25- Punto de quiebre
Los primeros treinta días del plazo que Lord Voldert otorgó a los guerreros ya había pasado. Whis implementó un entrenamiento extremo y extenuante a Kyabe y Caulifla durante el cuál pudieron entender el uso del súper saiyajin dios.
En la tierra era una relativa calma a excepción de los guerreros Z, Gohan pidió prestada la habitación de gravedad a Bulma para entrenar; Kale entrenó por su cuenta y ayudada por Tenshinhan en su dojo.
En medio de las montañas que rodean el sitio de entrenamiento del tríclope una tenue brisa caía sobre aquel poblado mientras la noche se acercaba.
Dentro del edificio en el que se dictaba la enseñanza de artes marciales, la chica miraba por la ventana el paisaje montañoso iluminado por los suaves resplandores rojizos del sol.
Ella estaba en un trance apacible apoyando su quijada sobre su mano que, a su vez, se apoyaba en el marco de la ventana.
—Oye — una voz la llamó desde la puerta.
Kale giró su cabeza hasta mirar por encima del hombro a la persona quién le estaba hablando. Quedó sorprendida al ver a alguien pequeño de piel de color blanco y mejillas de un tono rojizo.
—Oh, ¿cómo era? ¿Chaoz? — inquirió Kale haciendo memoria.
—Sí, así es. Ten me pidió decirte que la cena está lista — musitó el albino.
El estómago de la saiyajin resonó en aquel pequeño recinto, apenada bajó la cabeza mirando hacia el suelo. Chaoz flotó regresando al comedor seguido de la chica que iba a pie.
(...)
Mientras la calma reinaba en la tierra las cosas no rondaban bien en el planeta del dios de la destrucción Bills.
El gato púrpura demostraba una gran irritación debido a la pelea que sostenían Kyabe y Caulifla por el cielo de dicho planeta que cada vez empezaba a incrementarse conforme pasaban los segundos.
—¡GUARDEN SILENCIO! — vociferó el dios de la destrucción del séptimo universo —. Whis, envíalos a ambos a ese lugar — ordenó Bills molesto.
—Como ordene, señor — contestó el ángel tocando el suelo con su cetro.
Los dos saiyajines empiezan a ser absorbidos por la dimensión del cetro del ser de piel azul celeste.
Una vez les absorbió, Caulifla sintió una presión impresionante, tanta que no la dejaba moverse.
—¿Qué es esto? ¡Maldita sea! ¿Qué le ocurre a mi cuerpo? — exclamó Caulifla enojada.
—A mí no me veas, yo también estoy confundido solo... debemos encontrar una salida — murmuró Kyabe con calma. —. Y una manera en la que podamos movernos.
—Ya lo sé, inútil, ¿te quieres callar? — mencionó la chica con irritación mientras se calmaba.
Un sonoro suspiro abandonó los labios de la saiyajin mientras trataba de moverse dentro de aquella dimensión que resultaba extraña para ambos.
Kyabe gruñó tratando de concentrar su ki en su interior, algo le decía a Kyabe que eso le ayudaría a desplazarse. Una vez que consiguió contener su energía dentro de sí logró mover una de sus manos.
—Conque así entrenaron el señor Goku y mi maestro — susurró el saiyajin viendo sus manos —. Oye, Caulifla, debes concentrar tu ki en tu interior. Así es como lograremos salir de aquí — le dijo él a Caulifla.
—¡Lo hubieras dicho antes! — exclamó la saiyajin con una sonrisa.
Ella concentró sus energías en el interior de su cuerpo, cuando cerró los ojos las imágenes de los momentos tan alegres que sintió una responsabilidad enorme de proteger a sus amigos.
(...)
Universo 1
Planeta de Iwen
Una vez más Goku estaba haciendo durísimos entrenamientos para conseguir el ultra instinto. El saiyajin cada vez se sentía más fortalecido, el dios de la destrucción se acercó al pelinegro con una mirada calmada.
—Veo que aún te sigues esforzando — comentó el dios de la destrucción mirando a Goku.
—Sí, aunque yo creo que no puedo usar aún el ultra instinto — murmuró él con tristeza.
—Yo creo que te equivocas — añadió Awamo manteniéndose al margen.
—¿Eh? ¿Es en serio? — cuestionó Goku confuso.
—Sólo debes utilizarlo y ver que tal se siente — dice el ángel manteniéndose neutral —. Intenta — cerró Awamo con un tono neutral.
El saiyajin emitió un suspiro cerrando sus ojos dejando que su mente empiece a despejarse, su cuerpo empezó a emanar un suave vapor aumentando la temperatura de dicho sitio.
Iwen ordenó a su asistente lanzarle un objeto a ver si él reaccionaba, Awamo obedeció lanzando una ráfaga de energía con su bastón, el cuerpo de Goku lo esquivó sin dificultades pero terminó, luego de un par de ataques de Awamo, agotado al suelo.
—Necesitas fortalecer tu cuerpo, Son Goku — musitó Iwen con calma.
—Quiero saber qué ocurre en el universo siete — dijo, Goku con dificultades.
—Lamento interrumpir su charla, a ti te quedan menos de ciento veinte días para entrenar — interfirió Awamo con neutralidad.
—¡Maldición! ¡No me queda mucho tiempo! — exclamó el saiyajin poniéndose de pie.
