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11🔫

Ji Min volvió a casa, cansado, molesto y hasta confundido. Al pegar la vuelta en su auto tuvo que lidiar con algunos conductores que querían sobrepasar el limite de velocidad al que él iba. Era temprano aún y las ganas de conducir eran mínimas, tanto que se dijo a si mismo de ir a unos 30km por hora. Era una tortuga siendo presionada por miles de liebres.

Aun descalzo, bajó al llegar al estacionamiento del edificio. Se preparó mentalmente para lo que fuera a pasar con ese loco delincuente, porque sí, ya estaba resignado. Subió por las escaleras y al llegar al primer piso se topó con una vecina la cual tenia fama de cotilla. Ella y su bata de animal print salían todas las mañanas a tirar la basura, con la compañía también de unas horrendas pantuflas de peluche rosado. Ji Min no la miró, mas bien bostezó con fuerza para no escucharla.

—Muy buenos días joven Park Ji Min—la señora habló con voz chillona como si le hablase a un niño—.Leí la redacción del periódico la semana pasada. Muy interesante. ¿Por qué será que no haces cosas más profesionales? Es decir, tienes talento para escribir hijo mío. Por cierto... Me alegra que hayas llevado a alguien a tu casa. Mmm, sí.

—¿Qué?

Ji Min sin haber comprendido nada, se sintió mareado y sólo asintió para librarse de una posible sesión de chismes del mes sobre sus vecinos. Sinceramente si hubiese podido habría tirado a esa mujer escaleras abajo para que rodase hasta el tacho de basura.

—Bueno, estas paredes son finas y todo se escucha.

Al darse cuenta de lo que dijo, Ji Min entró en estado de congelación momentánea. Se quedó estático, con un pie sobre el escalón de arriba pausando su acción, empezó a pensar cosas horribles. ¿Acaso su vecina lo escuchó al rubio decir todo lo que dijo?¿Sus amenazas?¿Que tenia un arma? Si así era, definitivamente Ji Min podía preparase para ir a la cárcel.

—¿Qué escuchó?—le preguntó sin girar su cabeza para mirarla.

—Ah, cosillas sin importancia jeje—la mujer hizo una expresión con su rostro que Ji Min no terminó de comprender. Se alejó bajando las escaleras y dejó al pelirrojo confundido.

Podía ser que aquella mujer solo bromeara; no era como si Ji Min la conociera mucho, solamente cruzaban pocas palabras, en realidad no era muy unido con sus vecinos. La única persona con la que ahora parecía haber empezado algo que podría considerarse amistad, era con el joven saxofonista.

Ji Min suspiró y miró sus pies descalzos. Subió los escalones desganado hasta llegar a la planta correspondiente. Su cabeza estaba agachada por lo que cuando siguió caminando, algo chocó con él, en realidad alguien.

—Oh, buenos días Jeon.

Ji Min alzó su mirada y se encontró con aquel policía tan alto y atractivo. Era el jefe de la policía, Kim Nam Joon estaba en la puerta de su casa, un sábado en la mañana. ¿Qué hacia ahí ese hombre?

—¿Qué...?

—Sí, lo sé. Vine para darle buenas noticias; ya que su jefe no me respondía las llamadas y tampoco parecía estar en su casa, decidí venir aquí.

—Oh...—Ji Min se vio sorprendido porque supiera donde vivía, no espera una visita así un sábado tan temprano— Que amable de su parte.

—¿Podria pasar?—le preguntó sonriente.

—¿Pasar?¿A mi casa?—Ji Min entonces reaccionó, se dio cuenta de que si entraban y Yoon Gi estaba ahí, todo iba a irse a la mierda— No. No puede... Es que tengo un desastre que ni se imagina, jaja.

Nam Joon siguió sonriendo de forma simpática. Miró al joven periodista al que cual confundía de apellido y se dio cuenta de que estaba descalzo; no preguntó respecto a eso ya que suponía que debía de haberse levantado y que seguramente había salido a sacar la basura.

