Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

7-SEGUNDA PARTE, MAGIC GROUP Y FIESTA DE DISFRACES

Abro la caja viendo el interior, habita una tarjeta y alguna ropa dentro del dichoso interior. Es negra, pero con una capa ropa como aquella que habitaba postrada a la pared cuando visité la zona de la Reina. Contiene una corona que se adueña de mi cabeza de manera perfecta y tiene algunos diseños que podría parecer real.

Trago fuerte al verme en el espejo, los zapatos bien pulidos sin ningún rasguño y la vestimenta amoldado a mi cuerpo de manera exquisita. Me observo por última vez antes de echar perfume en mi cuerpo y asentir hacia mí mismo. Leo finalmente la carta.

"He escuchado acerca de una fiesta de disfraces en el instituto Pherisheill, me concede enviarles este pequeño obsequio para que vayan vestidos divinos. Con amor: la Reina"

~ ¿No se te hace raro que ella sepa todo?

~ De verdad, es extraño.

~ Pequeño Matt, ve dándote cuenta de muchas cosas.

~ Padre, ahora que me doy cuenta... no te llamé. ¿Cómo sabes?

~ Te cuido, mira hacia tu ventana.

Corto la conexión, dirigiendo mi mirada hacia la ventana, en ese momento veo pequeñas sombras rondando por ahí, levanto la mano saludando de inmediato. Ellas allí se evaporan y continúo con lo que hacía.

Dejo todo arreglado y camino hacia aquella puerta que impide que todos me observen, hago llamado de Hellen y ella, con un vestido negro y una capa ropa adueñándose de ella, aquella corona casi idéntica a la mía en conjunto de sus tacones que la hacen ver más alta de lo normal, un maquillaje sutil y se ve increíblemente hermosa.

Le ofrezco mi brazo y ella con una sonrisa entrelaza nuestros brazos, cerrando la puerta y caminando junto a mí.

— Luces hermosa —se sonroja deteniéndose, para inclinarse y besar mi mejilla.

— Tú te ves increíble —un carraspeo no muy lejano se escucha, giramos la cabeza encontrando a los demás ya listos situados en la sala con los dichosos trajes.

— Duda, ¿Qué ustedes tienen puesto? —Sedna encoge sus hombros sin darle importancia a su traje.

— Para ponerte en contexto, ellas están usando un traje enviado por la reina —menciona Verlik, acomodando su vestimenta.

— Y vaya que me gusta —menciona nuevamente Sedna, su vestimenta consiste en un vestido rojo bastante corto donde unos tacones negros se adueñan de sus pies y un látigo en su mano— Líderes de los vampiros —sus dos hermanos van igual, pero con camisas rojas y zapatos negros, pero el látigo en sus manos.

— Fuera de broma, ¿De qué están vestidos?

— Supuestamente, yo como líder de las brujas —informa Julieta, acomodando su pequeño gorro y removiéndose en su lugar en conjunto de su vestido azul, este es muy pegado a su cuerpo, lo bastante para que haga lucir su anatomía.

— Según la carta, líder de los lobos —menciona Edén, pasando sus manos por el vestido gris que está bastante ajustado a su cuerpo, mientras el adorno en su cabeza se va moviendo.

— Y por sus apariencias, como los elegidos —indica Sedna, mientras nos señala.

— Yo debo buscar mi cita, pasen buenas —se despide Verlik avanzando a pasos apresurados cuando ya estamos abajo. Su hermana también lo sigue corriendo con sus tacones, ¿Cómo puede hacer eso?

Dermain observa a Julieta y Edén, resoplando, luego extiende sus manos hacia cada una y ellas con gusto las toman, mientras nos acercamos más al sitio mis nervios empiezan a sobresalir. En la última fiesta de disfraces que estuve una chica borracha me lanzó a una piscina.

La borracha era Hellen.

— ¿Cerca de aquí no hay piscinas ni nada de esas cosas? —ellos frenan sus pasos y Hellen ríe.

— Ya olvídalo, pasó tiempo —Dermain niega a mi pregunta y el alivio me recorre, pero Hellen continúa riéndose—. A una borracha no se le dice: ya deja de beber.

Edén la observa como si le hubiera salido un tercer ojo y por mi parte río fuertemente, al adentrarnos nos separamos en busca de bebidas.

Al hallarla, le ofrezco un vaso a mi acompañante que con gentileza la toma, sonriendo en agradecimiento.

Las luces neón invaden el sitio, mientras los cuerpos de cada uno de nosotros se mezclan, el sonido de la música está fuerte y algunos bailan sin parar en la pista, mientras que otros sólo deciden beber y quedarse a conversar con sus acompañantes.

En un momento de conversación invade una de mis canciones favoritas, por lo cual, observo a Hellen con una sonrisa traviesa subiendo y bajando las cejas. Ella confusa me observa.

— ¿Bailamos? —ella con un poco de duda asiente a mi entusiasmo, posando sus manos en las mías mientras la voy guiando a la zona de baile donde varias personas comienzan a bailar— ¿Sabes bailar bachata?

— Sí, menos salsa.

— ¿Estas segura que eres mi amiga? —me fulmina con la mirada, nos ponemos en posición de comenzar a bailar la canción de Romeo mientras nos movemos con los pasos como es debido.

— ¿Desde cuándo escuchas bachata?

— Desde que mi madre iba a fiestas latinoamericanas —asiente un poco, la canción está por culminar— ¿Y tú?

— Mi padre me enseñó o me colocaba a practicar con algún objeto imaginando que es una persona.

— Increíble —damos los pasos finales cuando acaba la canción, nos alejamos de la zona cuando colocan otra canción que ni idea de su nombre. En la barra pedimos dos tragos más y los chicos se acercan.

— Ustedes dos sacando los pasos prohibidos ahí dentro —sube y baja las cejas un Verlik entusiasta.

— Sacaron los pasos prohibidos que terminarán vistos por todo el mundo de los entes sobrenaturales —opina Dermain tecleando en su teléfono—. Listo, mi lado cómo hacer famoso acabaron, vámonos dos bellezas.

Se alejan como mismo vinieron, Sedna con el látigo piensa darle en las piernas, pero simplemente niego con la cabeza. Hellen posiciona su cabeza en mi hombro mientras su aliento choca con mi oreja.

— ¿Ya con dos tragos estás borracha? —inquiero, permaneciendo bastante quieto.

— No fueron dos tragos, Matt —acaricia su cabeza un poco—. Tú tienes estómago de camionero.

— Más respeto, Weber.

La fiesta sigue y en un momento mi acompañante a comenzando en su faceta de borracha, por lo tanto, debo cuidar de ella. Las canciones bien movidas que colocan hacen que se mueva sin parar y que en un momento dado se ha removido a bailar reguetón frente a mí, muy pegada para ser sincero.

Posiciono mis manos en sus caderas y la mantengo quieta, pero se zafa y continúa bailando. «Pasando pena desde tiempos inmemorables».

— ¡Eso, vamos Hellen! —las tres chicas se unen a ella y mi cara debe ser todo un poema en estos momentos, creo que Dermain ha empezado a grabar en algún momento de la escena. Y finalmente, la canción cambia, pero por otra más movida. Esto será excesivamente loco.

Me alejo y pido varios tragos, respirando hondo y ahogándome en alcohol por unos minutos. Sí ellos están borrachos, ¿Por qué yo no? Tal vez por Hellen, pero mi nivel de coeficiente intelectual está peligrando.

Algunos mareos se presentan y luego siento que empiezo a volar, ese trago de hadas si está fuerte, me uno al grupo de los chicos y comienzo a bailar junto a ellos. Inclusive, le sigo el ritmo a Hellen y Sedna.

Mientras que Dermain baila con Edén y Verlik ha dejado atrás a su antigua acompañante y empezó a bailar con Julieta. Noche loca que luego nos arrepentiremos.

Los tragos son pasados por nuestras gargantas a la vez, volviendo a nuestro punto de entrada. Bailar.

Sacando los pasos prohibidos de nuestro ser y que el reguetón nos invada a cada uno de los presentes, con las frentes bañadas en sudor y el calor invadirnos, pero no nos detenemos, al contrario, un chico con disfraz de Batman lanza algo al techo donde empieza a enfriar en lugar.

La gasolina de Daddy Yankee se hace sonar entre todo esto y los movimientos ya comienzan a salir por sí solos, su voz aloca a los presentes y aún más a las dos chicas frente a mí.

Luego, las chicas se reúnen en un mismo sitio y empiezan a romperlo por sí solas, los gritos de nosotros tres acompañados de los demás se hace escuchar. Más canciones de Daddy Yankee y creo que el sitio explotará con nuestros gritos.

— ¡¿La estás pasando bien?! —le pregunto a una Hellen alegre, mientras nos vamos moviendo hasta la barra y pidiendo más tragos.

— ¡Sí! —grita de vuelta a causa de la algarabía de fondo, nos bebemos los tragos de golpe y volvemos a nuestro sitio con los demás, esta vez el ritmo de su cuerpo es acompañado por el mío.

Pasan los géneros musicales de uno en uno, haciendo que cada vez más nuestras emociones se mezclen.

