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27🔫

Al abrirse las puertas del ascensor el primero que salió,  casi corriendo, fue Yoon Gi. La puerta del piso estaba medio abierta y entró empujándola con fuerza ante la mirada de Ji Min que se agarraba de los pelos pensando que habría dejado una buena marca en la pared.

Yoon Gi caminó apresurado,  pasó al lado de su compañero chino que le echó una rápida mirada sin entender qué hacia caminando como un pato chueco.

El arma era lo que Yoon Gi buscaba. La cargó, y aquel sonido tan particular alertó tanto al chino como al pelirrojo; Inmediatamente el rubio fue hacia su compañero, lo agarró del cuello de la chaqueta y empujó contra la pared. Shung no entendía nada, pero conocía muy bien que cuando su compañero se ponía así era peligroso hasta respirar.

—Shung...—le apuntó con la pistola bajo en mentón—¡¿Qué mierda significa eso de que te escapaste de China?! ¡Me dijiste que estaba en Corea!

—Espera, espera. Baja eso — Shung miró fijamente al periodista, quien estaba atrás del rubio sin decir una palabra. Obviamente estaba cagado de miedo—.Tú... Dile que baje el arma, venga.

—Olvídate de Ji Min, no te va a salvar el culo. ¡Contesta!

Ji Min se escondió torpemente tras la encimera de la cocina, simplemente asomó sus ojos para ver lo que iba a suceder. Ni loco se metería en medio de la situación, parecía que Yoon Gi estaba muy dispuesto a apretar el gatillo y si eso sucedía acabaría desmayándose.

—Pero si te dije que estaba en Corea...—lloriqueó Shung sintiendo la presión de la punta del arma sobre su piel—.En el barrio Corea en China.

La cara de Yoon Gi fue digna de retrato en cuanto lo escuchó a Shung decirle eso. Estaba rodeado de incompetentes. Lo iba a asesinar ahí mismo y obligaría a Ji Min a esconder el cadáver. Sus primeros pensamienros homicidas llegaban, pero por muchas ganas que tuviese no era tan idiota como para disparar. El sonido del arma y todos los gritos que estaba pegando alertarian a los vecinos en cualquier momento, y no tenía otro lugar a dónde ir. La casa de Ji Min era lo único, debía controlar sus emociones si no quería terminar de nuevo en la cárcel.

—Shung... Vete a buscar otro lugar. Hazme el favor.

—¿Eh...?

Yoon Gi le señaló la puerta con la pistola, no tenía otra opción. No podía creer que uno de los compañeros con los que trabajó tantos años hubiera cometido un error tan estúpido. Conocía a Shung y, a pesar de que también conocía su problema de bipolaridad, aquello había arruinado por completo sus planes. Era el único en quien podía confiar en esos momentos pero estaba tan furioso que no quería ni verlo.

Ji Min los miraba desde su escondite, todavia asustado por ver el arma en la mano del rubio. En cuanto Shung asintió y fue a buscar sus cosas a la habitación llamó la atención del delincuente en un susurro.

—Pss...Oye, no puedes hacer eso. ¿Y si se entrega a la policia y dice dónde estás escondido?

El rubio lo escuchó, pero negó con la cabeza. Shung no sería capaz de hacerle eso, era un estúpido pero no un traidor. Yoon Gi necesitaba pensar muy friamente su siguiente paso y con Shung a su lado las neuronas no le funcionarian. Prefería que se alejara por unos días de su vista y que cuando todo estuviese perfectamente planeado volvieran a verse.

A los pocos minutos el chino ya estaba saliendo de la habitación con un bolso de marca deportiva que se había robado en la recepción del edificio. Ji Min lo miró muy sospechosamente porque cuando llegó a su casa no habia traído nada y ahora se iba con mercancía.

—Ey, ¿qué llevas ahí? —Ji Min, aun escondido, le señaló el bolso que llevaba.

—Pues ropa, no tengo nada y veo que tienes buen estilo. Te llevo unos cuatro pantalones, pares de bóxers, calcetines y...—se puso a pensar porque había metido tantas cosas que ni se acordaba— Cinturones, algunos zapatos y camisas.

—¡Pero que descaro!—Ji Min se puso completamente recto, quiso acercarse hacia el chino para sacarle el bolso, pero como era bipolar tenía miedo de su reacción.

—Vamos a ver...—Yoon Gi le arrebató el bolso a Shung y lo tiró hasta el sillón. Volvió a apuntarle pero esta vez en la cabeza—Si necesitas ropa vas y la robas, ¿no ves que yo también uso la ropa de Ji Min?

—Joder—se quejó Shung, ahora alejando sus pasos hacia la puerta principal—,está bien. Me iré, Yoon Gi. Siento haber metido la pata así, fue un malentendido.

—Sí, sí. Vete, venga. Cuando piense algo te buscaré, o quizás no.

Dicho eso, con la cabeza gacha y el cuerpo encorvado caminó muy lentamente para salir del piso.

—Bien, me marcho. Estoy caminando hacia afuera, ya casi estoy, me iré lejitos...

—¡Vete de una puta vez!—Yoon Gi se acercó hacia él, lo empujó bruscamente y cerró la puerta de golpe —Dios...

—Joder, me vas a romper la puerta—le habló el pelirrojo, siempre preocupado por la integridad del inmueble.

El rubio tocó su sien con la yema de los dedos, masajeando y presionando por el dolor que cabeza que le causaba la situación. Decidió tomar el ordenador portátil de Ji Min sin ningun persimo para buscar algunas cosas. Pensó en varias alternativas si algo salía muy mal; tenía algunos contactos viejos de un grupo de japoneses con los que había hecho negocios años atrás, pero no se sentía completamente seguro de pedirles ayuda, además él era Min Yoon Gi, el famoso delincuente que no necesitaba de nadie para salirse con la suya.

Mientras tanto él tecleaba rápidamente,  Ji Min se puso también a pensar. Estaba dispuesto a hablar con su jefe cuando fuera el momento adecuado, y gracias a Yoon Gi seguramente iban a despedir a Jung Kook, pero algo le decía que no todo iba a volver a ser como antes.

Las hora pasaron rápidamente y llegó la noche. Eran las once y media cuando Ji Min terminó de comer. Había pedido comida tailandesa porque no tenía ninguna gana de cocinar. Yoon Gi no había comido nada, se pasó el día bebiendo refrescos sentado frente al portátil. El pelirrojo se preguntaba qué era lo que tanto miraba, le daba curiosidad y también miedo. Tenía todos sus trabajos ahí guardados.

—Yoon Gi—se acercó hacia el rubio, se sentó a su lado y miró de reojo la pantalla del portátil —¿Qué estás hac...?

—Viendo cuándo me llegará el pasaporte falso— le contestó antes de que terminara de preguntarle. Le mostro la pantalla y, efectivamente, con todo detalle allí se veía parte de lo que le sería entregado—.Sólo debo conseguir un poco más de dinero para poder irme.

—¿A-adónde irás...?—Ji Min estaba curioso por saber su respuesta. Le sorprendia lo rápido que pensaba.

—Pues quizás a Chile, Brasil, Argentina, Colombia...—se cruzó de brazos y se acomodó recostándose en el sillón —Ya veré. ¿Quieres venir conmigo?

—¿Pero qué mierda dices?—se movió rápido un lugar atrás, alejándose del rubio.

—Tranquilízate, es broma...—apenas rió, como si no tuviera gracia.

La verdad es que Yoon Gi comenzaba a encariñarse con Ji Min. Le recordaba a una exmujer con la que se había casado en Las Vegas. Ella siempre se hacía la dura pero luego era toda una ternura, claro que esa ternura se fue cuando le robó un descapotable y salió huyendo para nunca más verla. Algunas personas no tenían corazón.

Después del pequeño silencio, el teléfono de Ji Min comenzó a sonar. Se levantó y fue hacia la cocina para contestar.

—¿Diga?

—Ji Min... Soy Jung Kook.

Cuando escuchó la voz del chico, se quedó en silencio. Yoon Gi lo miraba con total seriedad desde el sillón, deduciendo quién lo estaba llamando por la cara que puso.

—¿Qué quieres, Kook?

—Tengo que decirte algo.

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