19. Venganza
Andrés salió por fin, había terminado de evacuar el castillo y vino hacia mí para felicitarme por la idea de la nieve. Pero no llegamos a encontrarnos, alguien se interpuso y le atacó con la espada. Pronto llegaron más soldados y nos rodearon. La gente estaba aterrada y alguno se desmayó. Moriría de frío si se quedaba así. Fui rápidamente a levantarle, pero los soldados me lo impidieron. Me sujetaron y amenazaron al rey poniéndome una espada en el cuello. Andrés, que estaba concentrado luchando, al ver lo que ocurría no pudo seguir y su espada cayó lejos de él.
- ¡Nooooo!- grité al ver que aquella persona se preparaba para dar el golpe final.
Andrés lo esquivó, rodando por la nieve. Los soldados que me sostenían estaban tan absortos en el combate que de despistaron y aproveché para escapar. Trataron de alcanzarme pero me dio tiempo a interponerme entre Andrés y ese personaje, que aprovechó la oportunidad para sujetarme y ponerme su espada en el cuello.
- Un movimiento en falso y será lo último que ella vea.
Esa voz me sonaba, pero no tenía tiempo para ponerme a analizarla. Debía pensar en una forma de librarme. Los soldados sujetaron a Andrés, que no pudo resistirse, temiendo que cumplieran la amenaza de dar fin a mi vida.
- ¿Quién eres y por qué haces esto?- le pregunté.
- Lo perdí todo por su causa... Ahora le devolveré el favor- dijo en mi oído.
- Más perderás si tomas venganza- dijo el rey.
- ¿A qué te refieres?
- Viendo el escudo, eres del reino de Amy. ¿Atacarás a la reina?- preguntó.
Entonces me soltó y me giré para verle. Él me quitó la capucha. En ese momento, nuestras miradas se encontraron. El tiempo pareció detenerse. Nos quedamos helados, sin saber cómo reaccionar.
- ¿Amy?
- ¿Matt? ¡Matt!
Sin pensarlo, me lancé a abrazarle. Había mucho que no le veía y dudaba de si había sobrevivido. Matt también me abrazó, feliz de encontrarme por fin.
- No sabes lo preocupado que estaba, no sabía nada de ti... Oía todo tipo de rumores pero no podía creer ninguno- dijo Matt con las manos en mis hombros, mirándome.
- Estoy bien, y Sara también- señalé hacia el grupo de invitados atónitos.
- ¿Sara?- preguntó él tratando de verla.
De entre el público se abrió paso Sara y corrió a abrazarle también.
- ¡Eres tú! Casi no te reconocí- dijo ella feliz de verle.
- Amy, ¿quién es él?- preguntó Andrés.
Nos volvimos hacia él, casi nos habíamos olvidado de lo que estaba ocurriendo. Andrés seguía sujeto por los soldados.
- Es mi hermano, el que consiguió huir esa vez...- le expliqué.
- Ahh...- el rey parecía aliviado, aunque se dio cuenta de lo que significaba: el joven príncipe buscaba venganza.
- Apartaos ahora, hermanas, voy a acabar con la causa de nuestro sufrimiento- dijo Matt preparando la espada.
- ¿Qué? ¡No! ¡Matt, ni se te ocurra!- me enfadé-. ¡No te lo perdonaré si le haces algo!
- ¿Cómo puedes decir eso después de todo lo que ha hecho? Hemos perdido todo y aún así le defiendes...
- Porque estoy enamorada de él- confesé.
- No sé qué te ha hecho, pero debes despertar y darte cuenta de que alguien como él no te conviene, voy a liberarte de su hechizo, ahora estás cegada, pero más tarde me lo agradecerás- dijo Matt apartándome y dirigiéndose hacia Andrés.
- ¡Matt, no lo entiendes! ¡No...! Mmm, mmm... Mmm...- un soldado me sujetó y me tapó la boca para que no interrumpiera.
- Hermano, yo tampoco puedo olvidar lo que pasó, pero si haces esto solo tendré más pesadillas para recordar- trató de convencerle Sara, pero otro soldado se encargó de ella como conmigo.
- ¿De qué lado estáis? Sois una vergüenza para la familia- dijo Matt furioso.
Nos hubieran dolido mucho más esas palabras si no fuera porque nuestra prioridad era impedir que matara a Andrés.
- Veamos... Matarte ahora sería muy rápido... Debo pensar en algo mejor- dijo Matt-. Llevadle a las mazmorras.
