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Vice capitán de la quinta división de las fuerzas de defensa.
(Cap muy largo, espero se entienda bien, así que imaginen bastante; hasta lo mínimo 👉👈)
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Mi nariz arrugada seguía presente en mi expresión disgustada, no olvidemos que también acompañaba un ceño fruncido.
Nuestros uniformes oficiales habían sido reemplazados por las prendas casuales que usábamos.
Y estábamos ahí, sentados con ella, cara a cara, en un acogedor restaurante, al parecer de comidas rápidas.
Y bien, ¿qué quieres? -La miré amenazante.
¿Te llamas Kafka Hibino? -Respondió arrogante.
Sí, ¿algún problema? -Acoté como respuesta, dejándola irritada, gracias a los chicos, me encontraba sentada en medio de ambos; ellos sabían que dejarme sentar al lado de la rubia no sería una buena opción.
Ignoré a la chica, mientras Hibino comenzaba a explicar lo sucedido con su cuerpo, en cómo él era el kaiju no° 8, al saber la historia, mi interés no estaba tan presente.
Bajé la mirada y me encontré con la cartilla del menú, tomándola entre mis manos, posé mis ojos en el rubio que se encontraba a mi lado izquierdo, sentado en el asiento alargado del lugar.
¿Quieres comer algo? -Le hablé bajito.
Él negó suave con su cabeza.
Está bien. -Asentí a su petición.
Perdón que los interrumpa, ¿quieren comer algo? -Miré a la rubia y al castaño.
Ugh, comida de pobretones, no, gracias. -La chica me miró mal.
Un café estaría bien. -El mayor me sonrió agradable, haciendo que mis labios, genuinamente, se curvasen de igual forma.
Apenas llegó la mesera le pedí un café para Kafka, agua para Ichikawa y Shinomiya, y un chocolate frío para mi.
Ya con las bebidas en mesa, continuó la conversación; ahora la rubia es la que se llevaba la atención de nosotros.
¿Un Kaiju principal? -Pregunté curiosa.
Sí, su cabeza parecía un clavo. -Trataba de explicar seria.
Dándonos una advertencia sobre el ataque que ella había recibido por el monstruo.
Una vez terminó la pequeña reunión de nosotros, intercambiando información relevante, dividimos nuestro camino de la chica joven; estaríamos libre el resto del día de hoy.
Grrrr. -Escuchamos el quejido de nuestros estómagos al unísono.
Les pregunté que si no querían algo. -Me quejé con ellos.
Es que me daba penita. -Kafka jugueteaba con sus dedos.
32 años tiene la criatura. -Ichikawa reía leve ante la acción del mayor.
¿Qué haré con ustedes? -Sonreí cálida, mientras buscábamos algún restaurante decente y llenar nuestras pancitas; después de todo, les prometí las carnes de mejor calidad si ingresábamos juntos y así fue.
Nuestros pasos marcaban el camino, las calles estaban repletas de muchedumbre.
¿Qué carne prefieren? -Pregunté al aire, recibiendo una corta respuesta por el rubio, pero sin una por el castaño.
¿Kafka? -Ambos giramos a nuestros lados, para ver su aire.
¡¿Kafka?! -Me preocupé.
¡Por aquí! -Ichikawa tomó de mi mano y nos adentramos a un callejón donde habían pequeñas máquinas de objetos al azar para colección.
¡Vaya! Qué sorpresa. -Dije al ver a nuestro amigo Kaiju abriendo y sacando pequeños juguetitos iguales.
¡Deja de ser tan imprudente! -El de ojos intensos comenzaba antes su regaño.
¡Idiota! -Seguí el quejido.
Perdón, perdón, pero miren. -Iba a abrir una nueva cápsula redonda que aseguraba las figuritas. -¡Maldita sea! -Reprochó enojado al ver que se trataba de un séptimo coleccionable igual.
Al terminar de quejarse, ahora teníamos a Kafka disgustado.
Parecen mis papis. -Comentó al azar.
¿Qué? -Hablé confundida.
Pero si el mayor aquí, eres tú. -El rubio cenizo, también estaba confundido.
