Capítulo 23: Confesiones
Al día siguiente me despierto por el sonido de mi alarma, abro lentamente los ojos y me desperezo, escucho como Mike se queja debido al estruendoso sonido, alzo la mano y lo apago.
Estamos en la misma posición en la cual nos quedamos dormidos anoche, yo con la cabeza sobre su pecho y abrazados. Quito la colcha de mi cuerpo y me levanto. Mike se da la vuelta y se queda boca abajo.
- Venga que vamos a llegar tarde- Digo zarandeándole suavemente.
- Mmmmm... Vale- Dice y se levanta.
Abro el armario mientras él se viste con la ropa de ayer, rebusco y al final me decanto por una sudadera, unas mallas negras y mis deportivas con plataformas.
Abro la puerta y me percato de que mi madre no se haya en la casa.
- Puedes salir - Le digo a Mike mientras bajo por la escalera de madera.
Le guio hacía la cocina y abro la nevera
- ¿Qué quieres desayunar? - Le pregunto mientras me rodea la cintura y apoya la cabeza en mi hombro
- Pues lo mismo que tú -
- Vale - Digo cogiendo el brik de leche y vertiéndolo sobre dos tazas de café, cojo las tazas y las introduzco debajo de la cafetera.
- ¿Qués es?- Me dice señalando las dos tazas de café que sostengo en la mano
- Café - Me mira incrédulo y yo me río por su expresión
-¿ Qué desyunas normalmente? - Le pregunto
- Las sobras de la cena -
- Ahhh- Cogo la masa de ortitas y las vierto sobre la plancha
- ¿Qué haces? -
- Tortitas, ya verás te van ha encantar pon el sirope de chocolate encima de la mesa.-
Hace lo que le digo y me hace gracia la forma en que mira las tortitas cuando poso el plato delante de él.
Desayunamos en silencio y Mike lo rompe cuando dice.
- Están buenísimas eres muy buena cocinera- Me sonrojo ante el cumplido.
- Bueno voy a asearme tú como en tu casa - Digo levantándome de la mesa y dirigiéndome al baño después de encender el lavavajillas.
Me miro en el espejo mientras me cepillo los dientes y me recojo el pelo en una coleta.
Cuando salgo sorprendo a Mike mirando una foto de cuando era pequeña la cual se encuentra en la mesa del salón.
- ¿Eres tú? - Me pregunta y yo asiento.
Cojo la mochila que está en el sillón y Mike se levanta del mismo.
Salimos de casa un poco antes de lo habitual para ir al camping para recojer la mochila de Mike. Ascendemos por el camino de tierra, es una mañana nublada y el frío hace que se me sonrojen las mejillas.
Cuando hemos llegado la hoguera que siempre está encendida hoy se encuentra apagada y solo hay un par de chicos fuera de sus tiendas, hecho un vistazo por el camping, reina el silencio. Mike camina hacia la primera que hay a mano derecha y la abre.
-Quédate fuera - Me ordena con un tono de voz muy extraño
- No- Digo entrando ya que me parece muy sospechoso el tono que ha empleado para decir aquellas palabras. Introduzco mi cabeza y casi pego un grito cuando veo dos sacos de dormir, pero lo que hace que me llene de furia es cuando veo a Tiffany en uno de ellos.
- ¿Mike? - Pregunta
- No Ada- Digo cruzándome de brazos
- A hola- Dice incorporándose, tiene el pelo un poco alborotado pero aún así sigue igual de guapa.
- ¿Por qué compartes tienda con ella? - Le digo a Mike el cual está entrando en la tienda.
- Solo eso, compartimos tienda, cuando el jefe repartió las tiendas tocó así, de verdad Ada, no tienes nada de que preocuparte te lo juro- Le creo pero es un poco sospechoso, pero aún así lo dejo pasar.
- De acuerdo -
Coge su mochila la cual está situada en un montón de ropa, perfectamente doblada al otro lado de donde están los sacos.
- Adiós - Se despide Tiffany con su uña postiza, la estoy empezando a odiar.
Unos días después me encuentro caminando hacía el comedor junto a Mike, últimamente hemos avanzado bastante en nuestra relación y se queda casi simepre a dormir, mi madre aún desconoce lo de nuestra relación.
-¿ Entonces se lo vamos a contar hoy? - Pregunta Mike cogiendo una bandeja y yo le imito
- Sí - Digo dando un profundo suspiro.
Nos dirigimos a unas vitrinas de cristal donde unas señoras con gorro están sirviendo la comida y nos ponemos en la cola.
- Dios espero que no me mate- Digo y Mike se ríe.
- Espero que a mí tampoco -
Cuando me depositan la comida en la bandeja mi estómago no quiere comer nada debido a los nervios y mis manos están sudorosas. No quiero contárselo pero no tengo nada de que preocuparme todo el mundo le cuenta estas cosas a sus madres, pero mi madre no es como las demás, hoy hemos decidido que vamos a contarle a mi madre acerca de la existencia de nuestra relación y ya me estoy arrepintiendo de la idea.
Después de las clases estoy todo el camino súper nerviosa, siento mi cuerpo sudar y mi respiración acelerada.
Cuando llegamos en frente de la puerta trago la saliva que asciende por mi garganta y me la trago, rebusco en mi mochila y extraigo las llaves. Empezamos el plan, a simple vista parece sencillo pero para mí es un mundo. Mike espera a fuera yo entro hablo con mi madre y le digo que hay algo que tengo que contarle, abro la puerta, entra Mike y se lo contamos, pan comido.
Entro en la estancia y mi madre se encuentra en el viejo sillón leyendo una novela, toso para que se dé cuenta de mi presencia, levanta la vista y se quita las gafas las cuales necesita para leer.
- ¿Qué tal tú día? - Me dice
Siento que en cualquier momento voy a vomitar, de verdad se me está poniendo mal cuerpo
- Tengo que decirte una cosa - Digo con la voz temblorosa.
Mi madre cierra el libro y lo deposita en la mesa de cristal junto a sus gafas
- Dime- Dice con la espalda erguida y con esa ropa tan formal, la cual detesto.
Me doy la vuelta y abro la puerta principal, Mike entra. Mi madre no se corta, pega un grito y se sujeta con una mano el pecho.
- Dios que exagerada - Pienso mientras me trago la bilis que asciende por mi garganta, noto como Mike roza mi mano y la enlazo con la suya.
- No no no , esto no está pasando- Dice abanicándose y mirándonos con cara de desprovación.
- Lo sabía, lo supe desde el momento que os ví juntos, te tenía que haber desapuntado de ese instituto- Dice prácticamente gritando.
- Señora, se puede tranquilizar.
- ¡¿QUÉ SI ME PUEDO TRANQUILIZAR?!, Vas a llevar a mi hija por mal camino y la vas ha arruinar la vida y tú me dices que me tranquilice- Dice acercando su rostro al de Mike él cual se hecha un poco para atrás.
- Y tú, eres, no sé que eres pero claramente no mi hija, como se te ocurre avergonzarme así- Dice y yo estoy las lágrimas se acumulan en los ojos ante sus crueles palabras y unos segundos después mi cara es un mar de lágrimas.
Mi madre alza la mano y lo que realiza, hace que me quede incrédula y a Mike fijar la mirada en mi madre y decirle.
- Como la vuelva a tocar se va a enterar-
Me ha dado una torta, todavía estoy incrédula, desde que su mano a acabado en mi mejilla estoy desconcertada.
Mike me coge la mano y me lleva fuera de esa casa.
- Me ha dado una torta- Digo incrédula mientras ascendemos por el camino, con la mano libre toco la seguramente rosada mejilla que todavía es sensible al tacto y unas finas lágrimas cubren todo mi rostro.
No puedo evitar pensar¿ Por qué no me puede aceptar tal y como soy?
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