—En ese caso, vamos a continuar con el entrenamiento — sonrió el ángel con calma.
Goku asintió adoptando su clásica pose de combate respirando con dificultades, la prueba que hizo con el ultra instinto lo dejó demasiado agotado.
Se lanzó aún sin transformarse contra el ángel del universo uno para atacarlo con diferentes técnicas de pelea cuerpo a cuerpo. El de tez celeste esquiva, sin inmutarse, los ataques del pelinegro que se seguía esforzando a superarse.
(...)
Universo 7
Planeta Tierra.
Kyabe y Caulifla habían conseguido el súper saiyajin blue y ahora debían aprender a manejarlo por sí mismos.
La chica sobrevolaba la ciudad dirigiéndose a la Corporación Cápsula donde estaba Goten jugando con Trunks a unas luchas amistosas.
La saiyajin aterrizó frente a los dos híbridos sorprendiendo al de peinado en forma de palmera que intercambia golpes con el hijo de la científica, Bulma, los dos detuvieron su combate amistoso por ver a la joven allí en la tierra.
—¿Qué haces aquí? ¿No estabas entrenando con el señor Whis? — indagó el niño mirando con sorpresa a Caulifla.
—Sí, pero logré alcanzar el Blue ya, sólo vine por ti, Goten — dijo la saiyajin manteniendo una sonrisa —Además quiero ayudarte a que seas más poderoso, ya que no tengo con quién entrenar recurrí a ti. — finalizó la chica observando a Whis y Bills en la terraza de la corporación cápsula.
En ese momento, Bulma se acerca a la pelinegra para saludarla con sus brazos abiertos y los ojos cerrados para abrazarla. La menor, resignada, aceptó que la de pelo azul le abrace. Cuando Bulma abrió los ojos casi se va de espaldas viéndola con el traje que Milk utilizó en aquel lejano torneo número veintitrés.
—Hola, ¿y ese traje? — murmuró la terrícola.
—Yo — titubeó Caulifla.
Ella sabía que nada más era un homenaje a su amiga de la tierra, Milk, pero para Bulma no lo era; rodeó caminando a la pelinegra para examinarla mejor y más detalladamente aquella vestimenta, un silencio realmente incómodo se hizo presente junto con un tenso ambiente. Caulifla tragó saliva con dificultad, y por su frente una gota de sudor caía por su cara.
—Explícame por qué usas esa ropa — Bulma rompió el silencio con una voz fuerte.
—Es un homenaje a Milk, Bulma, ¿qué tiene de malo? — respondió la saiyajin perdiendo la paciencia.
—¿Estás segura de eso? — contraatacó Bulma enarcando una ceja.
—¡Sí! Ya, déjame en paz. — exclamó Caulifla elevando su ki y marchándose del lugar dejando a todos con la palabra en la boca.
Goten trotó empezando a incrementar su energía para seguir a la pelinegra que acababa de marcharse por culpa de las continuas preguntas que Bulma le hacía, la de pelo azul observó al niño comenzar a flotar.
—¡Yo iré por ella! — exclamó Goten aumentando la velocidad y marchándose.
—Trunks, deja que te acompañe — añade Trunks siguiendo al pelinegro.
Bulma se quedó callada viendo a su hijo marcharse del lugar abandonando la Corporación Cápsula junto con Goten. Unos minutos de vuelo en silencio ayudaron a Caulifla a aclarar sus ideas pues no entendía varias cosas; sentir deseo de proteger al pequeño Goten a sabiendas de que no es su hijo era una de ellas, sus orbes negros se posaron en una pequeña ciudad donde unos ladrones habían robado un banco. Optó por descender y ayudarles a las autoridades a atraparlos.
«Tal vez me ayude a pensar» pensó la chica.
Descendió aterrizando detrás de las patrullas de la Policía, todos los agentes apuntaban con sus armas a los agentes, de repente uno de ellos disparó con tan mala suerte de que la bala se desvió hacia una mujer y su niño, la saiyajin con su velocidad salvó a la madre y el pequeño del proyectil.
—¿Están bien? — pregunta Caulifla mirando a los dos.
—Sí, mil gracias señorita — agradece la mujer de cabello café.
—Será mejor que se vayan, este es un lugar peligroso y más para tu pequeño — pidió la pelinegra dándoles la espalda.
La mujer y el niño asintieron comenzando a caminar rápidamente lejos del área donde peligran, Caulifla se acercó a las patrullas saltando por encima de ellas quedando frente a frente con los asaltantes.
—Oye, ¡¿te has vuelto loca, niñita?! — se burló uno de los criminales —. este no es un lugar para ti, mejor regresa a la escuela — una vez finalizó sus compañeros comenzaron a reír.
Ella se acercaba sin decir nada a los encapuchados demostrando que iba en serio, cada vez más cerca intimidando a los ladrones que intentaban hacerse los fuertes desde el aire Goten y Trunks observan el panorama tan tenso que se ha formado. Uno de los maleantes dispara su arma contra Caulifla que solamente atrapó las balas, luego desapareció de la vista de su contrincante para luego reaparecer detrás de él y lanzarlo contra una pared.
Luego emprendió el vuelo marchándose del sitio en dirección de la Montaña Paoz en dónde ella estaría más tranquila.
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