Durante la noche en las montañas Paos, Caulifla dormía plácida sobre el sofá de la casa de Goku, sin embargo por su mente comenzaron a circular imágenes ya vividas.

En aquel sueño ella estaba en el suelo mirando a sus padres tratar de luchar con un soldado de defensa de Sadala. No escuchaba lo que decían pero vio cómo el saiyajin, fiel al rey de dicho planeta, atravesó el pecho de su padre matándolo.

La saiyajin despertó de golpe, con su rostro sudado y temblando de miedo. Sólo Rensou sabía que ella quedó traumatizada de por vida por culpa de aquel evento.

Caulifla se levantó y se sentó en una silla, la luz de repente se encendió dejando al descubierto la figura de Milk. Eran cerca de las dos de la madrugada y las estrellas brillaban en el cielo nocturno.

—¿Tampoco puedes dormir? — preguntó la humana dirigiéndose a la cocina por su medicina.

—No... — Caulifla dejó salir en un hilo de voz, su dolor.

—¿Puedo saber por qué? Goku me dijo que tienes un carácter muy fuerte y, a veces, rudo. — sonrió la terrícola amenizando el ambiente.

—No necesito hablar con nadie de lo qué me sucede. — la saiyajin trató de mostrar su fortaleza pero sus lágrimas la traicionaron. —Tsk... Milk, creo que no me comprenderías si te lo dijera.

—¿Ah no? ¿Y por qué? — preguntó la terrícola con curiosidad.

—Porque no sé cómo te sentirías al saber, que las personas que más amas, son brutalmente asesinadas.

Milk hizo un largo silencio esperando a que la chica saiyajin respondiera algo, la detalló con cuidado y descubrió que ella estaba llorando en silencio.

—No lo sé... no sé cómo ayudarte pero supongo que es complicado para ti, ¿no? — habló la mujer terrícola rompiendo el silencio.

Caulifla solamente negó con la cabeza, ella sabe que pronto perderá a alguien importante y ese alguien es Milk.

—Oye, ¿quieres contarme algo sobre ti? Al menos sabré con quién dejaré a Goku... cuando parta. — Milk se dio cuenta que habló de más pero a Caulifla parecía no importarle. —¿Caulifla? ¿Te encuentras bien? — cuestionó la mujer terrícola mientras ponía su mano sobre el hombro de la chica saiyajin.

—No... no estoy bien... ¿en serio morirás? — la saiyajin miró a la pelinegra aún con lágrimas en sus ojos. —No soportaría esto.

—Sé que podrá ser duro pero debes aceptar que es el curso natural de las cosas. Goten e incluso Gohan se llevan bien contigo y con tu hermana. No sé demasiado de los saiyajin pero estamos de acuerdo que ustedes protegen lo que más quieren ¿no es así? — Caulifla miró a Milk con una sonrisa aunque habían un par de lágrimas que daban brillo a su rostro.

—Tienes razón; sin embargo hoy no etrenaré hoy, planeo quedarme contigo... le intentaré alguna mentira a Goku para que me quede. — sonrió Caulifla de una manera diabólica.

—Como gus... — Caulifla vio como a Milk le empezaba a dar un ataque aún peor que el que le dio anteriormente.

—¿Milk? ¿¡Milk!? Maldición. — tomó un poco de la medicina dándosela a la terrícola en la boca esperando que reaccionara, lo consiguió por instantes pudo escuchar la voz de la terrícola muy débil.

—Ca...ulifla... llevame al hospital. — Caulifla asintió saliendo a toda prisa en dirección de la capital del oeste.

Voló por varios minutos a enorme velocidad y transformada en súper saiyajin guiándose por el ki de Kyabe que estaba cerca a la gran ciudad.

Descendió en la terraza y llamó a Bulma quien salió a toda prisa encontrando a Milk, la esposa de su mejor amigo, casi al borde de la muerte.

—¿Hola? Necesito tu ayuda, por favor. — Dijo Caulifla casi con lágrimas en sus ojos mirando a la mujer de pelo azul.

—¿Qué sucede? ¿Milk? Ven ayudame.
— la saiyajin ayudó a Bulma a llevar a Milk a una enfermería que se encontraba dentro del edificio.

