6- SALIDA PELIGROSA
Acomodando mi cabello ligeramente mientras caminamos lentamente, con la pulsera situada en nuestra mano izquierda donde nos da permiso de salir al lado humano. Respirando hondo el aire fresco y enrollar nuestros brazos para comenzar a avanzar más rápido nuestro paso.
— Fin de semana lejos de esta locura, suena increíble —dice en un bajo susurro. Nos adentramos a una calle completamente solitaria donde pasamos aquel túnel que nos da acceso al lado humano común y corriente.
— ¿Cómo las antiguas salidas? —la observo, ella hace lo mismo y asiente emocionada.
— Que así sea.
Unos momentos de chistes un poco malos atraviesan nuestras conversaciones y fingimos que somos unos adolescentes que van por la vida sin ningún riesgo de ser un ente sobrenatural, «lo bueno que los tatuajes están tapados por las chaquetas de cuero».
Verificamos alrededor y nos adentramos en el gran centro comercial enviándonos al cine. Las pancartas están colocadas de manera perfectas, los colores vivos en las portadas hacen que cada una de ellas llamen nuestra atención, sin embargo, la catástrofe de personas habitando aquí hace que mi estomago se contraiga, ¿Cómo pueden ser tan desorganizados? Vaya, yo lo soy en mi dormitorio, pero en lugares públicos trato de ser lo mas ordenado posible.
— Matt, mira —señala un letrero donde anuncia una increíble película de terror. Mordisqueo mis labios un poco inseguro y luego de meditarlo, más bien de tratar que las personas avanzaran más rápido en la fila procedemos a comprar las entradas y lo que comeremos dentro de dichoso lugar. Ella aprieta ligeramente mi mano cuando hemos tomado asiento en un lugar de buen ángulo—. Tranquilo, todo estará bien.
— Iré al baño un segundo —«mentira, sólo quiero huir de este momento»— con permiso.
— Matt, siempre huyes de las películas de terror, ni que la monja saliera de la pantalla y te intente poseer.
Trago fuerte cuando la película empieza, todo va bien hasta que en un momento decido tapar mis oídos, no sé porque las melodías que ponen siempre hacen que mis pelos logren erizarse, aun no se como soy el elegido cuando le tengo miedo a películas ficticias.
Esto es una jodida locura. Al final de la película no sé si quedé traumado o sólo estoy queriendo salir de la sala por el miedo.
Hellen toma mi brazo deteniendo mi andar, coloca sus manos en mi rostro y hace que quede quieto por unos cuantos segundos que creo que se hacen una eternidad.
Rompe la conexión y empieza a caminar, la sigo extrañado, eso hacia antes cuando me asustaba lo suficiente, pero ahora fue más potente, fue cómo si ya lo hubiera estado practicando.
En la salida del cine, una corriente cruza por aquel tatuaje que he visto en el libro de hechizos: lluvia. Observo el cielo y sin pensarlo dos veces, hago que una torrencial comience a caer. Pero, a pesar del viento frio que trae consigo la lluvia, me siento inquieto.
Ella gira estupefacta hacia mí, trata de hallar algo con lo cual taparse de la lluvia, pero no hay un lugar seguro. En la lejanía me percato de una sombra que cruza a alta velocidad, Hellen no lo nota por estar concentrada en su ropa empapada de agua.
Aquella sombra se multiplica y creo que podría ser una jugada de mi mente por la recién película vista, pero no, aquello no se detiene a la hora de tratar acercarse.
— Hellen, ¿recuerdas aquel juego de niños donde imaginábamos que nos perseguían monstruos?
— Sí —responde poco segura, al fin levantando la cabeza—. Mierda, esto es real. Matt ahí viene la puta monja.
—¡¿Qué?! ¡Ninguna monja, Hellen, ahí vienen las sombras de los libros!
Sombras... aunque duela admitirlo, me dan tranquilidad. Sin embargo, no puedo dejar que mi amiga se de cuenta de lo que pasa conmigo, de como soy cercano a ellas.
~ Padre, ayúdame.
~ Pequeño Koch, estoy aquí.
~ ¿Qué debo hacer?
~ No les pasará nada, solo finge derrotarlas. Hellen no sabrá.
~ De acuerdo, padre.
Me agacho un poco cortando la conexión con él, para así tratar de recordar cada vez más como era el juego, consistía en que ella subía a mi espalda y yo corría lejos de ellos, pero esta vez no se podía pausa el juego, no podemos decir: voy a tomar un poco de agua. Es completamente diferente.
Pero, no es momento de pensar si se puede correr o no, es momento de hacerlo.
Al simple ojo humano podríamos parecer dos locos adolescentes corriendo bajo la lluvia que solo tratan de juguetear entre sí mismos, sin embargo, a nuestro punto de vista solo tratamos de recordar el camino hacia el túnel. Las sombras nos siguen y llegando al callejón que nos envía al túnel varias de aquellas cosas se atraviesan.
Hellen baja de mi espalda rápidamente y a la vez construyo el campo de fuerza, de sus manos salen un remolino de agua destructora que envía hacia las sombras. Mi tatuaje arde y es en el momento donde dejo que bolas de fuego se formen.
— Tengo una idea —digo cuando nada detiene a aquellas cosas, ella escucha atentamente—. Fusionemos nuestros poderes.
— Fuerza unida... —dice, extendiendo una de sus manos.
— Jamás será vencida —digo, finalmente uniendo nuestras manos. El campo de fuerza cae y la masacre que formamos hace que inclusive nosotros mismos nos estrellemos contra una pared, haciendo que nuestros huesos crujan, la vista se me nubla y por algunos segundos no logro entender lo que pasa a mi alrededor.
— Matt, lo hicimos —escucho una voz lejana entre quejidos—. ¿Matthew?
Lo único que siento es ser removido y que me arrastren por el suelo con pesar, para después estar en absoluta oscuridad.
¿Padre?
[...]
Hellen Weber (H.W)
Haberme teletransportado hacia la enfermería del instituto fue lo mejor y peor a la misma vez, he perdido fuerza y el que Matthew no despierta desde anoche es algo que me mantiene en alerta.
— Debes descansar, Weber —dice el vampiro malhumorado, aprieta ligeramente mi hombro—. Estaré aquí y sí él despierta te lo notifico.
— Estoy bien, gracias —respira hondo, silbando, Julieta una de las brujas más conocidas de este lugar hace su entrada.
— Lo siento, Weber, pero es por tu bien.
El picazón de la aguja me deja sin aliento, el líquido corre por mis venas y la debilidad en mi cuerpo es aún más palpable. Los dolores musculares van disminuyendo y al cerrar mis ojos me siento viajando a un lugar que ya estoy logrando en conocer, sin embargo, el remolino que estoy comenzando a sentir en mi cabeza es muy palpable.
A pesar del remolino que habita ahora en mi cabeza y que mis ojos me ardan, frente a mí se presenta la entrada bien estructurada, una niña pequeña hace una reverencia antes de continuar jugando con su perro. Es como si fuera una de las tantas entradas del dichoso sitio, ya que, no es tan igual. Abro la puerta y accedo, dejándome llevar por las voces de fondo, detengo en seco al ver la mesa larga con una Reina lo bastante arreglada.
— Hellen —se levanta con suma elegancia y su dentadura perfecta reluce en ella al sonreír. Coloca su brazo delicadamente en los hombros, guiándome a una silla a su lado izquierdo donde aparece un plato que luce exquisito— ¿Cómo sigue Koch?
Detengo el detallar mi alrededor y me concentro en su rostro que luce bastante tranquilo.
— No ha despertado y tengo miedo de que... —sisea, colocando su dedo en mis labios de manera sutil, se alza dejando que su largo vestido negro ruede por el piso, su corona arriba de su cabeza comienza a brillar y la impresión no sale de mi rostro.
— Koch es fuerte —dice luego de unos largos segundos—, pero cada vez que sucede eso ustedes terminarían viniendo a este lugar, sin embargo...
— ¿No lo ha visto? —interrumpo, estoy nerviosa, bastante.
— De verlo, sí —un alivio cruza mi cuerpo—, pero no aquí —la tensión vuelve.
— ¿A qué se refiere?
— Debes irte, trata de despertarlo y cuando lo haga sana sus heridas. Pero por favor, Hellen, escúchame antes de irte. En la zona hay mucho peligro, hay personas que pueden fingir quienes no son para acercarse a ustedes, solo traten de ser precavidos, no confíen en todos, pero siempre estará algo que te guiará a saber si se acercan a ti por algo bueno o malo.
—¿Y cómo lo sabré?
—Sera sencillo que lo sepas, pero esta vez elegida, ustedes por si solos deben de encontrar la respuesta —me levanto al ver que ella terminó de hablar, tomando entre mis manos una manzana sigilosamente trato de irme, ella se da cuenta y chasquea consiguiendo que en mi otra mano aparezca un cesto con ellas—. Ah, cuando logres despertar a Matthew no te alejes, estará confundido y puede que a algunos los trate mal...
En la puerta me despido. Aparezco en la enfermería, con la poca fuerza que tengo logré abrir los ojos y bajar de la camilla de la enfermería, Julieta está cerca y le silbo indicándole que se acerque.
— Escucha, estoy bien, pero no lo estaré si ese chico no despierta —señalo a Matthew.
Entiende, asintiendo y camino a pasos apresurados hacia la camilla de Matthew, lo remuevo, pero nada. Coloco mi cabeza en su pecho y los latidos de su corazón siguen estables.
— Matt, vamos —lo remuevo aún más. Alzo mi mano, deseando nunca utilizar esta forma, la aprieto fuertemente y empiezo a recitar— Xypnás tóra ton Máthiou Koch.
Su cuerpo empieza a removerse cómo si fuera una lombriz en alguna tierra, luego grita de horror y, por último, abre sus ojos de par en par. Una herida en su espalda es notoria y observo a Julieta que con pasos lentos se acerca para curársela.
Está temblando, pero no puedo abrazarlo, mi mano arde y me fijo en que está sangrando, Edén que ha llegado me ha ayudado a vendarla.
Sus manos, brazos, todo el cuerpo, está caliente, sigue temblando como si no hubiera un mañana y ahí sí lo atraigo a mi cuerpo.
«Creo que entiendo más álgebra que este momento».
— Matt —acaricio su cabello, mientras él no menciona absolutamente nada. En ningún momento me separo de él, logre curar sus heridas y cuando ha comenzó a sudar sé que todo está yendo bien.
Verlik entra fatigado al lugar, corriendo hasta nosotros con una rama en la mano.
— Hey tú, ¿estás bien? —le pregunta, tocándolo con la rama. El chico en mis brazos se queja— Bien, no es momento de jugar al perro.
— Verlik, ¿Qué demonios? —cuestiono con las cejas fruncidas.
— Entrenaba a alguien, bien, cuando Koch se recupere tendrán una reunión con la inspectora.
— Problemas —titubea Matthew.
— Sí hermano, problemas.
[...]
Matthew K (M.K)
Aprieto con fuerza mis manos aligerando la tensión que alberga en ellas, estar otra vez frente a la inspectora no me coloca de buen estado de ánimo, así que, trato de mantenerme sereno en cada momento.
— Bien chicos —endereza su espalda y entrelaza sus dedos bajo su mentón— ¿Pueden explicarme qué sucedió allá afuera? —Hellen al ser la más serena decide hablar e informar todo lo sucedido, ella presta atención y en varios momentos teclea en su laptop, al finalizar suspira y cierra el artefacto—. Lo lamento, pero no podrán salir del instituto por un tiempo.
