13
Relleno.
-----------------------------
Listo, jamás estarás al lado de Mina. -Su humor cambió.
¡¿Qué?! No, no, espera. -Ahora, yo era el desesperado.
Entonces, ayúdame. -Pidió molesto.
¿Por qué debería? -Me quejé.
Porque, podría ayudarte con Mina. -Saboteó.
Tienes un punto. -Suspiré pesado. -Pero no lo sé, él es mí amigo, tú no. -Reproché aún.
Tampoco eres mí amigo, pero Mina sí. -Parecía una pequeña y tonta pelea.
¿Entonces? -Cuestionó frívolo, mientras sus ojos rasgados amenazaban con masacrarme vivo.
Déjame pensarlo. -Contesté y rápidamente callé.
Vamos, te dejaré estar al lado de Mina. -Sobornaba su oración.
Un fuerte suspiro se pudo presenciar en toda el área, ambos hombres fijaban sus vistas sobre ellos; parecían que pronto se desataría una pelea por sus partes, los dos lados eran necios.
El silencio gobernaba la azotea, el cielo cubierto de tonos más opacos se podía presenciar, pero los seres masculinos no daban respuesta igualada.
POV'S TN.____________________
Sentía mi cara arder, ¿cómo fui capáz de haber hecho tal cosa? ¿qué pensará Ichikawa de mi?
Pero no podía negarlo, disfruté saborear cada parte expuesta por él, verlo tan docil ante mis toques.
Su ceño fruncido, su boca entre abierta soltando gemidos en los que asomaban mi nombre; era tan exquisito para mí.
Estaba tan hundida en mis pensares, mi mirada estaba fija en como el muchacho limpiaba y acomodaba sus prendas.
¿Puede ser un secreto? -El chico musitó apenado.
¿Eh? S-sí, claro. -Respondí sutilmente avergonzada.
El ojivioleta curvó sus labios, dejando ver una tímida y cálida sonrisa, el momento no se sentía incómodo; más bien, delicado.
Ichikawa.-Llamé muy suave, mientras jugueteaba débil con mis dedos. -Lo lamento. -Había esbozado con vergüenza y timidez.
El joven se acercó a mi rostro y lo acunó entre sus manos, podía sentir tranquilidad y cariño por su parte, era tan agradable. -No tienes de qué, gracias. -Explicó mientras dejaba reposar un corto y tierno beso en mis labios y a su vez, otro sobre mi frente.
Decidí no interferir y dañar el momento tan enternecedor, solo pude abrazarlo y esconderme en su pecho.
¿Qué película te gustaría ver? -Preguntó, mientras nos separábamos de la situación, ambos con ese característico rubor natural en nuestras mejillas.
Te lo dejo a tu opción. -Sonreí amable, mientras me acomodaba sobre su acolchado sitio.
El reciente beso había hecho que mi pecho comenzase a brincar confundido, no se sentía mal, se sentía, ¿lindo?
Mi estómago parecía tener cosquillas ante aquello, ¿qué me sucedía?
Sacudí ligeramente mi cabeza, intentando esfumar esos sentimientos que se presentaban; y decidí acomodarme junto al rubio cenizo a disfrutar de la película que había colocado él, la posición era cómoda, como si de una pareja se tratase.
Los minutos pasaban, el suspenso del filme colocado rodaba, los efectos especiales resonaban entre las cuatro paredes.
Un pequeño bostezo se escapó de mi interior y lo acompañaba una corta estirada de cuerpo.
¿Tienes sueño? -Ichikawa preguntó ante mis acciones.
Un poquito. -Respondí con suavidad, mientras sentía el brazo del contrario acercarme más a él.
Mis ojos comenzaban a pesar, mi cuerpo empezaba a relajarse, mi respiración se volvía lenta y coordinada, el audio de la película disminuía y la claridad proporcionaba se volvía tenue.
Solamente sentía la calidez del cuerpo de Ichikawa, su aroma endulzante, su suave tono de voz, su brazo rodeándome, su dedos masajear sobre mi piel, su pecho subía y bajaba de forma rítmica; podía sentir como su corazón soltaba latidos inquietos, lo sentía a él.
*Beep, Beep* -Ese irritante sonido retumbaba en el lugar.
La claridad traspasaba por la ventana presente del sitio.
Me removí entre las sábanas, pero sentía un sutil peso de mi lado contrario, al voltear mi cuerpo sobre la cama; divisé que no era mi habitación y de igual forma, lo vi al chico.
¿Ichikawa? -Fue lo primero que dije al despertar y verlo.
Um, buenos días. -Habló adormilado, su voz mañanera era curiosamente atractiva.
¿Qué hora es? -Pregunté calmada, mientras me estiraba aún acostada.
El chico se movió en el lugar, agarrando su celular cercano y revisando. -6:45 A.M. -Contestó pesado.
Debemos levantarnos. -Me quejé con un mini bostezo.
Lamentablemente. -Concordó con disgusto el muchacho.
Y tal como dijimos, tuvimos que despegarnos de la cama de Ichikawa; soltar nuestra comodidad y comenzar nuestra rutina diaria.
El chico se sentó al borde de la cama, mientras que yo intentaba salir del interior de la misma y llegar al borde, también.
Al salir del lugar de descanso, me coloqué mi calzado, agarré mi prenda adicional que había traído, y mi celular; debía volver a mi habitación asignada, de igual manera, asearme y empezar el día.
Nos vemos luego. -Le sonreí gustosa al de cabellos rubios opacos, mientras me acercaba a la puerta de el cuarto.
Hasta luego.-Respondió entre susurros, era temprano y no queríamos llamar la atención.
Moví con cautela mi muñeca que agarraba el pomo de la puerta hasta abrirla.
Una vez abierta, le dediqué otra sonrisita cómplice y mirada juguetona al muchacho, para comenzar a sacar mis pasos de su habitación.
De a poco, sigilosamente salí del cubículo y cerré con cuidado la puerta.
Buenos días, Gojo. -Escuché a mis espaldas.
¡Mierda! ¿Ahora qué? Me maldecí internamente, el plan de no ser descubierta había fallado, no tenía ni las ganas de voltear a ver el causante del saludo.
Suspiré resignada y acepté mi destino.
Buenos días, Señor Hoshina. -Contesté quedando frente a él.
¿Qué haces tan temprano fuera de tu habitación? -Interrogó curioso y con ese típico semblante juguetón.
Bueno, yo. -Rápidamente buscaba alguna excusa decente. -Vine a comentarle algo a Ichikawa, ya sabe, confianza entre jóvenes. -Le dije levemente nerviosa.
Pueden hablarlo después, ¿no? -No estaba convencido de mi respuesta.
Sí, bueno, ¿qué lo trae por aquí? -Intentaba safarme de la escena.
Hibino no sabía donde estaba su compañero Ichikawa. -Sus labios se movían al compás del habla. -Y por lo visto, está bien él, ¿no es así? -Agregó.
Oh, claro, sí. -Cada palabra que soltaba, parecía que derramaba más el vaso lleno de agua que ya estaba regado.
En fin, tienes entrenamiento, espero que no tardes. -Suspiró pesado. -A las 7:30 A.M, te espero. -Ordenó con un aire de molestia y encaminó sus pasos por el pasillo de la planta.
De forma intranquila, caminé hacia mi habitación, entrando a la misma y dejándome caer sobre la cama.
Hoshina sigue estando raro. -Me quejaba para mí misma.
Ugh, hombres. -Solté al recordar tanto a Soshiro como a Ichikawa.
No tenía queja alguna con Ichikawa, pero ¿el segundo capitán? No sabía qué quería.
Revisé la hora en mi aparato electrónico. "7:00 A.M".
Y como si el viento fuera responsable de mis movimientos, me apresuré velozmente a realizar mi debido aseo e ingerir el adecuado desayuno.
Apenas entraba a la cafetería de la base, escuché un fuerte quejido.
¡¿Dónde estabas?! ¡¿Por qué te desapareces?! -Queja tras queja. -¡No, no! ¡Estás mal, señorita! -Se trataba de Kafka, parecía que sutilemente regañaba.
Shhh. -Moví mi mano en forma de bajada, a modo que el mayor hiciese silencio; qué vergüenza escuchar todo el griterio en todo el espacio público, peor aún, siendo tan de mañana.
Ay, parece que la nenita será castigada. -Inmediatamente reconocí esa burla entre las irritantes risitas.
¿Tú crees? -Me acerqué a la chica de coletas altas.
Pues eso parece, ¿no? -Habló entre dientes, desafiante.
No aprendes, ¿verdad, Shinomiya? -Sujeté suave sus coletas rubias.
¿Solo sabes jalar cabello? -Reprochó.
¡Ja! Es que me daría pena lastimarte. -La miré fija, mientras soltaba sus finas hebras amarillas recogidas.
(T/N), ven a desayunar. -El mayor se me acercó, posando sus manos sobre mis hombros rígidos y alejándome de la chica.
Aún con el ambiente tenso, caminé obediente junto a Kafka, sentándome a su lado derecho.
Ignórala. -Habló despreocupado. -¿Y bien? -Preguntó con picardía.
¿Qué? -Contesté confundida.
Ay, por favor, no estabas en tu dormitorio. -Susurró con cautela de que no lo escuchasen.-Y tampoco encontraba a Ichikawa.-Agregó a su cuchicheo.
De forma rápida, sentí como la temperatura subía sobre cada mejilla de mi rostro, al igual que una torpe sonrisa amenazaba con salir.
Bueno, vimos una película y ya. -Respondí apenada, afirmando que estaba con el nombrado, mientras llevaba bocados rápidos a mi boca.
Lo que escuché ayer, dice lo contrario. -Habló bromeante, mientras intentaba llevar otra porción de alimento a su cavidad bucal.
¡¿Qué?! -Tan siquiera pudo saborear su desayuno, ya que solté un golpe indeciso sobre su antebrazo, haciendo que el utensilio que sostenía se cayese.
Éstos jóvenes de hoy en día. -Agregó entre risas.
No pude terminar mi desayuno, ya que la vergüenza me superaba, así que opté por dejar al mayor solo e ir al entrenamiento próximo con el vice líder.
Me encontraba frente a la sala de entrenamiento, siendo honesta, no quería ni entrar.
Mis pies dudaban si dar los pasos entrantes o inventar alguna excusa por la inasistencia.
Hasta que llegas. -Oí, estando de frente a la entrada de la habitación.
Señor Hoshina, estoy lista para entrenar. -Mantuve el respeto, mientras que de manera forzada ingresaba al área cerrada.
Soshiro. -Corrigió con su característica sonrisa.
Levemente confundida visualicé sus facciones ante el comentario.
Dije que me llames Soshiro. -Contestó al ver mi rostro expresivo.
Oh, eso. -Musité suave.
Si logras derribarme, finalizas el entrenamiento. -Explicó enseguida, sin dejarme acomodar en el ambiente.
¿Ya? -Suspiré, mientras veía la posición del contrario.
El lugar estaba en completo silencio, las miradas pesadas recorrían nuestras caras, la sonrisa del muchacho era amplia y mi seguridad parecía querer abandonarme.
¿Y bien? -Cuestionó entre jugueteos el de mirada afilada.
Agarré aire e impulso.
Mis pisadas se escuchaban resonar en el sitio, estaba dispuesta a iniciar el primer golpe.
Fíjate en los puntos sin defensa. -El contrincante parecía darme una clase, mientras que el golpe que había direccionado por la parte delantera era burlado por él; y a su vez, ofrecía un contraataque a mi costado derecho.
Ugh. -Solté un leve quejido.- Satoru, no era así. -Refunfuñé muy suave para mí misma, en forma de protesta al sentir el golpe recibido, llevándome mi mano a la zona afectada y sobajeando.
Apenas fue un golpe, ¡Ja Ja Ja! -Unas carcajas se asomaron por sus labios.
En ese instante, no dudé y me acerqué a intentar proporcionarle un toque, fallando en el intento.
El ritmo que manteníamos ambos era considerable, no era a gran velocidad, tampoco a tanta lentitud.
Las palmas y puños chocaban entre sí, los esquivos parecían pasos de bailes elegantes.
Sin duda, estábamos dando un espectáculo.
Mi cuerpo mostraba cansancio, sentía mi respiración agitada y cansada; mi lengua estaba seca y el sudor resbalaba por mi frente y costados de la cara; las gotas sudorosas intentaban recorrer los lados de mi mentón y bajar a mi cuello.
¿Finalizamos? -Preguntó burlón, mientras sujetaba con fuerza mis muñecas y en un rápido movimiento me tenía acostada en el suelo.
Es solo el vice capitán, piensa (T/N), piensa, piensa.
||Si alguna vez, te acorralan, piensa en una sutil distracción, no importa si es muy tonta. -El de cabellos blancos soltaba una sonrisa, mientras jugábamos juntos.||
¡Satoru! Fue lo primero que pude recordar, gracias a Dios escuchaba cada palabra que él contaba.
Soshiro, ¿aún crees que los Gojo somos guapos? -Pregunté al chico que se encontraba arriba de mi, creo que si era algo estúpido, sonreí graciosa.
¡¿Eh?! ¿Qué? -Notaba confusión en su ceño, su sonrisa se había borrado, su agarre ya no era tan fuerte y era obvio que entraría mi plan en acción.
Moví mis piernas con fuerza y las coloqué sobre las caderas de mi entrenador, agarré impulso y nos giré a ambos; ahora él era el que reposaba sobre el suelo, teniéndome encima.
Sus ojos estaban posados sobre mi, su semblante era tranquilo, parecía que había ganado.
Te acabo de derribar, ¿no? -Solté una sonrisa orgullosa ante mi esfuerzo.
Soshiro Hoshina. -Escuchamos el llamado.
De manera curiosa, ambos dirigimos nuestro mirar al lugar proveniente de la voz y la vi a ella.
Rápidamente me levanté de encima del chico, mostrando el respeto necesario a la líder del escuadrón. -Buenos días, capitana. -Mencioné.
Buenos días. -Respondió con delicadeza.
Gojo, finalizamos el entrenamiento, puedes retirarte. -El hombre comentó, mientras se levantaba del ataque hecho.
Hasta luego. -Mantenía la postura respetuosa y responsable, obedeciendo la orden y saliendo de la sala.
POV'S HOSHINA._______________
Luego de haber tenido aquella charla con Hibino, pude percatarme que no sabía dónde estaba ella y por si fuese poco, el castaño, tampoco sabía dónde estaba ella y su amiguito Ichikawa; no quería imaginar cosas.
Omití la situación, mi guardia nocturna entre las habitaciones de los novatos, había sido normal, no había oído anomalías, sin embargo, al pasar por la habitación de la chica; no podía escuchar ni un sólo ruido, ¿no estaba aquí?
Decidí no tomarle importancia y descansar adecuadamente, bueno, lo intenté, ya me encontraba de nuevo deambulando los pasillos y ésta vez con objetivo; acudir a la habitación de él.
Había revisado mi teléfono móvio y eran las malditas 6:45 A.M, mis pasos ya se encontraban por el área y ahí la vi, salir del cuarto de él, ¿cómo era posible? Una sensación de disgusto o desagrado total, recorría cada parte de mi cuerpo, no quería creer lo que mis ojos proyectaban.
Buenos días, Gojo. -Me acerqué a la muchacha que cerraba con cautela la puerta.
Buenos días, Señor Hoshina. -Contestó, no sin antes soltar un suspiro pesado.
¿Qué haces tan temprano fuera de tu habitación? -Intenté preguntar sin tanta vacilación, no era agradable decirle que estaba enojado y quería desaparecer a su amigo.
Bueno, yo. -Pausó indecisa. -Vine a comentarle algo a Ichikawa, ya sabe, confianza entre jóvenes. -Una pizca de nerviosísmo se asomaba.
Pueden hablarlo después, ¿no? -No estaba convencido de lo que decía y mostraba.
Sí, bueno, ¿qué lo trae por aquí? -Cambió de tema la chica.
Hibino no sabía donde estaba su compañero Ichikawa. -Mentí disgustado. -Y por lo visto, está bien él, ¿no es así? -Resoplé.
Oh, claro, sí. -Soltó nerviosa.
En fin, tienes entrenamiento, espero que no tardes. -Solté un suspiro cansado. -A las 7:30 A.M, te espero. -Ordené, estaba completamente molesto al ver aquello, ¿cómo era posible que ese muchacho la haya tenido en su habitación? No, no, no quería pensar cosas que no eran.
Me fui del lugar y era obvio, había acudido con Mina.
Es que, ¡¿por qué ese?! -Solté levemente enojado.
Ya, shhh. -Mina revisaba papeles, mientras me escuchaba quejar.
Ahg, mujeres. -Suspiré, para dejar tranquila a mi amiga y dirigirme a la sala de entrenamiento, la esperaría listo.
Alistaba mis prendas y pensaba en el entrenamiento de hoy, no tenía muchas ganas de utilizar cuchillos.
Hasta que llegas. -Comenté al sentir la cercanía de la chica en la entrada.
Señor Hoshina, estoy lista para entrenar. -Habló seria.
Soshiro. -Corregí con una sonrisa, me gustaba como sonaba mi nombre con su tono, hasta que divisé confusión en sus facciones y opté por hablar.- Dije que me llames Soshiro.
Oh, eso. -Susurró la muchacha, dejándome escapar un pesado suspirar.
Si logras derribarme, finalizas el entrenamiento. -Expliqué breve y preciso.
El lugar estaba en completo silencio, las miradas pesadas recorrían nuestras caras, los labios de ella se veían apetecibles; sus cabellos se movían suaves y rebeldes.
¿Y bien? -Hablé entre jugueteos, quería ver que tan ágil era.
Sus pisadas se escuchaban resonar en el sitio, estaba dispuesta a iniciar el primer golpe y así fue, atacó sin pensarlo.
Fíjate en los puntos sin defensa. -Le expliqué mientras evitaba su golpe y le dejaba uno a su costado.
Ugh. -Soltó un quejido entre refunfuños y sobajeaba su zona golpeada.
Apenas fue un golpe, ¡Ja Ja Ja! -Unas carcajas salieron de mi.
En ese instante, la joven había vuelto a atacar, creía que estaba distraído, pero no era así.
Las palmas y puños chocaban entre sí, los esquivos eran sutiles y rápidos.
Sin duda, estaba disfrutando de los movimientos de ella.
¿Finalizamos? -Pregunté burlón, al ver como su cuerpo mostraba cansancio y estaba agitada, mientras sujetaba con fuerza sus muñecas y en un rápido movimiento la tenía acostada en el suelo.
Qué vista tan jodidamente espectacular, sus pecho subía y bajaba sin cesar, el sudor corría por su cuerpo, su temperatura se notaba elevada.
Tenía sus muñecas a mi disposición, al igual que ella, teniéndola completamente para mi, acostada.
Soshiro, ¿aún crees que los Gojo somos guapos? -Ella preguntó repentinamente con una curiosa mirada.
¡¿Eh?! ¿Qué? -Fruncí mi ceño con confusión, ¿a qué se refería? Sentí sus piernas abrazar mi cadera, ¿qué planeaba? Ugh, ¿por qué así? Estaba completamente atontado por su pregunta, mi agarre había sido aflojado y en un abrir y cerrar de ojos, la tenía encima.
Quería que esa vista no acabase, mis mejillas amenazaban con arder sutilmente, me sentía tan débil.
Te acabo de derribar, ¿no? -Mi contraria habló orgullosa de lo que había logrado.
Soshiro Hoshina. -Escuchamos el llamado.
De manera curiosa, ambos dirigimos nuestro mirar al lugar proveniente de la voz y la vi a ella, haciendo que la mirase pesado, estaba disfrutando el momento y llega Mina a arruinarlo.
La chica de forma rápida se levantó de mi cima y mostró el debido respeto a la superior.-Buenos días, capitana.
Buenos días. -Respondió Mina con delicadeza. Ñiñiñi, la miré mal.
Gojo, finalizamos el entrenamiento, puedes retirarte. -Hablé, mientras me levantaba del suelo y sacudía mis prendas sutil.
Hasta luego. -Mantenía la postura respetuosa y responsable, obedeciendo la orden y saliendo de la sala.
Una vez, ella salió del lugar, Mina se acercó como vieja chismosa.
¿Y los detalles? -Preguntó con un leve aire a picardía.
Nada. -Respondí sin mirarla.
Ay, por favor, la tuviste encima. -Susurró con cautela.
Y llegaste. -Me crucé de brazos en forma de desquite.
-----------------------------
Kafka, pensando si ayudar a Hoshina o no:
+
Pregunta seria: ¿ustedes ven a Narumi sumiso o bien dominante?
(Igual lo voy a hacer sumiso JAJSKSNSKSSK qrico)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro