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Doce

La lejanía duró varios días más y nadie inquirió al respecto. Ni siquiera Mori quiso entrometerse en lo que sea que estuviera pasando entre esos dos. Si bien, Chuuya y Dazai se aseguraron de mantener esa relación en secreto, la tensión sexual entre ambos ya era palpable desde hace algún tiempo, siquiera en una mínima parte; y ahora que era mucho más notable, nadie tenía ganas de estar en el medio.

Pero, inevitablemente tarde o temprano debían toparse.

Dazai estaba despotricando quejumbroso acerca de la misión que se le había asignado, obviamente junto a Chuuya. Habló con un tono exageradamente dramático sobre rehusarse a encarar al pelirrojo después de su último intercambio de palabras.

—No iré —decretó.

—Sí irás —refutó Mori mirándolo fijamente—. Aprovechen ese momento a solas y resuelvan lo que sea que hay entre ustedes.

—No hay nada. Solo no lo soporto, es un imbécil presumido, un enano sofocante que lo único que sabe hacer es gritar.

—Dazai, me gustaría mucho que dejaran sus pleitos maritales fuera del trabajo —recalcó con pasiva agresividad y una falsa expresión afable.

—Que no hay ningún pleito —insistió con la voz arrastrada de fastidio—. ¡Mucho menos marital!

—Entonces no habrá ningún inconveniente para que realicen juntos la misión. Necesito que vayan hoy.

Y Dazai ya no tuvo energía para pensar en argumentos sólidos para refutar.

El trayecto fue incomodo, cada uno en un extremo del asiento y mirando hacia diferentes direcciones, sin dirigirse una sola palabra; ni siquiera la hora de ejecutar la misión, únicamente hablaron para intercambiar detalles y órdenes.

En un principio, creyeron que se trataba de una misión corta y sencilla como las anteriores y que regresarían a la sede ese mismo día, sin ningún contratiempo... pero, resultó más complicado de lo que habían planeado y en algún momento incierto ya estaban presentando problemas. Ambos estaban demasiado distraídos y dejaron pasar por alto muchas cosas que los llevaron a su inevitable decadencia.

—¡¿CÓMO MIERDA NO NOTASTE QUE ERA UNA TRAMPA?! ¡SE SUPONE QUE TÚ ERES EL MALDITO SABELOTODO! —Chuuya le gritó a Dazai, finalizando con jadeos cansados, después de haber corrido a refugiarse.

Osamu dejó escapar un suspiro, sintiéndose aún más exhausto debido a su casi nula actividad física. No sabía que responder, fue una variable extremadamente importante que dejó escapar por alto por mantener su mente avinagrada y ocupada con otros pensamientos. ¿Cómo no se le ocurrió la posibilidad de que estarían esperándolos con otro portador de habilidad?

De sus trabajos anteriores había obtenido pequeños fragmentos que lo habrían llevado fácilmente a dilucidarlo, pero Chuuya había embargado tanto su mente que ni siquiera se molestó en lucubrar en eso. Todo el rompecabezas se armó en un segundo: las investigaciones constantes, Mori tan enfrascado en que ellos fueran quienes completaran la misión, pues seguramente daba fe a que Dazai ya tenía todo el asunto resuelto en su cabeza.

Sin embargo, jamás se había sentido tan perdido como en ese momento.

Mierda, ni siquiera lograba recordar del todo los informes anteriores; solo los retazos que no eran opacados por sus recuerdos del sexo con Chuuya. Muy mal momento para evocar esos detalles.

—¿Y bien? ¿Tienes algo en mente? —Nakahara insistió exasperado.

—Su habilidad compite con la tuya, no es más fuerte pero sí más practica —explicó con seriedad—. La telequinesis es problemática, si me acerco siquiera un poco me mandará a volar, lo mismo contigo.

Ya había intentado la maniobra de atacar en sigilo mientras Chuuya lo distraía, pero pronto descubrieron que su oponente era alguien entrenado para esa clase de ataques y en cuanto Dazai estuvo tan solo unos metros cerca, con una sola mirada hizo que saliera disparado hacia uno de los muros, preocupando a Chuuya y por consiguiente siendo víctima de esa distracción.

Y así ambos terminaron derrotados y solo con la opción de escapar hasta pensar en algo mejor.

—No te pedí que me repitieras ese fiasco —espetó con cólera. Tenían el tiempo en contra, en cualquier momento serían descubiertos y estarían vulnerables

—Cállate, estoy tratando de pensar —Dazai respondió de la misma manera.

—¿Qué pasa contigo? Siempre andas por ahí creyéndote la gran mierda y que lo sabes todo, ¡pero ahora no sabes un carajo! —reclamó casi en un grito.

Osamu apretó los dientes, negándose a aceptar la veracidad, pero con una parte de él gritándose mentalmente por semejante error, por permitirse estar tan distraído con otras cosas en lugar de enfocarse. Todo era su maldita culpa.

—Olvídalo, eres un inútil. Quédate aquí yo iré a resolver esto —Chuuya murmuró mientras avanzaba hacia la salida de su refugio improvisado, sin siquiera detenerse a mirar a Dazai.

—¡Chuuya, espe...!

Dazai intentó detenerlo, pero el pelirrojo nuevamente había escapado de él.  


***

Casi muero, pero no me quisieron ni arriba ni abajo. Toy viva gente :D gracias por sus comentarios bonitoosss <3

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