una punzada de lo más de raro en el alma. Se volvió a sumergir en la piscina buscando que esta arrastrara todos sus raros pensamientos, lejos de él.
El celular comenzó a sonar con su típica canción: We Are Young - Fun ft. Janelle Monáe, ese era el timbre de Lukas.
—Yo aquí saludo. — tan pronto como descolgó.
— Maschwitz, ¿a qué hora tenemos que estar en la concentración mañana?
—7:30 A.M. si no llegas a tiempo te dejara el bus, ya sabes que el coach esta intenso en estos días.
—Vale, lo tengo. — asistió y se disponía a cortar. Algo le pasaba, él lo conocía, Lukas nunca era menos que efervescente, siempre se quejaba por lo de tener que madrugar, como si no lo hiciera a diario.
—¿Qué te pasa, Luk? —preguntó antes de que le cortara la llamada.
—Nada, Daniel, nada.
—Vamos, te conozco bien y sé que algo te pasa ¿Qué fue?
Se escuchó un suspiro al otro lado de la línea.
—Carolina tenía una NO cita con su pesado vecino, era una cena familiar, de hecho debe estar en esas ahora.
Daniel suspiro, ya sabía a donde se dirigía esa conversación.
—¿Estas celoso? —preguntó divertido.
—No-bufó. — Bueno si, quizás un poco preocupado, él es su vecino y esa es una cena con la familia, eso es otro nivel.
—Pero ella te dijo que no era una cita, sino una cena. ¿Qué te impide calmarte y creerle? —Lukas no respondió nada al otro lado.- —Luk, debes aceptar que en la vida de Carolina hay otras personas, otros hombres, ella ya tenía una vida cuando tu irrumpiste en esta, ella tenía amigos, compañeros de trabajos, familia y un conjunto de personas con las que compartía su vida y su tiempo, no le puedes pedir de un momento a otro que abandone su vida por ti, eso sería injusto y desconsiderado, dudo mucho que ella quiera sacarnos de tu vida a nosotros tus amigos de siempre. —suspiró calmado. — Se trata de combinar ambas vidas, de aprender a convivir y socializar con las personas que han estado antes que tú y de igual modo ella ha de hacerlo con los que hemos estado en tu vida desde siempre, no seas injusto, cree en su palabra y aprende a compartirla, después de todo ella es una mujer muy joven y sociable, seguro hay muchos hombres en su vida, pero si tú serás su esposo, solo pasará y ya está.
Él lo sabía, Lukas era consciente de eso, pero a veces necesitaba que alguien se lo recordara.
—Deja de tirarle tanta mente a eso Luk, seguro y la cena es terrible. —sonrió y Lukas al otro lado también. —Vente para acá y te sacas el estrés y la preocupación jugando un partidito como en los viejos tiempos. —Daniel sonrió, ellos siempre solían jugar partidos amistosos, a forma de entrenamiento aunque recientemente tenían rato que no lo hacían. —te quedas a dormir y nos vamos juntos a la concentración mañana, ah y comeremos de Currywurst de Curry 66 ¿o ya cenaste? Gust llega en breve.
—Sí cene, pero no importa porque tengo hambre. —murmuró Luk, más calmado.
—Eso no es nuevo Luk, tú siempre tienes hambre.
—Como sea, alistaré las cosas y llegaré en un rato, vez pidiendo la comida y cervezas para acompañarlo y prepárate para perder.
Él sonrió, él viejo Luk había vuelto.
***
La cena estaba siendo terrible, horrible, espantosa. En esa mesa todo lo que se respiraba era tensión y estrés. No se hablaba de muchas cosas, solo se escuchaba a Manuel quien charlaba animadamente con su tía y que ocasionalmente hacia que todos los presentes soltaran una risa.
Allí solo estaba la tía de Manuel, la señora Gretel Meyer impecablemente vestida con un traje champa de Dior, estaba su secretario, su abogado, 2 de los inversionistas de su otra compañía y estaba un tío y un primo lejano de Manuel con su novia, todos elegantemente vestidos, como si estuvieran cenado con la realeza, por eso Carolina se alegró cuando descubrió que su vestido de flecos Dorado –Champan y sus accesorios dorados, la dejaban como una joven muy bien vestida delante de esa gente estirada.
