35 | CAPÍTULO.
- Hola - la voz de la mamá de Jackson interrumpe mis pensamientos. Su presencia en la puerta de mi oficina ya anunciaba que algo no andaba bien.
- ¿Que tal señora Stewart?
- Bien cariño gracias por preguntar. Se que preguntarás a qué se debe mi presencia, la única verdad es que quiero invitarte a una cena familiar sorpresa que le estamos preparando a Jackson para celebrar la propuesta que tuvo con los argentinos. Liam estará contento de recibirlos.
- No estoy segura de eso señora, por más que Jackson y yo estemos juntos no creo que sea el momento para que su esposo y su hijo conozcan nuestro parentesco.
- Porfavor hija, prometo que haré todo lo posible para que no haya ningún problema.
A regañadientes, accedí. Mi mente ya anticipaba que esta reunión no sería fácil, pero nada me preparó para el vendaval de hostilidad que enfrentaría. Después de eso la señora Clarissa se fue e inmediatamente subí a la oficina de mi novio.
- ¿Que paso amor? - pregunta apenas me ve cruzar la puerta.
- Lo que pasa es que tú mamá me vino prácticamente a rogar que los acompañe a una cena sorpresa que te harán, pero no estoy tan segura de querer ir.
- ¿Cena familiar?
- Si, una cena familiar. Y por lo que dió a entender es en casa de tu hermano.
- ¿Qué? Eso sí que no, no iré a ninguna cena en casa de ese hombre.
- Tranquilo amor - le digo sentandome en su regazo - te lo digo para que no te tome por sorpresa, así puedes pensar que decir. Yo te apoyaré en la decisión que tomes.
- Gracias cielo, te amo.
- Te amo más - me pega a su pecho tratando de conseguir serenidad. Conozco a Jackson y se que al igual que yo sabemos que esto no será nada bueno, o al menos eso parece.
Durante todo el rato que estuve con el sus pensamientos fueron lo único que se escuchaba en la oficina, cosa que ayudo cuando media hora después el teléfono anuncio la llamada de su progenitora.
- ¿Si? - contesta con el seño fruncido - No madre, Lily no me ha dicho nada.
Le hago seña para que lo ponga en altavoz, que puedo decir, nesecito el chisme completo.
Somos chismelover. Nací por mi mamá y moriré por los chismes.
- ¿Que nesecitas madre? - le responde Jackson mientras pone la llamada en altavoz.
- La verdad es que Liam quiere organizarte una cena para celebrar tu contrato con los argentinos y de paso conocer a tu novia.
- No creo que Liam tenga porque conocer a mi novia, al fin y al cabo es mía. ¿O será que también quiere quedarsela?
- Si hablas de...
- Sabes muy bien a lo que me refiero madre, por lo que te reitero que no estoy interesado en que mi novia y sus hermanos convivan con ustedes o bueno con padre y Liam.
- Se que no están en buenos términos pero hazlo por mi ¿Si? Solo será una cena y después cada quien para su hogar, sin peros ni nada por el estilo.
Mi hermoso novio suelta mi cintura para pasarse las manos por el cabello, señal de que se está hartando.
- Está bien, pero a la primera cosa que no me guste me voy.
- Está bien cielo, la cena es hoy a las 07:00 porfavor ni lleguen tarde. Sabes que Liam odia la impuntualidad.
Cuelgan después de un breve despedida y Jackson se queda mirando al horizonte.
- Cariño - rompe el silencio después de unos minutos - Te pido perdón por lo que vaya a pasar esta noche.
- No te preocupes amor, yo siempre voy a estar para ti. Pero ahora me voy porque solo tengo unas horas para arreglar a los niños y arreglarme a mi, no todos los días conoces a la familia de tu novio.
Me da un último beso y me deja salir de su oficina.
Al llegar a casa lo primero que hago es avisarle a los niños que hoy teníamos una reunión importante con la familia de Jackson y teníamos que ir presentables.
Después de eso me metí a bañar y al salir busque que ponerme. Al final elegí un vestido primaveral que me llega a la altura de la rodilla y unos tacones blancos que hacen juego con mi bolso. Ahora y media después Jackson paso por nosotros.
Por lo que ahorita estamos todos sentados en una extensa mensa de madera en la gran mansión a la orilla de la playa de Liam, el hermano de Jackson. La atmósfera en la mesa estaba cargada de tensión. Su hermano, su prima y sus padres nos rodeaban, pero algo en el aire indicaba que esta noche no sería una velada tranquila.
