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01🔫

Efectivamente, llegó veinte minutos tarde. Cuando entró al edificio, el tipo de seguridad le dio una palmadita de consuelo en la espalda. Ya era como una especie de ritual antes de entrar a la oficina.

Ji Min corrió para subir por el ascensor. Para su mala suerte, éste se detuvo en el segundo piso y tardó bastante en bajar.

Volvió a maldecir. Parecía que no era su día, y lo peor de todo es que era su cumpleaños número 26.

Por fin llegado el momento, como era de esperarse, su jefe lo estaba esperando con los brazos apoyados en sus caderas. Su rostro tan reluciente y cuidado se veía serio.

—Puedo explicar la tardanza, lo juro—se apresuró a decir.

—No—hizo una seña con su dedo, negando y haciendo un ruido molesto con su boca—.Ya es la quinta vez, Park Ji Min. Te dije bien claro que a la sexta, te derivo a la sección de limpieza.

Lo suponía, viniendo de alguien como su jefe... Era hermoso por fuera, pero un maldito bastardo por dentro. Entendía a la perfección por qué estaba soltero aún.

—Será la última—contestó Ji Min con una fingida cara de profesionalismo y seriedad.

En realidad quería golpearlo con su maletín de cuero en la cabeza, pero ahí si que lo echaría a la calle.

Después de su disculpa, entró a la oficina que compartía con Jeon y Jung.

Éste último al sentir el ruido de la puerta se sobresaltó, dando un brinco sobre la silla .

—¡Park, felicidades!—le gritó con toda la alegría que desprendía cada día de su vida.

—Sí, gracias.

Tiró su maletín sobre el escritorio lleno de papeles y se dejó resbalar por la silla. No tenía ni ganas de ver qué trabajo debía hacer.

Ho Seok siguió con lo suyo, en la computadora. Lo miró sonriendo porque sabía que estaba empezando mal su día, como siempre. A veces le daba lástima, otras no tanto.

Los dos redactaban noticias para uno de los periódicos más comprados de la ciudad. Pero si bien uno creía que era un trabajo maravilloso, lleno de cosas interesantes, anécdotas... No, no lo era. Al menos no para Ji Min.

Él siempre tenía las noticias más aburridas. Esas que con tan solo leer el título, se pasa a la siguiente hoja.

—¿Qué mierda me toca hoy?—se preguntó así mismo, agarrando todo el montón de papeles.

—Creo que es un poco más interesante que las anteriores.

—No me digas—miró el papel y leyó en voz alta—. El señor Hyung, coleccionista de piedras... ¿Es enserio?

—Sí, mira el lado bueno—Ho Seok dejó de escribir y lo miró divertido —El viejo tiene como noventa años, es un fósil. Piedra, fósil, ¿entiendes?

—No es gracioso. Tus chistes son horribles.

El otro rió y volvió a su tarea. Más que ayudar, Ji Min sentía que se burlaban de él.

Siempre tenía esas absurdas noticias que no sabía siquiera cómo redactarlas para que resultaran interesantes. Era una tortura pensar qué palabras escribir.

Deseaba que al menos por una vez, sólo una, le tocara algo interesante. Un asesinato, secuestro, robo... Ese tipo de cosas.

—Cuando termine esta mierda tendré que tomarme unos buenos tragos para olvidar.

—Invítame—dijo el otro, quejándose —.Es tu cumpleaños, deberíamos salir a celebrar.

—Y una mierda... No haré nada. Me iré a casa, me emborracharé y dormiré.

—Aburrido—murmuró Ho Seok por lo bajo.

Las fiestas no eran algo que soliera rechazar, pero ese año todo le estaba yendo para el culo.

Si escribía un libro con sus desgracias, se habría hecho famoso. Sobretodo con el escándalo que tuvo con una secretaria de Kim.

No fue muy agradable ser acusado por esa muchacha. Según ella, Ji Min había intentado meterle mano, y lo que no sabía es que éste era homosexual.

Fue un momento vergonzoso para la chica y para Ji Min también, porque odiaba estar involucrado en problemas.

La vida parecía que se divertía viéndolo sufrir.

A la hora de un pequeño break, solía ir a la cafetería por un buen capuchino. Se tomaba su tiempo disfrutando la bebida, ya que si más tardaba en volver a redactar tanta estupidez, su mente al menos podía descansar.

En la sala había un gran televisor. Por supuesto que transmitían las noticias del propio canal.

Observó sin mucho entusiasmo y de nuevo escuchó la noticia de la mañana.

"Uno de los estafadores y asesinos más buscado sigue prófugo desde hace un día. Las autoridades policiales están trabajando para dar con este peligroso delincuente. Su nombre es Min Yoon Gi..."

Park—lo llamaron y desvío su mirada hacia la voz—.Seok Jin te solicita en su despacho.

—Joder, ¿ahora qué hice?

Se levantó sin ganas y tuvo que tirar su vaso plástico de capuchino a medio terminar. Siguió a Ho Seok hasta llegar a la puerta que todos temían y, ahí, fue abandonado.

Tocó despacio y abrió con cuidado, asomando su cabeza.

Sentado tras un gran escritorio, su jefe le hacía señas con el dedo para que entrase.

Ji Min entró y se quedó de pie frente a la mesa tan bien pulida. Parecía más un despacho de abogado y, a decir verdad, odiaba esas cortinas rosas tan cutres. Arruinaba todo.

—Toma asiento. Quiero que hablemos de algo, Park.

—Bien...—se sentó dudoso y miró a su jefe un tanto impaciente.

—Tengo una buena noticia, a pesar de que llegó tarde y me hizo enojar...—se peinó un poco el cabello con sus dedos y prosiguió —.Como sabrá, Jeon no está hoy y él suele redactar las noticias más "candentes" del día... Y dado que su compañero Jung está muy ocupado, deberás encargarte de la parte de Jeon.

—No, sí que buena broma—rió Ji Min como un idiota.

Seok Jin se mantuvo serio. Lo miró a su empleado fijamente y frunció sus cejas dado que no paraba de reír.

Al ver que su jefe no sonreía, Ji Min decidió parar con su bochornosa risa. Carraspeó y agachó su cabeza un tanto avergonzado.

—Perdón.

—Si cree que bromeo, entonces déjelo. Llamaré a otro para darle esta gran oportunidad.

—¡No, no!—dijo apresurado, moviendo sus manos —Lo haré, lo haré señor Kim. No lo decepcionaré.

—Bien—chasqueó sus dedos y rebuscó en el cajón del escritorio un papel—Tome, esta es la dirección de la comisaría a la que debe ir a buscar más información. Y por supuesto que si todo sale bien, podría quitarle el puesto a Jeon Jung Kook. Piénselo bien.

Ji Min tomó el papelito y, perplejo por escuchar eso, sonrió como un tarado. Pero aun no sabía cuál era la noticia que debía cubrir.

—¿Podría quedarme con el puesto de Jeon? Oh por Dios, eso me haría sentir terriblemente mal y... A la vez tan bien.

Su jefe se encogió de hombros y procedió a sacar su teléfono para hacer unas llamadas. Le hizo señas a Ji Min para que se largara, pero éste debía saber de qué se trataba la noticia que le fue encargada.

—Un segundo, señor Kim... ¿Cuál es la noticia?—preguntó asomando su cabeza por la puerta.

—La de ese tipo que está prófugo. El estafador y asesino.

El corazón del rubio dio un vuelco de emoción. Por fin tenía una buena noticia. No más mierdas que a nadie le interesaban...

Ahora era su momento de brillar y destacar como un buen redactor y periodista.

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