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† Rayos y centellas | ChanBaek

     

      ➝ Miedo: Brontofobia. Miedo a los truenos y relámpagos.

      ➝ Autor(a): DoByunKun

      ➝ Género:  Romance, fluff.

      ➝ Resumen: BaekHyun no puede escuchar sobre truenos o relámpagos sin tener un ataque, es su mayor miedo, sin embargo todo lo que empieza algún día acaba.

      ➝ Palabras: 3,5K



RAYOS Y CENTELLAS.


Todo había comenzado bien ese día. Se levantó 5 minutos antes de que su alarma sonara, en vez de tardar 15 minutos en la ducha le tomó sólo 8 minutos, y gracias a eso le dio tiempo para prepararse unas tortitas con mermelada y nutella que tanto le gustaban.

El día estaba radiante. El sol en lo alto, una pequeña brisa lo suficientemente fresca como para sólo llevar una camisa de manga larga blanca, corbata negra, sin chaqueta y unos pantalones azul marino. Y no hablar del cielo, ese día era tan azul que le podía hacer competencia al Mar Caribe y lo más importante, sin una nube presente.

Todo estaba perfecto y BaekHyun se sentía así, de hecho para rematar, hoy era el aniversario de la empresa en la que trabajaba por lo tanto sólo tendría que resolver algunas cosas, ir a la pequeña fiesta donde vería a cierto alto con orejas grandes y ojos profundos que tan en sueños lo traía, después de eso podría regresar temprano a su departamento y disfrutar de un trabajo bien hecho y puede que en el camino rentara una película, hiciera palomitas y tal vez, sólo tal vez, el alto aceptaría ir y hacerle compañía.

Bien desayunado y sin una pizca de preocupaciones, maletín en mano, salió del complejo de departamentos donde vivía para encaminarse a la parada de su autobús.

Una vez llegó a la empresa, C.B.X Inc., se encaminó a los elevadores del fondo saludando de paso a la recepcionista SooJin, ya dentro del cubículo pulsó el número 14 que lo llevaría hasta el piso donde se encontraba su oficina, en el trayecto subieron y bajaron algunas personas, entre ellas Kim MinSeok, el asistente del jefe Wu, siendo perseguido por uno de los compañeros de BaekHyun, Kim JongDae.

— Vamos Seokkie, sabes que no puedes huir por siempre de mí. —dijo JongDae, a dos pasos del pobre Min.

— Lo haré si es necesario, así que déjame en paz, y por favor, mi nombre es MinSeok, JongDae. Kim MinSeok. —replicó en respuesta MinSeok y justo en ese momento el ascensor abrió sus puertas como una salida al cielo, ya que MinSeok prácticamente corrió hacia éstas como si su vida dependiera de ello. — ¡Esperen!, ¡no cierren las puertas!

BaekHyun al ver a Min siendo perseguido, mantuvo las puertas abiertas y una vez el mencionado entró, presionó rápidamente el botón que las cerraría, dejando a un JongDae un tanto desilusionado pero que en un parpadeo se recompuso manteniendo sus ojos centelleantes y una sonrisa gatuna que provocó un escalofrío en el pelirrojo.

Una vez las puertas cerradas y el elevador en movimiento BaekHyun miró a MinSeok.

— ¿Estás bien? —cuestionó un tanto preocupado, pero a la vez divertido, hacía un año y medio JongDae había entrado a trabajar junto a BaekHyun, pero una vez vio a MinSeok se prendó de él jurándole amor eterno y mil hijos, está de más decir lo consternado que estaba el pobre MinSeok.

— Si, si, gracias por esperarme. —sonrió haciendo que sus ojos se cerraran casi por completo y que su cara tomara cierto parecido con el de una ardilla.

— No hay problema. —dijo restándole importancia. El trayecto hasta el piso de BaekHyun fue silencioso, pero no incómodo, una vez allí éste bajó, y al encontrarse fuera se despidió de MinSeok con un ademán.

Acababa de sentarse en la silla giratoria detrás de su escritorio cuando su teléfono comenzó a sonar, en la pantalla rezaba "Jefe JunMyeon", rápidamente contestó y la voz de su jefe llenó el espacio.

— ¡BaekHyun!, ¡qué bueno que contestas!, ¿podrías bajar a mi oficina? Tengo que mostrarte unos papeles que necesito que revises.

— Claro, no hay problema. —dijo en respuesta, levantándose de su asiento, tomando su libreta de notas y su celular.

— ¡Muchas gracias! —exclamó JunMyeon, colgando la llamada.

Con un suspiro, deslizó su celular en el bolsillo de su pantalón y se puso en marcha hacia el ascensor, otra vez. Tal vez las "cosas por resolver" se alargarían un poquito más de lo estimado.

***

El olor a comida era estupendo, la música ni que decir y los invitados, bueno, eso era punto y aparte. Hacía una media hora la fiesta por el aniversario había comenzado, y no sólo los empleados de ésta habían hecho acto de presencia, sino también los socios más directos de la empresa.

BaekHyun se paseaba por entre las mesas saludando a todo aquel que conociera y que le presentaran. Tomando un descanso de todo el bullicio, caminó a una de las mesas con bocadillos, no quería arruinar su apetito para la cena. Se encontraba en medio de una decisión crucial: queso crema con galletitas o una brocheta de frutas varias, cuando una voz lo distrajo.

— ¿Ése no es Do KyungSoo con Park ChanYeol?

Su cuello giró tan rápido que podría haberse roto. En efecto, Do KyungSoo platicaba animadamente con ChanYeol, su ChanYeol, bueno no es que fuera oficialmente suyo, pero ¡todos sabían leer entre líneas!

En ese momento, ChanYeol se inclinó hasta casi rozar su nariz con la de KyungSoo para escuchar algo que el contrario estaba diciendo, parecía que se divertían mucho ya que varias veces estallaron en carcajadas o risitas que BaekHyun clasificó como tontas y un tanto exageradas. Y no es que estuviera celoso. No.

Después de rato, tratando de ignorar el hecho de que ChanYeol no se separó de KyungSoo ni una sola vez y que en toda la velada lo único que obtuvo por parte del alto fue un ademán que interpretó como un saludo, se acercó a los ventanales que a su vez hacían de pared. Amaba esa vista, casi podía asegurar que era posible ver todo Seúl desde ahí. Eran casi las 6 de la tarde y el sol ya comenzaba a ocultarse dándole al cielo un tono anaranjado que se convertía en azul para dar paso al violeta, y las nubes que se formaron durante el día sólo le daban un toque más surrealista al paisaje, como si fuera una pintura al óleo recién terminada. Suspiró cerrando sus ojos grabando esa imagen en su mente.

— Es una vista hermosa. —murmuró una voz grave cerca de su oído izquierdo, haciendo que abriera los ojos de golpe por el susto. Girando un poco su cabeza pudo observar a ChanYeol que sonreía levemente al presenciar semejante escena de colores.

En ese instante, BaekHyun no pudo ni quiso evitar el admirar detalladamente el perfil del otro, cabello castaño ligeramente alborotado (probablemente revuelto por su propia mano), ceño relajado, nariz recta, mejillas ligeramente tensas por la sonrisa que revoloteaba en esos lindos y deseables labios, pero eso no era ni de lejos la parte favorita de BaekHyun, lo que más le gustaba del rostro de ChanYeol, y más en ese momento donde el sol del atardecer lo golpeaba de lleno, eran sus pestañas.

Éstas habían adquirido un tono caramelo, casi miel y al parpadear se agitaban de tal forma que creaban pequeñas y momentáneas sombras en los afilados pómulos del castaño.

Estaba tan perdido en su escaneo mental que no se dio cuenta cuando el objeto de su estudio se giró y le hizo un comentario, hasta que el chasquido de unos dedos frente a su cara le hizo regresar a la realidad.

— ¿Baek, estás bien? —cuestionó ChanYeol un poco preocupado.

— ¿Eh?, ah, sí, sí, ¿qué decías? —respondió BaekHyun agachando la cabeza, sonrojándose hasta la médula.

— ¿Seguro estás bien? Estás muy rojo, ¿quieres llame a un médico? —diciendo esto lo tomó del cuello provocando que sus mejillas se abultaran un poco y por consecuencia alzara la cabeza.

Ruborizándose aún más, tartamudeó una respuesta.

— S-sí, mmm... sólo, uh, es el uhm, ¡calor!, ¡sí!, eso, el calor, uff. —exclamó agitando una mano como si quisiera refrescarse.

— Oh, sólo es eso. —sonrió el alto aliviado acariciando los pómulos del pelinegro. BaekHyun se cuestionaba si la causa de muerte de una persona podía ser el sonrojo excesivo, y estaba a punto de hacerle la observación a ChanYeol cuando éste continuó— Lo bueno es que pronto lloverá y refrescará.

BaekHyun quería sonreír con la despreocupación con la que ChanYeol lo hacía, pero la palabra lluvia era como una granada sin seguro para el bajito.

