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29🔫

Cuando cayó la noche, el ambiente en la sala de aquel diminuto piso se convirtió en una pequeña fiesta. Había latas de cerveza por todas partes y bolsas de snacks también. La música estaba bastante alta para la hora que era. Y como toda comunidad de vecinos se establecían horarios para respetar el silencio y la tranquilidad en el edificio.

Ji Min había bebido de más, como hacía pocos días. Estaba sobre la mesilla de café danzando de una forma muy extraña. Movía sus brazos como si fueran olas de mar y meneaba el trasero hacias los lados mientras tanto el rubio lo miraba sentado en el suelo y le tiraba billetes de esos que había robado.

Ambo se la estaban pasando bomba. Después de contarse sus desgracias amorosas, no podía faltar el momento de diversión para olvidar todo. Y cuando la primera lata de alcohol llegó, las otras hicieron fila para unirse.

—¿A quién le importa lo que piense Jin?—Ji Min casi se cayó de la mesita, pero logró mantener el equibrio— Puede meterse sus exigencias por el agujero de la nariz.

—¡Por el culo querrás decir!—le corrigio Yoon Gi echándose de espaldas al suelo y riendo como un tonto —¡Dios, dame un culo, lo necesito!

Cuando Yoon Gi dijo eso el pelirrojo pisó mal sobre el borde de la mesita y se le cayó encima. Sus cabezas chocaron tan fuerte que creían que se desmayarían. Ji Min se quedó sentado sobre el cuerpo del rubio tocando su cabeza sintiendo como ya le salía un chichón.

—Joder Ji Min, tienes la cabeza de cemento— se agarró del mismo modo que el otro la cabeza pero se despeinó enérgicamente —.Creo que ahora tendré amnesia.

—Mi cabeza no es dura... Ha sido la tuya. Está más dura que el acero.

—¿Que la mía está más dura que el acero...?— Yoon Gi rio y se miró los pantalones—Pues sí,  creo que sí.

—¡Ahhh!

Ji Min se tiró hacia un costado después de escuchar y comprobar lo que el rubio dijo. Se le puso la cara más roja que su color de cabello y se tapó la cara avergonzado. En cambio Yoon Gi comenzó a reírse; el alcohol se le subió a la cabeza, y no iba a negar que desde el momento en que vio a Ji Min bailando sobre la mesita ya le subió el calor al cuerpo. No solía emborracharse pero cuando lo hacía se descontrolaba.

—Oye... Me ofendes—hizo un puchero el rubio, acercándose a Ji Min arrastrándose por el suelo como gusano—Me pongo muy cachondo cuando bebo, lo siento.

—Eres un cerdo—Ji Min lo miró por unos segundos aun con la cara roja, pero le gustaba la figura del rubio y no podía evitar sentir también un calorcito colándose por entre las piernas —Pero... Creo que también estoy cachondo, Yoon Gi.

—¿Hace mucho que no tienes sexo?—preguntó, directo al grano, agarrando al pelirrojo del cuello de la camisa— Porque yo sí.

En ese preciso momento el tiempo se detuvo, todo alrededor de Ji Min desapareció. El aliento a alcohol que entró por su nariz no le importó, de hecho él también apestaba. Los dos borrachos se miraron a los ojos como si estuvieran en una película romántica, de esas para adolescentes. Yoon Gi se acercó hacia la otra boca y dejó un simple beso, después se alejó.

Ji Min se tocó los labios con la mano y decidió dar un paso también; se lazó a su boca, lo besó desesperado y se colocó sobre su cuerpo. Ambos rodaron por el suelo mientras meneaban sus cabezas de un lado a otro y sin detenerse para tomar aire. A Ji Min le encantaba la forma en la que el rubio metía sus manos dentro de su pantalón palpeando así sus nalgas, le parecía jodidamente sexy.

—Ji Min...—gimió el rubio mordiendo su labio inferior y tirando de él.

Las lenguas de ambos chocaban y se enredaban, dejaban sus labios impregnados de saliva; se tocaban sin control cada parte del cuerpo. Ji Min comenzaba a desprenderse de su camisa, ahora toda arrugada y Yoon Gi lo acompañaba. Y a medio desvestirse se quedaron tumbados en el suelo, con las latas a su alrededor. No les importaba nada, estaban cegados por la lujuria y era imposible detenerse.

