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7- Sospechas

En medio de las montañas Piccolo y Kale se hallaban intercambiando golpes a gran velocidad, la saiyajin permanecía en estado natural, acoplándose al ritmo del Namekusei.

Piccolo esquivaba cada ataque de la joven de piel canela mostrando una pequeña sonrisa en el rostro deteniéndose mientras miraba a la joven saiyajin que estaba algo cansada.

—¡Esto apenas es un calentamiento! — exclamó el Namekiano viendo a la chica que respiraba agitada. —¿Kale, estás lista?

—Bueno... yo... sí, estoy preparada. — sonrió la chica muy decidida y poniéndose en pose de batalla.

Piccolo sonrió mientras se quitaba el turbante y su capa tirándolos lejos creando un gran cráter cuando cayó la segunda.

Kale se sorprendió por el inmenso peso que tiene la capa, volvió su mirada a Piccolo quien se tronó el cuello lanzándose contra la saiyajin que bloqueó con dificultades sus ataques.

—Defiendete. — pidió el Namekusei con un grito mientras lanzó un ataque de ki.

La saiyajin recibió el ataque de lleno haciendo que se estrellase contra una montaña abriendo un enorme agujero. Kale estaba respirando muy agitada, por el esfuerzo que estaba dando. Sin embargo aún no pensaba en darse por vencida, cargó un gran ataque de ki en su mano izquierda y se lo lanzó a Piccolo siendo apenas una distracción para después aparecer por arriba del Namekiano golpeándolo con las dos manos tirándolo al piso, abriendo un agujero en el suelo rocoso, sin darse cuenta que detrás de ella estaba una esfera de energía.

La chica sonrió para sí misma mirando que había derrotado a Piccolo pero algo ocurrió, de las rocas salió el Namkiano sin heridas.

—Fue un buen golpe, vas mejorando en tu forma de pelear. No me sorprende que te hayan llevado al torneo de la fuerza aun cuando no controlaras tu gran poder. — se explicó el namekiano halagando a la mujer saiyajin.

—Gra...gracias. — Kale sonrió con timidez.

—Pero... — hizo un ademán con su brazo derecho y una bola de ki mediana golpeó a la chica haciendo que esta grite de dolor. —No te confíes.

Kale cayó al suelo tras es poderoso golpe que recibió por parte de Piccolo, en namekiano sintió que se había excedido y se acercó a la chica que estaba quejándose en el suelo.

—Lamento haberte lastimado tanto. Caulifla me contó como eres, estoy tratando de ser algo flexible. — Piccolo le ayuda a levantarse del suelo.

—No se preocupe, señor Piccolo. — expresó la chica saiyajin mientras era ayudada por Piccolo. —Haré sentir orgullosa a mi hermana.

Piccolo sonrió mirando al horizonte recordando cuando entrenó a Gohan de pequeño, Kale terminó quedándose dormida.

De reojo el namekiano miró a la chica que que se quedó dormida sobre la roca en la que ésta se hallaba. El viento sopló con suavidad alborotando la capa de Piccolo.

—Te prometo que serás fuerte aunque seamos de universos distintos. — dijo el Namekiano.

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Caulifla sonrió ampliamente tras haber encontrado esa pequeña bola, con calma y sin asustar a Milk, se le acercó y le mostró aquello mostrando una leve sonrisa en su rostro.

—Tal vez esto sea mi salvación, Milk. — dijo la saiyajin mostrándole el objeto a la terrícola, arrojando esa cápsula al suelo.

La esfera empezó a hacerse más y más grande a medida que iban transcurriendo los segundos hasta tomar un tamaño aceptable.
Tanto Goku y Milk observaron aquel instante conocían las cápsulas que usa Bulma para transportar los vehículos.

Caulifla la abrió una vez siendo de un tamaño aceptable y sacó un mismo conjunto que el que usaba pero de colores un tanto más oscuros.

—Oye, ese traje no está nada mal. — dijo la terrícola sonriendo.

—Gracias, ¿dónde está el baño? — dijo la saiyajin sonriente doblando el pantalón y el top.

—Está en esa dirección. — señaló Goku con el pulgar por el pasillo. —Oye, cuando termines ¿te parece si vamos a entrenar?

—Por supuesto, eso es una magnífica idea. — respondió Caulifla emocionada, mientras entraba al baño.

Milk sonrió levemente mientras veía a Goku quien parece bastante contento, en su mente divagaba la idea de que pronto esa enfermedad podría llevársela a la tumba.

Goku vio que estaba con una mirada extraña a Milk presintiendo que algo no está del todo bien, el saiyajin se acercó a la terrícola.

—Milk. ¿Te encuentras bien? — preguntó Goku viendo a su esposa con preocupación.

—Sí, Goku, estoy bien. No tienes por qué preocuparte. — dijo la terrícola reconfortando al saiyajin que aún tenía la duda rondando en su cabeza.

—Está bien, pero no estoy del todo seguro si estás bien, Milk. — dijo pensativo el saiyajin mirando a la mujer.