— ¿Llo-lloverá? —sonrió nerviosamente— Pero en el pronóstico no mencionaron nada acerca de lluvia, de hecho, dijeron que la semana estaría radiante. —estaba a nada de un ataque, tenía que tranquilizarse, cabía la posibilidad de que sólo fuera lluvia, no una tormenta, mucho menos una eléctrica. Un escalofrío lo recorrió de sólo pensarlo.

Frunciendo un poco el ceño ChanYeol negó, apartó las manos de las mejillas ajenas para posarlas en sus hombros. Apuntando a un punto en específico del ventanal.

—¿Ves esas nubes de ahí? Puedo no ser un experto, pero significan lluvia, fuerte, y probablemente... — "Por favor que no lo diga".— Tormenta eléctrica — "Lo dijo".

***

La fiesta terminó y a BaekHyun le hubiera gustado decir que la disfrutó, pero ¿para qué mentir?, el resto del evento se la pasó observando constantemente como las nubes que ChanYeol le había señalado aumentaban en número, tamaño y color.

Había comenzado a sudar frío y a temblar. Esperaba, anhelaba con su alma poder llegar a la seguridad de su departamento antes que la tormenta comenzara. Los planes para invitar a ChanYeol se habían arruinado, no sólo por la tormenta, sino también porque lo que menos quería era que el alto lo tachara de loco asustadizo, y es que BaekHyun definitivamente no lo era, simple y sencillamente les tenía cierto ligero temor a las tormentas eléctricas y ni siquiera a éstas, más bien a lo que las conformaba, truenos y relámpagos. Otro escalofrío.

Suspiró. Lo único que podía hacer era esperar lo mejor y tratar de ignorar el hecho de que sería una larga noche.

Si se ponía a pensarlo, no sabría decir cuando comenzó este miedo a los truenos y relámpagos, de hecho, recordaba que de niño le gustaba la forma en la que la luz que rompía la oscuridad de la noche, los truenos le habían divertido ya que jugaba con su hermano mayor para ver, o más bien escuchar, el momento en el cual volvería a sonar uno.

Sonrió. Apostaban sus mejores dulces en ese entonces.

A lo mejor tenía que ver con su mudanza y la falta de compañía en su departamento. No tenía mascotas porque, básicamente, usaba su departamento para comer y dormir. Se iba temprano y llegaba tarde. Y ni hablar de parejas. Su último novio Chang Min, nunca se enteró de su fobia. Con el anterior a él, tuvo una relación algo extraña y realmente no sabían mucho del otro.

De los pocos que sabían, el que más lo apoyaba era su mejor amigo, LuHan, pero él se encontraba en China cerrando unos negocios de la empresa.

Suspiró. En conclusión, no tenía a nadie.

***

Los últimos invitados estaban por irse, e inevitablemente él también tendría que hacerlo. Hacía rato había perdido a ChanYeol, ya no tenía que hacer ahí. Salió del salón de conferencias que se usó para la fiesta y se encaminó a su oficina para recoger sus cosas.

Ya en su oficina le dio un último vistazo al cielo. Casi oscurecía, a lo lejos se distinguía una pequeña franja naranja que anunciaba la partida del sol, las nubes se habían apoderado de la noche haciéndola más oscura. Tenía que darse prisa para que la lluvia no lo alcanzara.

Salió de su oficina presuroso, despidiéndose de sus compañeros con varios "hasta el lunes", y unos cuantos "nos vemos".

En el ascensor, rezaba a San SiWon que nadie se subiera, y así poder llegar lo más pronto a la planta baja. Sin embargo, BaekHyun llegó a la conclusión que algo había hecho mal en su vida pasada o simplemente San SiWon se divertía con su desgracia, porque apenas iba en el piso 12 cuando el ascensor se llenó.

Resistiendo sus ganas de gritar debido a la frustración, se enfurruño en una esquina.

Iba en el piso 5, cuando TaeYeon y SeoHyun comenzaron a discutir sobre si esperar o no a Tiffany. Sus ganas de gritar volvieron y lo hubiera hecho si ChanYeol no hubiese entrado en el cubículo. Sus gritos se esfumaron por arte de magia, y cuando el alto lo vio al fondo del elevador y le regaló una de sus bonitas sonrisas, sintió sus piernas flaquear, más aún cuando éste se situó a un lado de él haciendo que sus hombros se rozaran, provocando que un rubor se extendiera por sus mejillas.

Tiffany llegó 5 minutos después murmurando disculpas por la tardanza. El trayecto continuó sin demoras, así como la ansiedad de BaekHyun.