Le quitó la corona y la tiró al suelo mientras le miraba con desprecio. Él conservaba el único recuerdo de Andrés como un villano, y tenía la misma mirada que yo le dirigía en ese entonces, pero yo tuve muchas más experiencias desde entonces y pude seguir adelante y dejar atrás el pasado, mientras que él solo tuvo esa escena en mente: dejándome atrás en sus garras mientras el caballo le llevaba al bosque oscuro mientras en su espalda aún sentía el calor de las llamas que consumían el castillo y bajaban a la ciudad. Era un recuerdo terrible.
Solo pude observar cómo se llevaban a mi querido rey a las mazmorras de su propio castillo sin poder hacer nada por mucho que forcejeara, los soldados le superaban en número y tenía las espadas apuntándole. Además, no quería ofrecerme el espectáculo de ser herido o matado ante mis ojos, por lo que tuvo que contenerse de hacer alguna locura. Los soldados mandaron a todos de vuelta mientras Matt se dirigía a la sala del trono y se sentó en él, poniéndose la corona de Andrés. Él creía que había hecho algo grandioso, pero en mis ojos era peor que Andrés.
- ¿Qué piensas hacer, Matt?- le pregunté tras librarme de la mano del soldado, que volvió a cubrir mi boca.
- Dejaré que se torture a sí mismo psicológicamente en las mazmorras... Que se arrepienta de lo que hizo y lamente su derrota. No comerá ni beberá, al tercer día cuando esté por desfallecer por deshidratación o hipotermia, prenderé fuego al castillo con él dentro, devolviéndole el sufrimiento de nuestros padres y nuestro hermano Eric. Como veo que no vais a colaborar, tendré que encerraros también para que no os entrometáis. Llevadlas a una habitación y vigilad que no salgan. Solo pueden entrar y salir sirvientes para darles de comer.
Quería protestar y decirle toda la verdad, pero el soldado no me lo permitió. Sara estaba tan furiosa como yo. No dejábamos de forcejear. Los soldados nos sujetaron fuerte por el abdomen y apretaron hasta que dejamos de respirar y perdimos el conocimiento. Al recuperarlo, ya estábamos encerradas en mi habitación, aunque ese día iba a dejar de serlo para mudarme a los aposentos del rey. Se suponía que el día de nuestra boda debía acabar de otra manera...
No pude estarme quieta, andaba de un lado para otro maldiciendo el rencor de mi hermano y su cabezonería que le impedía escucharme. Sara trataba de tranquilizarme, pero tampoco ella podía calmarse y acababa soltando todo lo que se le venía a la mente. Esa noche no dormí tranquila. A la mañana siguiente, seguía dando vueltas.
- Es verdad que el plan inicial era venganza, pero muchas cosas han cambiado- murmuré-. Debo hacérselo saber sea como sea. Y no solo es el puesto de Andrés el que está ocupando, también es el mío.
- Amy, no desesperes, en algún momento podremos hablar con él- trató de animarme Sara-. Me pregunto dónde estará mi prometido...
- Y yo me pregunto cómo estará mi... esposo...- me sonrojé al decirlo, tendría que acostumbrarme.
Hacia la noche, oímos ruido fuera. Las puertas se abrieron de golpe y el duque entró. Vimos a los soldados en el suelo. Sara corrió hacia él y se abrazaron.
- Muchas gracias- le dije.
- Toma- me lanzó las llaves de las mazmorras y las cogí al vuelo mientras salía corriendo al pasillo.
Descendí bajo tierra donde estaba la planta inferior, el lugar de las mazmorras. Fui revisando una por una hasta que, al final, vi a Andrés encadenado a la pared y con un aspecto deplorable. Al verme, volvió a la vida y recobró el color en su rostro.
- ¡Amy! Has venido...
- Por fin pude escapar. Mi hermano está loco... Como lo estuviste tú una vez... O dos...
- Supongo que me lo merezco...- murmuró.
Mientras, trataba de encontrar la llave y probaba una tras otra. Al fin la encontré y abrí la puerta. Me eché sobre él y le abracé, llorando.
- Lamento que tengas que verme así...
- Por favor, perdona a mi hermano- le supliqué-. No sabe lo que hace. Actúa cegado por la sed de venganza... En realidad él no es así, ha sufrido mucho y...
- Lo entiendo, mi querida Amy, pero haré lo que sea necesario para detenerle. Debo proteger mi reino.
- Claro que no espero que te quedes de brazos cruzados... Pero no le mates- le pedí cogiendo su rostro entre mis manos para hacer que me mirara a los ojos.
Entonces me fijé en que tenía algunos moratones. Me imaginé lo que habría ocurrido.
- Le devolveré lo suyo- dijo-. Pero por ti, no le mataré.
- Gracias.
