capitulo único
El descontento social desato un caos que puso al país de cabeza. En todas partes habían protestas y los servicios públicos permanecían cerrados. Mi departamento estaba en una de las vías neurálgicas de la ciudad. Las mismas por donde avanzaban las marchas de manifestación,casi todos los días. Por los gases lagrimogenos tenía que tener las ventanas cerradas y prácticamente estar encerrada,para evitar quedar atrapada en los desmanes de los delincuentes,colados entre las protestas. Pero ese día tuve que salir por algunas cosas. Lo hice temprano para evitarme toda la revuelta.Para mi mala suerte,el gentío avanzo rápido por la calle y me vi en medio de la manifestación,intentando llegar a casa.
Con los ojos hinchados por los gases y medio empapada por el carro lanza aguas,logre andar por la acera apretando las bolsas del mercado contra mi. Poco antes de llegar a la puerta de mi edificio,vi a unos policías dándole una paliza a un sujeto que estaba indefenso en el piso. Estaban entre un autobús,que los cubría de la calle y la vereda. Sólo una anciana veía lo que pasaba y pedía clemencia para con el hombre. Cuando estuve más cerca,logre ver lo mal que estaba. Decidí intervenir diciendo que era mi novio,no un manifestante y estaban cometiendo un error. La mujer me apoyo y tras un intercambio de palabras con los oficiales,dejaron al tipo en paz.
Estaba medio inconsciente cuando me hinque a su lado. Era un hombre de unos treinta y tantos,trigueño,con un peinado muy extraño. Respiraba sin demasiada dificultad. Me quite la chaqueta y se la puse encima para mantenerlo caliente.También impedí que la anciana le diera agua. Lo ideal hubiera sido no moverlo,pero dejarlo ahí no era una buena idea. Ni hablar de llamar a una ambulancia,con la situación fuera de control no iban a ir.
Con ayuda de unos vecinos logramos moverlo hasta mi departamento, porque nadie más presto el suyo y además el mio estaba en el segundo piso. También era el más próximo. Lo dejaron acostado en mi cama y un señor del tercer piso,que fue paramédico,bajo a revisarlo. Al parecer estaba bien. La herida en la cabeza era la más llamativa;pero la menos grave. Tenía dos dedos rotos y varios golpes en especial en el torso. El señor me recomendó darle unos analgésicos y antiflamatorios (si es que tenía),luego sólo enviarlo a casa.
Todos se fueron dejándome sola con un desconocido. A veces no pienso mucho las cosas. De todas formas,yo no sentía que estuviera en peligro con él. Tampoco a salvo,siendo honesta. Estaba despierto,pero demasiado aturdido como para hablar. Eso no le impidió intentar sentarse,aunque eso por poco lo deja de bruces en el piso. Logre llegar con él,para evitarlo,mas el peso de su cuerpo me obligo a apoyar una rodilla en el suelo.
-Descansa un poco. Todavía estas...
-Agua-dijo apenas y apoyo sus manos en mi espalda,intentando sostenerse.
-Recuestate. Te traeré agua-le dije y más que hacerlo por su cuenta,lo hizo porque lo empuje.
Cuando volví,lo encontré sentado en el borde de la cama. Me miro de medio lado,con los hilos de sangre seca en el rostro que acentuaban sus ojos oscuros. No me refiero al color sino a lo que se escondía detrás de esas pupilas templadas en el carbón mineral. Parecía una fiera herida que se erguía alzando el lomo,intentando amedrentar a todo el que intentara tocarla.
-Ten-le dije y estire el brazo para acercarle el vaso,que tomo con mano tembloroso.
Se bebio toda el agua de una sola vez y me devolvió el vaso.
-Más-exigio y al ver que no me movi agrego-Por favor...
Fui por otro vaso con agua y se lo lleve. Lo dejo hasta la mitad. Se le cayó de las manos. Se disculpo y se puso de pie rumbo a la puerta,pero termino cayendo. Por suerte,para él, logre sostenerlo entre mis brazos.