- Bueno señorita Grey - habla el padre de Jackson - tengo entendido que trabajas con mi hijo, o bueno, para mi hijo.
- Así es señor, soy su secretaria y además soy parte del equipo de Marketing de la empresa.
- ¿Osea que eres solo una trabajadora mas? - interrumpe la prima.
- ¿Perdón?
- Si, osea no tienes dinero.
- Eh pues tengo el que me gano con mi dedicación y esfuerzo.
Con cada plato que se servía, la conversación parecía resbalar hacia terreno incierto. El hermano de mi novio, con su mirada penetrante, lanzaba comentarios afilados que dejaban un rastro de incomodidad en la mesa.
- Pues está muy bonita tu novia hermanito, ese cuerpo es de infarto.
- Liam - interrumpió su madre.
La prima, aparentemente más interesada en su teléfono que en la cena, apenas disimulaba su falta de entusiasmo.
- Ni es tan bonita.
Mis intentos por romper el hielo con anécdotas ligeras y sonrisas fueron respondidos con cortes abruptos y silencios incómodos. Incluso la conversación sobre temas neutros se convertía en una cuerda floja sobre la que caminábamos con cuidado.
-Me parece muy buena idea incluir una marca que ayude a la gente con problemas de acné.
- Pues no creo que esta clase de mujeres necesiten ayuda, al final de cuentas es decisión de ella no limpiarse el rostro - dijo Mía, la prima de Jackson.
La madre de mi novio, intentando mantener la paz, intercalaban comentarios neutrales y forzaban sonrisas, pero la tensión persistía como una nube gris sobre la mesa.
En un momento la cena se volvió un campo de batalla emocional. El padre de Jackson no tardó en lanzar comentarios hirientes, tildándome de "pobretona" que solo buscaba el dinero de su hijo. Mi prima y el hermano de Jackson no se quedaron atrás, juzgándome con desdén por no tener padres.
- ¿Seguro que quieres seguir con ella hijo? - pregunta el padre de mi novio - Es una chica pobre sin futuro.
- ¿Y que es eso de no tener padres? - le responde Liam - ¿Quien se cree? ¿Annie?
La madre de Jackson, intentando mantener la paz, apenas lograba silenciar las barbaridades que se arremolinaban en torno a mí. Jackson, en silencio, parecía ajeno a la tormenta que se desataba.
Finalmente, la avalancha de críticas y desprecio se volvió demasiado. Las lágrimas rodaban por mis mejillas mientras abandonaba ese lugar que dejó de ser hogar hace mucho tiempo. Antes de salir escuché a Jackson defendiéndome y asegurando que nunca iba a volver.
Deje a los niños en el auto y camine directo a la playa que rodeaba la mansión. En la soledad de la noche, las lágrimas seguían cayendo. No esperaba sentirme tan vulnerable ante la familia de alguien a quien amaba. Mis lágrimas se mezclaban con la arena bajo mis pies, y me sentía rota, vulnerable. No esperaba que la visita familiar se convirtiera en una experiencia tan dolorosa.
Fue entonces cuando Jackson, tras un silencio incómodo, apareció. Sus ojos reflejaban dolor y arrepentimiento. Sin palabras, se acercó y me abrazó, como si quisiera borrar con un gesto todo el dolor causado.
- Lo siento - susurró, y su disculpa resonó con sinceridad.
A medida que el perdón se instalaba en el silencio de la playa, decidimos que, juntos, podríamos superar las adversidades.
- En verdad siento no haberte defendido, pero sinceramente esto me recordó mucho a la primera vez que lleve a Briseida. Sobre todo los comentarios morbosos de mi hermano, el sabía todo.
- ¿Sabía que?
- Sabía que Briseida solo se acercó a mi para llegar a el, y que cuando la presente embarazada una noche antes ella le había dicho que si el quería estar con ella solo se lo dijera y abortaría al bebé.
- ¿A Dante?
- Si, pero como Liam le dijo que no, no le quedó de otra que quedarse conmigo hasta que conoció a su amante.
- Lo siento mucho, amor. Pero recuerda que yo nunca te haría eso.
- Lo se y disculpa de nuevo por mi familia. Prometo nunca mas dejar que vuelvan a intentar humillarte.
- Te amo.
- Te amo más.
Al final las estrellas nos observaban mientras nos retirábamos de la playa, dejando atrás las sombras de aquella cena familiar, pero llevando con nosotros la esperanza de un mañana sin problemas.
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