Extra 3
Especial Milly y Dante.
Unos suaves besos recorren mi abdomen hasta llegar a ese punto de sensaciones que tanto gusto da ser probado.
- Amor - gimo cuando mi novio introduce un dedo dentro de mi, empieza un mete y saca que tanto gustito da.
- Córrete para mi linda - su susurro hace que mi cuerpo tiemble, estoy demasiado cerca.
Un fuerte sonido de una puerta abriéndose mata por completo nuestra burbuja de pasión, un exclamación nos avisa que estamos en serios problemas.
- Carajo, acabo de ver como mis hijos están teniendo sexo, les he dicho un millón de veces que en mi casa no que la tienen que respetar - La voz de mi papá es lo único que se escucha en toda la habitación, sin tanta prisa, me levanto de mi cama cama y me bajo la falda.
- Te he dicho un millón de veces que toques antes de entrar. Esta es mi habitación y si entras y ves algo penoso no es mi culpa. Ya somos adultos y tienes que respetar que somos novios y desde hace muchísimos años.
- además, ustedes son los que no nos dejan irnos - interrumpe Dante con cara de enojo- y si no quieren ver o saber lo que hacemos. Entonces denos la confianza de aunque sea una vez poder dormir en otro lado que no sea acá.
- ¿Qué pasó acá? - mi madre entra a la habitación al escuchar los gritos - por qué la pelea.
- Lo qué pasa es que me encontré a nuestros hijos, teniendo relaciones sexuales - dice mi papá mientras nos apunta - y lo peor del asunto es que se quejan que porque no toque.
- el problema no es ese papá -interrumpo antes de qué siga diciendo disparates - no te das cuenta que lo único que queremos es poder vivir una relación amorosa como cualquier otro chicos de nuestra edad. Tenemos 20 años y aún así no nos dejan poder vivir, desde que tengo memoria, siempre nos han tenido encerrados en este castillo.
- es que si salen corren el peligro de que pase lo mismo que pasó con tu madre.
- No puede seguir viviendo con miedo de qué nos pase algo - explota Dante mientras manda miradas asesinas - eso ya pasó hace más de 10 años, por qué no lo superas de una vez.
- Porque los amamos y no quiero que les pase nada. No podría soportar estar sin ustedes ustedes. - dice mamá con una lágrima corriendo por su mejilla.
Desde que tenemos memoria, Dante y yo hemos vivido bajo el mismo techo. Siempre fuimos ese par inseparable que, desde aquel inocente enamoramiento en el kinder, creció hasta convertirse en una pareja real. Vivir juntos, siendo novios desde hace tanto tiempo, ha sido nuestra normalidad, pero no sin sus desafíos.
Nuestras primeras experiencias juntos, aquellas que marcan los momentos significativos de cualquier pareja, las vivimos en secreto. Nuestro primer beso, por ejemplo, fue en el viejo cobertizo del jardín, escondidos del resto de la familia. Y eso ni hablar de nuestra primera vez, que fue un total caos y una osadía lograr. Aun lo recuerdo como si fuera ayer, llevamos dos años intentando tener ese momento pero nunca era posible, siempre habían papás, hermanos, primos o tíos que interrumpían la situación.
- Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querida Milly, feliz cumpleaños a ti - hoy por fin cumplo 18 años, ya soy legal y oficialmente podré irme a vivir sola sin autorización de mis papás
Asi Dante y yo podremos vivir las cosas que siempre hemos querido experimentar.
- Que bonita te vez amor - susurra mi novio tomándome de la espalda cuando estoy en la cocina tomando un vaso de agua - Ese vestido te queda espectacular, y no me quiero imaginar como te veías sin el.
Siento mis mejillas sonrojarse, cuando dice estas cosas hacen que mi vientre tenga una sensación jamás antes sentida
- No digas eso - contesto soltando una carcajada, la cual se apaga al sentir como su mano acaricia mi muslo por debajo de la falda de mi vestido
- ¿Que haces?- pregunto sintiendo como su mano hace un lado mi panti
- Te voy a dar un regalo que no olvidaras - siento como un dedo empieza a recorrer mi vagina mandando a mi vientre una descarga eléctrica que me deja temblando las piernas
Sus dedos empiezas a masajear más rápido mi clitoris, provocando que mi centro duela de la excitación
- Méteme un dedo, por favor - pedí casi suplicando
- No preciosa, por ahora te conformas con esto, ya que lo primero que entrará en ti seré yo -
Después de eso Dante se las arreglo para hacerle creer a nuestros papás que nos fuimos de fiesta con unos amigos, lo que acabo en nosotros dos sudados y gimiendo como locos disfrutando de nuestra primera vez, la cual no fue ni será la última.
- Está decidido, nos mudaremos juntos en unos meses - el sonido del sollozo de mi mamá hace que mis bellos se ericen.
La tensión en la habitación se podría cortar con un cuchillo, mientras mis padres y yo nos enfrentábamos a la difícil realidad de nuestras diferencias. Dante, sentado en silencio junto a mí, parecía más una sombra en la esquina de la habitación, observando la disputa con una mezcla de incomodidad y preocupación.
- ¡No puedes simplemente ignorar lo que pasó, Milly! - mi madre exclamó, sus ojos llenos de angustia. - Tu padre y yo solo queremos protegerlos. No queremos que repitas los mismos errores que yo cometí.
Me crucé de brazos, sintiendo la frustración burbujeando dentro de mí. - Pero mamá, no es justo que nos juzguen por los errores del pasado. Dante y yo somos diferentes. Somos fuertes junto.
Mi padre intervino con un tono más calmado, pero no menos firme. -Entendemos que creas eso, Milly. Pero el mundo no siempre es justo. Y a veces, el amor no es suficiente para superar los desafíos.
Dante finalmente rompió su silencio, su voz resonando con determinación. - Pero eso no significa que no estemos dispuestos a enfrentar esos desafíos juntos. Estamos preparados para eso.
Mis padres intercambiaron miradas cargadas de preocupación y duda. Parecía que estábamos atrapados en un punto muerto, ninguno dispuesto a ceder terreno en nuestras posiciones.
- Por favor, solo denos la oportunidad de demostrarles que podemos hacerlo bien - les supliqué, mis ojos llenos de lágrimas. - No quiero perder su confianza, pero necesitamos vivir nuestras vidas.
Hubo un momento de silencio tenso antes de que mi madre se acercara y me abrazara con fuerza. - Lo siento, cariño. No queremos que te lastimes. Pero necesitamos tiempo para asimilarlo todo.
Mi corazón se hinchó con gratitud y alivio mientras aceptaba su abrazo. Sabía que la batalla aún no había terminado, pero al menos habíamos encontrado un atisbo de entendimiento en medio del caos emocional.
Editado: 30/04/24
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro