19 🔫
Como Ji Min se había imaginado, su noche de niñero fue terrible. Xiu al menos la había pasado bien con Yoon Gi, incluso le inventó un nombre Drag, "Blondie Mary". La niña se fue con una sonrisa en los labios, cuando su mamá fue a buscarla no pudo creer que su seria niña cachetona hubiera mostrados los dientes de manera simpática.
Después de lavar como esclavo de su propia casa todos los platos, Ji Min obligó al vago de su ahora compañero delincuente drag queen a que guardara las cosas. Pero claro, estaba hablando con Min Yoon Gi. Recibió un gesto ofensivo y alguna grosería más por parte del otro mientras bebía una lata de cerveza y abría sus piernas como si fuese a parir.
—Eres un descarado, desubicado, mal educado, incorrecto y encima alcohólico.
—Sí, sí... Oye, ¿y el postre?
—¡No hay postre, joder! —Ji Min se sacó los guantes de goma y los tiró al suelo, molesto— Te has estado comiendo todo lo que habia en mi nevera, sin pagar un centavo y me pides postre. ¿Por qué eres tan cara dura?
—Ya veo cuál es tu problema...
El rubio le indicó al otro que se acercara hacia el sillón, con gesto
de sospechosa amabilidad. Ji Min dado que estaba exhausto y con ganas de llorar pues sólo le hizo caso; fue hasta el asiento con la cabeza medio gacha y sorbiendo su nariz. Una vez que se sentó, Yoon Gi lo rodeó con su brazo y lo miró fijamente como si fuera su amigo de toda la vida.
—Eres un amargado, Ji Min. Pesimista, llorón, con poco autoestima. Eres un perfecto desastre.
—No necesito que alguien como tú me diga lo que ya se. Seguro que con todo el dinero que habrás robado conseguiste muchas cosas y viviste la vida loca...
—Sí, más o menos—sonrió satisfecho recordando sus historias pasadas—.Pero aunque no lo creas también fui un fracasado como tú. Me divorcié como cinco veces, tuve colegas que me traicionaron, mi cuarta ex-esposa me robó una tarjeta con millones y... Mi madre me echó de casa a los quince.
Todo lo que se mencionó, a Ji Min le entró por un oído y le salió por el otro. ¿Qué tonterías estaba diciendo Yoon Gi? No podía creer que fuera cierto. Si su intención era hacerlo sentirse menos fracasado, no lo consiguió. Un criminal de su calaña carecía de empatía, de compresión.
—Al menos tuviste cosas—el pelirrojo rodó los ojos, quejándose otra vez—,amigos, mujeres, dinero... Espera un momento.
Pausando sus palabras tras recordar algo, Ji Min se giró lentamente para ver cara a cara al rubio. Exactamente recordó ese momento en que escuchó a Ho Seok mencionar algo sobre que Min Yoon Gi era homosexual, claro que eso sólo debía de ser un rumor, pero de todos modos ¿a él qué le importaba eso?
La curiosidad era como la alergia, si picaba debía rascar y aliviar la picazón. El rubio esperó paciente a ver qué era lo que el periodista tenía que decir porque parecía haberse quedado tildado, pensando si hablar o callar para siempre.
—La tensión me mata.
—Ah... Olvídalo —rio nervioso, levantándose del sillón para escapar como hacía siempre—.Me iré a dormir.
La mano rápida y habilidosa del delincuente detuvo a Ji Min de su huída, agarrando su camisa y tirando fuertemente hacia atrás logró que volviera a sentarse. Otra vez, pasó su brazo alrededor y apretó su hombro mientras su barbilla se apoyaba en el otro lado, atosigandolo con esa felina mirada.
—Vamos, dilo. Estamos en confianza.
—No lo creo, no somos amigos— evitó mirarlo a la cara a toda costa ya que sentía su aliento demasiado cerca de su mejilla—¿Podrías alejarte de mi cara? Estás invadiendo mi espacio personal de manera muy descarada.
—No—Yoon Gi acercó sus labios al oído del otro y le susurró —,no hasta que no hables. Vamos, ¿qué ibas a decirme?
Como si estuviese entre la espada y la pared, Ji Min se encogió en su lugar, así como si fuera una tortuga metiéndose en su caparazón. Ya no podía escapar, debía escupir su pregunta o sufrir las consecuencias de mantenerse en silencio. Yoon Gi seguiría insistiendo y no lo dejaria de molestar hasta que lo dijera. Cuando quería algo, siempre lo conseguía.
—Esta bien, yo recordé algo... Me dio curiosidad y quería preguntarte para despejar esa duda porque, bueno —Ji Min comenzó a perderse en sus palabras, no terminando donde quería. Después de enredar su lengua dando vueltas al asunto, miró al rubio de reojo y lo hizo—¿No eres homosexual?
Las cejas del otro se elevaron rápidamente, como si se hubiese sorprendido. Rio a carcajadas y golpeó a Ji Min en la espalda repetidas veces. Claro que éste no entendía dónde estaba la gracia de la pregunta y, sin saber qué hacer, le siguió la corriente y comenzó a reírse también.
—¿Tanto para preguntar eso, Ji Min? Eres peor que un adolescente—Yoon Gi secó sus lágrimas con un dedo y calmó su risa—Ah, la verdad es que eso depende de cuanto me guste alguien. Mujer, hombre... Es lo mismo. Si logras conquistarme, tendrás mi corazón.
—¿Tienes corazón? Vaya... Eso sí que es curioso— Ji Min se sintió más cómodo después de la respuesta, creyendo que el rubio se burlaría de él diciendo alguna estupidez de las suyas, pero su respuesta se escuchó muy sincera— Creí que a los criminales como tú sólo les gustaba tener sexo y nada de cosas serias.
—Bueno, ese no es mi caso... Si dejamos de lado esas arpías con las que me casé en Las Vegas. Pero oye, tengo corazón, me he enamorado, ¿qué te piensas que soy? Puede que sea ladrón, pero sobre todo de corazones.
—¡Oh, Dios! Es lo más cursi que oí en mi vida. Repugnante.
—No me digas que tú eres uno de esos anti-amor. "Golpearé a las parejas felices con mi palo castigador, ñiñiñi"—volvió a reír el rubio, acomodándose como antes y alejándose del pelirrojo—Por eso eres tan amargado, ya veo.
—Cállate, si no me enamoré es porque todos los que me crucé han sido unos idiotas sin cerebros que sólo me han querido usar...
—Que triste, Ji Min. Muy triste.
La noche de aquellos dos, de manera impensable, terminó así. Hablaron sobre las relaciones como esos amigos de toda la vida que no eran, compartiendo latas de cervezas fría, riendo y comiendo algunos snacks que sobraron. Ji Min nunca pensó que podría hablar con un criminal buscado por todo el país sobre amores. Quizás esas latas de más que se bebió le dieron confianza y dejaron que su lengua se soltara como nunca antes. Y sí, se soltó de ambas formas, hablando y dejándose juntar con la otra.
No fue Yoon Gi quien dio ese paso, en realidad Ji Min y su pequeña borrachera lo llevaron a lamentarse porque nunca había recibido un beso digno de recordar. Entonces se dejó llevar hasta los labios del otro, pidiéndole por favor que lo hiciera sentir mariposas en el estómago como nunca lo pudo sentir en su adolescencia.
Seguramente se arrepentiría de haberlo hecho, pero ese momento en que Yoon Gi tocó sus labios, sintió una llama recorrer su boca.
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