-No puedes caminar-le dije ayudándolo a sentarse en el piso-¿Quieres que llame a alguien para que venga por ti?
-No-me dijo y busco algo en su bolsillo. Fue cuando noto que tenia los dedos rotos-Mi celular no esta...-dijo como para él.
-Debiste perderlo en la protesta-le dije y me miro con duda-¿Eras parte de la manifestación?
-No-fue su lacónica respuesta y me miro desde abajo,de una forma muy peculiar-¿Cual es tu nombre?
-Mary-le dije.
Bajo la mirada un momento,como lo hace un león cuando esta meditando. Relajo los hombros y la espalda,
tomando un animo,no cansino más bien de reposo. No parecía querer hablar. Note que tenia dificultad para parpadear,por la costra de sangre seca que tenia sobre los parpados. Fui hasta la cocina por una servilleta que humedeci y con ella en la mano volví hacia él.
-¿Puedo?-le pregunte arrodillandome junto a él.
Me miro de pies a cabeza,luego asintió. Con cuidado le limpie el rostro,pero la servilleta se ensucio rapido así que fui al baño por una toalla de mano y un recipiente con agua. Poco a poco su faz fue quedando al descubierto. Estaba algo inflamada,pero tenia cierto atractivo.
Mas lo que me llamaba la atención era su mirada. Tenia una mezcla de resentimiento y desprecio por todo lo que veía. Era como si sintiera que el mundo le debía algo y él iba a robarselo.
No hablaba mucho. Al menos no conmigo. Mientras limpiaba su rrotro
él, dio un vistazo a mi departamento. Era pequeño y tenia muchas macetas con helechos,arboles de jade,ficus y arecas. También piedras y hasta tierra de hojarasca puesta en frascos.
-Te gusta la vegetación-comento súbitamente.
-Si. Me siento muerta entre el concreto-le dije.
-Me llamo Black. Trabajo cerca. Si me prestas dinero,te lo devolveré. Sólo quiero lo suficiente para volver a casa-agrego.
-Claro-murmure y me levante para ir por mi billetera.
Me dio las gracias por el dinero y a paso lento,pausado,dejo mi departamento. No lo volvería a ver pensé,pero me equivoque. Dos días después apareció en mi puerta. Llevaba un traje negro con una camisa gris,desprovista de cobarta. Su cabello azabache era como un charol y tenia un perfume muy agradable. La imagen que recordaba de él,era bastante distinta,mas sus ojos conservaban esa mirada amedrentante,pero que a mi me gustaba.
-Vine a devolverte el dinero que me prestaste-me dijo al darme un sobre blanco,que saco del interior de su chaqueta-Hay un poco más por las molestias.
-No era necesario-le dije y no le gusto mi comentario,pero se abstuvo de decir algo.
Se despidió y se fue.Pero antes de hacerlo,volteo a verme con una medio sonrisa como la mueca de un zorro. Cerré la puerta y abrí el sobre. Sólo había dinero. Me sonreí en burla a mi misma,por lo que paso por mi cabeza, por un instante.
Las protestas continuaban a cada día más violenta,sin embargo,la vida seguía. El día después de la visita de Black,al volver a casa,termine envuelta en el enfrentamiento entre los manifestantes y los policías. Piedras y bombas de expansión de fuego no dejaban de caer a diestra y siniestra. Violentos chorros de agua golpeaban a la multitud. Mas lo peor eran los gases que irritaban los ojos y las vías respiratorias. Yo iba por la acera,no estoy segura de como,pero termine entre los manifestantes,
siendo arrastrada por la masa y luchando por respirar. Alguien me golpeo por detrás,no a propósito,
pero consiguió tirarme al suelo.Un hombre me levanto,pero a causo del llanto provocado por las bombas de gas,no podía ver a quien me saco de ese rebaño apaleado.Creo que fue al llegar a la acera,que me vertieron una botella de agua mineral en la cabeza. Después descubrí que era agua con bicarbonato.
-Muerde esto-me dijo una voz que no reconoci. Fueron sus manos las que me dijeron de quien se trataba.
Me dio la mitad de un limón y luego me cubrió la cabeza con una chaqueta. Me guio hacia un callejón, para descanzar un momento y allí,en un precario refugio,después de unos minutos pude percibir el olor de la bencina en su ropa. Lo mire y lo vi mirando al frente. Tenia pequeñas heridas en el rostro y cortes en la ropa. Bajo esos ojos iracundos hasta mí y antes de que abriera la boca le dije:
-Si,podemos ir a mi casa.
Le tome de la muñeca,para correr a traves de los callejones que hacían un laberinto de ratas, hasta la puerta del edificio en que yo vivía. Fue divertido correr por los pasadizos. Al llegar a la jaula enverdecida de mi morada,mi corazón era como una manada de caballos salvajes,corriendo ladera abajo. A pesar de no poder respirar del todo bien,sentía el oxigeno correr por mi torrente sanguíneo y no pude evitar sonreirme jovial,mientras Black me veía,como si yo me burlara de lo que ocurría allá afuera. Hasta me hizo un reclamo por eso.
-Yo...Sólo me rio de mí-le dije-Digo,con mis ideas lo que muchos esperarían es que este allá afuera,pero bien sé que estas manifestaciones no son más que un efecto hormiguero.
-¿Efecto hormiguero?-repitió como exigiendo una explicación.
-¿Alguna vez torturaste hormigas de niño? ¿No? Yo hice algo parecido. Quería saber si realmente funcionaban como mostraban en los documentales y comencé a poner azúcar en la puerta de un hormiguero. Las veía trabajar llevando aquello al interior de su hogar y quise ver como era por dentro. Tome una barita y la introduje en el hormiguero. Decenas de hormigas salieron y treparon hasta mi brazo. Muchas me mordían y aun que me asuste mucho,todo lo que tuve que hacer para deshacerme de ellas, fue pasar mi mano sobre mi extremidad atacada.Muchas murieron en el proceso. No importaba si trepaban por mis zapatos o cuanto me mordieran,yo podía librarme de ellas fácilmente. Hasta inunde su hormiguero en represalia y luego,por remordimiento, les di más azúcar-hice una larga pausa-Las protestas son lo mismo. No logran cambiar el orden de las cosas, porque el niño con la manguera es colosal.Es indestructible para algo tan diminuto como las hormigas.
-El niño con la manguera-repitió como reflexionando.
Apreto el puño intentando contener algo. La forma en que movió la boca me dijo que no quiso entrar en una discusión. En lugar de eso se acerco a mí y me pregunto si estaba bien.
-Si-respondi,eludiendo sus manos.
Me pidió un vaso con agua y se acerco a la ventana. Al frente de mi edificio había una sucursal del banco nacional. Estaba cerrada desde el inicio de las protestas y tras ella un edificio de oficinas de una empresa minera.
Cuando le di el vaso sujeto también mis dedos. Sus falanges eran gruesas en comparación a las mías. Su piel era de un color más oscuro que el mio. Los contrastes de piel me resultan sensuales,lo mismo la textura. Las manos de Black eran ásperas.
Me gustaba si,bastante. Esa forma violenta de mirar,esa sonrisa de oscura astucia y allá en el fondo,algo que yo entendía mejor que muchos.
Algo tramaba,lo sabia. No volvió por casualidad. Después de beber un par de vasos con agua,se marcho.
Tres días después,se hizo una enorme convocatoria que repleto las calles. Todo iba bien hasta que alguien agredió a un policía. La respuesta de estos fue abrir fuego. Cerré las cortinas y encendí el ventilador. La energía eléctrica se fue media hora después. Lo ultimo que vi en la televisión es que las centrales hidroeléctricas sufrieron atentados simultaneos. La gente saqueaba tiendas y todo era un caos. Encendí un incienso justo antes de que alguien tocara a la puerta. Black estaba ahí.