—Oye, oye—Yoon Gi se detuvo después de quitar sus pantalones—, no quiero dejarte embarazado. ¿No tienes un condón por ahí?

—Joder ¿Qué dices? Si somos hombres...¡¿Estás estúpido?!—Ji Min lo golpeó en el pecho y casi se volvió a caer de costado— Además... No pienso ser el pasivo en esto.

—Lo siento pero éstas equivocado, aquí el que la mete soy yo. ¿Me oyes?

Comenzaron a discutir por un momento a ver quién era el activo y quién el pasivo; después de llegar a un trato volvieron a descontrolarse. Ji Min estaba borracho perdido y cuando fue en busca de un preservativo que según el rubio le dijo que recordaba tener en su billetera, Ji Min volvió tambaleándose y riéndose porque el rubio tenía miles en la billetera.

—Ay, tienes un montonazo...¿traficas condones o qué? —lo abrió y se colocó.

—Son para usarlos contigo, tonto.

Ji Min volvió a reirse, todo le daba gracia. Ninguno perdió la calentura a pesar de las bromas. Yoon Gi colocó al pelirrojo bajo su cuerpo y lubricó su entrada. Comenzó metiendo sus dedos pero no tenía tanta paciencia, mucho menos escuchando los ruidos que hacía el otro, lo estaba volviendo loco.

—Yoon Gi, eres muy bruto, pero...— gimió repentinamente al sentir como entraba en él sin avisarle—.Oh, Dios.

—Creí que estarías más estrecho, Ji Min.

El otro no dijo nada, solamente se relajó y disfrutó del momento. En realidad siempre fue el pasivo en sus relaciones por lo que estaba acostumbrado, pero deseaba en alguna ocasión poder ser activo y tomar el control.

Sus caderas comenzaron a chocar, desde movimientos lentos hasta llevarlos más allá. Ji Min estaba sumergido en un placer profundo que no había sentido hacía mucho y Yoon Gi sabía cómo moverse y dónde tocarlo. Podía sentir la respiración del rubio sobre su nuca y eso lo excitaba de más. Ambos jadeaban y gemian al mismo tiempo. Yoon Gi estaba tocando el maldito cielo con Ji Min.

La música aun sonaba y retumbaba la habitación, incluso tapaba el sonido de sus voces y el de sus cuerpos chocando. El rubio seguía sus movimientos en sincronización con Ji Min, mordía sus hombros con ganas sacando agudos sonidos que se colaban por su oído.

—Yoon Gi, me voy a...—sin poder hablar claramente el pelirrojo sintió un temblor en su cuerpo, la voz de Yoon Gi llegando al clímax lo dejó mareado.

—Ah, Dios mío.

Yoon Gi cayó sobre el cuerpo del menor, jadeando. Ambos estaban sin aire, Ji Min ni siquiera de podía mover, el cuerpo se le paralizó.

—Mierda, eso fue genial— dijo por fin Ji Min, sonriendo como un tonto.

—Lo sé, soy una eminencia—.Yoon Gi se aduló a sí mismo y se tiró al lado de Ji Min, lo miró a los ojos pero éste apenas los tenía abiertos. Después le tocó la mejilla con su dedo e hizo un camino hasta sus labios—.Eres jodidamente sexy.

El otro se sonrojó pero no le respondió. La borrachera parecía irse a duras penas, Ji Min no era muy conciente de todo al igual que Yoon Gi, pero le había gustado y no dudaba de que si se despertaba al día siguiente recordaría algo. Su corazón necesitaba un poco de amor, a la par que el corazón de Yoon Gi. No tenía nada de malo el haberse dejado llevar por la calentura, por lo menos ambos empezaban a llevarse bien después de todo el lio.

—No debo beber tanto—Yoon Gi se agarró los cabellos y mostró una sonrisa—.Es tu culpa Ji Min. Cuando me vaya lejos extrañaré tu trasero.

—Imbécil —le soltó el otro de repente haciendo que se girara para mirarlo nuevamente.

Los dos volvieron a reirse, esta vez carcajadas como si hubiesen contando un chiste muy divertido. Yoon Gi mostraba sus encias y se retorcía en suelo mientras que el pelirrojo lo observaba fijamente. Ji Min volvía a pensar en cómo una persona tan bonita y divertida como Yoon Gi se había convertido en un maldito loco asesino y ladrón. Le gustaba pero al misml tiempo le daba miedo.

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