No se necesitaba tratar mucho con esa familia para notar que Manuel se la llevaba pésimo con su tío y con su primo. Que su relación era de las relaciones de odio y rivalidad impropias de personas que son familia.
Ella no dijo nada. Cuando vio a Johann (el primo de Manuel) competir incluso por cuál de los dos estaba mejor vestido y eso que ambos usaban hermosos trajes de diseños y a medidas. El de Manuel era azul más o menos oscuro, con una camisa Blanca y una corbata de seda un poco más azul que el traje y su primo Thomas usaba un traje color café claro con una corbata café y una camisa blanca, ambos usaban zapatos de vestir negros y una solapa blanca en sus trajes. Vistos de lejos ambos parecían hermanos, no cabía la menor duda de que tenían los mismos genes, eran hermosos y altos.
—Bueno. — dijo Gretel Meyer, la tía de Manuel. — La razón por la que estamos todos aquí, aun cuando alguno de los presentes no se soporten entre sí, es porque yo lo he solicitado, así que no daré más vueltas al asunto.
—De que se trata mami. —preguntó Manuel a Gretel, por lo que Carolina había logrado ver en toda la noche, entre Manuel y Gretel había una relación muy estrecha.
—Ya lo voy a decir, pequeño, no seas impaciente. — lo regañó Gretel.- Bastián, espero que haya traído los papeles que le pedí. —preguntó señalando al que creía ella que era el abogado, cuando el asistió ella prosiguió, — Pues bien hoy dejaremos por escrito la repartición de los bienes. —aunque todos alzaron la voz y murmuraron algo, ella los calló a todos y prosiguió. — La inmobiliaria es de Manuel solo y exclusivamente de él, al igual que la casa en Múnich y Rostock. La empresa de textiles y el nuevo hotel serán de mi hermano Alfred y de su hijo Johann, y en la cadena hotelera serán 50% de Manuel y el otro 50% será dividió entre Johann y Alfred y por último la casa aquí en Berlín será donada a la caridad, el resto de detalles los contiene el testamento, solo querían que supieran lo más relevante. —afirmó solemne doña Gretel, quizás solo eran ideas de Carolina pero esa situación le parecía de lo más de rara, doña Gretel tendría como unos 52 años, no estaba en edad de morir, no aun; era sorpresivo y extraño que ya estuviera haciendo la división de bienes, tal vez solo se adelantaba a lo inevitable.
—Mami, no entiendo porque estás haciendo esto. —preguntó Manuel confundido.
Ella lo miro, extendió su mano y acarició su mejilla, y con su otra mano lo tomó de las manos, en su rostro se veía preocupación, dolor, desesperanza, frustración pero sobretodo una tristeza incomparable. Carolina aun no lo sabía pero lo sabría pronto, esa mirada solo significa una cosa: El dolor incomparable de Gretel de morirse sin su amado hijo Manuel, de partir primero de dejarlo solo en el mundo, de no volver a verlo, o sencillamente el dolor incomparable que causa el saber que estas muriendo.
—Tengo cáncer. —afirmó Gretel, mientras una lágrima corría por su mejilla. —cáncer en su fase terminal, mi cuerpo está lleno de él, está por todos lados como la arena en el mar, estoy muriendo. —dijo entre sollozos. — Lo siento, lo siento tanto Manue.
No supo en que momento con exactitud comenzó a llorar o cuando sencillamente había dejado de respirar, ella solo se quedó en shock. Manuel no estaba mejor que ella, estaba consternado no podía creer lo que oía, solo no lo podía asimilar.
—¿Cáncer? —logró preguntar Manuel, después de un rato.
Gretel lloraba a lágrimas vivas, desde que le dieron su diagnóstico temió a ese momento, al momento exacto en el que debía de contarle a Manuel toda la verdad.
—Lo siento, lo siento tanto Manue, pequeño, siento mucho marcharme y dejarte así, estoy muriendo cada segundo solo de imaginarlo. —Sollozó al hablar.
Pero a veces que lo sintamos no es suficiente.
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