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14🔫

La minifalda tableada color negra que Yoon Gi se había puesto más tarde, hacía un perfecto contraste con el pálido tono de sus delgadas piernas. Aun pensaba si aquello era demasiado arriesgado para llevar puesto. Cabía la posibilidad de que el día del show hiciera viento y su falda se levantara, entonces pasaría lo peor. Ningún hombre se resistiría a ver un pequeño accidente como ese y la sorpresa que se llevarían podría ser traumática.

Ji Min no quería participar, el rubio quería saber su opinión sobre todos los conjuntos que se probaba porque necesitaba verse como una mujer realmente, sino salir se le haría imposible.

—¿Parezco una zorra? —le preguntó al pelirrojo, saliendo del cuarto tras haberse cambiado con algo más extravagante.

—Sí, y una barata—Ji Min estaba sentado, de brazos cruzados, adoptando una actitud muy crítica —.Esa falda con esa blusa ajustada dice a gritos "soy una perra".

—Me siento ofendida—dijo Yoon Gi, fingiendo una voz femenina—.De todos modos no creo que nadie se resista a esto, es decir... Mira mis piernas. ¿No crees que se ven sexys?

—N-no quiero opinar sobre eso. Sólo ponte algo más formal y ya. ¿O es que vas a cazar hombres?

Yoon Gi soltó una fuerte carcajada y se dejó caer en el sillón. Y claro que como no era ninguna joven educada, se sentó con las piernas abiertas, dejando a la vista su bóxer. Estuvo un buen rato riendo mientras que se apoyaba sobre el hombro del pelirrojo, incomodándolo.

—¿Cómo crees, Park? Me gusta divertirme, pero no soy tan idiota como para hacer algo así. Aunque... Podría arrebatar unas cuantas billeteras.

La idea de que Yoon Gi fuera al espectáculo cada vez se ponía peor. Ji Min eran consciente de las cosas que podían pasar y del lío en el que se podía meter. Yoon Gi no era estúpido, a pesar de las cosas que decía y, seguramente, ya debía de tener algún plan.

La fecha ya estaba tan cercana que Ji Min juraba poder desmayarse cuando llegara el día. Y lo peor es que debía ir, se obligaba a sí mismo a asistir con Yoon Gi;  no podía dejarlo solo, podría hacer cualquier cosa, aparte de hablar mal de él, quizás. Los delincuentes de su clase no tenían escrúpulos ante nada, con tal de encontrar cosas valiosas podían remover hasta la más mugrienta de las baldosas.

—Sólo no causes problemas, ¿me oyes?—lo miró furioso, regañándolo de antemano.

—¿Que no cause problemas? —Yoon Gi soltó aire por la boca, como si se desinflara—¿Qué eres? ¿Mi madre? Por favor... No puedes hablarle así a un delincuente tan temido como yo.

—No te ves muy intimidante vestido de mujer, ¿sabes?

El rubio se miró y sonrió divertido. Se cruzó de piernas y adoptó otra postura. Se acercó hacia el cuerpo de Ji Min y empezó a pestañear repetidas veces, haciendo un intento de coqueteo.

—Pero me veo sexy, ¿no, oppa?

—¡¿Estás enfermo?! —chilló al ver que la mano del rubio se apoyó en su muslo muy descaradamente —N-no me toques.

—Agh, eres de lo peor —se quejó, molesto. Ji Min había chillado tan fuerte que juraba haber perdido el sentido del oído—Así te transformarás en un solterón depresivo que nunca tendrá sexo.

Ji Min sintió que esas palabras lo golpearon muy fuerte. Se enojó tanto con el rubio que le dio un golpe en la nuca con la palma de su mano para luego irse a su cuarto y acostarse.

—¡Oye, eso es violencia de género!

—Cállate maldito travesti—le dijo casi inaudible mientras que se tiraba a su cama boca abajo, como un muerto.

Yoon Gi rodó los ojos y se decidió a seguirlo hasta la habitación. Lo único que quería era divertirse pero Ji Min parecía estar teniendo uno de sus estados de depresión. No fue delicado al ingresar al cuarto, abrió con brusquedad y cerró de la misma manera. Se sacó la peluca y luego la ropa tan apretada. Buscó su pantalón deportivo, o mejor dicho, el que le había robado a Ji Min y se acostó a su lado, colocando sus manos tras su cabeza.

—¿Tienes algún trauma o algo así? ¿Tu infancia fue muy dura? ¿Aun te lamentas por seguir virgen?

—¿Qué? —Ji Min levantó la cabeza rápidamente y lo miró enojado,  más por ver la comodidad que tomaba que por las preguntas—No soy virgen. fui un niño feliz y el único trauma que tengo es verte en mi casa.

—Ouch, eso me dolió.

La boca de Ji Min hizo un puchero, ya no tenía ganas de ponerse a pelear con el rubio ya que parecía de esas personas que no paraban hasta tener la razón en todo. Por un momento le dio igual que estuviese ahí, sólo dejó caer su cabeza de nuevo contra el colchón para tratar de asfixiarse por unos segundos. Lo peor de todo eso es que había mentido sobre su infancia y esos recuerdos empezaron a llenar su cabeza de cosas que quería olvidar.

—¿Te cuento algo? —Yoon Gi más que preguntar lo afirmó, llamando la atención del pelirrojo quien sólo se encogió de hombros— Cuando era niño solía estafar a la gente. Compraba cosas usadas, juguetes y esas cosas y las vendía como si fueran nuevas. Me sentía tan orgulloso de mi astucia, agh... Después mi padre se enteró y me castigó quitándome todo lo que tenía en el cuarto. Me quedé sin nada, sólo con mi cama. Esa fue la primera vez que estuve en una cárcel, podría decirse. Ya ves, con sólo seis años.

—Wow, que magnífico, te aplaudo por compartir tu pasado delictivo.

—Vamos... Cuéntame algo, Park. Al menos si no puedo divertirme molestándote, cuenta algo de ti.

El pelirrojo hizo una mueca con su boca, no le agradaba esa idea, pero era la primera vez que Yoon Gi se veía tan tranquilo, relajado, como si hablara en serio.

—No hay nada interesante. Fui un chico muy aplicado y ya—trató de concluir su anécdota, pero Yoon Gi lo miró amenazante sin creer nada—.Bueno,  está bien. Siempre tuve envidia de mi hermano. Es menor que yo pero mis padres siempre le dieron importancia a él en todo y yo siempre quedé de lado. Me vine a Seúl porque querían más espacio en casa para él—conforme hablaba, Ji Min comenzaba a sentir una horrible angustia en el pecho, tan fuerte que le dieron ganas de llorar—,pero yo los quiero... Aunque sólo me hablen cuando les conviene. Mierda, mira lo que haces.

—Vaya, así que era eso. Pobrecito Ji Minnie... —Yoon Gi se acercó hacia él y le dio un abrazo—Y tú que no querías que lo matara. Perdiste una gran oportunidad.

Las lágrimas seguían cayendo de sus ojos, Ji Min lloró un rato, dejándose abrazar por aquel tipo, cosa que fue muy extraña. Pero aun así se dio cuenta de que sólo necesitaba decirlo y un cálido abrazo de comprensión. Después se preguntó si eso no había sido una trampa, ¿qué criminal era capaz de hacer algo así? Yoon Gi lo abrazaba como a un bebé y tarareaba canciones de cuna. Ji Min se planteó dos cosas en ese momento, o Yoon Gi estaba loco o realmente tenía un poco de corazón.

—¿Por qué haces esto? —se sorbió la nariz fuertemente, pasando la mano por sus ojos para secar las lágrimas.

—Porque si te suicidas nadie va a pagar el alquiler y tendré que irme de tu piso. No tengo otro lugar, así que lo hago porque me conviene. Pero oye... Me das un poquito de pena también.

—Eres un idiota—Ji Min le pegó otro manotazo, esta vez cerca de la oreja. Se levantó de forma violenta y tomó una almohada para pegarle otra vez y marcharse a dormir al sillón —¡Te odio, maldito loco!

—Oye, espera...¿y si te doy un beso en la mejilla no lo puedo arreglar?

—¡Púdrete!

El cuerpo del rubio se encogió al sentir la vibración que el portazo provocó en el ambiente, como si todo fuera a derrumbarse. La sonrisa que dibujó en su boca era algo digno de retratar, parecía que al final tenía algo más con lo que poder chantajear a Ji Min en caso de emergencias.

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