Cuando el elevador llegó a la planta baja, BaekHyun prácticamente voló a la puerta principal y por fin salió del edificio.

El clima estaba peor de lo que el bajito pensaba. El viento corría fuerte haciendo que las copas de los árboles se agitaran, aún no llovía, pero en la brisa se podían sentir ligeras gotitas que atravesaban su camisa. Y como la gota que colma el vaso, a lo lejos en las nubes más oscuras, se distinguió un relámpago secundado por el resquebrajar del trueno.

BaekHyun habría comenzado a hiperventilar si un saco no lo hubiese distraído al caer sobre sus hombros. Confundido, le dio la espalda a la tormenta para buscar el dueño de ese saco, chocando con el pecho de éste, y alzando un poco la cabeza se topó con la sonrisa de ChanYeol.

— Pensé podrías tener frío, parecía que temblabas. —explicó acariciando la mejilla derecha de BaekHyun. El rubor regresó y el bajito se limitó a observar el rostro del castaño.

Para ChanYeol, BaekHyun era lo más bonito que había visto en su vida. Con su pelo negro y baja estatura, esos labios rosados que contenían una preciosa sonrisa rectangular, y ese contoneo de caderas que a veces no podía evitar observar. BaekHyun era una de las personas más amables que conocía, vivaz y con voluntad de acero, terco, un poco perfeccionista, divertido, pero sobre todo era de esas personas de corazón, nada era artificial en él y eso le encantaba.

Tenía ganas de besarlo y pudo haberlo hecho, sus labios estaban a diez centímetros de distancia, pero el miedo y la ansiedad en los ojos de BaekHyun no se lo permitieron. Preocupado preguntó:

— Baek, ¿seguro que estás bien? —en ese momento ChanYeol quiso golpearse por idiota, si hubiera estado atento al bajito se habría dado cuenta de la palidez de éste en la fiesta, de su intranquilidad en el ascensor, y en resumen de lo indefenso que se veía ese día.

— Baekkie, ¿qué pasa? —murmuró abrazando al pelinegro. Un trueno resonó sobre sus cabezas provocando que el bajito se estremeciera y terminara ocultándose en el pecho de ChanYeol. Sumando uno más uno, el alto comprendió. Estaba decidido, se quedaría con el pequeño pelinegro hasta que la tormenta pasara. Tomando a BaekHyun de los hombros y con la voz una octava más grave exigió— BaekHyun, necesito me digas donde vives.

— En el complejo de departamentos El Dorado, está como a 15 cuadras de aquí, 45 minutos a pie. —musitó firmemente, sujeto a su camisa.

Tomándolo de la cintura lo condujo al estacionamiento de la empresa. Después de ubicar su auto, lo ayudó a subir y le colocó el cinturón de seguridad. Después de rodear el auto, y repetir el procedimiento anterior, arrancó rogando porque no hubiese tráfico. Justo al salir, una serie de relámpagos y truenos alteró el cielo, BaekHyun cubriéndose los oídos encogió las piernas en posición fetal.

Con el ceño fruncido por la preocupación, ChanYeol pisó el acelerador.

— Tranquilo Baekkie, llegaremos en 10 minutos.

***

BaekHyun se encontraba cruzado de piernas en su sofá con una manta encima que lo cubría como una capa y una taza de chocolate caliente entre sus manos. Aún no salía de su impresión, ChanYeol, el alto del que gustaba, estaba en su departamento haciendo de cenar. ¡En su apartamento!

ChanYeol tomó el control de todo. Apenas llegaron, lo mandó a cambiar por algo más cómodo. En su cuarto automáticamente cogió unos pantalones deportivos grises y una playera negra con un estampado de osito Rilakkuma.

Cuando salió de su cuarto, el alto ya estaba traqueteando en su cocina. Al verlo lo evaluó seriamente, nunca había sentido esa profunda mirada tan presente en sí mismo. Un escalofrío lo recorrió.

— ¿Chocolate caliente, leche tibia o té?

— Eh, mmm, chocolate está bien.

— En un momento estará listo. Por cierto, ¿dónde guardas las mantas? —ChanYeol entró en la cocina de nuevo.

— En el gabinete del pasillo.

Al echar un vistazo a la ventana de la sala observó el cielo oscuro, azul ultramar, casi negro, ocasionalmente la quietud que reinaba en su departamento se veía roto por un trueno o relámpago.

BaekHyun no sabía qué hacer. Cuando se presentaba una tormenta se la pasaba en su cuarto, más específicamente en su cama tapado hasta la barbilla de cobijas y colchas mientras temblaba como una hoja de otoño azotada por el viento. No escuchaba música porque no podía concentrarse en ésta, con las películas y dramas era igual.

Le daban ataques de ansiedad y estrés. La cabeza le dolía, sus brazos y piernas le picaban (producto de la ansiedad), rara vez lloraba, pero lo hacía cuando la tormenta era muy fuerte y duraba toda la noche y no paraba hasta la tarde del día siguiente. No dormía y se la pasaba sin comer. Y por supuesto, nunca había estado acompañado ni siquiera por LuHan.

Estaba a punto de ponerse a temblar, sus antebrazos le comenzaban a picar y su vista se volvía borrosa, habría empeorado si no fuera por unos brazos que lo cargaron como si de una princesa se tratara, lo llevaron hasta el sofá más grande para sentarle ahí, cubrirlo con la manta más abrigadora que tenía y poner entre sus manos el chocolate que había pedido.

— No hagas eso. —le reprendió el alto, molesto, preocupado— Voy a terminar de preparar la cena, mientras te quedarás aquí y tomarás este chocolate, no quiero te levantes, por favor. —sin esperar una respuesta, ChanYeol se acercó y depositó un beso en su frente provocando que se ruborizara. Se levantó, fue a la cocina y siguió con lo suyo.

Y así fue como terminó en esa situación. BaekHyun estaba muy contrariado, no sabía qué hacer ni que sentir, por un lado, estaba feliz de tener compañía, pero por otro, nunca la había tenido. ¿Y qué fue esa mirada molesta que le dio el alto?, ¿estaba molesto con él?, ¿con su fobia?, ¿por qué?, ¿por obligarlo a hacerle compañía? Él no le había obligado a nada, además si de verdad estuviera molesto no le habría besado, ¿o sí? Estaba tan confundido.

Sumido en sus pensamientos, no se percató que alguien le observaba.

— Baekkie. —susurraron en su oído izquierdo provocando que se cubriera todo con la manta abrazando sus piernas y ocultando la cabeza entre sus rodillas.

ChanYeol moría de ternura, BaekHyun era demasiado adorable para su salud.

Sentándose a un lado de él, lo abrazó y lo sentó en sus piernas. Cinco minutos después, el pelinegro salió de su guarida y observó al alto con un gran sonrojo en sus mejillas y pequeñas motitas en el cuello. ChanYeol sonrió, amaba ver ese sonrojo.

Posó sus manos en las mejillas contrarias y acarició suavemente, afuera llovía, por el momento no había más truenos ni relámpagos. BaekHyun lo miraba fijamente, el alto armándose de valor, se inclinó un poco acortando la distancia entre él y el bajito. BaekHyun se sonrojó todavía más pero no se alejó, de hecho, se acercó ligeramente acortando aún más la distancia entre ellos. Sus labios estaban por conocerse, cuando un relámpago más potente que los demás partió el cielo y provocó que muchos edificios se quedaran sin luz, incluyendo el de BaekHyun.

Sin embargo, eso no los detuvo, sus labios chocaron tímidamente con los del contrario, fue un beso suave, de conocimiento mutuo, el roce que provocaban volvía todo más embriagador. Fue lento, sin prisas, lleno de curiosidad y anhelo. Parecía que había durado años, pero en realidad sólo había tomado unos cuantos segundos.

Separándose un poco, ChanYeol admiró las pestañas de BaekHyun, casi creía poder contarlas, pero le fue imposible ya que éste abrió los ojos.

Estaba en blanco. ¡ChanYeol lo había besado!, ¿lo había hecho bien? Dios, hace bastante no besaba a alguien, ¿y sí al alto no le había gustado?, ¿ahora cómo lo vería a la cara?

BaekHyun estaba muy nervioso y puede que lo estuviera pensando demasiado. ChanYeol al notarlo hizo lo más lógico. Volvió a besarlo.

Separándose sólo un milímetro, rozando ligeramente sus labios, el alto habló:

— BaekHyun, te quiero. —el corazón del bajito se saltó un latido, para después comenzar a latir rápidamente, casi como un revoloteo. — Te quiero.

Al quedarse sin habla, el pelinegro optó por corresponderle con otro beso. Más urgente, con más roce y empeño. A lo lejos se escuchaban los truenos, había comenzado a llover más intensamente, pero eso a BaekHyun ya no le importaba, que la tormenta hiciera lo que quisiera, mientras él tuviera a ChanYeol todo estaría bien.

— Yo también te quiero ChanYeol.

El miedo de BaekHyun seguía ahí, pero eso ya no era relevante. 


  ††  

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