Capítulo 07: Felicidad innecesaria.
No cabía dentro de la cabeza de Haizaki Shougo, cómo es que alguien podía seguir a su lado después de haberle demostrado qué tipo de persona era.
Y de seguro nadie podía entenderlo. Tal vez, Mamoru Shiroda era una idiota, y con creces. Pero esa idiotez le hacía feliz, jamás lo reconocería, obviamente.
Se sintió culpable al ver esa cara de cachorro en Shiroda cuando la acorraló contra una pared, y es que no la culpaba. Pero tampoco podía dejar de sentir una especie de odio/rencor contra ella.
—¿Por qué?
—¿Por que qué? —murmuró.
—¿Por qué sigues conmigo? ¿Por qué sigues mirándome? —estaba algo enojado.
—Ya se lo dije, Haizaki-san... usted me provoca una sensación de querer protegerlo.
Él tenía suficiente con eso.
—Eres sólo una mocosa, ¡¿qué podrías hacer tú por mí?!
—Por fin lo pude entender, Haizaki-san. Usted es débil —mientras hablaba, Shiroda tenía la mirada fija en los ojos del más alto—. ¿Sabe qué es lo que puedo hacer yo por usted? Puedo ayudarlo a estudiar y que tenga un futuro más prometedor, puedo ayudarlo a que deje de fumar, puedo... puedo ser su soporte. No necesito músculos para hacerlo, sólo necesito que esté de mi parte y me permita hacerlo. No forme una pared entre nosotros dos, lo único que yo quiero es que esté bien, ¿por qué no lo entiende? Quiero verlo sonreír sanamente, quiero verlo feliz. No quiero verlo postrado en una camilla de hospital nunca más —negó—. Soy pequeña, soy débil, soy torpe, pero lo quiero. Y estoy completamente segura de que mis sentimientos son sinceros, no me importa si me trata de mentirosa.
»Usted sólo ha conocido la parte mala del mundo, y no sabe lo mal que me siento por eso. Pero tiene que saber algo: hay altos y bajos, lastimosamente sólo ha caminado por el lado bajo de la vida.
»Puedo llorar con usted, puedo reír con usted, puedo protegerlo de usted mismo y sus malos pensamientos. Sin embargo, necesito que me lo permita.
Shiroda no había titubeado ni por un momento, y eso asustó a Haizaki. Sí, tenía miedo. Estaba aterrado porque esa pulga había podido ver a través de él como si no fuera nada.
Pero lo que más miedo le provocó, fue que quiso abrazarla, por eso, como un buen cobarde que era, sólo huyó.
**
El recuerdo de Shiroda no podía abandonar su mente; sus palabras le quedaron profundamente grabadas. Ese día no se saltó de clases.
Tenía que hablar con ella.
Detrás de Fukuda Sogo, había un gran árbol de cerezo. Las parejas iban ahí a pasar el tiempo, siempre había gente acaramelada. Haizaki pasó como un remolino por ahí, con Shiroda a la rastra.
—¡Salgan, pedazos de mierda, tengo asuntos pendientes qué hablar con esta mocosa y no necesito que ustedes estén ahí tirando arcoíris por el culo! —gritó, echando a todas las parejas de ahí.
Shiroda no sabía dónde esconderse por la vergüenza.
Al final, ellos dos quedaron bajo el árbol de cerezo.
—¿Qué quería hablar conmigo, Haizaki-san? —preguntó, dándole la espalda al chico y mirando los pétalos del árbol.
—Es felicidad innecesaria —habló el otro.
—¿Felicidad innecesaria? —preguntó Shiroda, dándose la vuelta y mirándolo.
El corazón del chico se aceleró.
—Sé que si estoy contigo seré feliz, pero, ¿qué pasará cuando me abandones? Sufriré, y no necesito más cicatrices en mi vida. Será felicidad innecesaria, me llevarás al paraíso para luego tirarme al infierno, Shiroda.
—Usted dice muchas cosas curiosas, Haizaki-san —rió la de ojos color caramelo—. La felicidad innecesaria no existe —levantó una flor del suelo—. Es experiencia, y no todos los seres humanos somos crueles.
»No le diré que no existen demonios disfrazados de humanos, porque los hay en abundancia, uno sólo debe saber cómo tratar con ellos, y aprender de eso.
»Todo lo que vivimos, es experiencia, y siempre debemos quedarnos con ambas cosas: lo bueno, y lo malo. Siempre hay que tener un buen balance, porque incluso la felicidad en exceso es mala, necesitamos nuestra dosis de cruel realidad.
»La felicidad innecesaria no existe, Haizaki-san. Ni tampoco los pensamientos innecesarios, todo es un avance, todo es un granito de arena que aporta hacia nosotros para ser mejores personas. Los seres humanos necesitamos saber cómo se siente.
»Todos los sentimientos los necesitamos para poder afrontar los sucesos de nuestra vida: los presentes y los que vendrán. Fui fuerte porque pude sufrir y entendí ese sentimiento, no lo esquivé, sólo dejé que viniera a mí, entiendo el dolor. Y también puedo ser fuerte por usted, Haizaki-san.
—Tus palabras son tan lindas y falsas como tu rostro.
—Mi rostro no es falso.
—Entonces espero que tus palabras tampoco —sin decir nada más, tomó a Shiroda por las mejillas y la besó.
Shiroda es tan linda, Jesús.
El término de "felicidad innecesaria" me lo planteé cuando estaba en mi hora sad, y yo misma me consolé diciéndome que sólo era experiencia lo que acababa de sucederme.
La felicidad nunca será innecesaria, y el dolor tampoco.
Bueno, eso.
¡Hasta la próxima~!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro