Detesto ser tan miserable, y aún más, saber que soy miserable y que no puedo escapar de eso. Podría ser feliz siendo un ignorante, un idiota; ahora podía entender a mis tíos y su sub-realidad matrimonial. Tan felices, sin peleas, sin errores; ignorando la guerra y el sufrimiento ajeno. Tal vez, para ser feliz había que ser como ellos.

Todo era como un sueño, sí, fue como un sueño. Caer en un poso; ser capturado, violado y destruido moralmente; perder el rumbo entre el fuego de la base de los destructores; creer en la paz de mi hogar entre los subs y darme cuenta de que era una enorme basura; perder el camino, otra vez. Tenía que ser un sueño. Eso no podía llamarse vida.

Después del espectáculo, me quedé sentado junto a Chanyeol. Por algunos momentos verlo me daba sueño, nadie más que él podía dormir tan tranquilamente entre estallidos y balas. Un par de veces, antes de tomar un descanso, visité la única tumba que tendría Lay; él seguía con la misma sonrisa y con esa expresión tan extrañamente feliz. Ese pasillo estaba tan frío, creo que su cadáver le dio un toque especial. La segunda vez, noté que la pared estaba muy golpeada pero, Minho no había errado un solo tiro. ¿Qué había pasado allí antes? 

No tenía idea de nada. En verdad, ¿éramos libres? ¿Lay estaba muerto? ¿Cómo ocurrió tan rápido? ¿Por qué?

—¿Quién se hará cargo de eso? —preguntó Taemin.

—No lo sé. No importa.

—¿Podemos dejarlo ahí? —preguntó porque había que hacerlo; en nuestro mundo tan hipócrita siempre teníamos que decir lo correcto, aunque, en el fondo, desearas todo lo contrario.

—No creo que él hubiera hecho mucho por nosotros. —Levantó sus hombros Kai—. Y si fuera por mi, lo dejaría a la intemperie, para que sea comida de aves. —Se recargó contra la pared—. ¿Cómo está Kyungsoo?

—Bien, usó cloroformo... no tardará en despertar —respondió mientras sus manos acariciaban los cabellos de los mellizos. Minho miraba atentamente a ese par, tal vez buscando algún rasgo suyo; no estaba listo para acercarse a sus propios hijos.

Kyungsoo dormía junto a su bebé; Kai pensaba en cómo se trasladarían de ahora en adelante, ¿cómo sería la vida? Ellos seguían en guerra, tenían un ejército que los esperaba, pero estaban atontados por los hechos recientes. ¿Seguían sintiéndose como antes? ¿Seguían siendo soldados de una misma bandera? ¿Se reconocían a sí mismos? ¿Cómo no podían dudar de su fe cuando los habían utilizado tan fácilmente? Minho había sido olvidado y reemplazado; Kai solo pensaba en Kyungsoo; y, el resto, ya no tenía nada.

—Necesito tomar un descanso —articuló y caminó hasta Kyungsoo.

Uno de los mellizos le habló a Taemin en secreto y este solo asintió. En segundos cargó a ambos niños y los llevó a una habitación cercana; los adultos no eran los únicos que estaban exhaustos. Luego de unos minutos el comandante Choi le siguió el paso. Debía ser duro para un hombre que, hace unos momentos, se había enterado de su paternidad y de muchas otras cosa; tenía que digerirlo todo para continuar.

—¿Cómo es que sobreviviste? —le pregunté al ver como su rostro se contraía para mostrar una sonrisa burlona.

—... —Su puño se cerró sobre mi muñeca; no había recuperado su fuerza natural—. ¿Aquí estabas? Estuviste aquí todo el tiempo...

—¿Cómo te atraparon? —repliqué con tranquilidad. Él no podía hacerme nada.

—No recibí una bala... fue algo más humillante... Me dispararon con un tranquilizante y desperté en una celda de mierda.

—¿Un tranquilizante? ¿Cómo a un animal? Que interesante... —Sonreí—. Supongo que vieron un buen espécimen de prueba.

—¿Te diviertes? 

—Un poco... aunque estoy muy molesto por la forma estúpida con la que caíste.

—Es muy fácil decirlo, ¿no?

—Yo también estaba indefenso cuando me atraparon, pero me había cargado a dos personas antes.  —Tiró de mi brazo y nuestros rostros se encontraron.

—Veo que ahora no te da miedo decirlo... ya no sientes culpa.

—Tú no sientes nada. —Me solté.

—Claro que siento... siento ganas de hacerte toda clase de cosas ahora mismo.

—Buena suerte con eso. —Le di un empujó a la camilla y lo aleje un metro.

—Quién diría que las cosas terminarían así. —Podía percibir el veneno que le corría por las venas; estaba furioso, realmente furioso.

—Tienes que hablarme mejor o, ¿puedo dejarte aquí, encadenado, hasta que se te pudran los huesos?

—Como te ha cambiado un poco de poder... la única diferencia entre tú y yo, es que puedes pararte... —Levantó su cabeza a duras penas—. No tendrás dónde huir cuando pueda moverme.

—Sabes... con la droga de Lay puedo volverte un sirviente muy obediente. —Su sonrisa nerviosa salió y sus ojos ardieron—. ¿Vas a llorar? ¿Al soldado Park podría pedirle cualquier cosa y me lo daría?

—Voy a... —La longitud de su brazo me tomó por sorpresa, pero no me atrapó.

—No puedes lastimar a un embarazado. —Moví mi dedo índice con negación—. ¿No querrás lastimar a tu hijo? ¿Recuerdas? Estoy embarazado y no debes hacerme enojar.

—Temblabas de miedo, y ahora...

—Solo estoy exigiendo mis derechos como tu "pareja"... tienes suerte, eres más útil vivo que muerto. —Me acerqué y dejé que me rodeara con su brazo—. Quiero seguridad y, a pesar de que no eres más estable que una granada, no puedo confiar en nadie más. Y tú tampoco. ¿Estás de acuerdo?

—¿Por qué no empezaste por ahí?