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33🔫

Garabatos iban y venían sobre la mesa, sobre el sillón, sobre el suelo. Los bolígrafos y lápices estaban tirados por cualquier parte. El rubio seguía sacando sus ideas y pasándola en los papeles, incluso dibujó cosas en el papel higiénico porque los folios se habían agotado.

Ji Min estaba en su cuarto, tumbado en la cama y sosteniendo todas las joyas que el otro le dio unos minutos atrás. Las inspeccionó, las miró una y otra vez y hasta las mordió casi rompiedo sus dientes. No iba a negar que era una maravilla tener esas cosas en sus manos, no muchos tenían la oportunidad, claro que si no era millonario o ladrón era imposible para un pobretón como él.

Pensó y repensó todo lo que Yoon Gi le dijo. Tenía razón en muchos puntos, y eso le molestaba un poco porque Ji Min creyó que toda su vida sería un duro camino hasta llegar a cumplir su sueño. Desde pequeño se imaginaba con salir en la tele, ser un gran reportero o el mejor redactor de noticias de toda Corea del sur. Pero a cada paso que daba era como si una cinta transportadora lo llevara hacia atrás. Por supuesto que no pensaba ser un fracasado durante toda su vida. ¿Cuántas veces trató de buscar trabajo en un medio de comunicación? Incontables. Y en esa ocasión que entró, a su ahora antiguo empleo, creyó que era la oportunidad perfecta para llegar a ese sueño, pero se equivocó. La envidia entre compañeros era notable, siempre fue así y más en ese ambiente. Lo sabía muy bien pero nunca pensó que le sucedería tal cosa. Y ahora no podía plantearse buscar otro empleo porque quedaría muy mal por culpa de las mentiras de Jung Kook.

Frunció sus cejas y se levantó de golpe de la cama. Estaba dispuesto a vengarse de Jung Kook, no había duda sobre eso. Pero por otro lado lo de ser la mano derecha de Yoon Gi le daba miedo. ¿Le importaba realmente tener mucho dinero? Sabía que, como muy bien decía el dicho "El dinero no da la felicidad", eso no sería tan importante como el sentirse distinto, el que su cuerpo se viera sometido a nuevas experiencias. Eso sí debía de ser una drástico cambio. Ji Min quería ser otra persona, aunque a veces le ganaba la cobardía,  pero realmente se casó de ser el idiota de turno.

Infló sus cachetes después de tomar aire y gritó con todas sus fuerzas.

—¿Qué mierda te pasa?—preguntó el rubio al escuchar el grito, levantado su culo del sillón y yendo hacia el cuarto.

—¡Yoon Gi!— Ji Min se acercó rápidamente hacia él y lo miró con brillitos en los ojos— Enséñame a ser un criminal.

—Ji Min... Me llenas de orgullo—el rubio secó sus falsas lágrimas exagerando su emoción.

—Pero... Quiero ser un criminal bueno, ¿sabes? Como Robin Hood.

—¿Robin Hood?— Yoon Gi soltó una fuerte carcajada dejando a Ji Min con el ceño fruncido por burlarse de lo que decía —¡No existen los criminales buenos! Miras mucho Disney.

—Pero... Te dije que no quiero matar a nadie, quiero robar y darle una parte a quienes son tan desgraciados como yo.

—Que alma caritativa— el rubio le apretó las mejillas, pellizcando cual abuelita hacia su nieto, luego pegó un grito que lo dejó aturdido —¡Que se busquen la vida!

El pelirrojo se encogió, escondió su cuello imitando a una tortuga asustadiza y se alejó del rubio, volviendo hacia la cama. Dentro de su cabeza había lugar para las buenas acciones siendo un delincuente, después de todo Yoon Gi lo ayudó con el tema de Jung Kook, aunque luego todo se había ido a la mierda, pero al fin y al cabo le dio una mano. ¿Eso no era ser bueno?

—Mira, te pondré una prueba para saber cómo funciona tu lógica delictiva —Yoon Gi lo agarró de la mano y lo llevó hasta el salón, tomó un papel y buscó un hueco blanco para dibujar.

—¿Ahora?—Ji Min rascó su cabeza—Pero ni siquiera me dejaste estudiar.

—¿Estudiar?¿Pero qué es lo que vas a estudiar?

—¿Pues algun manual para delinquir en pdf gratis de un link en Mega?—se preguntó más a sí mismo que a Yoon Gi.

—No existe tal cosa— Yoon Gi volvió a reír —Tienes un manual aquí mismo—se señaló indignado —Ahora escucha... Imagina que estás en un banco, tienes a un guardia, una embarazada y al jefe del banco. ¿A quién tomas de rehén?

—Mmm...—Ji Min miró el dibujo y se rascó la cabeza una vez más. Suponía que debía de ser una pregunta trampa así que se lo pensó mucho antes de responder—Pues al dueño del banco, ¿no? Al fin y al cabo es él quién manda.

—¡MAL!—Yoon Gi golpeó la mesa y el pelirrojo dio un salto del susto—Primero tienes que deshacerte del guardia, ¿no te das cuenta que antes de que tomes un rehén él te habrá disparado en la pierna?¿Sabes lo que duele eso?

—Oh... —movió su cabeza afirmativamente. En realidad no lo sabía, pero se lo imaginaba —¿Te han disparado alguna vez?

—Varias, pero todas las balas me rozaron— Yoon Gi bajó un poco su pantalón para enseñarle que en su abdomen había una cicatriz—.Soy rápido,  Ji Min. Pareceré un espagueti andante pero tengo mis habilidades ocultas. Y tú también debes aprender eso. ¿Sabes golpear?

—¿Golpear?¿Cómo boxeador?

El rubio no se refería a nada en especifico sino a algo más general. Saber defenderse era primordial para un delincuente y más si se estaba en la cárcel. Justamente ahí tuvo varias peleas donde ganó mucho dinero debido a sus victorias. Era muy bueno en la defensa personal.

Lo tomó a Ji Min de la mano y lo levantó de golpe; llevó su brazo tras la espalda y con su otra mano empujó su cabeza hacia abajo de modo que no pudiera moverse por la torcedura.

—¡Joder, mi brazo!—se quejó desesperado por el dolor—¡Yoon Gi!

—Dime algo bonito y te suelto.

—¿Qué...?—el rubio torció un poco más el brazo de Ji Min y éste volvió a quejarse aun más —¡Ah, está bien! A ver... Eres muy listo.

—No jodas, ya lo sé. Algo más profundo, esmérate un poquito.

—Ah... Joder. Vale, vale...Eres muy atractivo, besas genial y...

Inmediatamente lo soltó. Ji Min cayó sobre el sillón, dolorido por su pobre brazo el cual acarició para aliviar su hormigueo. Y Yoon Gi mientras tanto, dibujaba una sonrisa en su cara por haber escuchado tal cosa. No esperaba una confesión tan repentina, y le encantaba a decir verdad. Se acercó hacia Ji Min y se colocó sobre su cuerpo como un gato dispuesto a atacar a un ratoncito.

—¿Así que beso bien?—elevó ambas cejas, insinuantes y Ji Min volvía a transformarse en una tortuga asustadiza.

—Me obligaste a decirlo, si no me habrías roto el brazo.

—Claro— rio divertido y siguió su avance. Le gustaba acorralar al pelirrojo porque lo hacía sentir fuerte y respetado. Y a esas alturas parecía que todos le habían perdido el respeto por completo—¿Sabes una cosa? No debes ser tan sumiso. Cuando salgas realmente al mundo te darás cuenta la manera en la que te pueden pisotear.

—Eso es lo que quiero cambiar—dijo convencido, otra vez con brillitos en los ojos, agarrando a Yoon Gi de la cabeza—.Quiero ser otro Park Ji Min y tú, Yoon Gi, eres mi maestro.

—Joder...—el rubio ladeó su cabeza y sorprendido por ese cambio tan drástico de actitud se volvió a preguntat si acaso no era bipolar—Cada minuto que pasa creo que me gustas más,  Ji Min. De hecho... —con un movimiento rápido sus narices quedaron a milímetros de tocarse y sus labios enfrentados— Creo que me he enamorado.

—¿¡Pero qué dices!?

Y como muchas otras veces, la cara de Ji Min se puso colorada. El rubio se lanzó a besarlo sin darle tiempo a parpadear; y aunque era muy impulsivo con sus acciones y se sentía avergonzado, aquel beso lo cautivó, lo dejó idiotizado por completo. Le estaba gustando Yoon Gi a pesar que desde un principio pensó que era un maldito loco, y si bien podía seguir siendo así,  Ji Min comenzó a sentir algo en él. ¿Sería quizás porque estuvo mucho tiempo solo y el rubio le estaba dando ese cariño que necesitaba? No lo sabía con exactitud, pero sí era cierto que le atraía. Esa personalidad despreocupada por pensamientos ajenos y la capacidad de pensar las cosas de manera minuciosa lo magnetizaba.

Yoon Gi por otro lado necesitaba la plena confianza de Ji Min en él y, si bien le dijo que le gustaba, que era totalmente cierto, quería poder usarlo a su favor. El chico le caía bien, pero como todo en su vida duraba un tiempo y luego se desechaba, podría ser que Ji Min sufriera el mismo destino que todas sus exparejas.

Por el momento, Yoon Gi ya lo tenía picoteando migas de pan en la palma de su mano.

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