—Vamos, no tiene importancia. He venido desde lejos para darte primicias jovencito—le mostró una pequeña carpeta—.No seas igual de grosero que tu jefe. ¿Acaso no será que ocultas algo?

—N-no, nunca, yo soy un buen ciudadano, se lo juro por mi madre. Soy inocente. ¡No hice nada!

Nam Joon borró la sonrisa de su cara, se tornó serio y luego, repentinamente empezó a reírse carcajadas como si Ji Min hubiese dicho el chiste más divertido del mundo. Le dio una palmada fuerte en su hombro y empujó hacia la puerta, prácticamente obligándolo a abrir.

No tenia opción alguna, debía hacerlo. Ji Min sintió cómo el corazón le latía a mil por hora; en ese momento que abriese la puerta todo se iría al retrete, su vida, su carrera, su familia, todo. Insertó la llave y sin girarla se dio cuenta de que estaba abierto. Miró rápidamente antes de dejar pasar al policía, pero el silencio era tal que parecía un cementerio. Entró apresurado y revisó todas las habitaciones para comprobar que no había nadie. Y así fue, Yoon Gi no estaba por ningún lado.

—¿Qué hace?—preguntó el rubio sin entender la actitud del periodista.

—Ah... Es que estaba viendo si mi rottweiler ya se había ido de paseo. Quiero decir, no es que se vaya a pasear solo, tiene... Un paseador que lo pasea. Si.

—Está bien...—dijo entrecerrando los ojos y riendo. Seguido sacó papeles de su carpeta y los colocó sobre la mesa— Mira esto, hace horas encontramos a uno de los cómplices de Min. Logramos sacarle algunas cosas, pero no tenia muchas ganas de hablar.

—¡¿Un cómplice?!—Ji Min, que estaba saliendo de la habitación que terminaba de inspeccionar, corrió hacia la mesa para ver lo que tenia el jefe—Vaya, creí que trabajaba solo. ¿Habrá más de ellos?¿Qué es lo que les contó?

—Tranquilo Don primicias...
Lo único que sabemos por lo que ha contado es que Min lo amenazó con sus hijos. Le dijo que si contaba cómo iba a escapar los mataría. Y bueno, dado que se calló su plan de escape, lo siguió pero claro que Yoon Gi es más listo y logró esconderse en algún lado... Maldito bastardo.

Ji Min se vio sorprendido por saber tal cosa. Amenazar a alguien con los hijos u otro familiar era despreciable, de sabandija. Min Yoon Gi por fuera parecía un típico criminal rebelde y algo demente, pero en realidad era uno de los asesinos más buscados. Tras su espalda llevaba varios cargos, inclusive él mismo se preguntaba cómo aun seguía vivo y coleando. Había escapado algunas veces, pero fue capturado. Por eso se lo conocía como el "fugitivo".

—Wow... Es increíble —dijo Ji Min sin dejar de mirar la hoja en la que estaba la información del cómplice —.Es muy considerado por su parte haber traído esto hasta aquí. No se cómo agradecerle.

—No hay de qué, si lo hice fue para fastidiar a su jefe, ¿sabe?—sonrió—Ha sido bastante grosero conmigo; mi idea era llevarle esto personalmente para que se lo comunicara a usted, pero seguro se llevará una sorpresa. Así aprenderá a no ignorar mi amabilidad.

Pensando en ello, el pelirrojo le dio la razón al policía. Seok Jin tenia el ego por las nubes y una lección como esa no le vendría mal. Pero más allá de eso, Ji Min empezó a sentir miedo por quien estaba oculto en su casa. Aquellas amenazas con la pistola seguramente no eran broma y quizás si hubiese querido le habría pegado un tiro. Por el momento se quedó algo más tranquilo de saber que aquel hombre estaba allí. Le ofreció un café con medialunas y charlaron por un rato sobre el asunto. Pero a todo esto, ninguno de ellos se dio cuenta de que en realidad Min Yoon Gi estaba escondido tras el sillón de la sala escuchando todo.

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