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34🔫

Ji Min tenía la boca tapada por culpa de Yoon Gi, se lo estaba devorando vivo y por alguna razón no podía quitárselo de encima. Bueno, en realidad no quería. Le gustaba y besaba más que genial,  además le atraía el hecho de que fuera tan inteligente, tenía una debilidad por los intelectuales y, al parecer ahora también por los delincuentes. Entonces por su cabecita pasó la idea de dejarse de llevar, ya que de todos modos serían cómplices de delitos y era preferible llevarse bien a estar pegándose gritos y con ganas de tirarse de los pelos.

—Serás mi novio criminal. Mmm...—el rubio le mordió el labio y tiró de él.  Ji Min no le dijo nada, se dedicó a mirarlo con los cachetes pintados de rojo— No me mires así.

—¿Le decías eso a todas?—repentinamente Ji Min se sintió estúpido, otra vez.

—Oh...¿Qué fue eso?—Yoon Gi enarcó su ceja derecha y se alejó, pero se quedó sentado con ambas piernas a los lados de la cadera del pelirrojo— Ya estás haciendo preguntas del pasado y ni formalizamos la relación.

El pelirrojo carraspeó, era cierto que no eran nada y que quizás se había puesto un poco celoso. Supuso que debía de ser la emoción del momento ya que su vida iba dar un cambio muy drástico y tenía que ponerse firme. Además si Yoon Gi hablaba seriamente sobre salir con él o algo medianamente parecido no tenía que actuar como una nenita tímida de la secundaria. Frunció el ceño y agarró al rubio de los hombros, inclinándolo de nuevo hacia su cara.

—Debes ser mi mentor,  Yoon Gi. Voy a ser tu alumno especial —le dijo determinado.

—¿Que eres especialito?—el rubio se tocó la cabeza haciendo referencia a alguna inestabilidad mental. Y la verdad que en esa situación no le parecía tan loco pensar así de Ji Min.

—No, imbécil... Me refiero a que soy nuevo en esto. Soy especial, ¿entiendes?

Yoon Gi se encogió de hombros; nunca trató a nadie de manera especial, ni a los compañeros más novatos que había tenido. Esos sí que habían sido un dolor de cabeza,  nunca hacían lo que les decía,  por el contrario todo lo que les indicaba les entraba por un oído y les salía por otro. A Yoon Gi no le gustaba enseñar a otra persona cómo se debia actuar, mandar sí, pero enseñar no. Era el Dios, autoproclamado, de dar órdenes. Eso lo hacía sentirse poderoso y respetado, obviamente que todo eso lo hacía con una pistola en la mano.

—Escucha una cosa, Don exigente, a mi no me digas cómo tengo que tratarte porque lo haré como me salga de los cojones—le dio una fuerte palmada en la mejilla y el otro se quejó, casi lloriqueando— Bien, volvamos a los planes, que me distraes.

—Pero...

—Que sí, que después follamos si quieres.

Los colores en la cara de Ji Min parecían una carta de esas de la pintureria, pero solo de tonos rojos, ya hasta se había puesto bordó. Casi se ahogó con su saliva y tosió. Debía de acostumbrarse a los desvergonzado que era Yoon Gi porque si no lo hacía acabaría en terapia intensiva de tanto calor que le subía al cráneo.

Ambos volvieron a mirar los planes, aunque Ji Min no entendía algunos grabatos le asombraba todo lo que Yoon Gi escribió. Lo hizo muy rápido y en ese momento de suma concentración mirando todo aquello, éste pegó un grito que lo hizo saltar. Agarró un lápiz y empezó a borrar y a volver a escribir cosas. Era como un maldito científico loco, hablaba solo y se reía solo también; Ji Min quería unirse a la diversión, se acercó hacia el papel y leyó lo que había puesto.

—"Cogerme a Ji Min más tarde"—leyó en su mente y luego lo miró con cara de poker.

—Tengo muchas cosas en la cabeza, ¿ok?—le explicó indignado porque lo mirase así. No es que tuviera alzheimer pero los planes solían estar siempre primeros en las listas de prioridades —Mi mente es una locomotora, trabaja y hace humito como los trenes.

—Estás jodidamente loco—fue lo único que Ji Min dijo. Apoyó sus codos en las rodillas y esperó a que le explicara algo importante sobre su siguiente plan para robar ese banco.

Pero parecía ser que muchos papeles no eran el reflejo de un desarrollado planeamiento. Yoon Gi solamente apuntó ideas sueltas y luego trató de hacer un puzzle para encajar todo a la perfección. Maldijo muchas veces porque creía haber escrito cosas sin sentido y eso no era propio de él. Tomó unos cuantos papeles y se los dio a Ji Min, casi tirándolos en su cara. Éste no entendía que era lo que pretendía que hiciera, por lo que lo miró confundido.

—A ver,  haz uso de tus dotes narrativas y pasa eso a limpio—le ordenó, señalando la computadora con la cabeza.

—No jodas— Ji Min dejó los papeles en la mesa, molesto— Quiero dejar atrás mi vida como periodista y redactor y me obligas a esto.

—Tienes razón —el rubio volvió a agarrar los papeles y los dejó donde estuvieron anteriormente —Pero entonces no me sirves. Venga, adiós, fue un gusto Ji Min.

—¡¿QUÉ?!

Yoon Gi agarró todo lo que había en la mesa y se fue hacia el cuarto para dejarlos en la cama. Fingió sentirse desinteresado por Ji Min y éste enloqueció un poco. Lo persiguió como un perro y tiró de su camiseta varias veces.

