014
Paul me dejó frente a la casa de Bella, sin señales de Jacob, Sam o los demás.
Me ayudó a bajar de la motocicleta y me quitó el casco de la mano. Bella estaba dentro de la casa.
— Entonces. — murmuró Paul y se rascó la nuca nerviosamente. — Espero que hayas disfrutado del recorrido.
— ¿Nos vemos mañana? Se podía ver cuánto deseaba esto.
— Tal vez, pero creo que Bella me necesitará. — mentira, pero necesitaba poner en orden mis pensamientos después de todo lo que pasó hoy. Necesitaba algo de tiempo. Él asintió de nuevo.
— Nos vemos luego entonces. — se acercó y besó mi mejilla. Mi corazón dio un vuelco con aquel gesto.
Paul sonrió y se alejó, dirigiéndose hacia su bicicleta. Al diablo, probablemente no lo veré durante al menos una semana.
— Paul. — lo llamé y él se dio vuelta, rápidamente caminé hacia él antes de perder el coraje y agarrar su cuello, juntando nuestros labios en un rápido beso.
Sentí mi corazón acelerarse debido a la poca adrenalina. Paul se sorprendió por unos segundos pero pronto sus manos estaban en mi cintura, apretando con fuerza. Maldición.
Me aparté antes de que pudiera profundizar el beso y sin mirarlo, ni decirle nada, corrí hacia la casa de Bella como la cobarde que era.
Cerré la puerta detrás de mí y enfrenté a mi mejor amiga, los ojos de Bella estaban muy abiertos mientras me miraba.
— Lo besaste. — murmuró, y entonces me di cuenta de que estaba viendo todo a través de la ventana. Chica chismosa.
Mi corazón todavía latía salvajemente, solo asentí sorprendida y la abracé. Bella me abrazó confundida pero no dijo nada. Escuché el sonido de la motocicleta arrancando y finalmente desapareciendo.
Me alejé y caminé hacia la cocina, necesitaba un vaso de agua. Bebí tranquilamente notando que hasta mi mano temblaba.
— ¿Cómo estuvo la cita? — preguntó después de un rato. La miré fijamente. Odiaba mentirle.
— Estuvo bien. — respondí. — Paul es un gran chico. — añadí. Ella asintió con sospecha. — ¿Y Jake? – necesitaba cambiar de tema pronto.
— Estaba ardiendo cuando salimos del cine y después temblaba mucho. — dijo preocupada. — Dam y Jared fueron a buscarlo.
— No te preocupes tanto Bells, debe ser gripe. — me encogí de hombros y ella asintió.
— Nora, te ves rara. — ella dijo mirándome fijamente. — Muy bien, cuéntame los detalles de tu cita.
Ah Bells. Le conté todo lo que pude, y tal vez le conté que casi nos besamos dos veces.
Después de cenar, Charlie me llevó a casa, donde después de mucha información me derrumbé y me permití martillar mi cabeza de pensamientos.
Durante la ducha simplemente apagué mi mente, permitiéndome ducharme en paz y sin pensamientos dudosos.
Aunque no debería estar pensando mucho en el nuevo descubrimiento, se suponía que debía aceptar que otros seres existían pero eso era demasiada información para procesar.
Tal vez si Paul hubiera dicho que era un cambiaforma y después de una semana me hubiera dicho que yo era su huella.
Aún me sorprendía todo lo que él me había contado. Jamás pensé que estaría destinada a alguien sobrenatural.
¿De qué color sería su lobo? ¿Qué tan grande sería? ¿Comía animales cuando se transformaba? Dios mío, ¿Paul también comía animales?
¿Realmente le gustaba? No, sólo quería saber qué sentía Paul por mí, pero era imposible no pensar que sólo se me acercó porque era su pareja destinada.
Y ni siquiera sé que quería. Por lo que escuché, Paul ni era un chico de una sola chica.
Paul había sido claro cuando dijo que el lobo sería lo que la huella quisiera, pero ¿qué quería Paul? Él sería mi amigo, mi protector, mi novio, mi hombro en el que apoyarme, sería lo que yo decretara que fuera, pero ¿qué quería que fuera?
No quería que él se sintiera obligado a estar conmigo. Así que comencé a ignorarlo sólo para poner mis pensamientos en orden. Y que él hiciera lo mismo.
Me estaba preparando para ir a ver a Bella cuando alguien llamó a la puerta. Me detuve por miedo a que sea Paul, no creo que estuviera preparada para volver a verlo todavía.
— ¿Leonor? Soy yo, Emily. — exhalé rápidamente y caminé hacia la puerta. Pero me detuve con la mano en el pomo de la puerta. ¿Y si Paul vino con ella?
Deja de ser tonta. Me dije a mí misma. Abrí la puerta y dejé escapar un suspiro triste cuando vi que Paul no estaba allí. ¿Por qué estaba triste? Yo misma me había negado a verlo.
— Hola Emily. — sonreí débilmente en su dirección. — ¿A qué debo el honor de tu visita? — pregunté y le di espacio para que entrara.
— Perdón por venir sin avisar, pero no volviste a la Reserva y nadie quiere contarme qué pasó. — sonrió cariñosamente y la guié hasta el sofá. Nos sentamos y la miré pensativamente.
¿Qué le diría ? Espera, ¿Emily sabía sobre los lobos? O mejor dicho, ¿cómo supo dónde vivía?
— Emily. — llamé. — ¿Sabes de ellos? ¿Y cómo supiste dónde vivía?
— ¿Sobre que son lobos? Ah, lo sé. — asentí. Ella hablaba con tanta naturalidad. — Y Paul me dio la dirección cuando la pedí.
— Bueno, entonces sabes que hay mucho que asimilar. — murmuré, refiriéndome a su primera frase y ella asintió.
— Efectivamente, pero creo que no me estás diciendo la verdad sobre por qué desapareciste y no volviste s la reserva. — aparté la mirada y me sonrojé. — Leonor, puedes contarme lo que sea, sé lo difícil que puede ser no tener a quién contarlo.
Emily tomó mi mano y la miré de nuevo.
— Lo besé. — solté rápidamente, vi sus ojos abrirse como platos. — Fue rápido, pero sucedió.
Emily se quedó en silencio durante unos segundos, probablemente saliendo pensando en lo que había dicho.
— ¿Y te da vergüenza verlo después del beso? — preguntó comprensivamente.
— Más o menos eso. — suspiré. — Creo que tengo miedo que el no... — me quedé en silencio, sin poder completar la palabra.
— ¿Haya querido besarte también? — la miré, ella sabía la repuesta a cada duda que tenía. Asentí, finalmente. — Leonor, dime una cosa. ¿Paul intentó besarte en tu cita? — me mordí el labio nerviosamente recordando nuestros dos casi besos. Donde en uno Paul dejó claro que sí quería besarme. — Creo que ya tienes tu respuesta.
Ella sonrió. Pero todavía me sentía nerviosa.
— Sé que puedes tener muchas preguntas sobre los cambiaformas, por favor, cariño, no permitas que tus pensamientos te dominen con respecto a esto. — sonreí, Emily era una mujer con quién puede hablarse fácilmente. — Cuando te sientas lista, ve tras Paul y resuelves tus dudas.
Era una chica que reflexionaba mucho sobre las cosas. Aún recuerdo como me había encerrado en la habitación cuando mi familia me contó que eran vampiros, me martille la cabeza pensando que deberían mi sangre.
Al fin y al cabo eso decían las leyendas y el internet, me quedé tranquila sólo cuando les permití que me dijeran que se alimentaban de animales y no le hacían daño a los humanos.
Ese era mi problema, no aclaraba todas mis dudas y simplemente sacaba conclusiones precipitadas sobre algún tema, enloqueciendo e ignorando a todos.
— Gracias Emily. — sonreí en su dirección y ella hizo un gesto con las manos y se puso de pie.
— No te quitaré más tiempo, pero si quieres hablar sobre este mundo de lobos, ya sabes dónde encontrarme. — parpadeó, haciendo más evidente su cicatriz.
Nos despedimos y luego fui a la casa de Bella, solo para que ella me enviara a la Reserva.
[°°°]
— ¿Por qué no vas? — pregunté por milésima vez.
— Porque necesito trabajar y porque Billy dijo que no debería ir allí. — dijo Bella sentándose en la cama. — Ve allí y averigua si Jacob está enfermo o no.
La miré indignada. El universo sólo podría estar en mi contra.
Bella quería que fuera a la Reserva para averiguar si Jacob estaba realmente enfermo o no; sabía que no lo estaba, pero no podía decir nada, no era mi secreto.
— Te encontrarás con Paul allí y podrás arreglar las cosas. — la fulminé con la mirada. Precisamente por eso no quería ir a la Reserva, porque sabía que vería a Paul.
— Bells, te juro que lo haría, pero exactamente porque sé que puedo encontrar a Paul no quiero hacerlo. — le dije, pero ella solo me miró con sus ojos marrones muy abiertos y dijo que haría un poco de pasta mientras yo iba en mi auto rumbo a la casa de Emily, donde sabía que encontraría no solo a Jacob, sino a Paul y a los demás chicos.
Simplemente podía fingir que había ido allí y decirle a Bella que no lo encontré, o que estaba en la cama, pero una parte de mí quería ir allí y ver esos ojos marrones que me daban paz y esperanza.
Quizás por eso no discutí con ella al respecto, simplemente me dije llevar de mi cabeza.
Estacioné el auto frente a la casa y respiré hondo, si tenía mucha suerte, Paul no estaría allí, pero sería triste si no lo viera. Miré mis manos en el volante, que temblaban y lo agarraban con fuerza. Solté el volante y levanté la cabeza.
Cinco chicos sin camisa estaban frente a la casa mirándome.
— Te mataré Isabella por esto y luego me suicidaré yo también. — susurré para mis adentros. ¿Por qué tuve... que escucharte a ti y a Emily?
Respiré profundamente por última vez y salí del coche. Cerré la puerta y miré hacia cualquier otro lugar que no fueran los cinco chicos.
Ese árbol tenía una extraña forma de estrella.
— Lele, has vuelto. — Jared dijo. — No sabes cuánto te extrañamos por aquí, especialmente Paul. — apenas terminó las últimas palabras, un sonido de un golpe se hizo escuchar.
Por lo que recordaba haber visto dentro del auto, Paul estaba entre Embry y Jared a la izquierda. Jacob estaba al lado de Sam a la derecha. Entonces miraría hacia la derecha.
— Jacob. — llamé al chico y lo miré sorprendida por si apariencia. Era más alto y se había cortado el pelo, como todos los demás. — ¿Qué quieres que le diga a Bella?
No quería demorarme, sería directo.
— Y por favor no digas que todavía estás enfermo. — dije haciendo una mueca. — Bella está desesperada por saber de ti. — mientras hablaba podía sentir una intensa mirada sobre mi.
— No puedo verla ahora. — rodé los ojos. Por supuesto. — No lo sé, dile algo convincente. — murmuró, puse los ojos otra vez, debí mentir diciendo que había venido, hubiera sido más práctico.
— Le diré que tienes varicela. — me encogí de hombros, no recordaba cuánto duraba pero creo que Bella lo creería. Jacob asintió y me di vuelta lista para irme, pero mi mirada buscó la suya.
Mi rostro se calentó cuando recordé nuestro rápido beso y sus manos firmes en mi cintura. Me sentí avergonzada. Sin dudarlo comencé a caminar nuevamente.
— Leonor. — era obvio que Paul no me dejaría ir. Mi corazón dio un vuelco cuando me llamó y mi cuerpo traidor se giró hacia él. Paul caminó hacia mí y pronto vi que todos regresaban al interior.
Pero podía escuchar las voces de Jared y Embry.
— Te apuesto cinco dólares a que Paul no la besará. — habló Embry.
— Paul la besará, sí, tiene valentía, apuesto cinco dólares por él. — secundó Jared.
Sam los regañó y me enfrenté a Paul sintiendo mi corazón acelerarse cada vez más rápido.
— Me has estado ignorando durante los últimos días. — murmuró, podía escuchar el dolor en su voz y lo tristes que estaban sus ojos. — ¿Hice algo mal?
Mi corazón se hundió ante sus palabras. Rápidamente negué, moviendo mi mano hacia su brazo.
— No Paul, no hiciste nada. _ dije sintiéndome culpable. Oh mierda, no quería lastimarlo.
— ¿Es porque soy un lobo? — negué otra vez. — Entonces, ¿por qué?
— Estaba asustada. Todavía lo estoy en verdad. — confesé. — No de ti. — completé cuando vi su mirada dolida. Me miró confundido. — No me importa si eres un lobo o no, o si soy una apuesta por ti.
— ¿Por qué crees que es una apuesta para mí? — preguntó confundido. — Si fue por lo que dijeron Jared y Embry... — lo interrumpí.
— No es por lo que dijeron. — odiaba lo insegura que me sentía en ese momento. — No sería sólo la primera vez. — me encogí de hombros.
— Nunca serías una apuesta para mí. — dijo con tristeza. Sonreí en su dirección. Debería haberme metido en la cabeza que Paul era diferente. Bella lo había dicho ella misma.
— Dijiste que sería lo que yo quisiera. — susurré y él asintió. — Pero no quiero que seas algo que no quieres ser. — suspiré y vi algo parecido a comprensión brillar en sus ojos.
— Leonor, estaré feliz con cualquier decisión que tomes, a menos que me pidas que me aleje de ti, eso me dolerá, no lo negaré. — dijo y tomó mi rostro entre sus manos. — Te daré todo el tiempo que necesites para pensar en todo esto, sólo que por favor no me ignores.
Sonreí, Paul era muy comprensivo.
— Y quiero besarte. — mis ojos se abrieron cuando lo dijo. — Lo siento, no era mi intención escuchar tu conversación, simplemente era inevitable no saber lo que sentías.
— ¿Qué estabas haciendo allí?
— Fui a verte. Si me cerrabas la puerta en la cara lo entendería, pero necesitaba verte. Nuevamente mi corazón me delata. Paul sonrió a medias y se acercó. — ¿Quieres saber cuál de esos idiotas gana su estúpida apuesta?
Sonreí, me mordí el labio nerviosamente y pensé un poco.
— Si te digo Jared, probablemente te ignoraré unos días más.
— Valdría la pena.
Paul simplemente se encogió de hombros, sonriendo. Sus ojos analizándome.
— Cuando estés segura de lo que quieres, estaré esperando escucharte pedirme que te bese. – dijo Paul, besando mi frente, luego mi mejilla y finalmente, la comisura de mi boca. — Porque sé que lo vas pedir. — me susurró al oído y se alejó un poco.
Contuve un gemido frustrado y lo miré con odio. Paul simplemente sonrió, divertido.
Orgullosa como soy, me alejé de él y me volví hacia mi auto. Paul se rió y me detuve ante el sonido, sonriendo. Definitivamente me encantaba el sonido de su risa.
Oh Dios, estaba claro que no podía permanecer lejos de él por mucho tiempo.
Pero Paul tenía razón: necesitaba saber lo que quería. Quería besarlo, era obvio, pero ¿quería algo más con él? ¿O simplemente quería ser su amigo? Sabía que eso era de lo que estaba hablando.
Sabía que Paul sólo quería que yo tomara una decisión para que ambos no saliéramos lastimados.
Paul Lahote fue extremadamente cariñoso y comprensivo. Y eso me gustaba de él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro