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Capítulo 36: Aviso

- ¿Mamá?- Pregunto mientras cierro la puerta principal con un suave golpe.

-¿ Donde has estado hasta estás horas?- Dice una voz a mis espaldas, me giro para encontrar a mi madre, su piel que de costumbre es pálida ahora está teñida de un rojo intenso, la vena del cuello le está a punto de estallar y mi mente no para de dar vueltas a posibles respuestas.

- Te estuve buscando toda la noche, y no apareciste, volví a casa y nada, te he dejado cien llamadas y mensajes-

- Esto... Es que verás, una amiga me llamó, tuve que ir a su casa y me quedé sin batería-

-¿Qué amiga?-

- Meghan-

- Estás castigada por mentirme y por no aparecer en toda la noche- Me extiende la mano y yo trago la bilis que asciende por mi garganta.

- Dame el móvil- Insiste, me quedo de piedra.

- Tengo mucha prisa me das el móvil a la de una... A la de dos...-

A regañadientes le entrego el dispositivo.

- Por cierto ya te he confiscado el portátil y he cerrado tu cuenta de Wattpad- Dice acercándose a la puerta principal, la ira me consume y no doy crédito a sus palabras.

-¡No puedes hacerme eso!- Grito con lágrimas amenazando por salir y recorrer mis mejillas.

- Sí que puedo y lo he hecho, ahora vete a estudiar que más tarde hablamos-

- ¡Te odio!- Grito mientras cierra la puerta, en ese momento todo en mi cuerpo arde y mi mente no puede procesar lo que esa arpía me a hecho. Subo corriendo los escalones los cuales crujen bajo mis pies. Me seco las lágrimas que corren por mis mejillas.

Llego a mi habitación, cojo el libro de filosofía y comienzo a estudiarme las letras escritas en la hoja, pero mi mente se desvía cada dos por tres pensando en Mike y en la noche anterior por lo que al final en toda la mañana solo he conseguido estudiadar dos hojas. Bajo los escalones con la cabeza embotada y mi mente viajando a la noche anterior.

Me preparo la comida sin tan siquiera pensar en los ingredientes que vierto sobre la sartén. En ese instante alguien me llama y me saca de mi ensimismamiento, veo el propietario de la llamada, Logan.

- Hola- Le digo con un tono muy débil.

- ¿Qué te ocurre?- Pregunta este.

- Digamos que hoy no es mi día, ¿Y tú qué tal estás?- Digo alcanzando las pinzas y dando vuelta a las chuletas.

- Bien, mañana jugamos contra New York- Comienza a contarme acerca del partido que va ha jugar pero mi mente no para de pensar en Mike.

-¿Ada?-

-¿Qué?-

-¿Me estás escuchando?-

- Sí... Bueno en realidad no, es que como te digo hoy no es mi día.-

-¿Te puedo preguntar por qué?-

Suelto un suspiro y decido desahogarme.

- Ayer fui a una fiesta a casa de los Bradley, tras dos copas ya estoy borracha y no recuerdo lo que sucedió el resto de la noche. Cuando me despierto estoy en casa de Mike el cual se aprovechó de mí , llego a casa y mi madre me castiga por no haber aparecido en toda la noche-

- Pues no, hoy no es tu día-

Me río ante el tono que utiliza.

- Tengo que dejarte, voy a comer- Añado dejando el plato encima de la mesa.

Cuelgo y enciendo la televisión. Me dejo resbalar por la silla y me como el primer trozo pensando en aquel chico de cabellos oscuros y ojos avellana que mi mente no deja escapar de ella, por más que esta lo intente.

Paso la tarde estudiando hasta que decido darme una ducha, el agua templada relaja mis músculos y moja mi pelo. La música suena a todo volumen mientras la letra de la misma sale por mis labios. Me echo champú en el pelo y lo froto hasta que sale espuma. En ese momento la música se para y suena el tono de llamada. Me aclaro el cabello mientras mis ojos están cerrados esperando que el propietario de la misma cuelgue para que siga sonando mi música.

Entra otra llamada, abro suavemente la cortina y alcanzo el dispositivo, Mike. Algo en mi interior me golpea y me obligo a que mi respiración se regule. Le cuelgo sin tan siquiera pensarlo para darme cuenta que mis dedos tiemblan ligeramente, me cuestiono la razón por la no me he borrado su número.

Vuelvo a abrir el grifo y vuelve a sonar el tono de llamada.

Suelto un largo y profundo suspiro. Apoyo la cabeza en los blancos azulejos del baño notando lo frío que estos están. Cierro fuertemente mis párpados e intento regular el ritmo de mi respiración además de intentar que mis impulsos no cojan el dispositivo por más que lo desee, para cuando me doy cuenta sostengo el mismo entre mis mojadas manos.

- ¿Se puede saber qué narices quieres?- Pregunto pegándome el dispositivo a la oreja.

- Te quería decir una cosa pero no sé por donde empezar-

-¿Por el principio?- Comienzo a frustarme y en varias ocasiones me dan tentaciones de colgarle.

- Es sobre Jack-

-¿Qué le ha pasado?- Cambio mi tono está vez utilizo uno de preocupación y no de frustración.

- Anoche no apareció por el campamento y fuimos a buscarlo, lo encontramos... Bueno... Está bastante grave dejémoslo así.

Cuando mis tímpanos reciben esa información el móvil se me resbala de las manos acabando en el suelo.

-¿Ada?-

Una lágrima se cae por mi rostro, recojo el dispositivo y le cuelgo, sosteniéndolo entre mis manos, mirando hacia ningún lugar y sin saber como sentirme ante esa confesión, vuelvo a cerrar los párpados y decido terminarme de duchar lo más rápido que puedo y me pongo lo primero que encuentro en el armario.

Salgo de casa y tomo el camino del bosque. Ya ha anochecido y corre un gélido aire, mientras mis pies se mueven sobre el mojado suelo lleno de hojas las cuales impiden que mis pasos sean tan rápidos como pretendo.

Llego en seguida al camping y lo encuentro desierto, los únicos sonidos que se pueden apreciar son el que produce el viento al colapsar con los árboles y mi respiración agitada. Mi cuerpo comienza a llenarse de sudor y mis piernas no se sostienen debido a que tiemblan ligeramente produciendo que inconscientemente apoye ambas manos en un árbol que mis ojos visualizan, este es rugoso y y daña débilmente las palmas de mis manos.

Una vez que me recompongo entro en el campamento, las tiendas de campañas se encuentran cerradas y el fuego apagado, las cenizas decoran el césped. Escucho un sonido detrás de mí, me giro rápidamente para encontrarme con más árboles. Al fondo del campamento veo la cabaña en la cual Mike y yo hicimos el trabajo y mi corazón da un vuelco. Mis pies se mueven hacia ella, mientras mil preguntas se formulan en mi mente. Subo los escalones de madera y dirijo mi mirada por el porche. Deposito mi mano en el frío manillar, lo giro y para mi gran sorpresa la puerta no está cerrada. Me introduzco dentro de ella. En el salón, el fuego está apagado y las ventanas cerradas. Me muevo por la estancia y me acomodo en el mismo sofá en el cual hice el trabajo el otro día.

Apoyo mi cabeza en el reposa cabezas y me cuestiono el motivo por el que he acabado allí y en ese momento caigo en un profundo e inesperado sueño.

Me despierto por una voz proveniente de algún lado extrañada al oír que no es la de mi madre me desesperezo y bostezo. Me incorporo del sofá, mi vista es borrosa y la dirijo por toda la habitación, las cortinas de color champagne se mueven debido que la ventana de madera está abierta, un armario empotrado se encuentra frente a mí, las puertas del mismo son un espejo y el suelo de la estancia es de madera.

- Ada- Dice una voz, me sobresalto y me giro para encontrarme al propietario de aquella voz.

-¿Mike?¿Qué hago aquí?-

-Te encontré anoche cuando volví, estabas en el sofá y dormida.-

Maldigo hacia mis adentros mientras observo como Mike se pasa los dedos por su oscuro pelo.

- Tengo que irme- le digo sin mantener contacto visual con él.

Mis pies son pesados y en mi mente está invadida por una grisácea nube que impide que mi mente pueda pensar con claridad.

Me dirijo hacia la puerta de madera cuya pintura está desgastada.

-¿Dónde está Jack?- le cuchicheo.

-No creo que debas verle.- Dejo que mis pulmones se llenen de aire intentado que no se inicie una discusión.

-Tú no me mandas-

-Vete a casa Ada, mañana ya que estás más tranquila vente.-

-Lo hago porque quiero, no porque tú me lo digas-

No le dejo responderme si acaso hubiera pensado en decirme algo y salgo hacia la penumbra de la noche.

Bajo los escalones lo más deprisa que puedo y me giro para comprobar que Mike no me sigue. Salgo a la fresca mañana, el dulce canto de los pájaros inunda mis oídos e inhalo el aire que sopla suavemente meciendo las hojas de los árboles, mientras mis lágrimas comienzan a descender por mi rostro y sintiéndome traicionada, el corazón me pesa y casi sin poder respirar.

Me doy prisa en salir de aquel lugar pero decido ir por otro camino que no pase por el camping. Miro el reloj que decora mi muñeca mientras mis pasos se alejan por el sendero para darme cuenta de que todavía falta una hora para que empiecen las clases.

Cuando llego a casa esta está sumida en un profundo silencio. Mi corazón late desbocado por la excusa que le voy a poner a mi madre.

Entro en la cocina en la cual no hay nadie pero una nota amarilla está pegada en la nevera.

No voy a volver en toda la noche, seguramente regrese a medio día ya que los Bradley me han llamado te quiero mamá.

Suelto un largo suspiro y tiro la nota a la basura.

Subo los escalones de madera y me percato de que la puerta de mi habitación está abierta pero yo juraría haberla dejado cerrada. Entro en la estancia y cojo la mochila que reposa en la silla de mi escritorio.

Alcanzo los libros de las asignaturas que me tocan ese día y las meto en la mochila.

Cojo el móvil mientras me cuelgo la mochila cuando algo llama mi atención, un sobre blanco descansa encima de unos cuadernos, lo alcanzo y le doy la vuelta para percatarme de unas letras que hay escritas en color negro Ada. Me asusto al ver mi nombre escrito y el corazón comienza a latir me desbocado. Abro el sobre no muy segura de mi decisión y leo para mis adentros.

Hola Ada, ya estoy harto de todo esto y más te vale irte del pueblo o sino habrá consecuencias.

-¿Qué?- Pienso mientras observo la hoja de cuaderno color rosa que sostengo en la mano. Me fijo en un detalle de la hoja, en la esquina hay una media luna. Guardo la carta en el sobre y la tiro a la basura de mi habitación y una pregunta pasa por mi cabeza.

¿Quién querría hacerme esto?

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