—Yoon Gi, no seas malo— hizo un puchero para darle pena. Le dio vergüenza actuar así pero si quería seguir sus planes debía ponerse en plan estúpido arrepentido—.No me dejes de lado por eso... Dámelo,  lo haré.

Sonriendo internamente,  el rubio le entregó los papeles en mano. Ji Min soltó un largo suspiro frente a sus ojos y dio la vuelta para ir hasta la sala y hacer uso de su aparato electrónico. Cada vez que lo miraba se acordaba de sus redacciones y de lo patético que se sentía al redactar tanta basura,  si hubiese querido hacer eso habría buscado empleo en una revista del corazón.

Abrió el portátil y una vez que se inició la sesión, comenzó manos a la obra. Tecleó con rapidez y antes de acabar, un mensaje en su teléfono sonó. Apenas tenía ganas de ver lo que era, pero como le podía la curiosidad y esperó en el fondo de su corazón que fuera Jin diciéndole que lo sentía y que era el jefe más cabrón del mundo miró dicho mensaje.

Mensaje de: Ho Seok

"Ey, Ji Min... Siento mucho lo que ha pasado. Yo no creo que hayas hecho tal cosa, de verdad. Si necesitas algo solo dímelo. Comprendo que estás enojado conmigo, pero no sabía cómo reaccionar.
Espero que estés bien :'(
Por cierto, no tiene nada que ver pero... Tu prima es famosa, no tenía idea. Vi su perfil en Ko-Fi (no pienses mal de mí que lo encontré por casualidad eh...)
Saludos, y háblame por fis"

Los ojos del pelirrojo se abrían y cerraban rápido. No le molestaba que Ho Seok le enviara ese mensaje, admitía que quizás se pasó con el chico. En realidad Ho Seok fue su único compañero en la oficina, Ji Min se trató de convencer de que era sincero y no lo decía solamente para que no se sintiera tan mal. Decidió contestarle más tarde con un simple "Gracias, Ho Seok" y dejar las cosas así. Por otro lado no entendía a lo que se refería con su falsa prima. Buscó entonces por internet aquella página y escribió el nombre que se había inventado Yoon Gi para esa mujer que llevaba dentro.

Y exactamente como Ho Seok le dijo, ahi estaba el perfil "Hot Yoon Ah". Obviamente no podía ver nada porque era contenido para mayores de dieciocho años y, encima, tenía que pagar para visualizar contenido exclusivo.

—¡¿Pero qué mierda, Yoon Gi?!—gritó al hacer un clic sobre una imagen que era gratuita, así como de bienvenida.

El rubio se asomó por la puerta y observó la pantalla del portátil desde la distancia. Era la foto que había colgado hacía poco. Se veían sus piernas muy poco cubiertas por una falda negra y un accesorio estilo choker negro con cadenitas en su muslo derecho. Simplemente se encogió de hombros y cuestionó qué tenía de malo. Había que ganarse la vida como se pudiera y ese perfil era una alternativa para ganar donaciones de los babosos. Si es que era un maldito genio por algo.

—¿Qué pasa? ¿Quieres donarme también? —rio burlón.

—Claro que no... ¿Estás loco? Van a ver tu rostro y se darán cuenta de quién eres.

—Tranquilo, amorcito, no te pongas celoso—volvio a reir—.Mira con quién hablas. No soy imbécil,  Ji Min... Además no sabes la pasta que gano. Son unos degenerados. Deberías hacerte un perfil también, colaboramos y fingimos ser unas lesbianas cachondas. ¿Qué dices?

—Sigue soñando, maldito sucio—murmuró con el ceño fruncido, cerrando las páginas de internet.

—Pues entonces vendamos nuestros futuros sextapes— volvió a molestarlo y se ganó una fea mirada.

—¡Basta! ¡Eres un asqueroso!—chilló, agarrando una taza y amagando con tirársela por la cabeza.

El rubio se escondió tras la puerta, sacaba la cabeza haciéndole burla y gestos con sus manos. Con su mano derecha formó un círculo entre su pulgar e índice y con la mano izquierda metía su dedo en dicho círculo haciendo referencia a lo que a Ji Min comenzaba a parecerle vergonzoso. Y sin aguantarse mucho le tiró la taza con tan mala punteria que chocó contra la pared y se rompió. Yoon Gi al escuchar el sonido comenzó a reirse, si así era como iba a puntar con un arma, debía de enseñarle muy bien.

Más tarde y fuera de lo que eran las riñas y bromas, los dos habían hablado sobre lo que harían. Yoon Gi tenía fichado el banco que robarian. Veía a Ji Min atento a sus indicaciones y eso le encantaba, además decidió llamar a Shung para explicarle algunos puntos. Tan rápido como se había ido el chino ya quería volver a la casa del pelirrojo; pero Yoon Gi le advirtió que lo mejor era que se quedara allí donde estaba y que se reunirían con él en algun momento, y además no quería tenerlo ahí alrededor si se le daba por toquetear al otro, no soportaría una interrupción.

—Espero que esto salga bien— nervioso, Ji Min se mordió las uñas. Era la primera vez en su vida que haría tal cosa.

—Ji Min... Nada puede malir sal.

Dicho eso y con poca confianza, Ji Min se quedó mirando al rubio fijamente. Esperaba que estuviera en lo cierto.

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