-¿Me dejas entrar?-preguntó y le señale podía hacerlo-Necesito un lugar donde quedarme-señalo dejando una linyera cilíndrica en el piso.
-¿Qué hiciste?-le pregunte directamente.
-Meter una vara en el hormiguero-me respondió.
-Sólo una noche-le señale y me fui al baño.
Sin electricidad el calor era insoportable. Me moje el caballo para refrescarme y sali unos minutos después. Lo encontré mirando a la calle,oculto tras la cortina. Al verme se aparto y me miro de arriba a abajo. Me pregunto si podía usar el baño y se lo permití. Dejo ese lugar con un aspecto totalmente nuevo. Su cabello lo pinto de rosa y se puso lentes de contacto grises. Sólo una toalla le cubría la cintura. Asi camino hasta su linyera,bajo mi atenta mirada.
-¿Vives sola aquí?-me pregunto al tomar unas prendas de ropa.
-Si-conteste y descanse mi espalda contra la pared-Me gustaba más el otro color.
Me miro y se levanto para caminar hacia mi. Apoyo su antebrazo sobre mi cabeza,en la pared. Se quedo viéndome a los ojos antes de sujetar mi barbilla. No cerro los parpados ni mientras inclinaba la cabeza,ni cuando sus labios tocaron los míos. Yo tampoco lo hice al principio. Se aparto un momento y se medio sonrió.
-Ahora es en serio-me dijo y volvió a buscar mi boca.
Sus ojos se cerreron y tambien los míos. Estaba frío y húmedo. El aroma del jabón atenuó el otro,pero aun podía respirar el olor del combustible. Lo ignore. Sus manos me sujetaron con brusquedad para sentarme sobre la mesa pegada a la pared. Tenia un tesón violento, como cuando sueltas un animal encerrado y acosado por mucho tiempo. Sus manos se aferraban a mi carne,aun por encima de la ropa y cuando se deshizo de ella,se sintió aun más terrible. Dejo mi boca para morder mi cuello,como sólo lo haría un vampiro sediento y termino de desgarrar mi camiseta. Mi cabello mojado contra mi piel ardiendo,hizo un choque térmico que desato mis bríos. Ímpetus que Black intento aplacar sujetando mis manos a mi espalda mientras con la otra terminaba con mi falda. Se detuvo entonces y me miro un instante como si de un duelo se tratase. Se sonrió ladino y me tomo por las caderas, para hacerme colgar de las suyas. Mis piernas se cerraron a su espalda y así me llevo a la cama.
Gemidos y gritos se placer se perdieron entre el ruido de las revueltas y desmanes. El fuego de los incendios cubrió de humo la ciudad. Las sirenas de los carros de emergencia llenaron todos los espacios. La noche se ilumino con las brasas de los fuegos encendidos en protestas. Afuera había una guerra no tan diferente a la que libramos Black y yo.
Al final de la noche mi sudor impregnaba la sabana y el de él mi espalda,sobre la que descansaba intentando recobrar el ritmo normal de su respiración. Su mano aun se aferraba a mi muñeca y la otra seguía enredada en mi cabello. Así se quedo por largos minutos antes de levantarse. Vi las huellas de mis uñas en su espalda,mientras iba hacia la linyera. Me miro desde ahí y me sonrió,ligeramente menos audaz. Se vistió y sin decir nada se marcho.
Nunca supe que hizo exactamente, pero mientras las hormigas huían de las cenizas calientes,los policías llegaron a mi departamento buscando a un hombre acusado de infringir la ley antiterrorismo.
A veces pienso en ese hombre. Sobretodo en estos días de encierro, gracias al agua del niño con la manguera. Lo evoco y lo veo como un pasajero fugaz en mi vida.
Fin
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