El hombre solo señaló con su índice a una dirección haciendo que ambos posáramos nuestros ojos en el sitio mostrado.
Se trataba de nuestras manos aún agarradas y perfectamente combinadas.
De manera rápida el chico soltó el agarre avergonzado, mientras su mirar se desvíaba a un lado, dejándome completamente quieta y con un ligero rubor natural.
¡Viva! -Empezaba a molestar Kafka entre risas.
Eres igualito a mi hermano. -Entrecerré mis ojos al mirarlo.
¿Igual de guapo, bello, precioso y hermoso? -El amigo cercano alardeaba bromeante.
No, igual de molesto. -Completé la idea.
Por cierto, ¿por qué no te pareces a él? -Hibino curoseaba.
Andamos de chismosos. -Respondí sin mirarlo, mientras nos adentrábamos por fin a un lugar tranquilo de comida.
El restaurante tenía una linda y elegante fachada, los colores rojos, blancos y sutilmente negros se combinaban por completo. Al llegar a una mesa deseada, le encargamos al mesero el pedido respectivo.
¿Y bien? -Ahora Ichikawa estaba curioso. -Según investigué, no se llevaba bien con el capitán Narumi. -Soltaba información por lo bajo.
Creo que eso era obvio. -Respondí sin tanto interés.
Para ser una Gojo, gritas humildad. -El mayor molestaba entre risas.
Me parezco a mamá. -Reproché, ya que era cierto, papá siempre tuvo esos colores tan intensos y claros que destacaban; mientras que mamá, destacaba con los colores más simples, sin embargo, la belleza de la familia, era lo más notorio en todos. -Él y yo, compartíamos sonrisa. -Esbocé una ligera curvatura al recordarlo.
Increíble, ser hermana de Satoru, el que fue vice capitán de la quinta división de las fuerzas de defensa. -El de ojos opacos hablaba.
Sí, pero muy largo el título. -Reí.
Entre palabras, nuestro banquete ya había sido servido sobre nuestro apoyo para comer.
¿Puedes hablarnos de él? Por favor. -Ambos pedían.
Bueno, lo que sé es:
Era amigo del vice capitán Hoshina, Narumi y él no se llevaban bien. -Comencé a enumerar. -Además siempre me contaba sobre la historia de un kaiju curioso. -Pausé y llevé un poco de comida a la boca.
¿Kaiju curioso? ¿qué tipo? -El mayor de los tres, prestaba toda la atención.
No lo sé. -Contesté apenas vacié mi boca al tragar. -Él le decía "El Kaiju del infinito". -Respondí ligeramente confundida.
¡¿Qué?! -Ichikawa abría de par en par sus ojos.
Satoru decía que era blanco y celeste, y tenía escamas tan duras. -Terminé de contar. -Ya no sé más al respecto. -Agregué, mientras aún comíamos tranquilos en un agradable ambiente, estando cómodos.
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¡Pss! -Llamé en secreto a mi pequeña hermana.
¿Qué quieres? -Habló al verme escondido detrás de la puerta de su habitación.
¿Quieres comer conmigo? -La miré tranquilo, esperando que respondiera, pero tardaba en darme la respuesta, así que puse en marcha mi acto. -Es que estoy solito. -Jugueteé con mis dedos índices entre sí, enterneciendo mi mirar.
Pero ¡me das de tu plato de carnes! -La menor accedía.
Nos encaminamos juntos al comedor de la casa, y pude divisar en como se encontraba la comida, aún servida sobre los platos, posados en la mesa, ¿por qué no habrá querido comer? Pensé al ver su recipiente favorito, lleno.
¿Por qué no comiste? -Regañaba con sutileza.
Porque, no llegabas a casa. -Respondió sincera, haciendo que mi corazón se ablandara.
¿Quieres que te cuente un secreto? -La miré al ver como se sentaba tranquila en su respectivo asiento, imitando su acción.
Hoshina dijo que somos guapos. -Reía ante su atención.
Tonto. -Susurró con una sonrisa.
Ambos nos encontrábamos comiendo juntos, mayormente la casa pasaba sola, omitiendo el hecho de que las empleadas caseras estuvieran; me sabía mal por ella, pero debía trabajar duro si quería que su mundo fuese libre de monstruos y que viviese en tranquilidad.
Satoru. -La joven me miró curiosa, mientras comía arroz de mi tazón.
¿Ujum? -Respondí leve a su llamado.
Quiero que te quedes en casa. -Soltó cabiz baja. -Conmigo, por favor. -Agregó a su petición.
Sabes, existe la leyenda de un kaiju. -Comencé a hablarle suave. -Se dice llamar, el kaiju infinito. -Explicaba con facilidad.
¿Enserio hay algo así? -Su confusión y curiosidad estaba presente, con cuidado dejó su porción de arroz, bajando de su asiento, se acercó al que estaba a mi lado y se sentó para estar más cerca.
A pesar de ya estar a punto de comenzar su madurez, su ingenuidad seguía estando en ella. Espero no la lleguen a lastimar. (Satoru maldito, tú nos lastimaste 😭)
Sí, dicen que se parece a un enorme y feroz dragón. -Le contaba la historia, mientras me estiraba y recogía el recipiente en que estaba comiendo, para agarrarlo y dejárselo a su alcance. -Blanco y celeste, con escamas al igual que un pescado. -Continuaba redactando. -La gente que lo ha desafíado, asegura que es muy, muy fuerte. -Agregé drama y suspenso.
¿Y tú lo has visto? -Posó sus ojitos sobre mi, agarrando un poco de arroz y llevándolo a su boca.
Aún no, pero cuando eso suceda, regresaré a casa y estaremos juntos, siempre, ¿si? -Le sonreí cálido, mientras le proporcionaba un pequeño trozo de carne sobre su plato de carbohidrato.
¡¿Lo prometes?! -Me extendió su meñique y ahí formamos nuestra promesa.
A la mañana siguiente, me encontraba alistándome para ir a la base general de la quinta división de las fuerzas de defensa.
Ya sabía que el título era largo, sin embargo, estaba próximo a convertirme en capitán de la división.
¿Estás listo? -Escuché a uno de mis compañeros preguntar apenas pasaba la entrada de la base.
No lo mencioné, pero estaría a prueba de compatibilidad con un kaiju principal desconocido.
¡Claro que sí! -Sonreí alegre. -Recordemos que soy fuerte. -Tranquilizaba el ambiente.
Buenos días, capitán. -Saludé respectivo.
Buenos días, Satoru. -Recibí el saludo. -Espero estés listo para la prueba. -Mencionó dejando de lado un pequeño papeleo.
Lo estoy, señor. -Afirmé, y como segundo o tercer acto, estaba ahí, en una zona de control y maquinaria, siendo monitoreado por el equipo tecnológico de control.
El kaiju era exótico, se trataba de un poder distinto y extraño a los ya registrados. No estaba seguro de sobrevivir.
Ok, primera prueba. -Escuché a través de altavoces, mientras me colocaban una cantidad exagerada de electrodos y cableado.
Sentí una fuerte electricidad recorrer cada parte de mi cuerpo, la sensación invadía cada vaso sanguíneo de mi interior.
Era fuerte el dolor, la descarga me dejaría cansado, no creía resisitir la fuerza que chocaba contra mi organismo.
Eso es todo, el kaiju ingresó en ti. -Me explicaban desde el área de control, mientras me extraían los aparatos antes colocados.
No sentía nada de control sobre mi, la segunda prueba de compatibilidad, sería la tolerancia.
Tenía entendido que ésta bestia, no tenía tolerancia ni a su propio escuadrón. Idiota, pensé.
Me encontraba en otra sala, completamente vigilado por todos, frente a mi, estaba un compañero de prueba.
Su actitud era arrogante, no lo veía apto para continuar.
Mis manos se movían sin mi control, mis ojos se nublaban veloz y mi cuerpo comenzaba a reaccionar por pensar propio, sin mi criterio.
En un abrir y cerrar de ojos, nuevamente estaba sentado en la silla presente, miré mis manos con pesadez, se cubrían y bañaban de un rojo vivo, el líquido caliente y ligeramente espeso se esparcía por ellas, manchándome aún más.
¡¿Qué?! ¡¿Eh?! -Mis latidos eran intensos, sentía que mi corazón pronto abandonaría mi pecho; me dolía y costaba respirar, mi cabeza comenzaba a dar vueltas. ¿qué sucede? ¿qué hice? ¿fue el kaiju?
El compañero voluntario estaba recostado sobre la mesa, tendido sobre la misma, bañándose en un charco de su propia sangre.
¿Satoru? ¿estás bien? -Preguntaban los vigilantes.
Y como alma que lleva el diablo, escapé, me dirigí a casa, estaba asustado, no era capaz de manchar mis manos con sangre de un humano. Mucho menos, por un compañero de tripulación, la acción no era digna de un próximo capitán.
Mi cuarentena había empezado.
No pretendía volver hasta tranquilizar todo por completo.
Los días pasaban, no salía de mi habitación, solía escuchar su voz, pero extrañaba verla.
¿Qué pensará de mi? ¿creerá que su hermano es un debilucho o un asesino? ¿cómo reaccionaría si supiera que maté a alguien? Mi cabeza se carcomía a cada momento.
Las horas, los minutos, los segundos, todo pasaba; no quería moverme, mi cuerpo pesaba y parecía que el kaiju en mi interior, se había rendido y unido a mi. ¿Debería volver a la base?
Satoru, ¿estás bien? -Escuché a través de mi puerta.
Dice mamá, que por favor levantes de cama. -Mi pequeña hermana insistía, mientras escucha el chirrido de la puerta al abrirse.
Estoy bien, no te preocupes. -Respondí mostrando mi espalda, no quería que ella me viese en esas condiciones.
Soy pequeña, pero no me mientas. -La escuché quejarse, haciendo que genuinamente sonriese débil.
Me sentía tan miserable ante ella, mis lágrimas se deslizaban por mi cara, era un cobarde.
POV'S HOSHINA._______________
No seas estúpido, niégalo, por favor. -Le hablaba a mi cercano de cabellos blancos.
Estar en la misma división que él, era toda una historia.
Debo hacerlo. -La idea de aceptar fusionarse con un kaiju desconocido, era insólito.
Él estaría siendo un experimento, mi cabeza dolía ante su actitud. No quería que le sucediera algo, no a mi amigo.
¡Satoru! Déjalo, por ella. -Intentaba que entrara en razón.-¿Por qué no dejas de jugar? -Musité cansado.
¿A qué te refieres? -Satoru me miró serio.
Sabemos que eres el "As" de la quinta división, incluso, de las fuerzas de defensa junto a Narumi. -Comencé a explicarle agotado. -Pero no quiero que experimenten contigo, podrías morir, ella ni yo, querríamos eso. -Se lo dejé a criterio propio.
Si me sucediera algo, sabes que confiaría en ti, para que la cuides. -Soltó esa sonrisa que calmaba todo.
Ni una sola palabra podía salir de mi, era caso perdido, y en cierta parte me desanimaba el hecho que pronto, me cambiarían de división. No quería dejarlo solo.
Pronto iniciaría el experimento no identificado, se me permitió estar en el área de monitoreo. Y ahí estaba, observando, y pidiendo a todos los milagros existentes que ayudasen en la situación.
Al empezar los estudios del mismo, podía divisar esos ojos brillantes, apagarse.
¡¿Satoru?! -Me exalté al ver como su cuerpo soltaba espasmos cansados, se notaba la fuerza que ejercía por aguantar.
Cálmese, todo va bien. -Escuché al equipo que lo monitoreaba.
¡¿No ven?! Él no soportará. -A toda costa intentaba detener el suceso y como si de orden se tratase, apagaron el desplazamiento de las entrañas del monstruo hacia el humano de prueba.
La prueba continuaba, ya no estaba seguro si dejarlo ahí o no.
De pronto, un estruendo inundó el lugar; veía como el albino atacaba sin piedad alguna al tripulante que se había ofrecido a ayudar en el experimento.
¡Gojo! -Estaba preocupado, sabía que no era él, él no sería capáz de tal acto atroz.
Su cuerpo parecía no tener control, sus dedos comenzaban a imitar la forma de una garra bestial.
Todo estaba fuera de control, ahora yo, me sentía intimidado por él. Tenía miedo, miedo de perderlo y dejarlo solo.
Salí del área y busqué con rapidez la puerta del lugar, necesitaba ir por él, ayudarlo.
No estaba consciente de mi acto imprudente, quizá, ahora él era un monstruo.
Apenas abrí la puerta de control, mi amigo escapó, me dejó atrás.
Había pasado un mes, un maldito y estúpido mes que no sabía nada de él, era un idiota.
Tsk. -Me quejé bajo, mientras entrenaba leve.
Hoshina. -Escuché un llamado débil.
POV'S SATORU.________________
Estaba cansado de no asumir mi responsabilidad, a este paso, no lograré hacer nada por ella, por mi pequeña hermana.
No sabía cuánto tiempo había pasado tras el incidente, no importaba.
Me armé de valor, alisté cada parte de mi y decidí volver. (No, miamor, novayasquédateencasita 😭😭)
Ya estando en la base, busqué al capitán y comandante.
Mi sanción fue abandonar a mi posible ascenso de capitán, me decepcionaba, pero lo asumí.
Me encaminé por los pasillos del lugar, aún no topaba con él, debía disculparme.
||La puerta del área se abría, dejándome ver esos ojos magentas preocupados, esa expresión tan interesada en mi, corriendo peligro de que sucediese algo.
Y así, escapé, gracias a él.||
¡Maldito idiota! -Reconocí la voz proveniente de uno de los salones, mis pasos se dirigieron a la puerta y ahí estaba el chico de ojos rasgados.
Hoshina. -Llamé su atención por lo bajo.
Hasta que te dignas en aparecer, perro. -Notaba fastidio de su parte.
Perdóname y gracias. -Esbocé al tenerlo frente a mi.
"Llamado a todas las unidades cercanas, necesitamos refuerzos.
Repito, es una emergencia de alto nivel, traten de resguardar a los novatos."
Las alarmas chillaban por todos lados.
¡¿Qué sucede?! -Mi amigo y yo corríamos por nuestro traje y equipo necesario y entramos al campo de batalla.
¡Capitán! ¡Aléjese! -Oía a la tripulación exaltada y cansada.
Comencé a brindar apoyo necesario a la división presente.
Habían kaijus residuales por cualquier sitio, parecían tiburones terrestres.
Estaba algo cansado aún, los golpes proporcionados, no ayudaban.
¡¿Qué es eso?! -Hoshina estaba sorprendido por el encuentro del Kaiju.
Fijé mi vista en la bestia y ahí estaba, un tipo dragón, de tonos blancos y celestes.
Un maldito monstruo. -Comenté entre jadeos agitados.
Su cuerpo estaba repleto de escamas, las balas no lo atravesaban y sus colmillos eran temerosos al igual que sus garras.
Mi cuerpo comenzaba a salirse de control, necesitaba hacer algo por todos, y cumplir la promesa que le hice a (T/N).
¡Satoru! ¡No! -El de cabellos púrpuras advertía ante mi situación.
¡Encárgate del resto! -Ordenaba al pelimorado.
Me adelanté y veía de cerca al kaiju.
¿La leyenda era cierta? Comenzaba a proporcionarle balas distintivas, esperando que alguna haga efecto. Su piel era dura, ni un solo rasguño le habían provocado.
Su cola era lo suficientemente larga e intimidante, la usaba como daga.
Esquivaba sus acciones, pero los cortes que dejaba como ataque, eran continuos.
¡Señor Gojo, su traje se está sobrecalentando! -Oía en la microradio. -Manténgase alejado, ya va en camino el refuerzo del pelotón Narumi.- Pronto llegaría la primera división.
Sentí una fuerte presión en mi pecho, todo dolía y como si de magia se tratase, una enorme luz, cargada de energía o poder, envolvió mis manos.
Intenté concentrarme en ella y la asimilé a mis dedos, podía usarlo como disparos.
Cegado por la arrogancia del poder que contenía en mis manos, creí que vencería al monstruo.
¡Oye! ¡Quítate, morirás! -Escuchaba a mis espaldas.
¡Déjamelo a mi! -Posé mis ojos sobre el capitán de la primera división, dejándole ver una amplia sonrisa de superioridad.
Mi vista se nubló, sentí chocar su afilada cola contra mi torso, no dolía, ya no sentía nada.
¡Satoru! -Escuchaba preocupación en el llamado.
Cuídala. -Fue lo que pude esbozar.
POV'S HOSHINA._______________
Hasta que te dignas en aparecer, perro. -Esbocé enojado.
Perdóname y gracias. -Soltó cabiz bajo.
"Llamado a todas las unidades cercanas, necesitamos refuerzos.
Repito, es una emergencia de alto nivel, traten de resguardar a los novatos."
Las alarmas chillaban por todos lados.
¡¿Qué sucede?! -Ya estaba lo suficientemente molesto como para lidiar con un kaiju a estas horas. Corrimos por nuestro traje y equipo necesario y entramos al campo de batalla.
Ten cuidado. -Supliqué aún con enojo y dejándolo por el otro camino, brindé mi ayuda.
Habiendo finalizado mi zona, acudí de inmediato al albino.
¡¿Qué es eso?! -Logré divisar el problema principal, creía que no existía, vi de qué se trataba.
Es un maldito monstruo. -El contrario me respondió
Logré sentir el malestar de Satoru, sabía que cometería un acto estúpido.
¡Satoru! ¡No! -Advertí cansado.
¡Encárgate del resto! -Me ordenaba, a pesar de ser mi amigo, él era el vice capitán, debía obedecer.
A regañadientes tuve que ir a apoyar otra zona de ataque.
¡Señor Gojo, su traje se está sobrecalentando! -Escuché la interferencia, era un idiota. -Manténgase alejado, ya va en camino el refuerzo del pelotón Narumi.- Pronto llegaría la primera división, haz caso Satoru, por favor.
Al carajo. -Terminé la zona que ahora ocupaba y regresé con el peliblanco.
¡Oye! ¡Quítate, morirás! -El tono molesto de Narumi era reconocible.
¡Déjamelo a mi! -Él respondió con una sonrisa arrogante.
Sabía que Gojo, ya no estaba presente.
(Esta foto le metía más drama, pq hay q sufrir)
Mis ojos se abrieron de par en par, ¿realmente, se estaba cumpliendo mi temor? No es verdad, ¿cierto? ¿él estará bien? Me negaba a ver su cuerpo dividido en dos.
¡Satoru! -Me acerqué desesperado.
Cuídala. -Esbozó como últimas palabras.
No lograba asimilar la situación, esto no debía haber sucedido.
¡Satoru, no, no, te perdono. No seas tonto, ella te espera! -Estaba ansioso y las lágrimas amenazaban con escapar.
¡Gojo, Gojo! -Moví con fuerza mis manos sobre su pecho, no lograba aceptar lo sucedido. Perdón. -Logré decir entre sollozos.
La retirada fue instantánea, dejamos escapar al animal, la tripulación se sentía caída, incluso la primera división.
¡Insolente! -Escuché a Narumi decirle al ahora cadáver.
¡Cállate! -Defendí al cuerpo.
Las horas pasaron, no sabía como ver a la chica, ¿con qué ojos le diría que no pude ayudar a su hermano?
¡Satoru, eres un idiota! ¡idiota! ¡idiota!- La hermana menor de él reprochaba viendo el ataúd.
¡Eres un mentiroso! ¡mentiroso! ¡mentiroso! Eres un me...-Su llanto se escuchaba por todo el lugar.
Desde ahí, me prometí cuidarla a lo lejos, necesitaba que se mantuviera alejada de éste trabajo.
Pero cuando leí su expediente, no supe qué hacer. Perdóname, Satoru.
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