36🔫
Yoon Gi sostenía el arma con ambas manos, le apuntaba a Ji Min en la cabeza y éste obviamente se veía más pálido que un papel.
—Vamos... Hazlo—le dijo con la voz temblorosa.
El rubio apretó el gatillo y antes de que fuera disparado, Ji Min debía moverse con rapidez. Dos segundos antes se inclinó hacia la derecha, pero sintió el golpe en su frente. No había elegido la dirección correcta.
—Has muerto— Yoon Gi se acercó al otro y le quitó el dardo de plástico con punta de ventosa que se le había pegado en la frente—.Debes prestar más atención, quítate ese miedo a las armas o acabarás muy mal.
—Pero... Esto no es Matrix— se quejó, mirando en el espejo del baño como la marca del dardo se le quedó en forma de pequeño círculo rojo—¿Cómo es posible esquivar una bala?
—Lo es, si no no estaría vivo.
La pistolita de plástico que se robó de un pobre niño (vecino del edificio) de nueve años funcionaba bastante mal. Era de muy mala calidad y hasta tenía el papelito del precio pegado, al apretar el gatillo se había quedado atascado y Yoon Gi no podía sacarlo, así que solamente decidió tirarla por el balcón.
—¡No hagas eso!—Ji Min corrió para asomarse y ver hacia la calle. El juguete cayó en medio de la acera—¿Qué pasa si le pagabas a alguien en la cabeza?
—Dios... Deja ya de preocuparte por tonterías—el rubio se tiró sobre el sillón y agarró su teléfono, ese que usaba para hacer llamadas de contrabando—.Reflexiona sobre eso. Ve y hazme un resumen de por qué no debes preocuparte por quien no conoces.
La cabecita roja de Ji Min se asomó por la puerta del balcón para mirar hacia el interior. Se cruzó de brazos y se sentó también en el sillón. Se puso a pensar en que lo que le había dicho acerca de los desconocidos era totalmente cierto, pero es que él era una persona algo empática ¿Cómo no iba a sentirse así? Pero suponía que de esa manera fue como terminó siendo tratado de estúpido en su trabajo, así que tenía que reflexionar muy profundamente sobre eso.
De repente pegó un respingo debido al sonido de su teléfono. Lo sacó del bolsillo y leyó un mensaje.
Mensaje de mamá:
"Hola hijo. Quería decirte que hace mucho que no nos hablas. ¿Sigues vivo o qué?
Además, tengo buenas noticias. Tu hermano consiguió un trabajo genial. Gana muchísimo dinero y dice que nos podrá pagar un auto. Es adorable.
¿Y tú qué? ¿Cómo estás con tu trabajillo ese de las noticias? He leído el periódico ese para el que trabajas pero es que me parece un poco... Aburrido.
En fin, contesta a tu pobre madre. Tu padre te envía saludos. Te queremos, aunque no parezca."
Terminando de leer aquello, Ji Min arrugó su frente. Su madre volvía a restregarle por la cara que su hermano era mejor que él y eso le dolía mucho. Siempre les habló a ambos de su sueño de ser un gran periodista, pero en cada ocasión que mencionaba su emoción acerca de ello, entraba su hermano en la conversación. Sus padres no creían en él, sobre todo su madre, ella le decía que terminaría escribiendo en la sección del horóscopo y las típicas "frases del día o chistes". Al final de todo tuvo, más o menos, razón. Pero eso no importaba, Ji Min estaba muy furioso con los dos y les demostraría que él también podía ganar mucho dinero.
—¿Shung...?— la voz de Yoon Gi sonó ronca y molesta, Ji Min lo miró de reojo con miedo y se olvidó de inmediato de sus padres—¿Dónde andas? Tenemos cosas importantes que hablar. ¿Eh...?¿Que vaya yo dices?
La mano pálida del rubio viajó hasta el bolígrafo más cercano, tomó un papel y anotó una dirección. Ji Min miraba su letra, haciéndose un poco el distraído. Suponía que él debía de ir también porque ahora era el aprendiz del rubio y tenía que observar para aprender. Estaba bastante nervioso, pero emocionado por ver cómo trabajaba Yoon Gi y cómo se manejaba cuando planeaba algo.
—¿Por qué estás en ese lugar...?—Yoon Gi se paró a la velocidad de la luz, caminó hacia la habitación de Ji Min y tomó una chaqueta de cuero muy bonita y de marca, que por supuesto se había robado de por ahí— Está bien, nos vemos a esa hora.
Terminada la conversación telefónica, el rubio miró el reloj. Ya era de noche, pero todavía no era la hora del encuentro. Preparó algunas cosas, rebuscó en los cajones de la ropa de Ji Min como un loco, desordenando todo y éste sin entender por qué lo hacía, se quedó mirándolo como un niño curioso. Ya no le importaba que hiciera lo que se le diera la gana con sus cosas, porque si le decía algo se ganaría un hermoso gesto de su dedo medio.
Yoon Gi sacó algunas prendas, las miró detenidamente y luego miró al pelirrojo. Asintió, pero poco convencido de lo que creía. Debían salir, obviamente, y no podía dejar que Ji Min anduviera con su ropita tan bien planchada y que lo hacía ver como un maldito nerd de la secundaria. Por ello, tomó algunas prendas que tenía guardadas, prendas que se había robado de una bonita tienda de ropa bastante cara. Sacó unos pantalones negros rasgados, unas botas negras brillantes, una camiseta de color blanca con estampo muy bizarro y una chaqueta amplia de un color oscuro que en la espalda tenía el dibujo de un dragón escupiendo fuego. Suponía que eso le quedaría perfectamente bien y no parecería un paleto del pueblo.
—Ponte eso, anda—le dijo señalándole la ropa y colocándose una gorra negra al revés.
—¿Y esa ropa?— Ji Min agarró las prendas y las analizó, no era su estilo pero le agradaba— ¿Tú crees que esto me quede bien? Se ve muy...Juvenil.
—Pues es obvio, ¿te gusta vestirse como un viejo de cuarenta años o qué?— puso una cara de asco sin entender ese gusto tan anticuado y formal.
El pelirrojo lo miró molesto, pero no le dijo nada. Se llevó las prendas al baño para poder cambiarse, porque no pensaba desnudarse en frente del otro. Una vez que toda esa ropa adornó su cuerpo, se miró una y otra vez en el espejo sorprendido por lo sexy que le parecía su figura. Hizo caras frente al espejo porque no podía creerse que esa persona era él. Yoon Gi se acercó hasta el baño porque se estaba tardando demasiado en cambiarse, así que cuando se lo encontró haciendo ridiculeces frente al espejo, soltó una fuerte carcajada.
—¡No te rías, imbécil!—espetó Ji Min, avergonzado.
—Joder, se te subió el ego en menos de unos días—rio sin parar y, como siempre, secó sus falsas lágrimas—Pero te ves bien, demasiado bien. Soy el mejor estilista del mundo, ¿verdad?
Lo cierto es que Ji Min no se lo podía negar. Tenía muy buen sentido de la moda y le agradaba mucho su aspecto en ese momento. Además se peinó un poco diferente, lo que lo hacía ver un poco rebelde. Sus cabellos rojizos eran un revoltijo, un perfecto revoltijo que le quedaba muy bien. Se veía como toda una estrella del rock.
Yoon Gi sonrió al verlo una vez más de arriba a abajo, se mordió el labio inferior con fuerza y agarró al otro repentinamente del cuello de la chaqueta para pegar sus bocas. Le metió la lengua sin permiso y sintió como le subía el calor por el cuerpo; Ji Min se dejó besar, incluso lo agarró de los cabellos con fuerza. Parecían unos adolescente cachondos pasándose saliva y dejando que el aire se les acabara.
—Ah, Dios...—gruñó el rubio después de separar su boca de la otra—¿Por qué me tientas de esa manera? No es momento para calentarme, Ji Min.
—Pero...
—Vámonos de una puta vez.
El rubio pegó la vuelta bruscamente dejando a Ji Min parpadeando, con la boca aún abierta y con las ganas de más. Su cara se sentía caliente, y sabía que sus mejillas se había puesto rojas haciendo juego con su pelo. Se miró una vez más al espejo y lo comprobó. Se tocó los labios con los dedos y los apretó. Se estaba volviendo loco cada vez que Yoon Gi lo tocaba, y no sabía si era bueno o malo, pero le fascinaba.
Llegada la hora de marcharse, Yoon Gi tomó las llaves del auto de Ji Min, se las entregó en mano y le dijo que debía conducir hasta cierto lugar del centro. Claro que el pelirrojo no protestó ante nada, ahora Yoon Gi era su jefe.
Subieron al auto y salieron del estacionamiento en dirección al centro de la ciudad. Había gente, por supuesto, la noche en Seúl era pura diversión y estaba llena de jóvenes. Pero Ji Min no sabía muy bien a dónde tenían que ir, le dio un poco de miedo cuando Yoon Gi le dijo que dejara el auto y que debían bajarse y caminar por un rato. Le hizo caso y lo siguió por unas calles que no conocía, obviamente que tenía miedo porque la iluminación por allí era algo escasa y por cada local que pasaban, unos tipos con cara de muy pocos amigos se quedaban mirándolos. Ji Min apresuraba sus pasitos y se acercaba más hacia el cuerpo de Yoon Gi, tanto así que hasta lo agarraba de la chaqueta. Estaba acojonado.
—¿Qué estás haciendo?—se volteó al notar que lo tenía agarrado de la prenda como si fuera un niño asustado— Deja de ser tan marica, Ji Min.
—Pero... Me da miedo este barrio ¿A dónde vamos? Siento que saldrá alguien de una esquina y me violará—miró para todos lados como un paranoico.
—Mira—el rubio tomó aire y lo soltó por la nariz, como un toro, algo frustrado— Tienes que creerte que eres un gangster, sino te comerán vivo ¿Comprendes lo que te digo?— el pelirrojo infló sus cachetes y luego asintió, tenía razón, no podría andar por esos lugares haciendo notar su miedo—Mete tus manos en los bolsillos y camina desinteresado. No mires a nadie.
Siguió sus indicaciones y trató de hacer el papel de malote, pero no le salía. Se sentía ridículo tratando de caminar como Yoon Gi, a quien le salía todo natural. Sentía envidia de cierto modo, él también quería verse intimidante, pero sólo parecía un estúpido que caminaba como un pato.
Mientras andaban, muchos de los locales comenzaban a cambiar. Las luces se volvían de tonos rojizos, rosados y morados. Los ojos de Ji Min miraban curiosos el lugar al que se adentraban. No había que ser muy despabilado para darse cuenta de que Yoon Gi se estaba metiendo en uno de esos barrios rojos. Nunca estuvo en uno de esos lugares, por lo que se sintió muy intimidado y avergonzado; una mujer de vestido corto que reposaba sobre un poste lo miró y le guiñó un ojo haciendo que se estremeciera. Yoon Gi pasaba simplemente sin prestar atención, se le habían acercado a darle tarjetitas y otras chicas se les insinuaban.
—Yoon Gi, ¿a dónde mierda vamos?—le preguntó el pelirrojo mirando a su alrededor, susurrándole al oído tímido.
—Shung anda por aquí—le contestó rápidamente y siguió caminando.
—Hola, guapo.
Ambos se detuvieron al escuchar aquella voz. Ji Min se giró a su derecha y vio a una bonita mujer de cabello rubio ondulado que le sonreía traviesa, no supo muy bien qué hacer porque apenas trataba con mujeres. Así que lo único que hizo fue sonreírle como un estúpido.
—Ah, hola...— le dijo mostrando los dientes.
—Que adorable— la mujer pasó su dedo por los labios del pelirrojo y le puso ojitos—¿No quieres pasar un ratito conmigo?
Yoon Gi, quien no podía creer que aquella mujer quisiera quitarle la atención de su súbdito, se puso frente a ella, tapándole la figura de Ji Min. Puso su dedo índice en la frente de la rubia y la empujó haciendo que retrocediera.
—Fuera zorra, este es mío.
—Yoon Gi, no le hables así a una mujer—la cabeza de Ji Min se asomó por su hombro, indignado por lo que había escuchado salir de su maleducada boca.
—Cállate playboy.
Lo agarró del brazo bruscamente y se lo llevó a las rastras, lejos de todas las presas que lo habían estado mirando para solamente sacarle la billetera.
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