Capítulo 22 : La cita
Abro mis párpados de nuevo por aquel ruido proveniente del pasillo, suspiro y me incorporo en la cama no muy convencida de estar o no en un sueño, enciendo el móvil para sorprenderme de que tan solo han pasado quince minutos desde la anterior vez que me despertó aquel ruido. Me levanto con cuidado debido a lo adormecida que aún me encuentro y abro lentamente la puerta, la cual chirria cuando la abro aún más permitiéndome un mayor ángulo de visión. Asomo la cabeza por ella, el pasillo está bañado simplemente de oscuridad no aprecio a nadie allí, giro y permito que mi cuerpo vuelva a estar dentro de la habitación, dejo caer a mi cuerpo en la cama, vuelvo a cerrar los ojos, pero otra vez escucho unos pasos provenientes del pasillo cierro fuerte los párpados, tanto que me llegan a doler y me repito una y otra vez que lo que escucho no es más que el viento que choca contra la madera del suelo, este pensamiento me lo recuerdo tantas veces hasta que por fin vuelvo a dormirme aunque sin sueño alguno.
Voy caminando por el pasillo de aquel instituto, todos los de mi alrededor ríen y hablan a consecuencia seguramente de las vacaciones ya finalizadas, yo, mientras tanto no paro de pensar acerca de la noche anterior, abro la puerta correspondiente a la clase que me toca aquella primera hora y Regan ya se encuentra allí, suspiro ya que no me apetece en absoluto entablar tema de conversación con ella, debido a que mi mente vaga en otros asuntos de mayor importancia para mí en aquellos instantes.
- ¿Has hecho los deberes? - Me susurra cuando la profesora comienza a revisarlos, para dar por terminada aquella conversación, le paso el cuaderno, el cual está lleno de ejercicios escritos a negro y azul.
Odio aquel laboratorio y sobre todo cuando la profesora comienza a darnos elementos para que adivinemos de donde proceden y cuál fue su origen.
En la clase de español evito a Mike, no porque esté enfadada con él sino porque mi mente vaga en los ruidos de la anterior noche y ya no sé si me estoy volviendo loca o esos ruidos son reales.
Me dirijo a la taquilla y voy andando unos pasos más adelante que Mike, introduzco la contraseña y abro la puerta, allí se encuentran los poster de lobos y una foto mía con las chicas el día de Halloween.
- ¿Me vas a decir qué te pasa?- Dice Mike
- Nada-
- Ya claro,¿entonces por qué me evitas?-
- ¿ Te estoy evitando? Perdón no me he dado cuenta es que hoy no he dormido muy bien-
- De acuerdo-
Me da la vuelta y me deposita un beso en la mejilla.
El resto del día lo paso ensemismada, escuchando como los profesores dan sus clases e intento coger el máximo de apuntes.
Recibo un mensaje de Mike, me encuentro en mi cuarto haciendo los deberes y oyendo como la lluvia choca con mi ventana y como el porche de la casa de al lado se mece debido al viento.
"¿ Te puedo ir a buscar ? Tengo una sorpresa"
Acepto inmediatamente y asomo la cabeza por las escaleras para ver a mi madre cantando a pleno pulmón mientras limpia la entrada, en ese momento maldigo todo lo que veo, así que paso a mi plan B . Me arreglo, me maquillo ligeramente y abro la ventana después de haber echado el pestillo. Saco una pierna y me siento en el borde de la ventana, esta está húmeda y moja ligeramente el vestido cuando mi cuerpo se deposita en él, saco la otra pierna y me repito que esto ya lo he hecho otras veces y que estoy viva, doy un salto y caigo de pie.
Abro la verja mientras observo a mi madre pasar la fregona por las escaleras siento como el corazón me late desbocado y como la adrenalina fluye por mis venas.
Voy al bosque y allí se encuentra Mike, cuando llego a su altura solo chispea y el cielo comienza a abrir lentamente.
- Hola- Dice y yo me lanzo a sus brazos.
- ¿ A dónde vamos? -
-¿ No te han dicho que la curiosidad mató al gato?-
- ¿Y a ti que el gato tiene siete vidas?- Los dos nos reímos, Mike se coloca detrás de mí y noto como sus suaves manos me cubren los ojos impidiendo que vea nada.
- Anda- Me ordena y yo le obedezco, tengo miedo de caerme y lo único que se oye es el sonido de la tierra húmeda bajo nuestros pies con cada paso que damos.
Después de un breve rato de caminata que para mí fue toda una vida, Mike me destapa los ojos y contemplo una pradera que se extiende ante mis ojos, entonces soy consciente de que ya he estado en ella con anterioridad al darme cuenta de que nos hallamos en la desembocadura del río. El cielo se baña de unas pocas nubes grises y a diferencia del otro día, hoy hay una manta blanca con cuadros rojos reposando en el suelo y una cesta en el medio de la misma.
- Dí algo- Me susurra Mike al oído y eso hace que mi cuerpo se derrita.
- Eres genial-
- Lo se-
- Que narcisista-
- También lo se -
Los dos nos reímos y Mike coge mi cadera y me guía para que nos sentemos en la manta, noto la húmeda hierva debajo de nuestros cuerpos al igual que la débil brisa la cual me permite respirar aquel olor y escuchar el sonido de las ramas de los árboles cuando la brisa impacta sobre ellas.
Mike abre la cesta de color carmesí de la cual extrae fresas.
- ¿Fresas? - Pregunto
- Me encantan las fresas -
Pero en vez de llevársela a la boca la guía hacía la mía eso hace que estalle a risas y abra la boca, su sabor es delicioso y el jugo se esparce por mi boca en cada mordisco y me pregunto ¿ Mike a hecho algo romántico?
- Tu turno- Dice acercándome la cesta de la cual extraigo otra fresa y se la doy él me lame el dedo y eso hace que me vuelva a reír.
- Hoy estás muy romántico- Digo
- No- Me responde poniendo una sonrisa que hace que mi corazón comience a latir.
- Vamos a darnos un baño- Dice.
- Estás loco estamos en enero-
- ¿Y? - Pregunta poniéndose de pie, quitándose la camiseta yo me quedo boquiabierta cuando observo lo musculoso que está, sus músculos se ciñen a la perfección en su cuerpo y los músculos de los brazos se marcan más cuando se agacha para quitarse los pantalones.
Trago saliva y contemplo lo anchos que son sus hombros y me percato de que algunos tatuajes los decoran.
- ¿Vienes? - Dice tirándose al río.
Me da un montón de vergüenza quedarme en ropa interior así que me meto como estoy, primero me siento e intoduzco los pies, el agua está helada y noto como si alfileres se me clavara en ellos.
- ¿No notas el frío? - Digo
- Sí pero menos que tú -Responde buceando y segundos después emerge, sacude el pelo y millones de gotas me mojan haciendo que dé un pequeño grito y que saque los pies del agua.
Mike no para de reírse y mi corazón se ablanda.
- Ven- Me ordena
- No lo vuelvas a hacer-
- Te lo prometo- Me acerco y vuelvo a introducir los pies en el agua, ahora es más soportable pero sigue estando fría
- ¿ Cuántos años tienes 4? - Se burla y yo le fulmino con la mirada.
Coloca ambas manos al lado de mí y se impulsa para sentarse a mi lado. Su piel está llena de puntos debido al cambio de temperatura, apoyo la cabeza en su hombro, noto como con su brazo rodea mi cuerpo dando un pequeño empujón. Noto el agua estremadamente fría al impactar contra todo mi cuerpo y cara, emergo y visualizo como Mike se ríe sentado en la hierva.
-Te odio- le digo mientras me impulso para salir del agua, en ese momento mi cuerpo empieza a sentir el frío del lugar y tirita.
Mike se levanta, le sigo con la mirada mientras rodeo el cuerpo con los brazos, intentando sin éxito resguardarme de la frescura del lugar. Este se acerca y deposita su camiseta sobre mis hombros.
-Quítate la otra estarás más cálida.-
-Estaría más cálida si no me hubieras empujado.-
Me levanto y noto la forma en la que la hierva cubre mi ropa, me doy la vuelta y sustituyo ambas camisetas lo más rápido que me permiten mis patosas manos, vuelvo y me acomodo al lado de él.
-¿Mejor?- Asiento.
-¿No tienes frío?- Le pregunto, este niega con la cabeza.
Observo que el día está llegando a su fin, el cielo está pintado de un naranja intenso y el sol se desvanece lentamente por el mismo, pasamos ese periodo de tiempo sin hablar , le miro, sus preciosos ojos avellana están bañados de naranja debido a que contempla fijamente el anochecer y su pelo se mece ligeramente debido al viento cada vez más fuerte, entonces la luna empieza a iluminar aquella noche, esta ilumina su piel y comienza su transformación.
- Me tengo que ir - Le digo al lobo de ojos color avellana que se encuentra mirándome.
Comienza a caminar, yo me levanto y le sigo, ya no le tengo miedo o nada parecido a él aunque a veces parezca irreal como si aquella criatura que se halla caminando delante mía nunca hubiera existido. Durante el camino claramente no hablamos de nada solo observo a la magnífica criatura que camina junto a mí, la manera en la que su oscuro pelaje se mece suavemente debido al ya frío aire que impregna la oscura noche.
Veo mi casa y cuando llegamos Mike comienza a trepar por el árbol y se introduce en mi habitación, yo le imito y agradezco las clases de deporte por lo menos sirven para algo. Agarro una rama, pongo el pie en tronco y comienzo a ascenser, este cruje debido a mi peso y yo maldigo el hecho de no haberme llevado las llaves aquel día. Entro en la habitación y Mike se encuentra tumbado en mi cama en forma humana, donde no le llega la luz de la luna.
- Puedes quedarte a dormir- Le digo cogiendo el pijama y saliendo de la habitación para cambiarme, ya que no lo voy a hacer delante de él.
Cuando vuelvo doblo la ropa y la introduzco en un cajón a excepción de su camiseta que la apoyo en una de las mesillas. Me introduzco en la cama y cubro cuidadosamente nuestros cuerpos con la colcha, apoyo la cabeza en su desnudo pecho, escucho el latir de su corazón de la misma manera que su respiración, él me acaricia suavemente el cabello, noto como poco a poco su respiración se ralentiza y mis párpados comienzan a cerrarse en la penumbra de la noche.
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