Caulifla, por otro lado, estaba algo golpeada anímicamente; ya había entablado una amistad con Milk. Ella tenía su ropa ya puesta un top con tirantes de color verde militar y un pantalón acampanado de color negro.
Se miró al espejo frunciendo el ceño y decide salir del baño en donde estaba, caminó lentamente hasta salir de la casa donde halló a Goku de pie y con los ojos cerrados.

Caulifla, observó un instante al saiyajin y ésa manera tan peculiar de entrenar, recordó que también entrenó con ella de una manera similar en casa de Gohan.

Un instante después, Goku abrió los ojos mostrándole una sonrisa a Caulifla.

—¿Ya estás lista? — preguntó el saiyajin con algo de seriedad.

—Sí, me haré más fuerte y te derrotaré. — Caulifla golpeó su palma con el puño sonriendo de manera retadora.

Goku se lleva sus dedos a la frente y le ofrece la mano para teletransportarse al planeta de Kaiosama. Caulifla acepta yéndose al planeta del kaio del norte, quién fue su maestro más importante.

Ambos desaparecen de la tierra y llegan al planeta de Kaiosama, al momento de arribar, Caulifla se sintió muy pesada tanto que hizo que cayera al suelo.

—Tsk... ¡maldición! ¿Por qué no puedo moverme aquí? — preguntó la saiyajin con dificultad.

Kaiosama estaba caminando por el lugar cerca de su casa, abrió su boca sorprendido de ver a Goku en su planeta con una chica que no podía levantarse.

—¿Goku? — musitó el dios de la galaxia del norte. —¿Qué haces aquí?

—Hola, Kaiosama, vine a entrenar aquí con ella. Ella es una saiyajin del universo seis y vino para que yo le enseñe a mejorar su estilo de pelea. — explicó el saiyajin mirando como Caulifla se ponía de pie con dificultades.

—Ya veo, creí que irías a la habitación del tiempo pero te pido que no vayas a destruir mi planeta. — exigió Kaiosama con calma mirando al dúo.

—Ay, no te preocupes Kaiosama. Oye, Caulifla ¿qué tal vas? — dijo el saiyajin con una sonrisa.

Caulifla ya estaba de pie con ciertas dificultades con una mueca de esfuerzo y algo de dolor.

—¿Tú qué crees, anciano? Este planeta tiene demasiada gravedad. — Caulifla vuelve a caer sobre sus rodillas apoyándose en sus manos.
—¡Diablos! Mejor me transformo en súper saiyajin.

—Caulifla no puedes, así el entrenamiento no tendría sentido. La idea es que aumentes tu fuerza en tu forma básica. — explicó Goku con cierta seriedad.

Caulifla, a regañadientes se levantó con dificultades poniéndose al lado de Goku quien la observaba al igual que Kaiosama.

La saiyajin tenía su ceño fruncido esperando que ambos dijeran algo. Goku vio en ese momento a Bubbles, el mono entendió con claridad lo que el saiyajin, inquisitivo, le decía.

—Oh, con que va a hacer el mismo entrenamiento que hiciste aquí. — ríe el kaio pero la saiyajin empezaba a perder la paciencia. —Bien, Bubbles. Ya sabes qué hacer. — llamó el kaio al pequeño mono que salió de la casa.

—¿Qué? ¿Tengo que atrapar a ese mono? Será bastante fácil. — murmuró Caulifla observando a Bubbles.

Goku sonrió y el mono comenzó a correr con mucha velocidad al rededor del planeta, Caulifla comenzó a caminar con dificultades debido a la gravedad.

Después de un par de minutos la saiyajin estaba caminando ya con menor dificultad persiguiendo a Bubbles.

Durante otro largo rato, dominó más la gravedad de ese pequeño planeta, Caulifla, había estado muy cerca de alcanzar a Bubbles en varias ocasiones.

—Aghhh, ¡aquí voy por ti, condenado mono! — gritó la saiyajin molesta lanzándose contra Bubbles para agarrarlo.

Se impulsó con sus piernas saltando y volando varios metros cayendo pero con su objetivo ya completado, en sus manos estaba el mono inmovilizado.

Caulifla se rió con gran fuerza, eufórica y sonriente por haber superado aquella dura prueba.

—Ja, Goku ya lo conseguí. — dijo emocionada la saiyajin levantando al mono.

Goku sonrió triunfalmente al ver aquel acto, miró a Kaiosama y luego a Gregory. —Kaiosama, ¿tú crees que debamos seguir? He visto a Milk algo enferma.

Kaiosama esbozó una mirada llena de seriedad y Caulifla supo que algo estaba muy cerca de suceder.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo soltando a Bubbles que cayó al suelo y siguió caminando como si nada hubiere pasado.

—«¿Qué es esto? Este nudo en el estómago es... molesto»— recordó lo que Milk le dijo acerca de su enfermedad. —«Ay no. ¿Y si se enteró?» — miró a su maestro

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