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† No apto para claustrofóbicos | ChenMin


     ➝ Miedo: A querer a alguien que a ti no.

     ➝ Autor(a): Baozi173

     ➝ Género: Romance, fluff.

     ➝ Advertencias: No.

     ➝ Resumen: Jongdae había preparado de todo; la música, loscarteles, la mentira, todo estaba en su lugar. Sí, ahí dentro, en esahabitación un tanto pequeña había espacio para todo, incluso para una pequeñasesión de terapia que necesitaba darse antes de que viera a Minseok.

     ➝ Palabras: 1,5K



NO APTO PARA CLAUSTROFÓBICOS.


Era tonto, pero sí, Jongdae estaba considerando la terapia para la claustrofobia que según él estaba desarrollando en ese cuarto a oscuras.

Y por mucho que se convenciera de que lo que estaba haciendo no era algo estúpido y que la culpa era de las paredes por asfixiarlo, sabía por dentro que estaba más nervioso que en toda su estúpida vida. En sus veintidós años no había sentido las piernas temblarle de tal manera ni su corazón había saltado de tal manera en ningún momento. La falta de aire lo estaba entorpeciendo, cuando se movía tenía la sensación de estar echando todo de lado o el presentimiento que un centímetro más a la derecha hubiera puesto todo en riego.

Era una noche de octubre, el día no se puede precisar, pero podían decir con certeza que la fecha era especial para dos chicos. Uno, el que vivía ahí, dos, el que estaba colado en la habitación del que vivía ahí.

Habían sido seis meses desde que Jongdae había empezado a salir con Minseok, la montaña rusa de emociones que había tenido que afrontar con él seguro había sido de las más complicadas de su vida. Minseok era uff, de todas las maneras posibles. Sus mejillas lo enloquecían, sus ojos redondos y sus encías eran un don, igual que su voz al hablar y cantar tan solo podrían describirse como melodía.

Pero claro, al sudar hielo y sentir que el corazón se le salía del pecho, Jongdae no solo pensaba en lo perfecto e imperfecto de Minseok, o todas las partes que lo hacían enamorarse de él en secreto. No, estaba asustado. Porque Minseok era tantas cosas para Jongdae, esas que no se cansaba de enumerar para sonrojarlo, pero Jongdae no sabía que tantas cosas podía ser para Minseok, porque por más que intentara él insistía en mantener todo bajo llave hasta el fondo de sus sentimientos.

Lo enojaba la mayoría del tiempo, pero cuando llegaba el momento de estar a solas no podía evitar cuestionar qué era lo que Minseok quería hacer, qué buscaba o si al momento de besarlo lo hacía en serio. Si Jongdae siempre se mostraba bien, feliz, confiado o fuerte no era porque lo fuese, sino porque quería serlo. Aunque no siempre le salía bien.

―Respira, respira ―se susurró a sí mismo.

Las náuseas y la falta de aliento que lo aturdían estaban apoderándose más de su persona a cada minuto que pasaba. Otro síntoma que Jongdae tomó como una muestra de que se estaba volviendo claustrofóbico. Debía ser eso, porque no quería darle otra explicación a la necesidad de salir corriendo de la habitación de Minseok y abandonar todo. Aun cuando eso significaba fallarle.

Minseok podía ser odiado por muchos por la actitud necia que llevaba, eso y su mirada de tener a todos por debajo del hombro. Sí, ese muchacho tenía cierto problema con su instinto de superioridad, cosa que más de uno le advirtió al menor cuando decidió acercarse a hablarle. Pero quién iba a decirle qué hacer a Kim Jongdae, por supuesto que no iba a ser Sehun. Y seguro que fue la única advertencia que le dieron sobre Minseok, porque el resto de puntos que tal vez debieron resaltar fueron omitidos.

Estúpido Oh Sehun que omitía detalles.

Jongdae hubiera querido saber que cuando le robó el primer beso a Minseok era el primero. Y sí, hablamos de un muchacho tan patético que, a sus veintiún años, en ese momento, no había permitido que le dieran un beso. Ese mismo que le gritó a su menor tres veces en la cara que no quería nada con él, no de esa manera, y el que siempre salía corriendo al tenerlo tan cerca como para percibir su perfume.

¡Esa desgracia había hecho pasar por mucho a Jongdae! Y después de seis meses recién se había sentido con el suficiente valor como para preparar una pequeña sorpresa para su mayor.

―Tranquilo, tranquilo, todo va a estar bien ―el pánico se volvía más intenso, la sensación de pavor y salir por la ventana eran intensas. Jongdae no consideró que estaba en el tercer piso del edificio, no, si quedaba de cara al suelo iba a ser una pena. ¡Lástima que no había nacido gato! hubiera sido un sensual gato.

Él, como isla de deseos reprimidos por miedo, se dedicó a temblar aturdido por la carga que sentía sobre sus hombros y la esperanza que se teñía de gris con cada minuto que pasaba solo con sus pensamientos. Si se desmayaba ahí mismo, a mitad del cuarto de Minseok todo estaría verdaderamente echado a perder.

Si pensaba mucho, y lo estaba haciendo, Jongdae podía notar que Minseok era por mucho una persona fría, mala en ocasiones y poco sentimental por lo menos con sus parejas Minseok no parecía quererlo cerca cuando estaba con su mejor amigo, Yixing, y evitaba los besos en público por el qué diría la gente.

Minseok a veces no parecía querer a Jongdae.

―Tal vez... tal vez deba irme ―se anunció finalmente al mirar por última vez la hora en su celular y notar los trece minutos que Minseok llevaba de tardanza dentro de lo que había calculado que le llevaría regresar de la casa de su tía.

Se levantó del filo del colchón con la firme idea de irse y dejarlo todo. ¿Qué si Minseok no se enteraba? O pensaba que no había llegado, quizás para él no hubiera significado de todos modos. Jongdae no quería ser el único en salir lastimado. Le temía al dolor en su pecho casi tanto como a esa habitación tan cerrada.

―Min, ¿a qué hora vendrá Jongdae? ―esa era la voz fuerte y clara del hermano mayor de Minseok, Junmyeon, el chico por el que todo lo que se estaba dando a cabo podía ser realidad y el que mataría a cualquiera de los dos si la sorpresa no llegaba a efectuarse. Se estaba colando por la separación de la puerta el sonido de las pisadas en la entrada del departamento.

Jongdae pegó de inmediato la oreja a la puerta, intentando captar mejor los sonidos que venían del pasillo ―No creo que venga, no ha llamado... Yo quería verlo, y mucho. ¡Son seis meses de salir! Creí que le resultaría importante, para mí lo es. ―escuchó la voz de Minseok que se deshacía con las palabras, cosa que Jongdae muy pocas veces había sido capaz de presenciar.

Sí, Minseok era un desastre, cosa a la que Jongdae se estaba acostumbrando.

Se reincorporó en sí, con su celular en la mano empezando a rodar la canción que hace un tiempo le había dedicado a su novio. Fue una pequeña patada de frustración con la que Minseok entró a su habitación y se liberó de la puerta entreabierta que bloqueaba su camino de gruñidos.

Minseok estaba enojado; fue grata su sorpresa, y su expresión indescriptible cuando las luces se prendieron en un instante sin que él hiciera algo. La música empezó a sonar, ligera y suelta salía la canción desde la bocina del celular.

Jongdae era más detallista de lo que él lo sería en toda su vida, sí, era eso. Porque a Minseok no se le hubiera ocurrido estar parado a mitad de una habitación ajena con unos carteles escritos a mano y con torpeza.

«Hola» Señalaba el primero, y con un rubor en sus mejillas Minseok no puedo hacer algo mejor que dibujar un saludo con sus labios.

«Felices seis meses» Vaya y si habían sido de los mejores que había tenido y tendría en toda su vida. Jongdae no era algo que se repitiera más de una vez.

«Te quiero, pequeño idiota»

― ¿Pensaste que no vendría? ―Preguntó el menor mientras se acercaba a Minseok pata invadirle nuevamente el espacio personal. Él asintió, sus mejillas estaban más sonrojadas de lo que nunca estuvieron antes, más de lo usual.

Sí, Minseok podía ser intolerante. Había ocasiones en las que su menor odiaba su relación y tenía el impulso de echar todo por la ventana para buscar a alguien que de verdad demostrase amarlo. Pero, ya que, estaba con Minseok, atrapado con él, enamorándose sin decirle porque sabía que el otro también lo hacía.

―I could die for you ―pronunció el título de la canción, esa que describía sus sentimientos mejor que ninguna, controlando las manos que se descarrilaban al temblar, disimulando los nervios con el roce de la yema de sus dedos con la mejilla ajena.

Jongdae estaba aterrado, tenía un miedo tan fuerte a que lo lastimaran que a veces todo era confuso. Sin embargo, su corazón latía al ritmo de sus pestañas al batirse, y solo por eso podía disponerse a continuar sosteniendo su mano.

―También podría morir por ti ―Le respondió Minseok sin mirarlo a los ojos, ocultando su atención en la camisa a cuadros que ya se había cansado de verle puesta a Jongdae.

El corazón está hecho para romperse, una, dos o cuatro veces. Si podía saltarse el dolor y declarar por fin que ese chico era todo lo que había buscado, a buena hora. Si no, pues... no lo sabremos. Si tenía miedo a intentarlo, alguien se le podía adelantar.

Si Jongdae de verdad se estaba haciendo claustrofóbico, Minseok no lo amaba en silencio.



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