02
SEHUN CONDUCÍA ENTREMEDIO DEL BOSQUE A UNA ZONA DE CAMPING, hace un par de días habían entrado en vacaciones de lo último que quedaba de invierno —y una fuga de gas en los laboratorios—, por lo que una buena manera para matar el tiempo fue acampar, aunque aquella bota ortopédica no era lo mejor para ese ambiente, pero de igual manera quiso ir.
Rowoon solo la miraba con preocupación, mientras que la observaba comentarle a Sehun cosas que le daban curiosidad , como ramas puestas casi como barreras o animales cuando veían sombras entre árboles a ambos lados de los senderos para autos, hasta que el pelinegro estacionó, viendo todo vacío.
—No me gusta... ¿podemos ir a otro lado?—Nancy reclamó, viendo una mancha negra, asimilando sangre seca en el cartel de los estacionamientos— se que dije que quería camping... pero puedo llamarle a mi mamá para que nos consiga boletos para la isla Jeju, es azafata y...
—Nos vamos a quedar, gaste de mi maldito dinero en gasolina y ellos dos en comida y otras cosas, Nancy—Oh gruñó con rabia— si no te gusta, mueve tu estúpido trasero y vuelve por el sendero.
Y la chica gimió apenada, comenzando una pataleta silenciosa mientras sacaba su teléfono— ¡tampoco hay señal!
—Waoh Nancy, eres la nueva Cristobal Colon, descubriste la mierda que viene sucediendo hace dos putas horas—y salió del auto, dando un portazo.
Nancy también bajo para lloriquear y buscar señal, dejando a Rowoon y a Eun-yeong encerrados ahí.
—No pensé que esto sería así...—la voz de culpabilidad de la fémina le provocaron al chico un pucherito— quizás no debí convencer a Sehun que viniéramos, debi hacerle caso en quedarnos en Busan y...
—No es tu culpa, todos queríamos venir... quizás Nancy encontró fotos viejas de este lugar—comentó para tranquilizarla.
Aunque más para tranquilizarse él, el camping estaba abandonado y descuidado, lleno de moho y enredaderas, como si la naturaleza hubiera convertido el lugar en algo como suyo.
HABÍAN ARMADO LAS CARPAS MIENTRAS QUE con ramas improvisadas que usaron como escobas, barrieron las hojas pegadas a una plataforma bajita de cimiento, mientras que Nancy aún lloriqueaba buscando señal en su teléfono, sin siquiera armar la suya o limpiar su lugar.
Eun-Yeong como podía acomodó sus cosas dentro de su carpa, haciendo algo acolchado el suelo con dos sacos de dormir y una pequeña almohada de viaje.
—¿No vamos a dormir juntos?—Sehun llegó a sus espaldas, abrazándola de la cintura, con un semblante dulce— traje una carpa grande y muchas mantas para hacerte una cama para ti y tu piecito.
—¿Y qué tal si tú, duermes conmigo ahí?—alzó una ceja junto una sonrisa dulce— ¿qué opinas?
—Mmmm... bueno, como vi que lo hiciste toda malita y no desperdiciaré tu esfuerzo en vano, aceptaré.
Los ojos de Rowoon admiraron con tristeza la escena a comparación de Nancy, los cuales brillaban con envidia y odio.
ERA DE NOCHE Y TODOS ESTABAN FRENTE A UNA FOGATA, COMIENDO sándwiches de nubes de azúcar y bebiendo cervezas en lata para entrar en calor.
—Entonces... ¿jugamos verdad o reto?
Y aquello comenzó una partida bastante extrema, donde se había formado una tensión para nada sexual entre Nancy y Sehun, mientras que Rowoon solo admiraba a Eun-yeong en silencio, sonriendo por lo hermosa que veía frente a las llamas anaranjadas.
—¿Verdad o reto, Eun-Yeong-ssi?
—Reto
—Hay un lago lejos de aquí—Nancy sonrió— es por ese camino, te reto a que vayas y me traigas una piedra y vuelvas.
—Nancy—Sehun y Rowoon dijeron al mismo tiempo, mirándose mal debido a que se habían copiado.
Ambos chicos se odiaban a muerte, no se soportaban y la única manera de "convivir" era Eun-Yeong, la hermosa y dulce chica que miraba a su amiga.
—No puedes ir, debes mantener esa pierna quieta—Sehun le regañó.
—No creo que este tan lejos—comentó— podemos ir mañana con más luz, puedo hacerlo así y pueden acompañarme si los deja más tranquilos.
—Pero es un reto... ¿en serio no lo vas a cumplir?, que gallina—se cruzó de brazos la chica.
—Bien, iré—se puso de pie con cuidado, limpiando su pantalón para acercarse con lentitud a su pequeña carpa, sacando de su mochila una brújula y una linterna.
—Yo iré contigo—su novio también se puso de pie.
—No no, yo iré... de todas maneras iría mañana—guardó también su teléfono para tomar fotografías en el caso de llegar al lago— descansen, si no llego en dos horas es porque voy lento, debo ir así por mi pie.
—Bien, pero déjame besarte aunque sea—su novio se levantó para besarle sus labios, su nariz y su frente— cuídate mucho, ¿si?, cualquier cosa, golpea a un animal con esa mierda en la nariz, así, le arruinas su sentido de la orientación.
Y se despidió, encendiendo la linterna y mirando el cartel que apuntaba un camino, yendo a pasos lentos y torpes. Era un reto inocente y de niños, por lo que no le había molestado en lo absoluto. Pero el miedo estaba, el silencio sepulcral, el frío y el viento que corría lo hacían tétrico, incluso su linterna de manera sutil ayudaba a iluminar el frente pero tampoco era mucho. Notó un poco lo que quedaba de un sendero, estaba cubierto de pasto bien verde e incluso, habían algunas hortalizas y flores, y entre medio, se veía una linea de tierra, estuvo quince minutos yendo por el mismo camino, escuchando sus pasos, búhos y el viento mecer las ramas con una violencia satisfactoria, haciéndola sentir adrenalina.
—Bien, según esto... debería estar cerca—comentó, notando un letrero casi borroso por el tiempo— es hacía allá—apuntó a su derecha, inventando la dirección.
Y siguió el camino, su pie dolía demasiado dentro de aquella bota ortopédica, pero no podía detenerse, no era bueno quedarse en medio de la nada quieto, pero volver no le fue una respuesta racional, sino, el seguir.
Escuchó un llanto demasiado de película y decidió ir a la rapidez que su cuerpo le permitía, arrastrando la bota sin importarle si terminaba llena de tierra o con flores porque sentía debía ayudar, y se detuvo al ver tres cachorros de lobo y uno muy grande, de pelaje rojo oscuro y ojos dorados como gruñía dispuesto a atacarlos. Sabía que no debía interferir en la ley natural, pero algo dentro suyo se removió, y por instinto, con el corazón latiendo a tope tomó una gran rama y silbó.
—Mira, chucho—hizo unos ruidos de beso, moviendo su brazo con la rama— ¡mira, una ramita!
El lobo se enfocó en ella, mostrando sus dientes y dejando caer una cortina de saliva lo cual, fue asqueroso, porque estaba salivando por el instinto de cacería.
—¿Lo quieres?, ve por el, perrito—y lo lanzó lo más lejos que pudo, haciendo al animal enfurecerse más.
Y no supo en que momento, los tres lobos estaban tras de ella, lloriqueando del miedo y el gran animal gruñendo frente a su rostro.
—Déjalos ir—habló, sabía que no le entendería, pero tampoco podía moverse, estaba paralizada del miedo— tómame a mí, pero a ellos, déjalos fuera...
Y el lobo trató de rodearla, y ella también giró con el, tratando de proteger de manera torpe a los lobos, quiénes estaba tras la beta que irradiaba un calor que los tranquilizaba un poco. La primera mordida no se hizo esperar, y luego los rasguños, donde simplemente la fémina se dedicó a tapar a los cachorros, dejando sin darse cuenta escapar a uno, pero daba igual, su inconsciente no le dejaba reaccionar de manera racional.
JAEMIN HABÍA LLEGADO A CASA CON UNA RAPIDEZ IMPRESIONANTE, SU LOBO LE HABÍA HECHO CORRER Y DEJAR al resto atrás, llegando frente a su madre quién estaba preocupada y buscándolos casa por casa, volvió a su forma humana y corrió hacía, abrazándole una pierna.
—Ma-Mamá...—lloriqueó aterrado.
—Nana, mi amor—la mujer sollozó, agachándose para abrazarlo, olfateándole debido a sus feromonas de miedo y otros que no conocía — ¿qué paso?, ¿tus hermanos?...
—Habíamos salido a caminar porque Jeno dijo que el estanque era muy lindo de noche—hipó— y e-el alfa de otra comunidad de lobos nos estaba correteando y..
—¿Y tus hermanos... Jaemin, ¿dónde están tus hermanos?—interrunpió.
—Esa es la cosa mamá, es que una beta se interpuso entre el alfa y nosotros, y parece que la va a matar, ven por favor
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