Una vez allí, ambas dejaron a Milk sobre una camilla la saiyajin trataba de controlar sus emociones, se mantuvo en súper saiyajin por si Goku despertaba y decide teletransportarse.

En ese momento apareció Kyabe sorprendiendo a la saiyajin quien lo miraba furibunda.

—¿Caulifla? ¿Estás bien? — preguntó el saiyajin preocupado mirando a la chica.

—Hazte a un lado. — pidió fríamente Caulifla, saliendo por el pasillo al jardín.

Caulifla miraba al cielo con el ceño fruncido, a su mente llegaban aquellas imágenes tan horrendas de la muerte de sus padres.

Emprendió el vuelo regresando a las montañas Paos para darle a Goku la noticia de que su esposa estaba mal, voló muy rápido, entró apurada a la casa y luego a la habitación matrimonial.

—¡Goku despierta! — Caulifla le pidió al saiyajin que dormía muy plácidamente. —Por favor. — comenzó a sacudirlo hasta que despertó.

—¿Ah? ¿Sucede algo? — inquirió el saiyajin mirando a Caulifla.

—No hay tiempo, ¡¡¡Milk está grave!!! — Caulifla estalló el llanto abrazando a su maestro.

—¿¡QUEEE!? ¿Por qué no me lo dijeron antes? — preguntó sorprendido el pelinegro correspondiendo el abrazo. —¿En dónde está?

—En la casa de una mujer de pelo azul. Talvez ella pueda ayudar. — explicó la mujer tratando de contener las lágrimas.

—Bien, vamos para allá. — sostuvo a Caulifla mientras hizo la teletransportación.

Ambos aparecieron frente a un ventanal de una habitación de hospital, un grupo de doctores trataban de mantener con vida a la mujer, tubos conectados al cuerpo de la esposa del saiyajin más poderoso de todos los universos.

—Goku... — llamó la saiyajin observando que su maestro estaba embelesado por ver así a su esposa.

—Caulifla, ¿por qué no me lo dijeron antes? — preguntó Goku a la saiyajin que apenas conseguía digerir la magnitud de la condición de Milk.

—Milk me pidió que guardara eso en secreto. — respondió la saiyajin cabizbaja, viendo de soslayo a Goku luego continuó —Ella no quería decirte  nada, no deseaba que perdieras tu motivación.

Goku apretó los puños fuertemente, estaba realmente molesto y triste por ver lo que ocurría. Se dio la vuelta y miró a Caulifla con seriedad.

—Milk siempre ha estado conmigo aunque sea demasiado estricta. Decidí pasar tiempo con mi familia mientras haya calma y paz en la tierra. No tenía por qué ocultarme algo tan grave, Caulifla. — el saiyajin observó a Caulifla quien parecía estar también bastante afectada.

—No, no debía, aun así eso ya es cosa del pasado. Verás que pronto se recuperará, ya lo verás. Estaré contigo todo el tiempo que sea necesario. — Caulifla tomó la mano del saiyajin entre las suyas y sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo.

El día llegó pronto iluminando las blancas paredes del edificio, el dúo saiyajin se había quedado dormido en una de las sillas de la sala de espera.

Minutos más tarde arriban Gohan con Goten sorprendiéndose con la escena de los dos. Caulifla estaba profundamente dormida recostada en el pecho del Son mayor.

—Papá. — llamó Gohan a su papá sacudiéndole para que despertara.

Goku despertó y miró a Gohan a los ojos. Se levantó de la silla teniendo cuidado con despertar a su compañera de entrenamiento.

—¿Qué sucede, Gohan? — preguntó Goku mirando a su hijo de frente con su ceño fruncido.

—¿Te sientes bien? Sé que te duele saber que mamá morirá pronto. — Goku abrió violentamente los ojos pero debió resignarse que eso sucederá.

—Tienes razón, Gohan... Pero hay la posibilidad de que se mejore, ¿o no? — preguntó el saiyajin observando a su hijo.

—No, papá, no la hay. A menos que usemos las esferas del dragón cosa que mamá no quiere. — comentó el híbrido con una mueca en el rostro.

—Gracias Gohan. Gracias por apoyarme así como lo hace Caulifla.

Un sentimiento de culpa invadió al híbrido viendo a su papá en ese estado de depresión.
Observó a Caulifla, se le acercó para despertarla así poder hablar con ella.