Le di un beso en los labios y luego seguí buscando las llaves para desencadenarle, pero probaba una y otra y no funcionaba ninguna. Empecé a desesperarme. Al día siguiente Matt prendería fuego al castillo. Tras muchos intentos de romper las cadenas, tuve que resignarme. Ni siquiera tirando una piedra del muro encima podía romperlas. Me senté a su lado y apoyé mi cabeza en su pecho, para no congelarnos de frío y compartir el calor. Cada vez me acercaba más a él y terminé sentada en su regazo, abrazándole.
- Me quedaré aquí contigo, te daré mi calor.
- Mi reina, deberías ir a un lugar más...
- Sabes que no te haré caso cuando intentes alejarme de ti, ¿por qué lo sigues intentando? Ya te lo dije, moriré contigo si hace falta. No quiero una vida sin ti, ¿me entiendes?
- Mi querida Amy...
Sonrió con amargura. Por un lado estaba feliz de tenerme con él, pero por otro lado estaba preocupado. Se sentía impotente y eso le desesperaba. Hubiera preferido poder luchar antes que quedarse preso. Acabamos por dormirnos, a pesar de que hacía tanto frío que podríamos no volver a despertar. Hacia la madrugada, cuando más frio debía hacer, en su lugar noté que no hacía tanto frío como antes y seguí durmiendo tranquilamente entre sus piernas.
- Amy, por favor, ¿podrías traerme agua? No aguanto más...- me pidió Andrés.
Asentí y corrí fuera, cogiendo un cubo que encontré por ahí tirado y metí nieve dentro. Regresé para ver que todo estaba en llamas. Por eso había dejado de hacer frío... El fuego se propagó y temí que llegara a las mazmorras, aunque lo más probable era que se desplomara el techo antes de que llegaran las llamas. Fui corriendo con el cubo de nieve que se iba deshaciendo con el calor. Por uno de los pasillos, escuché a Matt llamar mi nombre y corrí más rápido aún.
- ¡Amy! ¡Sal de aquí! ¡¡Amy!!
Llegué a la mazmorra de Andrés y le sujeté el cubo cerca de los labios para que bebiera. Entendí que en realidad esperaba que me quedara fuera del castillo para cuando se propagara el fuego. Sabía lo que estaba sucediendo. Me miró pero no dijo nada. Suspiró, viendo que no me daría por vencida y no le dejaría atrás. Bebió hasta saciarse y dejé el cubo a un lado.
- Esperaba que no pudieras volver a entrar...
- Ya deberías conocerme.
- ¡Amy!- gritó Matt, llegando para coger mi mano y sacarme de ahí.
- ¡No, déjame!- exclamé enfadada.
- ¡Vamos!
Trató de llevarme, pero yo no dejaba de forcejear y resistirme. Me retorcí hasta conseguir librarme de él y corrí de vuelta hasta Andrés, agarrándome a él.
- No me voy a ninguna parte sin él- dije muy decidida.
Iba a dar un paso hacia nosotros, pero en ese momento cayó un trozo de techo y se echó hacia atrás.
- ¿Cómo es posible que estés dispuesta a morir con él después de deshacerse de tu familia para secuestrarte?
- Tú no sabes nada, no sabes lo que ocurrió en realidad ni sus motivos, no sabes nada de él ni de cómo es ahora... Y tampoco veo que te hayas dado cuenta de que me has estropeado el día más importante de mi vida.
Entonces Matt reparó en mi vestido blanco y se dio cuenta de lo que significaba.
- ¿Te has casado por voluntad?- preguntó.
- Así es, y ahora soy la reina de este país y del de Lucca y del mío. Los tres reinos se han unido en uno con esta alianza, así como él y yo también somos uno. Si le atacas a él, me atacas a mí. Si atacas su castillo, atacas el mío. No te das cuenta de que ya había empezado a arreglar las cosas... Y tú estás echando a perder todos mis esfuerzos de recuperar lo perdido y reconstruir el reino de nuestros padres con los avances tecnológicos que encontré aquí y así evitar que el reino decaiga... Pude ver con mis propios ojos los peligros a los que se enfrentan nuestros súbditos solo por ir de un pueblo a otro y eso no debería ocurrir. Tampoco sabes nada sobre cómo nuestro padre planeaba entrar en guerra con el reino de Andrés ni quién le mató realmente...
Matt pareció relajarse y reconsiderar su postura. No quería admitirlo, pero se dio cuenta de que había actuado ciegamente y sin tener en cuenta muchas cosas. Sobre todo, vio que yo estaba realmente dispuesta a sufrir el destino de Andrés como si fuéramos una persona, y eso no iba a permitirlo. Vino hacia nosotros y sacó la llave del bolsillo. Liberó a Andrés, quien le propinó un par de puñetazos nada más levantarse. Matt se recuperó y no dijo nada. Una mirada entre ellos bastó para ponerse de acuerdo, puesto que tenían en común una prioridad: salvarme.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro