23|CAPÍTULO.
Pov. Jackson Stewart.
Después de todo el estrés vivido en el día, por fin me estoy yendo en dirrección a mi casa acompañado de Lily. Vamos en silencio que al menos yo lo concidero cómodo y lo único que se escucha es la música de la cantante favorita de ella, Adele, las cuales por supuesto está tarareando.
Su melodiosa voz llena el lugar mientras canta lovesong.
Whenever I'm alone with you
You make me feel like I am home again
Whenever I'm alone with you
You make me feel like I am whole again
Whenever I'm alone with you
You make me feel like I am young again
Whenever I'm alone with you
You make me feel like I am fun again
However far away
I will always love you
However long I stay
I will always love you
Whatever words I say
I will always love you
I will always love you
- Justamente así me siento cada vez que te veo - le digo volando a ver haciendo que se sonroje - No me miras con esa carita que me dan ganas de comerte a besos - digo viendo su rostro iluminado con un bello sonrojo que resalta sus ojos verdes.
- ¿Porqué eres así? - pregunta frunciendo su entrecejo y cruzando sus brazos.
- ¿Así como?
- Porque solo me entregas pequeñas muestras de afecto para después arrebatarmelas de la nada.
- Escúchame bien - digo tomando con suavidad su rostro - en verdad hoy me di cuenta que no quiero perderte y te juro que apartir de hoy te voy a tratar como lo debí de haber hecho desde que te encontré.
- ¿Estás hablando enserio? - su tono de hablar es más serio de lo que pensé.
- Muy enserio.
- Bien - voltea a ver a la ventanilla y prefiero no decir nada, no quiero precionarla. El resto del camino se la pasa en silencio.
- Listo llegamos - digo al entrar al estacionamiento - no te bajes aún. - rodeo el auto y le abro la puerta, hace el ademán de salir pero rápidamente la tomo por debajo de las piernas y la cargo como recién casados. Comienzo a caminar hasta el elevador.
- Jackson bájame que yo puedo caminar sola.
- Lo se, pero prefiero cargarte.
- Ash, como sea, si te quieres cansar es tu problema.
- No te preocupes, no me canso. - le suelto una sonrisa de suficiencia logrando que gire los ojos.
- Eres un idiota creído.
- Gracias, gracias.
No contesta hasta que cruzamos las puertas de mi pent house.
- ¿Lo remodelaste? - pregunta una vez que la bajo de mis hombros.
Encojo mis hombros.
- En realidad lo remodele desde hace año y medio, pero como siempre huyes de mi pues nunca lo viste.
- Te quedó muy bonito, cuando compre mi departamento quiero remodelarlo así.
- Verás que así será.
El silencio inunda la estancia logrando que me ponga incómodo.
« Vamos a tu habitación - digo rompiendo el silencio y logrando que me dirija una mirada - sígueme porfavor.
La guió escaleras arriba mientras ella admiraba las remodelaciones de todo el lugar. Giro a la derecha y me paro enfrente de una de las tantas puertas que hay en el segundo piso.
- Es acá - digo abriendo - no es mucho pero algo es algo.
- ¿Que no es mucho? - contesta girando para ver toda la habitación - esté cuarto es del tamaño de mi sala y comedor juntos.
Y a decir verdad tiene razón, pero me refería a que no es mucho porque lo único que se observa en el cuarto es una cama vestida de sábanas de satín naranjas y almohadones naranjas, un buró dónde descansa una pequeña lámpara y un sillón de una plaza que se encuentra al lado del balcón.
- Sabes a lo que me refiero, cómo sea, mi habitación está acá a dos puertas. En el closet hay unas prendas para dormir de Becca, las puedes usar.
- Si, gracias.
- No es nada, de todas formas grita o ve a mi habitación si necesitas algo.
Salgo de la habitación y lo último que observó al salir es a ella hecha un ovillo en la cama, me gustaría quedarme pero se que no es el momento.
[...]
Unos toques a mi puerta ocasionan que abra mis ojos.
- ¿Si? - pregunto aún dormido.
- Soy yo - responde casi con pena la voz de Lía - puedo pasar.
- Si - me levanto de la cama justo al momento que ella abre.
- Perdón que te moleste - dice aún en la puerta - pero no podía dormir.
- Ven, acércate - la rodeo con mis brazos en un cálido abrazo - se que no es algo fácil de vivir - dejo un beso en su coronilla - Y eres muy valiente y se que logras salir adelante. Y de mi cuenta correrá los gastos del psicólogo, esto es algo que no puedes superar sola.
- Si puedo.
- No Lía, no estás sola y no tienes porque intentar solo sobrellevar las cosas.
Se quedó callada y aprovechó el momento para sentarnos en la cama aún abrazados.
- Si ya lo supere una vez, lo podré hacer dos veces - dice soltando la primera lágrima que he visto en su cara desde que la conozco.
- ¿A qué te refieres con eso? - preguntó apartandome un poco de ella - ¿Ya han intentado hacerte daño antes?
- No es nada, déjalo solo son pensamientos míos.
- Dime
- No déjalo, mejor ya me voy a mi cuarto. Fue mala idea venir.
- Dime Lía, por favor - suplico.
- ¿Qué quieres que te diga? - suelta brusca - ¿Que mi padre adoptivo abuso de mi desde los diez y seis años, y que solo lo soporte porque me amenazaba con mis hermanos? Pues si, durante dos largos años viví violaciones no solo de él, si no de varios de sus amigos y eso sin sumar la cantidad de veces que me golpeó - rompe en llanto de una manera tan devastadora que me deja doliendo mi corazón. La abrazó sin saber que decir mientras siento los pequeños temblores que causa sus sollozos.
- Ya cariño, ya estás a salvó - acaricio su espalda - ya nadie te hará daño, al menos no mientras yo te proteja.
Dejo que saque todo lo que lleva guardando desde hace mucho. Pasamos la siguiente hora en silencio, abrazados.
- Ya estás mejor - preguntó cuando se separó de mi.
- Si, gracias por todo.
- No es nada bonita - me acercó un poco a ella para limpiarle las lágrimas - siempre estaré para ti.
La tensión se siente en el aire, pero me niego a hacer algo que ella puede malinterpretar.
- Perdón por esto, pero lo necesito - dice antes de juntar sus labios a los míos en un cálido beso, este se vuelve cada vez más fogoso mientras el tiempo avanza. Se sube a horcajadas de mi.
Toma mis manos y las guía a su trasero para que lo apreté, me frenó en seco.
- No Lía, no puedo hacer esto.
- Entiendo - dice bajando de mi - siempre supe que cuando te contará ibas a alejarte, él siempre dijo que alguien como yo no merece amor.
- No hermosa, no es eso - respondo tomando sus manos para acercarla - pero estás en una situación vulnerable y me niego a aprovecharme de ti.
Jalo de ella hasta que los dos estamos acostados, ella encima de mi y hago lo que de seguro nadie más hizo. La abrazo y dejo de nuevo que ella llore y así es como nos pasamos toda la noche, hasta que el cansancio nos vence y ambos terminamos acostados.
Nota:
No diré nada además de: Habrá maratón está semana 1/?
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