Salimos los siete sin que haya terminado la fiesta, dejando la algarabía dentro y caminando de lado a lado por culpa de la borrachera, lastimosamente ninguno esta lo bastante sobrios para caminar correctamente.

— ¿Y sí nos teletransportamos? —pregunto con la voz trabada por culpa del alcohol.

— Yo quiero bailar —Hellen hace el intento, pero termina cayendo de bruces al suelo, de medio lado. La trato de ayudar a levantar, pero me caigo por caminar mal, los chicos ríen y también lo hago mientras intento pararme sin poder lograrlo.

— Te ayudo, compa —menciona Dermain con el mismo enredo en la lengua al intentar hablar. Extiende su mano y cuando voy a inclinarme mi cabeza da vueltas.

— ¡Party en el suelo! —grita Sedna, bailando ridículamente y formando una bola gigante de nosotros mismos en el suelo, mientras nos quejamos.

— ¡Mi cabello! —grita Edén, cuando logramos todos liberarnos de la maza gigante, nos levantamos como podemos y caminamos.

— La vaca Lola... —comienza a cantar de forma espantosa una Julieta despeinada.

— La vaca Lola —le sigo el canto, mientras los demás ríen.

— Tiene cabeza... —esta vez fue Verlik.

— Y tiene cola —prosigue Dermain.

— Y hace... —dicen Sedna y Hellen.

— Muuu —reímos continuando nuevamente con el canto, cuatro veces nos tropezamos con el látigo de los chicos y siete veces chocamos con paredes.

— ¡A correr, caballo! —se lanza a mi espalda una Hellen lo bastante alegre, donde hace que empiece a correr torpemente. Los demás hacen lo mismo, pero Sedna halla a un chico que iba caminando por ahí. Cuando finalmente llegamos a nuestro departamento/habitación intentamos entrar todos a la misma vez haciendo un esfuerzo de sobremanera por entrar y caer hacia delante al poder hacerlo.

Choco con una mesa y tiempo más tarde, me dejo caer en el sofá, los demás hacen lo mismo, pero en otros y dos quedan en el piso. Hago que Hellen se levante y se acomode a mi lado en mi sitio, tratando de dormir.

[...]

Unas ganas de vomitar me invaden, me trato de levantar, pero un brazo y una cabeza situados en mí no me dejan hacerlo. Hellen. Los demás parecen perros tirados. Con la poca fuerza que tengo la despego de mí y corro hasta el baño, expulsando hasta el alma de mi interior, cuando creo que voy a terminar es cuando más líquido sale de dentro de mi ser.

Logro estabilizarme después de que casi cuatro veces me ahogara en mis propios desechos. Bajo la palanca y lavo mi boca, con el dolor palpitar en mi cabeza. No quiero volver a beber, es un peligro en mi ser. Para tratar de refrescarme retiro la ropa y accedo a la ducha, dándome un largo baño.

Cuando logro terminar mi aseo, me veo en el espejo; una cara totalmente destrozada, mis brazos con algunos moretones —tengo pequeños flashbacks, pero pensar en anoche causa que mi cabeza palpite más—, el cuerpo me duele, y aunque sea lo suficientemente fuerte siento que caer del dolor.

Aún con mi dolor palpitar, me dirijo a la habitación para alistarme con una ropa cómoda. Hoy no hay prácticas, y es algo lo cual agradezco. Tomo un parlante después de estar nuevamente en la sala y carraspeo acercándome más.

— Despierten, gente madrugadora, es hora de despertar y tomar pastillas para la resaca —el ruido provocado hace que todos gruñan y masajeen su sien. Me fulminan con la mirada y toman camino hacia sus habitaciones.

Después de una hora en que todos se alistaron correctamente nos marchamos al comedor del instituto, donde elegimos sólo líquido y nos sentamos en la mesa pautada.

— Me duele la cabeza como sí quinientas personas estuvieran dentro martilleando —refunfuña Dermain, acariciando su sien—. Maldito alcohol.

Aún con el dolor en mi ser, hago aparecer siete pastillas buenas para la resaca, donde las tomamos de golpe. Recuesto mi cabeza en la mesa, ya que, en el comedor todos parecemos moribundos.

Camila se acerca a nuestra mesa, restregando sus propios ojos.

— Hoy hay entrenamiento en la noche —trata de irse, pero las chicas en la mesa están con la cara más épica de esta vida.

— Prácticas, clases y esas cosas, cancelaron —informo aún con el martilleo, con la voz ronca y con pesadez de tener los ojos tan abiertos—. Incluso con ver cómo estás me imagino que no tienes la fuerza necesaria para estar en el entrenamiento.

— Tú no estás en el grupo —«lo bueno»—. Hoy es día de entrenar.

—Entrena sola —se cruza de brazos, y alza una de sus cejas—. Todas las integrantes del equipo de voleibol no tienen fuerzas ni para alzar una bola.

—Tu no te metas Koch —con la fuerza que me guardo, me levanto de la silla donde me encontraba, su cuerpo se ve tan pequeño frente de mí. Traga saliva y sus brazos los descruza rápidamente, hace una reverencia antes de hablar—. Lo siento mi señor, no debi faltarle al respeto. No volverá a pasar —vuelve hacer otra reverencia—, ¿me puedo retirar?

Hago un movimiento con las manos que logra alejarla del lugar como si estar aquí le quemara, tomo asiento nuevamente y cruzo mis brazos. Luego de eso los chicos pidieron volver al departamento donde nos situamos en las habitaciones. Pero no todo es paz y tranquilidad, al caer en un profundo sueño aparezco con los demás frente al reino de la Reina.

— Oh my God —dice Hellen con los ojos entrecerrados—. Hoy me da algo.

— Estos cambios radicales me producen jaqueca —Julieta está a punto de vomitar, el vampiro que se sitúa a su lado la observa.

Nos conducen hasta una gran mesa donde en una silla elegante y reluciente se encuentra la reina con su corona intacta, sus manos posicionadas a cada lado de su cuerpo y un labial rojo ahondar en sus labios.

— Bienvenidos —una sonrisa reluce de ella, nos indica dónde sentarnos y así lo hacemos. Mi dolor no me hace procesar casi nada de la situación—. Julieta hermosa, tienes el poder de curación, ¿Por qué no lo haces?

Ella piensa y luego con sus manos y unas palabras hace que cada uno nos concentremos en su persona, cuando termina de recitarlas me siento como nuevo, ya sin dolor muscular. Esperen, ¿Por qué no lo hizo antes?

— Elegidos, ustedes pueden hacer lo mismo —asentimos—. Los invité a desayunar conmigo en el día de hoy, es algo... hermoso al tener a cada líder de bandos junto a mi persona.

— Faltaría alguien.

— Sí, vestimenta amarilla, pero esto es más privado —nos servimos los alimentos—. ¿Tienen algún nombre para su grupo de amigos?

— ¿Cómo sabe?

— Tengo oídos y ojos en todas partes.

— Magic Group —dice Verlik, ella asiente y una charla nos atraviesa mientras desayunamos, cabe recalcar que esto está bastante delicioso y que nada quede en el plato a la hora de culminar es un milagro, inclusive, cuando llega el postre no he podido estar más que feliz.

— Deben practicar sus poderes, elegidos —menciona la Reina cuando estamos a punto de irnos— ¿O ya están aprendiendo a usarlos?

— El que me parece más difícil es el fuego —digo, llevando mis manos detrás de la espalda de Hellen, acariciándola.

— A mí con el agua.

— Con prácticas todo será posible —a cada uno nos da un abrazo, dejándonos impregnados su dulce fragancia—. Inténtelo más esos poderes, he visto que con los otros son pan comido.

— Algo así —decimos ambos.

— Entonces, pónganles empeño a esos —nos envía nuevamente a nuestras habitaciones. Al despertar, salgo de la cama y camino a la puerta. La abro y cada uno está saliendo de sus aposentos.

— Practiquemos sus poderes mañana, hoy es mi día de relajación.

Optamos por revisar nuestros celulares que finalmente comienzan a tener cobertura y todo lo necesario para navegar. Un video en la página cifrada del instituto Pherisheill está el video de Hellen y yo bailando.

Mientras que así continúan los demás de los siete cuando estábamos rompiendo en la pista. Lo bueno que no vieron cuando cantábamos: la Vaca Lola. Y que Hellen no ha visto ese video.

Ellos observan los videos, riéndose y luego optamos por cada uno hacer algo productivo. En realidad, sólo en el departamento quedó Verlik dibujando en un cuaderno.

Hellen y yo nos sentamos bajo un árbol, observando el cielo y conversando acerca de empezar a practicar. Por lo tanto, permanecemos tan quietos que podrían confundirnos con una estatua.

Dejo caer mi cabeza contra el árbol y Hellen posiciona las suyas entre mis piernas, dejando que yo empiece a masajear sus cabellos.

Una brisa fresca nos atraviesa, pero es maravillosa, agarro parte de sus cabellos tratando de hacerle uno de esos dichosos tejidos que se hace, chasqueo los dedos dejando aparecer una pequeña flor y la coloco entre su tejido un poco mal hecho.

— ¿Qué hiciste? —cuestiona un poco confundida, observando mis ojos, pincho sus mejillas.

— Según una supuesta trenza —pasa sus manos por la zona, llegando a sentir la flor, la retira lentamente para acariciarla.

— Está bonita —hace que la coloque de nuevo—. Gracias, Matt.

— No dirás lo mismo cuando no puedas desenredar tus cabellos —me lanza un chorro de agua al rostro, río retirando el líquido, luego hago una bola de fuego pequeña y grita aterrada. Cierro el puño deshaciéndola, mientras continúo riendo por su rostro que se ha empezado a tornar pálido.

— ¡Loco! —me grita, pasando sus manos por las mejillas y sentándose recta, luego acaricia su pecho respirando hondo—. Ya me vi incinerada.

— Una bonita chica incinerada —cruza sus brazos haciendo uno de sus pucheros cuando se enoja—. No te iba a quemar, tranquila.

— Más te vale, pendejo —respira ahora aún más aliviada y la palidez en su rostro va desapareciendo. Pasamos lo que resta de las horas en el mismo lugar, aunque por rato hacemos aparecer unas cuantas comidas y seguimos conversando.

Al caer la noche, decidimos que es momento de volver al departamento y así lo hacemos, aunque varias personas en el instituto nos observan. Maravilloso, el video.

— Matt, ¿Por qué nos miran así? —«tal vez porqué sales en la página del instituto bailando hasta el alma».

— Eh, pues... —rasco mi mandíbula un poco, ella por su parte me observa esperando la respuesta, lentamente saco el celular de mis bolsillos y busco como puedo el dichoso video, donde ella y Sedna salen bailando. Sus ojos se abren de par en par y va obteniendo un rojo carmesí en sus mejillas.

— Esa sin dudas no soy yo —traga fuertemente saliva.

— Pasando pena desde tiempos inmemorables, querida Weber —abrimos la puerta del lugar y accedemos, ella roja como un tomate y yo tratando de no apretujarle las mejillas.

— Estoy en internet, pasando pena.

— Chica, bailas mejor que mi prima que está en un curso de baile —le recrimina una Sedna en posición de indio, luego abre sus ojos y le ofrece lugar a su lado—. A ver belleza, anoche bailamos hasta el alma, hoy es tiempo de reflexionar.

— ¿Reflexionaras en posición de indio? —tal vez los signos de interrogación han comenzado a surgir de mí.

— Bueno, era mi intención —carraspea—. Pero me ha comenzado a dar hambre y mi hermano se está alistando para salir a cazar. Ese no era el tema, Hellen tú tranquila, malo fuera que estuvieras en internet sin saber moverte bien y en esa pista tus pasos prohibidos salieron a la luz.

— Y ahora todos me observan más de la cuenta —río entre dientes—. No te rías Matthew, no es gracioso.

— Es gracioso.

— No lo es, ¿Crees que es bueno que a la persona que debe tener todo bajo control le pase esto? No me tendrán respeto cuando sea la coronación.

—Hellen, apenas estamos comenzando, es normal que te diviertas. ¿O acaso quieres ser alguien que no eres solo porque serás coronada finalmente como la elegida de todo esto?

—Me gusta el alcohol, es claro de ver, pero no me gusta estar en las redes bailando. Peor aún, borracha.

Todo eso es callado cuando un Dermain malhumorado aparece llevándose consigo a su hermana listos para cenar. Verlik por su parte permanece en su habitación sin deseos de estar aquí entablando una armoniosa conversación como la mayoría de las veces hace.

— Mañana tenemos prácticas de sus poderes y en el voleibol —informa Edén, comunicándolo a sus compañeras y en parte a mí.

Un bostezo sale de entre mí y decido despedirme, no sin antes besar la mejilla de Hellen e ir a la habitación, colocando una ropa bastante cómoda y acostándome en la cama.

Mañana será un largo día.

—————————————

¡Hola, personitas de la locura!

Hoy con un capítulo más largo que los anteriores, quizás las cinco mil palabras no son nada. Los demás quizás empiecen a tomar el rumbo de ser largos.

Bueno, ¿Cómo les va?

¿Algo para decir acerca de la fiesta?

Imagínense a mí escribiendo aquella fiesta con música de fondo y en un lugar tranquilo, paz infinita. También recalcando que me tomó unas cuántas horas y espero lo aprecien bastante.

No quiero que se haga tan largo esto, pero quiero que me digan cuál es su personaje favorito y la razón.

En fin, hasta aquí mi reporte.

Con amor: este intento de Escritora 🧚🏽‍♀️🖤🧚🏽‍♀️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro