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15🔫

El ambiente en aquel lugar era algo a lo que Ji Min no estaba acostumbrado a ver. Sus ojos se deleitaban con cada detalle, cada esquina de ese sitio era magnífica. Las luces eran tenues, pero le daban un toque relajante. Las sillas y mesas estaban dispuestas de forma ordenada y, en cada centro de ellas, había una especie de pequeño jarrón con rosas. Parecía más bien un lugar de citas que otra cosa y, eso, ponía nervioso al pelirrojo.

Esa noche se había vestido con unos jeans negros y una camisa oscura, sin mucho más. Había peinado su pelo hacia atrás, siguiendo el consejo de Yoon Gi, quien parecía que ahora también se creía estilista. Y claro que él, no haciendo mucho caso a Ji Min, se vistió como se le vino en gana. Su peluca rubia llegaba hasta sus hombros, con un flequillo bien peinado de costado. Un vestido color negro tipo evasé le llegaba hasta la mitad de los muslos, dejando a la exhibición sus pierna y, por último, unos zapatos con un taco no muy alto acharolados. Ciertamente, con esas pintas y el maquillaje que se había puesto, pasaba totalmente desapercibido.

—Joder, esto si que es lujoso—dijo con su voz profunda al ingresar.

—Oye, al menos finge una voz de mujer —Ji Min le susurró irritado por tener que aclarar algo eso—,¿o sabes qué?  Mejor no hables, sí. Serás mi prima muda.

—No jodas—se quejó —Puedo imitar una voz de mujer, escucha...

Tras no verse convencido por lo que escuchaba, Ji Min le negó aquello. Se quedaría callado y punto, así no sería tan arriesgada la situación. Por fuera era toda una chica, pero su voz lo iba a delatar de cualquier forma. Yoon Gi terminó por hacerle caso tras ir al baño y mirarse al espejo mientras que imitaba su mejor voz de mujer. Un gran fracaso.

Al volver, buscó a Ji Min con la mirada;  ese cabello rojizo era como su cartel de "aquí estoy", no pasaba desapercibido ni en un lugar como ese, con tan baja iluminación.

La mesa estaba ubicada cerca del escenario, como si fuera las de los clientes exclusivos. Ji Min se veía nervioso cada vez que veía entrar a alguien al lugar, dentro de unos minutos eso se llenaría de gente y, entonces, comenzaría su dolor de estómago. Apenas se había sentado en aquella silla y lo primero que hizo fue pedir un trago, y no uno suave. Tenía dinero bien escondido en su bolsillo y podía, por qué no, permitirse una copa más cara de lo usual.

—¿Qué clase de descarado eres?—Yoon Gi le susurró molesto al ver que había pedido algo para él solo— Yo también quiero beber, pídeme algo.

—Vas y te lo pides tú.

—No puedo hablar, ¿o ya cambiaste de idea?

Ji Min maldijo a los mil demonios y tuvo que levantarse para pedir algo ya que la camarera parecía estar ciega e ignorar sus gestos. Entre tanto se iba acercando hacia la barra, se dio cuenta de que en una de las mesas había alguien quien deseaba no haber visto esa noche. Su poca discreción para mirarlo con cara de fastidio lo delató de tal modo que, inmediatamente tuvo que alzar sus cejas y cambiar su expresión a una de sorpresa.

—Ey, Ji Min— su compañero de trabajo se acercó hacia él hasta acortar la distancia y así poder darle una palmada en la espalda— Podrías haberme dicho que venías hoy. Estoy más sólo que un cactus en la Antártida. ¿Dónde está tu mesa, eh?

Debatiendo internamente como un loco, Ji Min trató de meter alguna extraña excusa, pero la sonrisa en la cara de Ho Seok era demasiado radiante como para negarle el que se sentara con él, es decir, si Yoon Gi no estuviese ahí claramente lo habría invitado. Simplemente rio nervioso y ,después de pedir una bebida, lo llevó hasta la mesa.

Ho Seok se detuvo a mirar aquella hermosa figura femenina que se encontraba sentada de piernas cruzadas, mirándolo indiferente;  al menos eso creía él, porque la verdad es que Yoon Gi había fruncido el ceño al darse cuenta de que alguien más iba a estar en su mesa.

—Vaya,  no sabía que tenías novia—le dijo al pelirrojo con una sonrisa de costado—.Ya veo por qué no me habías dicho nada, es preciosa.

—Ho Seok... Ella es mi prima—le contestó sonriendo forzado, entre dientes—.Su nombre es Yoon Ah, no habla mucho. Digo,  no habla nada. Es muda, sabes. Así que olvídate de sacarle charla. Además... Es tímida, ¿verdad, Yoon Ah? —Ji Min miró fijamente al rubio, amenazándolo con sus nerviosas pupilas.

Yoon Gi afirmó, pasando sus dedos por su cabello para acomodarlo y bajando la cabeza, en sus labios se formó una sonrisa típica de adolescente tímida que cautivó a Ho Seok de tal manera que éste  creía haberse enamorado a primera vista.

—No tengo problema, quiero decir, sé hablar lenguaje de signos —Ho Seok tomó la silla de Ji Min y la puso más cerca de la chica para así apropiarse del lugar—O si lo prefieres, podemos escribir. Soy Jung Ho Seok, un gusto hermosa joven.

La cara de Ji Min en ese momento era un poema. Las ganas de vomitar se reflejaron en sus facciones. Yoon Gi no se veía muy entusiasmado por tener al lado a ese chico, pero conforme éste le fue hablando y contando cosas, mejor le cayó. Incluso casi soltaba una gran carcajada ante todas las tonterías que decía. Y mientras esto pasaba,  Ji Min tomaba su copa de alcohol sin siquiera mirarlos, molesto. Se dedicó a prestar atención al magnífico show de música. Cuando vio a su vecino en el escenario,  éste lo saludó como si fuera su padre quien había ido a verlo a un acto de la escuela.

La destreza con la que tocaba el saxofón era impresionante, se veía tan apasionado por ello que a Ji Min le dieron ganas de aprender a tocar algún instrumento. La melodía era relajante, el ambiente se tornó armoniosos. Las notas volaban a su alrededor trasmitiendo paz;  muchos de los presentes se quedaron embobados solamente mirando a Tae Hyung, otros, quienes también disfrutaban de la música, preferían charlar en voz baja o seguir bebiendo de sus copas.

—Toca realmente bien, ¿no crees? —Ho Seok se acercó a Ji Min para comentar acerca del espectáculo del saxofonista.

—Sí, lo he escuchado la mayoría de las madrugadas ensayando—rio con el ceño fruncido—.Parece que mi vecino ruidoso tiene talento.

—¿Él es tu vecino?—Ho Seok de pronto perdió el interés en Yoon Ah, cosa que molestó a ésta. La verdad era que Yoon Gi lo estaba pasando bien y claro, analizando el preciso momento para meterle mano y robarle su billetera, pero la distancia que tomó se lo impidió —Que afortunado de tener a una estrella viviendo en tu mismo edificio.

Cuando Ho Seok dijo eso,  Ji Min se giró para mirarlo y,  en ese instante, se percató de que Yoon Gi estaba haciendo algo extraño. Su cuerpo se inclinaba hasta el punto de casi caerse al suelo, estirando la mano hacia la chaqueta de su compañero, específicamente hacia su bolsillo. Ji Min se tensó como una piedra, llamando la atención de Ho Seok, quien le preguntó su estaba bien. Claro que no lo estaba, si llegaba a darse cuenta de lo que su supuesta prima hacía, tendría problemas. Pero Yoon Gi no era ningún estúpido y sabía cómo hacer sus jugadas. Logró sacar el dinero que sus fosas nasales olieron y lo guardó en su plano escote.

—Estoy bien, sólo... Me ahogué con una papa frita.

—Ah,  no me des esos susto.

Los fuertes aplausos los sobre saltaron. Tae Hyung había terminado de tocar y todo fue un éxito, como la mayoría de las noches en las que tocaba. Más tarde subieron al escenario unos comediantes que hicieron reír a todos de la mejor manera. Yoon Gi no prestó atención a nada de eso, ya que, al darse cuenta de lo borracho que Ji Min se había puesto, aprovechó para acercarse a los clientes y sacarles los billetes frescos. En una sola noche ya se estaba haciendo rico.
Los baños también eran fuente de tesoros, aunque no lo crean, allí se encontró hasta un teléfono móvil demasiado decorado para su gusto, pero de los últimos que habían salido al mercado. Un lujo.

Al salir de allí, sin mirar más que hacia sus pies doloridos, chocó con una nube de aroma a licores. Ji Min, con las mejillas rojas, se dio cuenta de que casi entraba al baño de mujeres.

—¿Te estás divirtiendo? —le preguntó Yoon Gi con una sonrisita.

—Te dije que no hablaras, mardita seas Yoon Go. Por tu curpa ahora Ho Suk quiere pedirte una... Cita. ¿Por qué rábanos te empeñass en joderme la vida así... Hip?

Bueno, no es mi culpa que tu amigo se piense que tengo vagina. Y...—Ji Min se tambaleó hacia adelante, casi cayendo. Yoon Gi lo sostuvo y lo zarandeó como trapo—Ugh, apestas. Estás dando una terrible imagen de ti. Pareces un alcohólico. ¿Quieres que tus amistades te vean así?

—¡Ñooo!—gritó Ji Min como un niño enojado.

Yoon Gi decidió que ya había sido suficiente por esa noche. Arrastró a Ji Min hasta la salida donde se encontró otra vez con Ho Seok, el cual no estaba muy alejado del estado de ebriedad de Ji Min.

—Ah, no jodas,  otro borracho más.

—¡Ostia! —gritó Ho Seok abriendo mucho los ojos—Pero si hablas... ¡Mira Ji Min tu prima se ha curado!

—Anda,  cállate y déjame pasar antes de que este me vomite encima.

—¡Espera, Yoon Ah! ¡Te amo!

Yoon Gi frunció el ceño e ignoró por completo la confesión del compañero ebrio de Ji Min. Admitía que se lo había pasado bien, pero cuando dejó de prestarle atención se sintió ofendido, nadie debía tratar así a una dama.

Llevó a Ji Min hasta el auto y lo tiró a los asientos traseros como cayó. Lidiar con borrachos no es como si le fuera ajeno, pero dado que el periodista era quién lo tenía en su casa oculto, si llegaban a encontrarse a alguien entre el trayecto en auto hasta la puerta de la casa, seguramente Ji Min no iba a quedarse callado, porque sabía cuánto le fastidiaba la situación y en ese estado su boca se podía transformar en un altavoz. Entonces ambos iban a estar jodidos.

A todo esto,  Ho Seok se había quedado de pie junto a la puerta del lugar, sintiendo un dolor en su corazón por haber sido rechazado por la hermosa Yoon Ah, a quien calificó de "chica dura". De todos modos, ni él sabía lo que decía, estaba tan borracho que veía doble.

—Ey, hola. ¿Eras Ho Seok? Ji Min nos presentó hace unos minutos pero no se si lo recordé bien. Perdón—Tae le sonrió amablemente, como siempre hacía—¿Estás bien?

—¿Y tú quién...? —Ho Seok se detuvo a mirar fijamente a Tae, el saxofonista que lo había dejado maravillado con su gran sonrisa y talento—Ah, tú eres el... Sexofonista, digo, saxofonista.

Tae se sintió avergonzado por tal confusión de palabra; rio nervioso como si le hubiese hecho gracia y luego se dio cuenta de que aquel tipo no estaba muy derecho. Y,  aunque apenas lo conoció esa noche, se ofreció a llevarlo hasta su casa, cosa que el otro aceptó sin problemas.

Esa noche Yoon Gi tuvo que aguantar a Ji Min quejándose de su vida mientras se sorbia los mocos y pedía llamar a su mamá.

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