Me lo imaginaba, algo como eso era normal en presentar.
— Lo entendemos —finalmente, hablo con la voz ronca y pasando las manos por mi cabellera.
— Espero que sí, Koch y Weber —nos levantamos y nos despedimos. Afuera se encuentran los chicos con los brazos cruzados y esperando no tan pacientes.
— ¿Qué les dijeron? —cuestiona el vampiro que casi drena mi sangre el primer día.
— No podemos salir del instituto.
— Me lo imaginaba, pero... esto es más divertido que allá fuera —sacude sus hombros Verlik como si hubiera una pelusa en el dichoso lugar.
— ¿Qué tiene de divertido? —cuestioné.
— Podemos formar un grupo, todos seríamos fuertes —la voz de él sigue pacífica mientras empezamos a avanzar por los pasillos.
— No —decimos los restantes, lo dejamos solo en el pasillo y por mi parte camino con Hellen al patio trasero. Nos sentamos frente a frente, respirando hondo.
— ¿Crees que fue algo cruel dejarlo solo? —preguntó de repente.
— Estará bien, —estiro mis brazos un poco, logrando que un quejido saliera por si solo— escucha, todo esto es cada vez más loco y estoy comenzando a aceptar los poderes demasiado rápido, pero...
— Oh, ahí vienen los peros —pasa sus manos por sus cabellos comenzándolos a trenzar.
— ¿No sientes que otras cosas peores pasarán? —su mirada se relaja un poco antes de inclinarse hacia delante y ver mis ojos.
— Siempre pasan cosas peores cuando menos te lo creas, y...
—¿Y...?
—Tuve una pequeña conversación con la Reina —espero pacientemente a que ella continúe de hablar—, fue algo extraño la verdad.
—¿Acerca de?
Me mira a los ojos, y a su vez palmea mi mejilla delicadamente, recobrando su postura y haciendo una bola de agua ignora mi pregunta.
— Hely, —cierro sus manos tratando de que nuevamente me preste atención— yo no quiero cosas peores, necesito saber que tan extraña fue tu conversación con la Reina.
— Bienvenido a la vida, querido Matthew Koch —la atraigo a mi cuerpo abrazándola cuando veo que no tienen inicios de comenzar su relato, un ardor cruza por la zona del tatuaje del cuello y ambos nos separamos—. Bien, eso sí es extraño.
— Bienvenida a la vida, Hellen Weber —ríe golpeando mi hombro juguetona, permanecemos en el mismo sitio hasta que decidimos ir a nuestras habitaciones.
Al entrar, los dos vampiros aguardan con los brazos y piernas cruzadas, frunzo el ceño sin poder contenerlo.
— ¿Qué sucede?
— Yo tengo hambre y estoy guardando la tentación de lanzarme hacia ti y hacerte pedazos —lo que ha mencionado Dermain hace que los vellos se eleven—, pero como estoy en una zona de amistad, entonces daré la vuelta y me iré a comer.
Abre la ventana luego de haberse levantado y sale como hace todas las noches. Sedna se mantiene igual, aunque ahora sus escleróticas se han vuelto negras.
— Yo creo que también acompañaré a Dermain, duerme bien, Koch.
Reposo en mi cama, boca arriba, cerrando levemente mis ojos, pero al fin de cuentas, prefiero pensar en lo que me ha pasado en el transcurso de esto. «Y lo que falta».
———————————
¡Hola, personitas de la locura!
¿Cómo les va? Yo aquí pues con una estabilidad increíble.
Espero les haya gustado porque el otro capítulo promete, je.
No me extenderé tanto, hasta aquí mi reporte.
Con amor: este intento de Escritora 🧚🏽♀️🖤🧚🏽♀️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro